Misfits (Oh… yeah!)

Misfits
No sabéis lo que me alegra poder decir, antes de terminar el año, que estoy disfrutando de la serie dramática definitiva (o más bien que no es comedia pura y dura, que para eso ya tengo “The Big Bang Theory”) cuando ya estaba por desesperar…
Creo que fue Jm Rod quien me habló de ella por primera vez hace unos meses ya, aunque después de aquello y antes de empezar a verla, había recibido la misma recomendación de otras mentes preclaras que pululan por mi vida (tanto 1.0 como 2.0).
Me daba pereza empezar a verla a pesar de que hace tiempo que tenía los primeros episodios en casa gracias al olfato infalible del Hombre Tecnológico (ahora me arrepiento así que en cuanto pueda empiezo con “Sons of Anarchy” y “The Walking Dead”, que no es que me den pereza, es que me dan lo siguiente, sin embargo sé que luego merecerá la pena…), pero el entusiasmo de cierto amigo (llamémosle Eric, porque me da la gana…) al que vi la semana pasada hizo mella, y el otro día empecé con ella (pareado involuntario…).
Todo comienza con un grupo de ninis ingleses condenados por su comportamiento desastroso a realizar trabajos comunitarios que, durante una extraña tormenta, reciben la descarga de un rayo y a partir de ese momento empiezan a tener ciertos poderes.
Y a pesar de que el punto de partida pueda sonar poco original (la sombra de “Héroes” es alargada…), el desarrollo de cada capítulo lo hace tan único como una pequeña película, los guiones (llenos de suspense) son brillantes (evidentemente relajándose en cuanto a la verosimilitud –y no me refiero a lo paranormal…-) y tiene un sentido del humor negro y corrosivo que se sale completamente del estándar de lo convencional.
De lo mejor que he visto nunca, te atrapa desde el primer momento, tiene una estupenda banda sonora y me entusiasman hasta los títulos de crédito.

Sin embargo lo mejor que tiene son los personajes que conforman este particular “Club de los cinco” (me vais a permitir que esta entrada no esté documentada, pero es que en cuanto lo he intentado me he comido un spoiler de los gordos y ahora mismo estoy todavía en shock…) :
[Los que no la hayáis visto dejad de leer e id a buscarla (bueno, hoy no que es Nochevieja, pero en cuanto podáis…) que a partir de aquí hay spoilers del primer capítulo].
NathanNathan es, de momento, mi personaje favorito. Es un gamba de libro, como corresponde a un cani proveniente de un hogar desestructurado y que por lo tanto, no puede evitar el tratar de llamar la atención haciendo cualquier cosa estúpida y metiendo la pata con sus gracias y salidas de tono.
Tiene mucha gracia el hecho de que, al menos en los primeros episodios que son los que he visto, no haya descubierto si también ha adquirido algún tipo de poder.
AlishaAlisha es una Yeni buenorrísima acostumbrada a salirse con la suya a golpe de teta, y cuyo atractivo sexual es, a la vez, su mayor handicap (demostrando claramente hasta que punto la apariencia física condiciona nuestra vida…) y que, para colmo, gracias al rayo de marras tiene la capacidad de inducir el más irresistible frenesí lujurioso a todo aquel que la toca.
CurtisCurtis es un deportista de físico imponente y, definitivamente, un buen chico que va a pagar muy caro un error.
Veremos como se las apaña para utilizar una capacidad para manejar el tiempo que, estoy segura, va a dar muchísimo juego a lo largo de la serie…
KellyKelly es la Eliza Doolitle de “Pygmalion” (antes de pasar por el pulido fonético del Profesor Higgings) vestida de pokera y con más mala leche que Monidala de SPM.
Su poder es leer la mente (hombre, éste no podía faltar), cosa que a mí personalmente me parece una maldición (ya sé que peor es que te puedan leer la mente a ti, pero vamos, que en muchas ocasiones es muy de agradecer un poco de sincera hipocresía…).
SimonY Simon es el bicho más raro de todos. Callado y retraído, no para de gravarlo todo al estilo del Wes Bentley de “American Beauty”. Tiene toda la pinta de dos cosas: de ser virgen y de tener el congelador lleno de vísceras humanas.
Su poder es el de la invisibilidad (otro clásico) y, desde luego, muy útil para para un aspirante a psicópata ;p.
Con semejante plantel de personajes las situaciones que se plantean son interesantísimas y muy muy muy divertidas.
Lo peor de la serie: que, al menos la primera temporada, sólo tiene 6 episodios. Otra vez vamos a estar como con la gloriosa “The IT Crowd”: always asking for more!!

