50 Preguntas Frikis
30 noviembre, 2010 13 comentarios
Cine y otras adicciones crónicas
30 noviembre, 2010 13 comentarios
29 noviembre, 2010 4 comentarios
Cuando a las 23:30 de la noche te pones a escribir una entrada en el blog para hacer tiempo hasta que pasen los 54 minutos que seriesyonkis te exige esperar hasta poder disfrutar de tu serie durante otros 72 minutos, es que tienes un problema (o demasiado tiempo libre…)
También puede ser que el espíritu de Sheldon Cooper se haya hecho fuerte en ti y que ya no te saques de la cabeza la dichosa “teoría de cuerdas” en lo que te queda de vida (bueno, eso suponiendo que entendiese para qué puñetas sirve o qué es lo que demuestra…)
Es desde luego este Sheldon (Jim Parsons) un personaje peculiar (y tronchante), con su CI de 187, sus dos doctorados y su máster (te da tiempo a todo eso si entras en la Universidad con 11 años, claro), su idolatría por todo aquello que huela remotamente a geek o a freaky, su incapacidad para detectar el sarcasmo o para relacionarse de manera funcional con otros seres de su especie (vamos, lo que viene siendo el síndrome de Asperguer o cierto grado de autismo), su asexualidad (que no deja de ser una variante de lo anterior), su egolatría, su hipocondria y sus millones de fobias, manías, tics y tocs (entre otros muchos trastornos del comportamiento y complejos de todo tipo).
Por tanto uno de los reclamos de la serie es el de poner al Doctor Cooper en situaciones en las que su análisis siempre científico y aséptico se contrapone a la realidad o al sentido común, casi siempre a través del contrapunto cómico encarnado en Penny, la vecina-camarera, una chica sensata y algo frívola pero con grandes habilidades sociales y con una estructura ósea (y su correspondiente envoltorio) bastante bien formada (esto último es un eufemismo bestial para no decir que la chica está buenísima hasta para mí).
La serie es muy divertida y me encantan el resto de personajes principales (Leonard, Walowitz o Koothrappali), pero otro de sus principales encantos para mí es el hecho de devolvernos a algunos de los actores de series míticas de la televisión de mi época de adolescencia:
Como ya sabéis, el propio Leonard está interpretado por Johnny Galecki, el David de “Roseanne” (una de las mejores sitcom que se han emitido jamás, capaz de tocar los temas más polémicos y seguir siendo ingeniosa y divertida, y que además nos permitió disfrutar de la lozana juventud de un George Clooney en todo su esplendor-con-vaqueros-ajustados).
Roseanne y yo ya nos habíamos percatado del “talento interpretativo” de este chico tan majo…
Y no es el único “reciclado” de la exitosa serie emitida entre 1988 y 1997, ya que incluso la que fuera Darleen (la, ya más fuera del armario que el Golosina, actriz Sara Gilbert) interpreta a Leslie Winkle, científico y némesis de Sheldon. También podemos disfrutar de Laurie Metcalf (Jackie, hermana de Roseanne) como la devota y texana madre de de Cooper.
Pero el remate del tomate es la aparición de Mayim Bialik, nombre que no os dirá mucho, pero que os sonará más si os digo que es “Blossom”, y que interpreta a Amy Farrah Fowler, una versión femenina de Sheldon con la que entabla una relación que no puedo definir, no ya para evitar spoilers, sino porque me siento incapaz…
Aunque no pueda evitar preguntarme qué habrá estado haciendo toda esta gente durante todos estos años, me alegro francamente de volver a verles en “The Big Bang Theory”.
Por cierto, aunque lo he buscado en Internet no he logrado averiguar qué puñetas significa “Bazinga!”, así que si alguien me lo puede explicar, quedaré muy agradecida…
21 noviembre, 2010 21 comentarios
18 noviembre, 2010 4 comentarios
Sí amigos, en un alarde de sibaritismo cultural y exclusividad sin precedentes en nuestras proletarias existencias, hemos estado en el Real «disfrutando» del bel canto. Dejadme que os cuente porque la cosa tiene guasa…
La ópera es tan o más inquietante que la novela, y juega a la ambigüedad como su predecesora: para los que no la conozcáis, no es ningún spoiler decir que se trata de la historia de una institutriz (cuyo nombre no se menciona en toda la obra) que entra a trabajar en la mansión de Bly donde tiene a su cargo a dos niños huérfanos (Miles y Flora) cuyo tutor la contrató, aunque él no habita en la casa. Todo es idílico ya que los niños son encantadores, hasta que la institutriz comienza a presenciar las apariciones de dos antiguos sirvientes de la casa, nada raro si no fuera porque están ya fallecidos.
