Nine (Rob Marshall, 2009)
Para los amantes de un género que se prodiga tan poco en la cartelera actual (es cierto que en los teatros tenemos una amplia oferta, pero la experiencia es cara y muchas veces decepcionante), la llegada de un nuevo musical cinematográfico debe ser siempre un motivo de alegría.
Sin embargo, cuando se estrenó “Nine” no corrí como el viento haciendo pas de buré a las taquillas a comprar mi entrada, la verdad es que no me apetecía demasiado. Diréis que es por lo de Pe, que me produce cierta intolerancia (como a algunos la lactosa), como ya os he comentado hablando de sus habilidades canoras, su gracilidad de movimientos, su vis cómica o su vertiente más dramática. Y algo de razón tendréis, pero lo que más me echaba para atrás era la procedencia del asunto.
Se trata de una adaptación de la película de Fellini “Otto e mezzo” (“Fellini ocho y medio”, se titula así por ser el número que hace esta peli en la filmografía del “maestro”, que cuenta su participación en “Boccaccio 70” como media), que según algunos críticos es una de las mejores películas jamás rodadas. No lo sé porque nunca consigo terminar de verla y siempre acabo disfrutando de una de las mejores siestas jamás sobadas…
¿Quién necesita inspiración teniendo a Mastroiani?
El protagonista de la historia es Guido (Anselmi en la original y Contini en el “remake”), un director de cine (se entiende que el propio Fellini) en plena crisis de inspiración y, yo diría, existencial. Es un mujeriego, egoísta, embustero e inmaduro que, a pocos días de empezar el rodaje de su próxima película (y después de varios fracasos seguidos), sigue sin tener ni idea sobre qué contar ni tiene escrita una palabra del guión. En realidad la línea argumental es poco menos que inexistente; se suceden una serie de escenas en las que se refleja su relación con las mujeres más importantes de su vida. El musical se estrenó en Broadway en 1982 y ha sido protagonizado por Raul Julia y por Antonio Banderas, como habréis escuchado hasta la saciedad.
Por lo que respecta a “Nine”, la película, la dirige y coreografía Rob Marsall,. el que ya fuera responsable del paso al cine de “Chicago”. Si en aquella ocasión realmente podemos decir que consiguió llevar a cabo una obra maestra del género, con ésta me temo que se ha quedado en el intento. La enorme producción, gran presupuesto y brillante reparto no han servido más que para hacer algo mediocre, eso sí, con un pintón (vamos, que lo mejor que tiene es el trailer).
Que no nos vendan que en el rodaje se hicieron BFF porque este es el único momento en que coinciden.
Es justo señalar que la materia prima de “Nine” (libreto de Arthur Kopit y música y letra de Maury Yeston) no le llega a “Chicago” (música de John Kander, letras de Fred Ebb y libreto del propio Ebb y del inconmensurable Bob Fosse, que también lo dirigió y coreografío en su versión teatral y que estaba a punto de dirigirla en cine cuando falleció en 1987) a la suela del zapato. Parece ser que Mashall era colaborador de Fosse en esa época y que hasta él mismo reconoce que el verdadero autor de la película de 2002 es el difunto Fosse (esto último me lo ha contado a mí Jess Franco vía la Cinemanía de este mes).
Además de que en “Nine” no es posible disfrutar de canciones tan redondas como “All That Jazz” “When You’re Good To Mama” “Cell Block Tango” “All I Care About” o “I Can’t Do It Alone” (no pongo más, pero en realidad TODAS son estupendas y superpegadizas), tampoco hay personajes carismáticos y seductores como la ambiciosa y pelín patética (con su dignidad) Velma Kelly, el ambicioso abogado sin escrúpulos Billy Flynn, la ambiciosa y corrupta pero entrañable matrona Mama Morton o la ambiciosa, ambiciosa y ambiciosa Roxy Hart. Por lo que respecta a los personajes, no sé si es un problema del propio guión o si son las interpretaciones las que aportan poca profundidad o matices…
“¿Nos echabais de menos?”
Tampoco se puede disfrutar en “Nine” de las trabajadas coreografías que vimos en “Chicago”, ya que la mayoría de las actrices principales apenas bailan, lo que me decepcionó bastante.