Black Swan, Darren Aronofsky (2010)

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¿No habéis sentido alguna vez un escalofrío al miraros a un espejo e intuir fugazmente que el reflejo que este os devolvía era el de la más oscura versión de vosotros mismos?
Claro, nos pasa a todos, eso sin necesidad de padecer un trastorno de personalidad disociativo…
“Black Swan” ha unido esto al sectario y extremo universo del ballet, un entorno donde sólo caben la más férrea disciplina, un estricto régimen alimenticio, la rivalidad más absoluta; un sitio donde el dolor extremo indica que lo estás haciendo bien. Una carrera en la que a los 30 estás acabado y ni aún entonces (y como diría la antítesis del clásico, mi idolatrada Briget Jones) te puedes sacar el palo que te metieron en el culo a los 4 años. Y, no lo olvidemos, un lugar lleno de espejos…
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Y en este territorio la pobre Nina (Natalie Portman), joven delicada y frágil (encarnación perfecta de Odette) y única hija de una madre soltera (Barbara Hershey) y sobreprotectora que proyecta en ella todas sus frustraciones, ha de enfrentarse principalmente a sí misma para poder desdoblarse en su reverso tenebroso y sensual y conseguir así ser, a la vez, el cisne negro (todo ello en una incesante y autodestructiva búsqueda de la perfección).
En su camino se cruzará, en la doble forma de obstáculo y ayuda, con Lily, el paradigma de Odile (Mila Kunis) y deberá lidiar con las exigencias del director de la compañía, el intimidante (¿no lo son todos los profesores de ballet? Todavía me pongo en primera posición cuando pienso en la mía…) Thomas Leroy (Vincent Cassel, al que admiro aunque sólo sea porque para ir a trabajar se tiene que separar de la Bellucci, y el tío va y lo hace…), que desde luego tiene mucho más de Rothbart que de Sigfrido.
Ah, y no nos olvidemos de Beth MacIntyre (me he alegrado de verte, Winona), un papel pequeño pero determinante, como reflejo ¿vivo? del “siempre hay otra más joven y guapa bajando detrás de ti la escalera”, frase que podía haber dicho la Bette Davis (o lo que es lo mismo, Margot Chaning) de “All about Eve”, pero que la dijo la Gena Gerson de “Showgirls” (si me equivoco me corriges, Susan, que es que es muy temprano…).
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Aronofsky ha creado una de sus pesadillas habituales en las que la forma se adapta al fondo y, muy a la manera de Polansky en “Repulsión”, nos obliga a sufrir los tormentos de la protagonista de una forma casi física introduciéndonos en un mundo de terror psicológico incómodo y terriblemente inquietante, aunque visualmente precioso. Y es esa belleza lo que la hace más perturbadora, casi hipnótica.
Gran parte de su encanto radica en la belleza exquisita de Portman, capturada por el director casi siempre en primer plano (no sé hasta que punto por las obvias necesidades técnicas, por las dramáticas o por el enamoramiento de Aronofsky por esa piel translúcida, esos rasgos perfectos y ese estilizado cuello de auténtica bailarina) y en una interpretación sorprendente, al estar acostumbrados a sus papeles de jovencita precoz y lenguaraz (aunque en “Closer” ya dio muestras de esa fragilidad que aquí se ha desbordado). El caso es que este es el papel en el que me ha parecido más niña y desamparada, estando como está cerca de la treintena.
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Tampoco desmerece la exótica belleza (ni la interpretación) de la ucraniana Mila Kunis (por cierto que me he quedado de piedra al descubrir que es la voz de Meg Griffin en “Family Guy”, así que a partir de ahora, en versión original…) que personaliza la sensualidad y la desinhibición más perversa (sólo por su pas de deux con la Portman ya merece todos mis respetos).
Con la excusa de que anoche la vi en versión original sin subtítulos, y por si me he perdido algo crucial en la historia, la volveré a ver en breve. En realidad sólo un ligero temor a quedar demasiado atrapada en su insana irrealidad evitó que volviera a dar al play al terminar los títulos de crédito.
Black-Swan

Superpersonal

Me parece que últimamente posteo por alusiones, pero hace unos días que mi Lector Más Querido (llamémosle Harvey) tuvo la osadía de decirme, en mi cara misma y a bocajarro que ¡soy una hortera! (Se refería a lo musical, aunque sé que también piensa lo mismo de mis estilismos, pero una se acostumbra a que le pregunten de qué se ha disfrazado cada vez que va a poner un pie en la calle desde los 14 años…)
Sr. Lobo
“Estoy a veinte minutos de allí. Llegaré en diez. …Y entonces me enseñas las notas.” (Ups!)
Yo no tuve el valor de discutirlo porque, admitámoslo, lo de las hermanas Goggi del otro día no hay por donde cogerlo (¡y porque a un padre no se le discute!), pero supongo que me dolió en el orgullo y no me ha quedado más remedio que demostrar que mi lado frívolo y superficial no lo está copando todo (aunque últimamente lo parezca) y que mis intereses musicales no son todo gloss y purpurina.
Así que, dear Harvey, te voy a dedicar las 10 canciones-no-petardas que más me gustan de la historia de la música (o al menos de las que más he quemado en mi vida…).
Aviso que es una sesión muy dispersa…
10. Pride (In the name of love), U2

De esta gente podría haber escogido cualquiera, pero no en vano el primer vinilo que compré con mis pagas ahorradas (y escuché hasta rallarlo en la cadena que compramos en la calle Barquillo para jubilar el toca-discos, lo recuerdo como si fuera hoy…) fue el Rattle and Hum.
Elegí esta porque de aquel conciertazo en el Calderón en el ‘97 es la que más emocionó y es que una, aunque no se crea, además de plataformas tiene conciencia social (y siempre llevaré con orgullo el que seamos “los nietos de los que perdieron la guerra civil”, pero esa ya es otra canción…).
9. Nutshell, Alice in Chains