14 noviembre, 2010 8 comentarios
Es justo señalar que la materia prima de “Nine” (libreto de Arthur Kopit y música y letra de Maury Yeston) no le llega a “Chicago” (música de John Kander, letras de Fred Ebb y libreto del propio Ebb y del inconmensurable Bob Fosse, que también lo dirigió y coreografío en su versión teatral y que estaba a punto de dirigirla en cine cuando falleció en 1987) a la suela del zapato. Parece ser que Mashall era colaborador de Fosse en esa época y que hasta él mismo reconoce que el verdadero autor de la película de 2002 es el difunto Fosse (esto último me lo ha contado a mí Jess Franco vía la Cinemanía de este mes).
12 noviembre, 2010 6 comentarios
«Mi propia ley», Pepa Flores
En 1983 se retiró definitivamente haciendo su mutis a lo Garbo.
A las hijas de la Pepa también les ha dado por cantar: la mayor, María Esteve, hizo sus pinitos en el exitoso musical «El otro lado de la cama» y Celia Flores va de ese palo flamenquito que tan poco me interesa…
10 noviembre, 2010 3 comentarios
Queridísimas Carrie Bradshaw, Miranda Hobbes, Samantha Jones y Charlotte Goldenblatt-York:
Aun así la he disfrutado muchísimo
porque vuestra sola presencia nos hace sonreír, porque el vestuario era más disparatado que nunca (esos modelazos para ir en camello no pueden ser mas “heavies”); porque la boda de Stanford y Anthony es lo más marica que ha parido madre (Liza Minelli interpretando “All the single ladies”, no creo que haya que decir nada más); porque no nos quedamos con las ganas de ver el vestidor nuevo de Carrie; porque Samantha no defrauda en su faceta de depredadora sexual con encanto, ni siquiera con la llegada de la menopausia; por ese lujo asiático que la mayoría de nosotros no podremos palpar jamás (aunque yo no desespero); porque la cantidad de botox por fotograma que vemos en acción no puede ser sana; por ver a Penélope Cruz divina de la muerte fingiendo ser una directora de banco que flirtea con Mr. Big (será perraca!); y porque sale Aidan, el bueno de Aidan, que me encanta desde los tiempos en que era locutor de radio en Alaska…
9 noviembre, 2010 2 comentarios
Hace algún tiempo que quería hablaros de esta banda americana que me descubrió Jm Rod (al que pienso secuestrar pronto para que comparta con nosotros un poco de esa información musical privilegiada que posee y nos ponga al día, que buena falta me hace…) y que últimamente está copando mi Spotify (con el permiso de Doña Concha, claro).
Liderados por la polémica vocalista Beth Ditto y con Braise Paine a la guitarra y Hannah (andá, un palíndromo, con lo que a mí me gustan!) Blielie en la batería, han evolucionado desde su post punk original hacia el punk-dance y al queercore en sus letras, etiquetas ambas dos que, como os podréis imaginar, me tienen acongojada, alucinada y extasiada.
He escuchado principalmente sus álbumes “Music for Men” (2009) y “Standing in the way of control” (2007), en los que he encontrado reminiscencias de los White Stripes de “Seven Nation Army” con esos bombos tan dramáticos (por todas partes, pero sobre todo en “Dimestore Diamond”) y esas líneas de bajo melancólicas y evocadoras (como en “Listen Up!”), Franz Ferdinand y sus riffs ágiles y vigorosos (sin ir más lejos, en esta “Heavy Cross” que he insertado para vuestro solazamiento personal), Scissor Sisters (no en vano Mary Beth y Ana Matronic son íntimas), ritmos house (“Pop goes the world” no hubiera desentonado nada en el Morocco un jueves noche), synth pop ochentero, elegancia dance from the 90’s y, por supuesto, el más sucio punk de los setenta.
Su música consiguió reconocimiento internacional a partir de que su “Standing In The Way Of Control” apareciera en el tráiler promocional de la serie británica “Skins”, que he conocido hoy y que tiene una pinta buenísima (menos mal que no echaban estas cosas por la tele durante mi tierna adolescencia, porque hubiera sido el fin de Monidala tal y como la conocemos…)
La potente voz de Ditto, muy próxima al gospel o al soul, no se ha dejado eclipsar por su mediática personalidad (y “boteriana” fisicidad de la que presume sin pudor por el escuálido star system): lesbiana y defensora activa de los derechos civiles de los homosexuales, provocadora hasta la sangre en sus comentarios (el “mundo todo» se rasgó las vestiduras cuando declaró que de pequeña comía ardillas), fashionista empedernida (ha diseñado para una cadena de tallas grandes) y hasta columnista en The Guardian, la de Oregón no puede pasar desapercibida.