[“Nine” tiene además muchas reminiscencias de la película musical de 1979 “All That Jazz” dirigida también por Bob Fosse y basada en parte en su vida y que os recomiendo fervientemente porque, siendo muy parecida a “Otto e mezzo” no es nada aburrida, es tremendamente original y está impregnada de una corrosiva acidez de la que esta peli que os comento hoy carece.]
Daniel Day-Lewis (Guido Contini) me tiene muy desconcertada en su actuación. De nuevo he visto la película doblada, por lo que les escuchaba doblados en sus parlamentos y con su voz original en las canciones. Supongo que su interpretación me ha parecido irregular: en algunos momentos le he visto bastante bien y en otros me ha parecido algo sobreactuado y su acento (era un acento, ¿verdad?) bastante ridículo. Sus números musicales son aburridísimos, me ha disgustado profundamente su manera de cantar y en general es el personaje más cansino (normal porque es el que más sale).
Mira Daniel, desde que hiciste aquella cosa de “Gangs of New York” no levantas cabeza…
Penélope Cruz interpreta a Carla Albanese, la amante de Guido. Está bien en general (bendito doblaje), aunque ni mucho menos me parece como para nominarla a absolutamente nada (si que una actriz llore o aparezca demacrada en una escena es para darle un Óscar entonces a Belén Esteban deberían nominarla a diario) , como no sea al galardón anual de la peluquería “Pepi y Emilio Estilistas” a las mechas más chonis de la historia del cine, vamos, que parecía una hiena.
En su número musical (Top 3 en el ránking para mi gusto, que conste), la oscarizada actriz está bella (una belleza algo explícita) y muy sexy, pero bailar, lo que se dice bailar, no baila, sino que se marca un poledance en toda regla, sólo que sustituyendo la barra por unas cuerdecitas a las que se agarra y con las que se columpia (por cierto, que se le ven perfectamente los esparadrapos que lleva en las manos para no quemarse). Hace posturitas (con bastante estilo, eso sí), nos demuestra que conserva un moderado grado de elasticidad, herencia de sus clases de ballet, luce cacha y tetamen y pone morritos como si no hubiera un mañana. Para cantar utiliza sus dos recursos vocales: la media voz y el susurreo (ya es un avance porque este último es nuevo).
He descubierto que como secundaria (o formando parte del reparto de una película coral como esta) la tolero bastante mejor que como protagonista absoluta (donde me empalaga más que el “paluluz”). Creo que todavía no tiene capacidad para sostener ella sola el peso de una película…
Judy Dench (la figurinista Liliane La Fleur, uy mira como mi Sawyer el de “Perdidos”…) me parece que hace de Judy Dench, vamos, que es de esas actrices que con solo estar ahí ya decimos: “Pero qué bien está, pero que clase, que presencia escénica, que todo…”, aunque la verdad es que aquí pone poquísimo de su parte a un papel que, por otro lado, tampoco es que tenga mucha enjundia. La Dench, además, baila menos que el Hombre Tecnológico en el Why not? y para estar más sosa sólo hubiera faltado que la llevaran en parihuelas.
La Kidman es Claudia Jenssen, estrella y musa del director, y todo el rato se comporta como tal: parece recién sacada de uno de esos anuncios de perfume que hace ella. Guapa, distante, más fría que el hielo, tiene una escena relativamente intensa en la que no está mal y para mí, posee una de las mejores voz de todo el reparto, con la que ya nos sorprendiera en la sublime y excesiva “Moulin Rogue”.
ESCALOFRIANTE DOCUMENTO: La Kidman echándose un piti! («Hey! What did you expect?»)
Stacy Fergurson (Fergie la de los Black Eye Peas) interpreta, en uno de los mejores números de la peli (aunque algo repetitiva la canción), a Saraghina, se entiende que una prostituta en la época en la que Guido es niño, y el primer icono sexual del director. A mí más que morbosa y “la sexualidad hecha mujer” me parece que esta Saraghina es un poco “límite”, no sé si me explico… Aunque a lo mejor se comporta así porque son los recuerdos imperfectos de algo que ocurrió como hace un millón de años a un crío impresionable. La cantante tiene un número muy de “Cabaret” con sus sillitas y tal y claro, como está casi todo el rato sentada, pues tampoco es que sus aptitudes como bailarina queden muy representadas, aunque hay que decir que lleva muy bien el ritmo con la pandereta (no sé, por decir algo…) y que (faltaría más) tiene una gran voz.