Pues resulta que sin comerlo ni beberlo, su álbum “Dirt” andaba por casa (como tantos otros CD’s de la época, jeje), así que mientras el mundo se flipaba con Cobain (ojo, que a mí Nirvana también me molaban y mucho), yo estaba sin saberlo en el lado más oscuro del Grunge.
Luego me pillé este famoso Unplugged de la MTV en Madrid Rock (R.I.P.) y se convirtió en uno de mis fetiches. Confieso que lo escuchaba en lugar de estudiar Mercantil, pero me da que no engañaba a nadie…
Elijo esta canción por Susan Brühl, mi melliza separada al nacer…
8. Sucede, Extremoduro

Me ha costado decidir, porque me he puesto a escuchar y me he perdido entre tantos recuerdos de viajes en un Kadett coupé negro con el capó blanco (¿somos punkis o no somos punkis?), lleno de melenudos con pinta de bakalas pero con el corazón de metal
7. Roads, Portishead

Para mí el Trip hop (o sonido Bristol, para los más clásicos) fue un descubrimiento alucinante (creo que desde entonces colecciono “etiquetas”, aunque ninguna me ha fascinado como esta…)
Lo siento, porque los bajos petardean, pero el que no haya disfrutado de este directo en Roseland con la Filarmónica de Nueva York y una Beth Gibbons en estado de gracia (con la rabia que me da esa expresión, que siempre me ha sonado a chiché, pero es que es lo que hay…) que lo busque, porque es de esas cosas por las que merece la pena vivir. Y no exagero nada.
6. Eat the Rich, Aerosmith

Mis primeras vacaciones por mi cuenta. Seis locas de 20 años en un apartamento diminuto en lo más profundo de la Costa del Sol. Aquello nos debía de parecer Las Vegas…
El mejor momento era el de arreglarse para salir: ninguna se ponía su propia ropa y la laca corría bastante más que el alcohol (que nadie fume cerca de esas chicas, por el amor de dios!!).
También nos gustaban “Crazy” o “Amazing”, claro que sí, pero con esta montábamos el numerazo. A ver quien era el DJ que se negaba a ponerla…
5. Bulls on Parade, Rage Against the Machine

Lo que me ha recordado otra de aquella época y un viaje con las mismas petardas volviendo de la sierra en un 127 color café con leche en el que no éramos capaces de encontrar más que la luces de posición. Yo era la única que tenía carnet, así que para imaginarse el percal… Las lumbreras pretendían que bajáramos el Puerto de la Cruz Verde con la palanca de la ráfaga sujeta con una goma al volante… Inaudito.
Sobre Tom Morello y su tropa, qué os voy a contar, nos hacían sentir tan rebeldes…
4. Even Flow, Pearl Jam

Sobre estos ya lo dije todo aquí un día que me encontraba terriblemente nostálgica…
Cualquier tema del Ten habría servido, by the way…
3. Losing my religion, R.E.M.

Esta no es muy original, desde luego, pero mitiquísima… Además en dos fases: en su momento me trae recuerdos de las fiestas de La Puebla y de desengaños amorosos (bueno, sólo de uno, pero parecieron más…) de esos que marcan pero que, sorprendentemente, no te hacen aprender nada…
Muchos años más tarde en el local, una de las pocas canciones que llegué a tocar de principio a fin. No me cansaré de decir que hacer música es la cosa más divertida que se puede compartir con los colegas…
2. Karma Police, Radiohead

Esta canción es Limerick. Es una casa en St. Nessans Park con otros cinco desconocidos con los que viví momentos surrealistas y a los que jamás podré olvidar, a pesar de que sólo uno siga rondando mi vida aunque sea virtualmente (ya sabes que siempre fuiste mi debilidad, pequeño ;p).
Es un viaje interminable (y diario) en autocar a través de las fantavillosas carreteras irlandesas y una cinta con “The Bends” por una cara y “OK Computer” por la otra…
Y es una decisión difícil, una encrucijada and a proposal.
1. Sweet Child O’ Mine, Guns N’ Roses

Pues esta es mi canción favorita de todos los tiempos y que puedo decir que he cantado a coro con Axl Rose… Otro momento emocionante de concierto, y este con el recuerdo todavía calentito!!
Este tema siempre ha estado ahí, pero sobre todo me retrotrae a cuando empezaba a salir y todo era “as fresh as the bright blue sky”. Bendita inocencia.
Me he dejado muchas, igual un día me animo y hago otra playlist, pero tendrá que pasar un tiempo porque no os vayáis a creer que este momento terapia no ha sido duro…

Tres películas “Murtaugh”

