El blog es lo que publicas mientras estás ocupado planeando otros posts

ser-bloguero El Club cumplirá pronto sus primeros seis meses de existencia y, como parte de los “fastos” de la celebración, quería hacer esta entrada con algunas de mis reflexiones sobre el tema del “blogueo”.

Cuando comencé con esta peripecia lo hice con un objetivo principalmente: escribir. Por esto que siempre recomiendan los grandes literatos (los PYMES también) cuya teoría se podría resumir en que “a escribir se aprende escribiendo”. Además escogí un nombre literario (“Los papeles póstumos del Club Pickwick” es la primera novela publicada por Charles Dickens), lo que se podía entender como una declaración de intenciones por mi parte (además de una contumaz pedantería con la que ya he aprendido a vivir, y los que me conocen a aguantar) que además se ratificaba con las primeras entradas, dedicadas al fantavilloso (ay, María, cómo te voy a echar de menos… –¿consiste la madurez en esta despedida constante?) escritor Stephen King.

3 razones para tener blogs

En mi cabeza lo tenía todo clarísimo: lo que me importaba era practicar y obligarme a la creación de nuevos recursos e imágenes a través de entradas interesantes y amenas sin perder una cierta carga de profundidad. Que esto lo podía haber hecho en un cuaderno, pero para que nos vamos a engañar, además de pedante soy una exhibicionista retórica con un afán de protagonismo entre alto y muy alto (por momentos diríase que supino). Además Internet te permite enriquecer los textos con fotos, música, videos o links y eso me seducía mucho por el juego que da y que permite que un blog sea un medio muy dinámico (aunque a veces la forma acaba siendo más importante que el fondo).

bloggers-sueno

El problema es que entonces entra en escena el fantasma de las “audiencias”, que todo lo desvirtúa:

  • la necesidad de postear con cierta frecuencia (más de lo que resulta cómodo o práctico para una mujer trabajadora, concubina y madre, deportista ocasional y guitarrista en ciernes) y sobre temas que puedan ser de interés para tus lectores (ya sean éstos reales o potenciales);
  • una tendencia pueril a valorar la calidad de lo publicado en función del éxito del blog (esto es, del número de seguidores y de la cantidad de comentarios generados);
  • la posibilidad de que las técnicas de posicionamiento SEO te arruinen una buena entrada (bueno, esto cuando lo termine de entender del todo, porque a día de hoy es un poco como el tema del fuera de juego, que la teoría me la sé, pero luego en tiempo real la cosa se diluye mucho…) ;
  • en unas ocasiones, una terrible sensación de predicar en el desierto;
  • y en otras, la presión de saber corresponder a las muestras de simpatía/empatía, apoyo o cariño debidamente…

El resultado es un estado de alerta permanente para detectar todo aquello que pueda convertirse en “comentable” para poder redactar una nueva entrada “exitosa”, olvidándose muchas veces del espíritu original del proyecto. Vamos, el eterno dilema del artista: morir íntegro pero underground o vivir en la gloria chapoteando en el lodazal de la autocomplacencia mainstream (si se me permite la hipérbole, claro).

tira-ecol-245-spam-para-bloggers

No quiero decir con esto que no sean mías (en el sentido más íntimo) todas y cada una de las palabras y opiniones vertidas (a veces vomitadas) en las entradas de este sitio (que un amante de la prosa victoriana también puede disfrutar de Pearl Jam o petardear con la Lady Gaga) , sino que lo que intento explicar (me parece que farragosamente y abusando de los paréntesis, vamos, como lo haría oralmente) es que un blog es algo orgánico y que, de alguna manera, toma una vida propia más allá de su autor, insuflada por la influencia de sus lectores y, sobre todo, de sus comentaristas.

baked_blogger

Bueno, esto seguramente los bloggers ya lo sabíais y a los no bloggers os importe poco, pero a mí, con mi bitácora seismesina debajo del brazo, me parecía necesario hablar de ello y aprovechar la oportunidad que me brindo a mí misma para dar las gracias a todos mis lectores (seguidores, subscriptores, comentaristas acreditados o anónimos, tímidos que leen pero no comentan, fans incondicionales, picapedreros, oficiales sin graduación y gentes que me paran por la calle para pedirme mechones de mi cabello para hacerse escapularios) por estar ahí.

De todo corazón.