De momento no hay fecha para una próxima actuación de Gossip en España (estuvieron en Barcelona en julio de 2009), pero pienso estar alerta porque puede ser divertidísimo, no hay más que ver como se lo están pasando en este concierto durante esta versión del “Careless Whisper” de George Michael con la que se han ganado el cielo de la Petardidad.
7 noviembre, 2010 8 comentarios
Almodóvar me tiene ya cansada de sus dramas rocambolescos llenos de personajes tarados (a mí lo que realmente me interesaba eran sus comedias irreverentes llenas de personajes tarados, pero que por lo menos eran frescos y estaban llenos de gracia cañí). La última película suya que me gustó realmente fue “Todo sobre mi madre” (donde hasta Penélope Cruz me gustó, según creo recordar, aunque tras su estreno nunca más la volví a ver).
De la misma forma que me pasó con “Hable con ella”, “La mala educación” e incluso “Volver”, la historia de “Los abrazos rotos” no me ha atrapado y, mucho menos, conmovido. Todo en ella me ha parecido muy poco natural: las interpretaciones de algunos personajes (en realidad, los secundarios) son algo rígidas y los diálogos muy artificiales (¿que DJ le va a decir a un colega que se está “poniendo” en su cabina “Sé más discreto” pudiendo soltarle un “Córtate”?) y ese tono de dramatismo desgarrado me ha dejado fría (porque esto es un drama-drama, ¿no? Si había una pizca de la comedia habitual en Almodóvar yo no he pillado la gracia…)
Incluso la puesta en escena me ha chirriado en ocasiones: hay ciertos movimientos y ubicaciones de cámara artificiosos en lo que creo que son referencias cinéfilas, como en cierta escena con un diálogo entre Harry Caine (Lluís Homar) y Diego (Tamar Novas) en el que en lugar de utilizar un plano/contraplano habitual, la cámara se desliza (demasiado) lentamente de uno a otro personaje a la manera del Dreyer de “Ordet” (que no sé muy bien que quiere transmitir, la verdad…); o el plano en contrapicado a través de una mesa de cristal para enseñarnos un escorzo de Ernesto Martel (José Luis Gómez) muy a la manera de Welles en su “Ciudadano Kane”.
Con este claro homenaje a “Sailor Moon” ¿qué nos quiere decir el Manchego?
Creo que hay otras dos referencias claras (además de las que aparecen expresamente como “Ascensor al caldalso” o “Stromboli”) en “Los abrazos rotos”: una sería “Encadenados”, de Hitchcock. La relación entre Ernesto Martel (José Luis Gómez) y Lena (Penélope Cruz) me ha recordado mucho a la que se establecía entre Claude Rains e Ingrid Bergman, incluso con algún plano calcado. La otra, “El fotógrafo del pánico”, a través del patético personaje del hijo de Ernesto Martel (Rubén Ochandiano).
El guión dista mucho de ser redondo e incluso da la impresión de introducir escenas que nada aportan al avance de la historia (por ejemplo, la parte del guión sobre vampiros ¿sirve para algo más que para mostrar la relación entre Caine y Diego? Que no digo que no se me haya escapado algo…; y ¿de qué va eso de las manchas en la cara del personaje de Judit al final de la peli? Igual estaba más resacosa de lo que creía…) o que sólo sirven para poder incluir pequeños papeles o cameos totales que además, unas veces están mal interpretados (al de El Canto del Loco menos mal que no le dejan decir mucho -lo fuerte es que este tío tenía una serie y todo- y el papel de Kira Miró en realidad era para sus tetas -soberbias, eso sí-) y otras son para Chicas Almodóvar haciendo más de lo de siempre: Mariola Fuentes con el mismo acento de lo de “las camisetas percutidas” y “los anorales” en “Carne Trémula”o Chus Lampreabe y Rossi de Palma, que me gustan mucho pero hacen de sí mismas. Sí me gustaron Kiti Mamber, Alejo Sauras y, sobre todo, Carmen Machi. Lola Dueñas, actriz que me parece realmente talentosa (pero reconozco que me cuesta horrores dejar de pensar en María Navarro cuando la veo) me parece que está desaprovechada, aunque hay que reconocer que el papel de lectora de labios es, cuando menos, curioso.