Inception
[Contiene spoilers de “Inception” (“Origen”)]
Hace ya un siglo que un amigo listillo (y muy querido a pesar de todo) me vaciló por soltar un “soy demasiado vieja para [sustituir por alguna absurda frikada]” y me ilustró explicándome que eso es un “Murtaugh”.
Sí, yo hice lo mismo y en Google me salió que es el nombre del personaje de Danny Glover en “Arma Letal”, que ya sabéis que estaba a punto de retirarse y cuya frase recurrente es «I’m gettin’ too old for this shit” («Me estoy haciendo demasiado viejo para esta mierda»).
El caso es que últimamente pienso mucho en ello, y especialmente en la madrugada del sábado, recorriendo la Gran Vía en la gélida y concurrida noche madrileña y tratando de encontrar un taxi libre tras una noche memorable en el TABATA (garito de culto petardo) con Herr Brühl y Vince.
Pero es que además últimamente he visto tres películas que sé que me hubieran flipado hace 10 años (en la época en que tras ver “Pulp Fiction”, “Matrix”, “Seven” o “Toy Story” sentía que era una persona diferente) y que sin embargo no han terminado de llenarme del todo, y me pregunto si para mí ya ha pasado la época en la que las cosas me fascinaban y me inspiraban, o si esto también pasará…
kick-assLo de “Kick-Ass” lo encuentro normal: es que creo que definitivamente yo no era el target para una peli sobre un chaval que decide ser un superhéroe porque a nadie se le ha ocurrido antes y se lleva más palos de los que se pueden soportar. No digo que no haya cosas (moderadamente) divertidas o que Hit Girl no sea un pedazo de hallazgo, pero me dejó fría.
En “Scott Pilgrim vs. The World” sí pude por lo menos reconocer que su estética a caballo entre el cómic y el videojuego es muy interesante y estoy segura que en otro momento de mi vida habría apreciado mucho la banda sonora (y en un momento todavía anterior, sin duda los estilismos capilares de Ramona Flowers me habrían servido de catalizador para la incesante búsqueda de una identidad que no estaba nada clara…). Pero aún así, ni pizca de entusiasmo. Como si dentro de mí algo se hubiera roto.
scott pilgrim
Pero lo que es del todo inadmisible es lo de “Inception”. La gran película del año, de la que todo el mundo habla y yo ahí en estado de semicatatonia tratando de averiguar donde había visto ya todo aquello…
Y es que supongo que la inocencia empezó a desvanecerse el día que Morfeo me puso una píldora roja en la mano para hacerme despertar a la realidad más alienante que pudiera imaginar, o puede que antes, cuando descubrí que los Ocultos se dedicaban a cambiar nuestras vidas cada noche, convirtiendo toda preocupación y anhelo en un sinsentido. Aunque eso probablemente lo había olvidado…
Ya había aprendido a desconfiar de mi propia mente, porque, hubo una época en la que no podía recordar nada después de unos cinco minutos, así que decidí confiar sólo en aquello que hubiera escrito para mí misma, aunque eso supusiera caer en mis propia trampas.
Y tengo el brumoso recuerdo de haber creído que vivía, cuando en realidad toda mi vida era producto de mi imaginación y seguía delante de aquella extraña e hipnótica esfera.
Confiar en los recuerdos a largo plazo hace ya mucho tiempo que no es una opción: desde que Lacuna Inc. se encarga, por un módico precio, de eliminar de tu mente todo aquello que te resulte traumático (aunque ya os digo que si se trata de olvidar un amor, no os molestéis, la experiencia me dice que seguimos enamorándonos de las mismas personas una y otra vez…) o la Rose Corporation realiza con éxito implantes de memoria, ya ni siquiera puedo estar segura de mi humanidad…
eternal-sunshine
Pero si hasta una vez me introduje, ¡por el amor de Dios!, en la mente de un actor famoso y pude ver la vida desde su punto de vista (y hasta pude disfrutar de una experiencia lésbica en modo Master of Puppets…)
Quizá sí era la primera vez que me convertía en un recuerdo atrapado en un limbo eterno en la terrible soledad del subconsciente de alguien que una vez me amó, y reconozco que la experiencia sí fue devastadora…
Pero no lo suficiente como para hacerme cambiar, para influirme más allá de la redacción de este post… ¿O quizá sí? Quizá una pequeña idea germinó en mi cerebro sin que apenas yo lo notara y a estas horas se habrá convertido ya, sin yo saberlo, en una certeza que jamás podré modificar sobre mi misma y sobre el mundo que me rodea…
Naaaaaa, «I’m gettin’ too old for this shit”.

“I left my head and my heart on the dance floor”: Concierto de Lady Gaga (Madrid, 12/12/2010)

monster ball tour

Supongo que lo primero que hay que decir (para los morbosos que ya pueden dejar de leer y ahorrarse tiempo, porque además esto es lo más petardo que he escrito desde que dejé de tener un diario, aviso…) es que no hubo disfraz (al menos no más de lo habitual…). Una combinación de falta de tiempo, ineptitud y algo de sentido del ridículo (que pensé que ya no me quedaba) impidió que recorriese en metro medio Madrid arriesgando mi integra dignidad. ¡Siento haber creado una expectación interrupta!

Sí que me pinté los ojos “Gaga style” y ya me pareció una hazaña sin par (que el ojo no pare de temblar dificulta enormemente el trazo de una línea recta) y llegué tarde media hora a mi cita, yo que SIEMPRE soy puntual. Además, toda esa pintura extra ya me tuvo bastante incómoda toda la noche y con una sensación de “de ésta pillo conjuntivitis” que no pienso repetir…

Y el resultado encima ni siquiera se aprecia en la única foto que tengo del evento porque como soy tan previsora, me llevé la cámara de fotos sin batería (por no hablar de que se me olvidó llevar un papel y tuve que apuntar la lista de canciones en un ticket de compra del Caprabo…)

La cámara me daba miedo que me la quitaran en la puerta y la metí debajo del vestido (o lo que sea eso, que no está muy claro…) y justo cuando me tocó el turno del cacheo se cayó al suelo a los píes del Señor Intimidante que tenía en frente. Qué sería de mi vida sin estos “momentos Briget Jones” que tanto me caracterizan… Menos mal que el hombre hizo como que no se daba cuenta y me soltó un “Nada de nervios” (muñeca, añadí yo en mi cabeza…)

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Al final me decidí por el look “Lore-Lore Macu-Macu”.