La esposa de Guido (Luisa Contini) está encarnada por Marion Cotillard, que es la que más me ha gustado en su interpretación. Contenida, con matices y transmitiendo (yo de todas formas para la interpretación me gusta el rollo minimalista más que los histrionismos), me pareció real (el resto son diferentes clichés). Tiene poquita voz pero bonita y en su segundo número muestra una sensualidad recatada que va a más a lo largo de la interpretación y acaba sorprendiendo.
Nena, como no saques las garras ¡te quedas sin marido!
Mi favorita por su número musical (interpretativamente apenas tiene unas frases en la película) es Kate Hudson (la periodista Stephanie Necrophuros). Tiene la coreografía más “marchosa” del musical y, aunque no entrañe demasiada dificultad, la hace de forma muy divertida y chispeante, dándolo todo. La canción, además, sí me parece bastante difícil de cantar y creo que sale bastante bien parada.
La que menos me ha gustado, sorprendentemente, es Sophia Loren (la Mamma) que parece un fantasma (quizá porque lo es…) y está siempre como inexpresiva (igual se pasó de botox la mujer…) aunque es realmente un milagro (de la ciencia…) cómo se conserva esta mujer (vale, la iluminación también ayuda…).
Hay que destacar sobre todo el fantástico trabajo de vestuario y la escenografía, ya que aunque todos los números tengan lugar en el mismo set, con unos pocos elementos y variando la iluminación se crean ambientes totalmente diferentes y muy interesantes.
A pesar de esto último, la valoración total que hago del film es que me resultó decepcionante ya que esperaba mucho más, aunque prefiero que se sigan haciendo musicales aunque no todos sean obras maestras, igual que ocurre con el resto de géneros.
Ah, os dejo el comentario de Pumares sobre la peli. Qué le voy a hacer, este hombre me hace mucha gracia…
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Jajajaja, qué rural el Pumares "NINE!!!!" Intenté ver esta película hace un tiempo pero lo dejé, la vi un ratillo y la quité porque me aburría, a parte que la Pe me cae muy mal y no me gusta cómo actúa. Lo mío con los musicales es un amor-odio, creo que la culpa la tuvo Judy Garland y su película Meet me in St Louis (del año que reinaba Carolo), uff, la hubiese fundido a palos a la jodía.Besos
Por cierto, momento parras ¿has cambiado el look del blog verdad? Si ahora me dices que lleva tiempos así me matas.Esta entrada me ha inspirado una sobre Judy Garland y todas aquellas películas que me traumatizaron durante mi época universitaria (a parte de las de David Lynch)
Yo es que no soy de musicales, no me llaman, no sé… cantan demasiado quizás. Pero me he leído tu crítica con mucho interés, me encanta como destripas las películas, jeje. Eso sí, el vídeo de Pumares al final no lo he podido ver… ¡yo no lo soporto!Buen inicio de semana!
jajajaj SONIA, lo de que David Lynch te había traumatizado sí lo sabía, lo de Meet me in St. Louis estoy deseando leerolo (a parte de ser un poco pestiño no sé que te puede haber dejado tan mal rollo…)Sí, he cambiado la plantilla (que menudo rollo por cierto la de cosas que hay que hacer después, ya no la vuelvo a cambiar en la vida!!)
SONIX, tú y yo tenemos los gustos más dispares del mundo… pero, siempre nos quedará Pearl Jam!Lo mismo de te deseo!
Pues fíjate, que contra todo pronóstico, no tenemos una visión tan distinta de "Nine", como verás en la mini-crítica que le hice en su día:http://lainvasiondelasultracerdas.blogspot.com/2010/02/oscars-2010-lista-de-nominees.htmlDe hecho, ya ves que me gustó mucho más Marion Cotillard (qué gran mujer… qué gran actriz) que mi Pe o mi Nicolasa. Y es que yo soy tanto Penelopista como Nicolasista, pero reconozco cuando otros talentos se imponen. A todo esto, me alegra que hayas sabido ver que la breve escena de Nicolasa era una de las de peso, porque por ahí la gente decía demasiado alegremente que no pintaba nada en la peli y, sinceramente, su escena tiene más calado que otras muchas. Ah, y estoy contigo: Sofia Loren está como podía no estar, muñeca de cera total.
Sí, la escena de "tu Nicolasa" es importantísima en la peli, lo que pasa es que está tan llena de sobreentendidos que algunos ni lo pillan ;pEn Nine sobre todo me fala baile!
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