Si estas dos petardas pueden ser las nuevas Lucía y Pepa, Susan nosotras podemos hacer “¿Qué fue de Baby Jane?”
A destacar la decepción terrible que he sufrido con Rubén Ochandiano, que me encantó en “Tapas”, sobre todo por su naturalidad. Ya he dicho que el doble papel (porque a nivel interpretativo son totalmente diferentes) de Ernesto Martel hijo (ese nerd con pluma) y Ray-X (éste parece directamente que se ha escapado de “Kika”, uno de los peores trabajos de Almodóvar) es patético y, desde luego, poco agradecido. No ayuda en nada, además, que la caracterización del personaje sea tan absurda e irreal. Pero realmente no sé si está mal dirigido o si la culpa es sólo suya (aunque en último término la decisión sigue siendo del director, que en este caso e irónicamente parece haber elegido las peores tomas del actor).
En cuanto a las interpretaciones de los actores principales, quien más me ha gustado con diferencia es Blanca Portillo. Transmite mucho de forma muy contenida, sin necesidad de histrionismos. Prefiero al Homar del presente que al de los flashbacks (quizá porque el personaje se enriquece tras la tragedia vivida y aporta una nueva carga de ironía); Novas me parece irregular, pero aceptable; Gómez me ha recordado mucho a Claude Rains (y eso no puede ser malo); y Cruz, desde luego, no se puede decir que esté mal (desde luego me ha gustado más que en “Vicky Cristina Barcelona” o en “Volver” (donde no me la creí como Raimunda ni por un minuto por lo que creo que es un fallo de casting, pero claro, es mi opinión…), pero pienso que he dado con dos claves de mi rechazo hacia la madrileña:
“Ay Pe, ¿no nos habremos pasao de modernas?”
Uno de los problemas es su voz, que algunas veces y durante unos segundos se vuelve casi tan chillona, desagradable y poco educada como la que gastaba en los tiempos de “La Quinta Marcha” (y si eso os parece un golpe bajo, cambiadlo por “Belle Epoque”). Lo siento, pero esa voz de niña de la E.S.O. me saca totalmente de la historia y me dificulta creérmela en determinados papeles. Lo bueno es que esto es mejorable y quizá con el tiempo…
El otro aspecto es más peliagudo, porque tanto su belleza, fotogenia y glamour (que los tiene a raudales) como su trayectoria profesional y personal (es imposible diferenciar ambos aspectos en alguien que se ha prodigado tanto y que ha paseado relaciones sentimentales como ella ha hecho) hacen que más que como “actriz”, la vea como “estrella”, pero a la antigua usanza. No me la creo en papeles dramáticos serios y terribles porque es como si siempre llevara adjunta su imagen de modelazos y joyas prestadas en la alfombra roja.
Yo sí creo que esta mujer tiene talento, pero no tanto para la interpretación como para ser capaz de llegar hasta donde ha llegado, que si me apuras es mucho más difícil. Creo que me encantaría verla en comedias sofisticadas (a ver que pasa con “Nine”, la siguiente en mi lista) o thrillers en los que apareciera divina, algo así como una Lauren Bacall de nuestros días.
Volviendo a “Los abrazos rotos” y según la información promocional de la película, es una historia de “amour fou”, que evidentemente lo es (aunque no es tan emocionante como también dicen los de El Deseo); pero yo creo que además trata el tema de las relaciones paterno-filiales realizando una comparativa entre dos polos opuestos, aunque en ese sentido también la encuentro fallida al estar la relación entre los Martel esbozada de una forma algo burda.
Lo peor de la película: La grotesca escena del polvo con sábana en Ibiza. Por favor que alguien me explique eso porque no lo pillo.
José Luis Gómez también se quedó muerta tras la escenita de marras.
Lo mejor de la película: La secuencia de la película “ficticia” “Chicas y Maletas”. Es cierto que te apetece seguir viendo ese remake de “Mujeres” hasta el final.
5 noviembre, 2010 2 comentarios
Anoche tuve la suerte de no perderme (gracias a que el GH 12 es un rollazo, todo sea dicho, que una tiene sus vicios inconfesables…) el documental “Conchita Piquer” (no os lo perdáis!) que se emitió en La 2, y el que se revelaba el hallazgo de una película sonora de unos 11 minutos de duración del año 1923 en la que se puede ver a una “Doña Concha” de 17 años cantando, bailando y tocando las castañuelas. Vamos, que ya me están cambiando en el Trivial Pursuit la respuesta de “El cantor de Jazz”, que ya no nos vale…
Ojos verdes, Concha Piquer
Para escucharla entera, aquí.