El caso es que sí que estaba bastante nerviosa porque, gracias a uno de los decididos efebos con los que iba, nos aventuramos a intentar entrar por la zona para las localidades de grada sin esperar la interminable cola que recorría sin piedad el Cortylandia y suponía que que nos dirían en algún momento que “verdes las habían segao”, pero vamos, que si luego entraron sopotocientas personas con entradas falsas, pues lo nuestro fue como de chiste.

Una vez dentro, Herr Brühl y yo nos ponemos en modo “Susan y Geena ” (vamos, insoportables en grado sumo para todo aquel ajeno a nuestro rollo…) y ya es un no parar…

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Yo soy la guapa y Susan es la lista…

Como Susan es más bien pequeña (lo eres, nena, has sido toda la vida un retaco así que ahora no te pongas digna y no me digas que yo soy una fresca y no me lo restriegas…; no como yo, que me caracterizo por unas piernas interminables…), decidimos no meternos en todo el mogollón donde no verá, la pobre, más que las etiquetas de los vaqueros de los miles y miles de gays que abarrotan el recinto.

Sorpresa-sorpresa, que hay teloneros: Semi precious weapons resultan ser esta loca descocada y sus amigas chonis de New York City (bueno, eso dicen ellas, pero Susan, que desde que lo dejó con Tim sale más que la Linsay dice que “no way”, que esas bitches son de Jersey, si lo sabrá ella…). El caso es que hacen un trash rock que no está del todo mal, pero que como estamos en plan “la Gaga manque pierda”, no nos interesa nada y no podemos hacer otra cosa que partirnos con los exhibicionismos de la vocalista (todo el mundo era en femenino ayer…) y alabar su buen gusto para los botines, la muy perraca.

Semi precious weapons

Hay que decir que el concierto del Monster Ball Tour empezó de lo más puntual, así que mira, por lo menos la Stefani no se puso en plan diva. Cuando se apagan las luces, nos volvemos todos locos, como podéis ver en este video. Una de las cosas que me encantó fue el musicón que nos ponían cada vez que Gaga no estaba en escena, aquello parecía una macro rave…

Como habéis podido escuchar los que tengáis orejas y hayáis llegado al final del video, empezamos por todo lo alto con “Dance in the Dark” con nuestra protagonista muy quietecita y a la vista de todos en un escenario que imitaba una calle de los bajos fondos. Con la segunda canción, que ni Susan ni yo logramos identificar (es que tampoco somos tan fans, ¿sabéis?), ya comenzaron las coreografías salvajes y el despliegue de bailarines por el escenario.

gaga primer vestuario

Continuamos el bailicidio con la maravillosa “Just Dance” que se enlaza con la no menos estupenda “Beautiful, Dirty, Rich”. La voz bien, como se la escucha en los discos (Susan y yo, pérfidas como somos, puntualizamos que quizá le falla un poco cuando baila, pero hay que reconocer que cantar mientras hace esos movimientos, para nosotras sería imposible sin respiración asistida). También hay que decir en su favor que la chica va muy limpia y muy bien depilada (el tinte amarillo pollo con raíces profundas entendemos que es on purpose).

De repente se nos presenta con una capa roja francamente horrorosa para interpretar “The Fame”. Yo es que no entiendo esa obsesión por las hombreras (que diga esto tiene tela con lo que yo he sido, que las llevaba hasta con el chándal a clase de gimnasia, pero ¿es que no hemos aprendido nada?).

look espanto rojo

Tras un pequeño interludio maquinero, vuelve vestida de monja transparentosa y nos canta “Love Game”, para después marcarse un discurso de los que hacen época con el que explicarnos “What’s the Monster Ball Tour all about”. Hay que ver lo bien que pronuncia y lo bien que se la entiende, que nosotras vale, que somos las dos nativas de Nueva Inglaterra, pero allí había mucha chusma y se notaba que comprendían…

El caso es que “la niña”, que es tan lista, y sin perder un segundo esa actitud tan divina que la caracteriza, nos habló de lo humano y lo divino y de la autoestima y de lo mal que se pasa en el insti. Vamos, que se metió a todo el mundo en el bolsillo y nos hizo sentir Superstars.

la monja

La actuación se reanuda con “Boys Boys Boys”, no sin antes ganarse con sus palabras a todos los gays del recinto (como si no estuvieran ya rendidos a sus píes). Y tras otro cambio de vestuario (del que regresa con un pulpo negro en la cara, que menos mal que se lo quita en seguida porque me estaba agobiando), nos canta “Money Honey” y después, la inigualable “Telephone”.

Entonces se sienta en un piano en llamas y realiza una interpretación de “Speechless” (mi favorita últimamente, aunque sea una moñada de momentazo en ciclo 1, yo me entiendo…) que a mí me deja con la boca abierta. Está claro que sentadita canta mucho mejor, y además aquí se le notan sus orígenes jazzísticos. También podemos disfrutar de “You and I”, un adelanto de su próximo trabajo “Born This Way”, y “la niña” me pone un poco de los nervios tocando el piano encima del asiento y encorvada como un siete: siento que le va a dar una lumbalgia en cualquier momento y se nos va a fastidiar medio concierto.

Para cantar “So Happy I Could Die” se nos pone un traje blanco maravilloso y me la suben en una peana, en uno de los momentos más bonitos de la actuación.

so happy i could die

Esta foto tan divina me la ha «prestado» Verobe de su también divinísimo blog. Gracias!

Esta chica pasa de lo sublime a lo grotesco sin solución de continuidad (y lo digo desde el cariño más profundo) y vuelve al escenario vestida de la mopa que usa mi madre para quitarle el polvo al parquet. No he encontrado foto y no me extraña, no creo que ningún fan quisiera inmortalizar ese momento. Así que el hecho de que esté interpretando “Monster” tampoco es raro. A esta le siguen “Teeth” y la muy jaleada “Alejandro”, que nosotras la bailamos, pero gustarnos, lo que se dice gustarnos, no nos gusta ;p.

Entonces llega otro de los platos fuertes, “Poker Face”, con la que disfrutamos de lo lindo. Y luego otro discursito de la Stefani que además se nos arranca el corazón en un momento de lo más gore.

Sabemos que ya queda poco para terminar (más que nada porque tampoco queda ya mucho repertorio), pero lo que no sabíamos era que íbamos a presenciar la lucha cuerpo a cuerpo de la Gaga con un Melanocetus Johnsonii (vamos, lo que viene a ser el pez abisal de Nemo) en versión XXL mientras las enfervorecidas hordas de fans de desgañitan al frenético ritmo de “Paparazzi”.



Y para terminar, un “Bad Romance” como una casa entre el delirio colectivo. No creo que haya nada más que añadir…

Después, todas a Chueca, una cenita tardía pero de lo más necesaria, y a darlo todo en los antros más selectos Down Town (y rodeadas de hombres, como a Susan y a mí nos gusta estar).

“We did it honey b! Now let’s go far far away from here”

“You promise we’ll never come back?”

“I promise.”

Las canciones del concierto (gracias a la inestimable colaboración del Especialista Mike:)

Comienza la cuenta atrás para el concierto de Lady Gaga…


El domingo es la gran noche… 

Haber tenido la cabeza en otro sitio no es excusa para no preparar debidamente semejante evento, así que por lo menos puedo decir no sin orgullo que empiezo a dominar la coreo de «Telephone» (aunque todavía tengo que practicar para añadir la NRG que requiere) y que tengo medio claro el estilismo.

Este será mi homenaje. En versión brunette, claro (qué Gaga me perdone…), porque tampoco es plan de rendirse totalmente a los salvajes impulsos de la crisis de los 40 anticipada (hay que ver qué precocidad la mía, algunas veces…) y someterme a un caos capilar (pasarme por la cabeza se me ha pasado, no creáis…)  que después sólo remediaría un rapado a lo Britney…(bueno, el tema peluca no está del todo descartado, pero es que eso luego da calor, pica y molesta cantidad, y no sé si me apetece pasarme el concierto como si tuviera la sarna). Ah, y de «total look» nada, sólo de cuello para arriba, pero únicamente porque estamos en Diciembre y en Madrid hace un frío que pela!


Con mi poca pericia en las artes de la peluquería y el maquillaje, es probable que me parezca más a Axl Rose de resaca que a la Stephani, pero todo sea por mantener alta la moral de las tropas…

Por cierto, críticas y comentarios sobre el concierto en Barcelona no he querido leer (ya me han llegado algunas cosas sin yo quererlo y me he rebotado bastante) para mantener puro el espíritu y enfrentarme «virgen» al momentazo del año. Ya comentaré por aquí mis impresiones, aunque muy objetiva no se puede ser cuando se acude a un concierto cuyas entradas compraste en el mes de junio (fecha, por cierto, en la que me rendí completamente a los encantos de esta fabulosa mujer…)

Así pues, últimos ensayos, prueba de maquillaje y sólo nos quedará encomendarnos a la Gaga.


Si la curiosidad morbosa no os deja vivir por saber cómo me convulsionaré al ritmo de la frenética música, a partir de 07:30. Ein… Zwei… Drei!

Al final he sucumbido y he comentado la KDD…

All together.php

Hoy hace una semana (aunque parece que fue hace ya mucho, mucho más tiempo…) que regresé de la KDD Bloguera en la que estuve en Zaragoza y por unas cosas u otras, todavía no me había decidido a escribir sobre ello (para ser sincera, lo que estaba es decidida a no comentar el tema…)
Y ahora tampoco voy a escribir una crónica (que eso ya lo han hecho casi todos mucho mejor de lo que yo lo haría nunca: ya sea en versión sintética, minicrónica, crónica, extendida y marciana ) sino que simplemente os contaré mis impresiones sobre esta experiencia memorable.
De todas formas, es curioso que de un tiempo a esta parte me lo estoy pasando en grande. Supongo que es debido a que me prodigo poco, así que cuando salgo exprimo cada minuto y a todo le veo la diversión, mientras que hace unos años casi todo me provocaba un tedio espantoso y era capaz de aburrirme hasta en una montaña rusa…
El caso es que cogí el Ave rumbo a tierras mañas con gran ilusión, y todo superó con creces cualquier expectativa (aunque tampoco me había planteado nada previamente…).
Fue muy interesante e inspirador el hecho de poder compartir mis experiencias de neófita en el tema blogueril con estos Cullen de la red que ya han pasado por todas las fases que yo tengo que ir dejando atrás en esta faceta.
Pero, sobre todo, y como ya todos han destacado en sus crónicas, nos hemos explayado hablando de series, pelís, música, etc. y nos hemos reído muchísimo.