Que esta valenciana fue una pionera, en realidad lo descubrí ayer: la tía triunfó en Nueva York antes que en España todavía siendo muy cría, y volvió a su país para traernos para la copla todo aquello que los americanos hacían para el Music Hall, y después llevaba a cabo giras de varios meses por España y después de varios años por Latinoamérica con sus espectáculos (escritos por los famosos Quintero, León y Quiroga), rodaba películas y en su compañía se descubrían talentos por doquier.
En lo personal, hablaba inglés y conducía (que hoy nos parece basiquito, pero en los años 30, imagínate), y para colmo vivía “en pecado” con un casado (el torero Antonio Márquez). A pesar de que “el Régimen” la mimaba (porque le convenía) no se casaba con nadie (bueno, con el “Belmonte Rubio” al final sí se casó) y fue capaz de escandalizar a toda España con canciones como “La otra” u “Ojos verdes” (que si la cantaba ella era alegoría de la prostitución y si la cantaba Miguel de Molina, sodomía).
En tierra extraña, Concha Piquer y Conchita Márquez Piquer
Esta canción del maestro Penella no la puedo escuchar entera sin que se me ponga la carne de gallina y acabe emocionada hasta las lágrimas. Cuenta como nada lo que se siente cuando uno está fuera de su país y echa de menos su tierra (por más que al volver se piense: ¡la madre que nos parió!).
Al que no le conmueva es que no español.
Suspiros de España, Estrellita Castro
Coetánea de la Piquer, Estrellita Castro fue otra niña que hubiera estado abocada a “servir”, sino hubiera sido por su voz, su talento y su determinación por convertirse en “folclórica”, en esta España de pandereta nuestra.
Parece que cada vez más el género de la copla se va reconociendo como se merece, y a estos hombres y mujeres se los coloca en el sitio que le corresponde en la historia de la música.
Por cierto, que veo que mucha gente querría que esta canción fuera nuestro himno, anda que no molaría ver a Fernando Alonso cantando esto de “me arrancaron de mi rosal” por esos circuitos de Dios…
Adiós mi España querida, Antonio Molina
Otra de “Españoles por el mundo”, esta vez por este inimitable (aunque todo el mundo lo intenta y hacen el más absoluto de los ridículos) patriarca de artistas (nunca olvidaré lo que me decía mi abuelo, que era practicante y puso inyecciones a todos los Molina, sobre su mujer Ángela Tejedor, que según él era mucho más guapa que sus hijas) en la película “Pescador de Coplas”.
Me parto con Tony Leblanc: “Has un poder, Juan Ramón”.
El emigrante, Juanito Valderrama
¿Y qué me decís de esta versión pop setentera que se nos marcó el jienense desde el Corral de la Pacheca donde se emitía el programa “Cantares”, dirigido y presentado por el Obispo Walleran, digo, Lauren Postigo?
El beso en España
Hay que ver lo que hemos cambiado las españolas…
Ojito con el playback de la Paca, que la jodía dice “la pazión” (sí, sí, con una zeta como un caztillo!).
Aquí en versión de la Tárrega & Cia. en los ochenta, por cortesía de Sonia. Que Dios le conserve a “la Loba” las mamellas (como diría Caótico), porque lo que es el talento musical…
Soldadito español, Marujita Díaz
Yo quería poneros a María del Dulce cantando “Banderita española” (que oye, yo soy roja, pero también gualda), pero encontré esto y creo que merece la pena ver esas piernas en todo su esplendor.
La tía tiene más cuento que Calleja, pero también tiene su gracia la cancioncilla… y mira que yo soy antimilitarista (aunque un uniforme me ponga como a la que más).
¡Qué viva España!, Manolo Escóbar
Este momento patrio hasta la médula, con esos “adalides de la españolidad” que son los Campeones de Europa y del Mundo de fútbol (que igual nos enterasteis de aquello…).
Y ahora, la patria chica!
Madrid, Madrid, Madrid, Ariel Rot y Bimba Bosé
Pues nada, hasta aquí este ataque patriótico que me ha dado y que lo tenía que compartir, en este el día del medioaniversario del club.
Ah, por cierto, se lo dedico a mis amigas Tania e Isi, que están en tierra extraña, más concretamente, en la Pérfida Alvión. Un besazo