Del derecho

Dejadme que os hable de estos especímenes humanos dignos de un estudios antropológico (con esto espero no contravenir ninguna norma no escrita de la Blogosfera, y si es así, se siente, que aunque creo que soy la mayor de todos –si Alcorze no lo remedia-, soy la menos experimentada…)
A los primeros que conocí fueron a los compañeros de piso del gato Cliff, Sonia Unleashed y Carlos. Hay que destacar que Sonia es la argamasa que ha unificado todo este pandemónium a través de su blog, un lugar imprescindible si queréis estar al tanto de los movimientos de Stephen King o los avances de la serie de “Juego de Tronos”, entre otros montones de temas. La primer impresión de Sonia es que constituye lo que antes se solía definir como “señora imponente” (con unos ojazos que no os imaginaríais) y es la única mujer que he conocido en mi vida capaz de ser más misteriosa en persona que a través de Internet (además de maridar muy bien con el tinto). Después con más confianza, se confirma lo que ya pensaba por su blog, que domina la cultura popular (y de la otra) y que tiene un sentido del humor bastante bizarro… Carlos es un tío extrovertido, simpático y locuaz y en seguida deja ver un ramalazo friki de lo más refrescante.
Cuando ya hemos roto el hielo llegan Angelillo y África (a ver, Desayuno con Diamantes, que sé que estás ahí, así que manifiéstate y vamos a fumarnos un piti!), que además de paisanos (sorpresa, sorpresa) son amantes de los gatos y con ellos he coincidido en un montón de similitudes vitales (y me he partido de risa) hablando tanto de temas personales (orlas o padecimientos municipales) como de aficiones (con Ángel las series y con Afri las pelis clásicas, especialmente).

Del revés

Los siguientes en aparecer son El Especialista Mike (otro friki –y a mucha honra!- con extensos conocimientos en el tema gore en general y zombie en particular y unas habilidades canoras que a la Shakira le deberían preocupar…), Perse (la clase de mujer cabal y sensata –sin que ello le impida tener un sentido del humor muy irónico- que me gustaría ser algún día cuando consiga desprenderme de la edad del pavo perpetua en que me hayo sumida) y Unai (sujeto inclasificable por estar lleno de contrastes, ya sean estos confesables -es un vasco que se permite tener frío o estar cansado¿?- o no -hombre, lo de cubrir el amplio espectro que va desde “The Walking Dead” a “PS I love you”, yo lo llamaría simplemente eclecticismo…) con el que también encontré un montón de lugares comunes del pasado y del presente.
Un poco después se nos unió Sonia, que es uno de los grandes hallazgos de mi vida blogueril: no es sólo que tengamos cosas en común, que son legión, sino que es una de las personas con las que más me río últimamente (y eso que tiene que competir con Sheldon Cooper y con Roy y Maurice…).
Ya a la tarde-noche llegó Alcorze, un tipo sin dobleces y amigo instantáneo (y que debe de ostentar el título de hombre que ha estado en más conciertos de rock de España) con el que me sentí al momento como si nos conociéramos de toda la vida. También es verdad que el tema de la crianza de progenie une mucho, y que es muy fácil empatizar con quien está pasando por los mismos “calvarios” que tú…
En resumidas cuentas un puñado de amigos nuevos de los que uno espera que se conviertan en viejos amigos con el tiempo, para compartir una experiencia digna de ser repetida, aunque nunca fuera igualada.

The Ultimate Spanish Petarda Collection IX

Como está demostrado que lo mejor que se puede hacer cuando no se puede dormir es algo productivo, y como lo que más anima cuando uno está choff es la música ¿que mejor que una entradita con canciones bailables, desgañitadoras y tremendamente petardas?

Estoy bailando, las hermanas Goggi

Mira qué bien se defendían estas italianas en las postrimerías de la década de los 70’, dándolo todo con esas coreografías tan de la época y sorprendentemente … ¡con las mismas tetas que Dios les dio! Ains, ahora son otros tiempos… y está claro que “mi reino no es de este mundo”!

El dúo Shimai han hecho una versión travestida y chunda-chundera de lo más marchosa…

Este amor ya no se toca, Yuri

Aunque en latinoamérica todavía tiene su público, la mexicana Yuridia Valenzuela (maravilloso nombre de culebrón) sólo tuvo este grandísimo hit en España. A mí desde luego me fascinaba en mi ya petarda niñez…

Esta coreografía tan cardio sólo es apta para nalgas de acero, pero creo recordar que Susan, Maddy et moi decidimos (aquella gran, gran noche) prepararla. A la lista de pendings!

Los modelitos de los bailarines ¿no os parecen muy propios para los chicos de Big Bang Theory? A Walowitz parace que lo estoy viendo (vamos, que creo que es el de la derecha…).

Hace frío ya, Nada Malanima

Esta muchacha que baila como si esquiara en el Balance Board de la Wii (calculando… calculando…), es otra italiana que debutó con esta canción en el año 1969 en el, en otra época prestigioso, Festival de San Remo.

Para una Drama Queen como yo, canción imprescindible y absolutamente demoledora.

Yes Sir, I can boogie, Baccara

Mayte Mateos y María Mendiola consiguieron, a pesar de ese acento de Logroño, un gran éxito internacional. De hecho hasta gente ultracool como Goldfrap les rinden homenaje

No me digáis que no es una divinidad… También me gusta mucho “Sorry I’m a lady».

Vivo cantando, Salomé

Volvemos al año 1969 y a otro festival, esta vez el de Eurovisión para disfrutar de la estupenda interpretación de la ganadora (ex aequo con Holanda, Bélgica y UK), luciendo el famoso traje de Pertegaz de 14 kilos.

Ah, y al estilo musical lo llaman bolero-pop, me encanta…

Pues nada, que me ha quedado mucho más a gusto, aunque ahora, en lugar de a la cama me iría a Chueca a bailar hasta el delirio…!

Atrapada en la autopista!

Hoy he estado en una terapéutica comida con mis dos mejores amigos (a los que para preservar su identidad, llamaremos por los nombres de los actores que los interpretarían en el cine: Vince y Herr Brühl.

¡El uniforme de Daniel no es casual!

Como además nos hemos hecho socios en un nuevo e ilusionante proyecto, a través del cual forzaremos a nuestras aspiraciones a hacerse realidad (que hay que ver cómo se resisten a cumplirse cuando uno no pone nada de su parte), la comida podríamos decir que era «de trabajo» y ya se sabe como acaban esas comidas: exorcizando demonios a base de brindis de pacharán, como está mandao.

He de decir que Vince y Herr Brühl me han ayudado mucho a poner en perspectiva ciertos asuntos, como hacen los buenos amigos cuando te ven un poco pallá. Sí debe de ser verdad que últimamente tengo un cable pelao, porque venía yo notando unas interferencias por las que lo mismo se colaba la Niña Medeiros que la Dama de las Camelias…

Total, que al finalizar la sobremesa, eran las ocho de la tarde y digo yo que ya está bien… Me monto en mi coche y ala, a la aventura; y es que tengo la arraigada costumbre de perderme siempre que conduzco (y más si vuelvo de Sanse, que de las 4 veces que he ido no he vuelto nunca por el mismo sitio) porque carezco por completo de sentido de la orientación (que supongo que debe de estar en el bolso en que me dejé la intuición, que también lo mío tiene delito…), y donde la cago especialmente es en las autopistas (que en Madrid hay muchas y variadas).

Pues esta tarde ha sido el éxtasis de la perdición. Qué pesadilla surrealista… No sé como lo hacía que por mucho que cambiara de autovía tratando de seguir la indicación del aeropuerto, que más o menos me sirve de orientación, acababa en dirección a Colmenar. Jo, qué fijación, tanto que ya hasta he pensado que era algún tipo de señal…

«Ve hacia Colmenar, Monidala…»

Huyendo de Colmenar he acabado casi en Pozuelo (vamos, en la punta contraria de donde está mi hogar, a donde de verdad pensé que no lograría regresar jamás), y por intentar arreglarlo, he acabado en la carretera de La Coruña, donde, según me he incorporado a un atasco bastante majete, se me ha encendido la luz de la reserva. ¡Madre de Dios, madre de Dios! Estaba a más de 30 kilómetros de mi casa, eso si no me volvía a perder, por lo que he decidido buscar una gasolinera…

Pues no hay gasolineras en Madrid. ¿Qué os parece? Consigo salirme de la A-6 por una vía de servicio, y después de varios vericuetos, llego a una zona donde supongo encontraré un sitio para repostar, y así por lo menos seguir perdiéndome más tranquila (porque la perspectiva de quedarme tirada en la carretera con el frío que hacía esta tarde, pues como que no me apetecía mucho), cuando a medida que avanzo me voy alejando cada vez más de la civilización, como esas pobres muchachas de las pelis de terror que se acaban metiendo en un callejón oscuro y sin salida donde les espera una muerte segura por ensarte o degollina.

Cuando ya estaba yo esperando al asesino del hacha, las hordas de fantasmas de Marte o a las putas de Sin City clamando venganza abalanzándose sobre el pobre Yaris, he vislumbrado un rayo de esperanza en forma de nueva salida a la autopista, que esta vez sí, me ha permitido llegar hasta un lugar reconocible donde he puesto gasolina, he avisado de que no me habían abducido los extraterrestres y desde el que ya he conseguido llegar a casa.

«Oiga buen hombre, ¿que no habrá una gasolinera por aquí…?»

Cuando me he bajado del coche me dolía todo el cuerpo (una hora me he tirado por esas carreteras de Dios en un trayecto que se supone de 15 minutos) y tenía un estrés que pa qué (vamos, que ahora entiendo yo a los de la Fórmula 1 que salen despeinaos y hechos polvo…).

Y os preguntaréis ¿esta historia tiene moraleja más allá de «eso te pasa por apurar tanto el depósito» y «guapa cómprate un GPS»? Pues seguramente no, pero ahora están muy de moda los finales abiertos…