Mi Sesión de Cierre “Remember Style” (Vol. 1)

the Omen

En los primeros ‘90 yo tenía entre diecimuchos y veintipocos y, claro, además de estudiar una carrera con más pena que gloria, hacía esas cosas que les gustan a los jóvenes: básicamente salir de fiesta.

No es que la música dance (así en general y sin especificar etiquetas que no me siento capaz…) fuera algo que me enloqueciera, digamos que en el inicio la consideraba un mal necesario, pero tengo que admitir que me he dejado llevar con bastante más entusiasmo del que me creía capaz al frenético ritmo de “Seven days and one week”, “Get it up” o “The First Rebirth” (aunque prefiriese “Guitar Spell” o “Poem without Words”, que son más bonitas…).

El caso es que para mí lo mejor de la noche era el final, cuando el local ya estaba despejado y había sitio para bailar y gustarse (yo es que siempre me he gustado mucho ;p), para las miradas que significaban algo, para las confidencias sin necesidad de darse voces en el oído, y para esas canciones (unas veces synth-pop y otras definitivamente guitarreras) que siempre se ponían al cierre y que me ponían la carne de gallina.

Estoy nostálgica, y aunque eso normalmente no trae nada bueno, en este caso me ha llevado a recopilar un montón de temazos de otra época. No era fácil porque no recordaba el título de una sola de estas canciones que tanto me gustaban y que he bailado hasta el delirio. Además hacía tantos años que no las escuchaba que ni sabía si las reconocería…

Pero si algo hemos aprendido de Proust es que los recuerdos están ahí aunque no los veamos, sólo hay que encontrar la forma de hacerlos aflorar.

Ojala os apetezca venir conmigo y recordar algunos de aquellos buenos momentos. Yo se los dedico a aquellos que los vivieron conmigo: amigos y familia (vosotros ya sabéis quien sois…)

25. Process (Elegant Machinery)

Estos eran suecos y su canción es del año 1992. Como muchas de las bandas que veremos, tienen un estilo muy Depeche Mode en los ochenta.

24. Fantasy Girl (Johnny O)

Esta es anterior, de 1988, y nos la trae un medio puertoriqueño medio dominicano criado en Brooklyn y que está considerado unos de los reyes del freestyle.

23. Running (Information Society)

InSoc (como se les conocía) es una banda de Minneapolis y este de 1985 fue su tema más famoso, alcanzando un grandísimo éxito en los clubs latinos Nueva York.

22. Flesh (A Split Second)

Este dúo belga debutó en 1986 precisamente con esta canción.

21. Blue Monday (New Order)

A estos ingleses sí los conocemos más… Aunque llevaban en activo desde 1980, es con este Blue Monday (anda mira, como hoy…) con el que tienen su primer éxito.

20. Let your body learn (Nitzer Ebb)

A pesar de ese nombre que no es alemán aunque lo parezca (en realidad no significa nada), esta banda de EBM (Electronic Body Music) también es inglesa. Este tema es de 1987.

19. Diamonds (Hard Rain)

En los ambientes “rememberos” (no sé donde estarán esos ambientes pero los tengo que localizar, porque yo, como Carry Bradshaw, miro tanto al pasado que debería llevar retrovisores…) este tema de los londinenses de 1988 se considera una de las mejores canciones del mundo.

Seguimos mañana, que queda lo mejor…

Spaced

spaced

Con la profusión de series de última generación de que podemos disfrutar últimamente, parece algo extraño irse a buscar algo que se emitió en UK hace ya más de 10 años… Pero si la calidad lo merece (y cuando hablamos de comedia no es tan fácil encontrar algo que de verdad contenga la necesaria combinación de ingenio sarcástico, surrealismo desquiciado y referencias a la cultura pop que me entusiasman) nunca he tenido complejos por disfrutar de algo que está bastante lejos de ser the latest

Además no descubro nada nuevo al decir que, aunque sea incuestionable la calidad de determinadas comedias americanas, hay un punto de crueldad y desencanto en el humor británico que lo hace más cercano a nuestra mentalidad mucho´más cruda y decadente (o a lo mejor es sólo a la mía, who knows…)

Spaced cartoon

El caso es que lo estoy pasando muy bien con esta sitcom (como ya me pasó con la absolutamente hilarante “Black Books”, a la que hace tiempo quiero dedicar un post como merece) que estuvo en antena en 1999 y en 2001 en la tele inglesa por cortesía de Channel 4.

timLa trama es bastante sencilla: Tim Bisley (el ya mundialmente conocido Simon Pegg por obra y gracia de la peli de zombies más divertida que he visto –hasta que llegó “Zombieland”, claro- “Shaun of the Dead”) es un aspirante a artista gráfico que se gana la vida en una tienda de cómics y que acaba de ser plantado por su novia, una arpía que le engañaba y que le ha dejado hecho polvo, además de en la fucking street. Como necesita un sitio donde poder conectar su PlayStation para poder sobrevivir, empieza a buscar piso, cosa que no parece nada fácil en el Londres de finales del siglo pasado.

daisysteinerEn esto que conoce a Daisy Steiner (Jessica Hynes, para mi gusto una excelente actriz capaz de representar como he visto a pocas el exceso de entusiasmo que raya en la ridiculez, tan necesario en la comedia, y que no entiendo como no se prodiga más) una periodista freelance de poco éxito que pretende (tanto en su acepción en castellano como en inglés) ser escritora pero que en realidad es la Reina de la Procrastinación (que es aquello del dejar para mañana lo que no te apetece hacer hoy, sustituyéndolo por cualquier actividad que te resulte mucho más gratificante) con tal de no enfrentarse a la espeluznante página en blanco; no sé de qué me suena eso…

Como Daisy también está buscando alojamiento, deciden fingir que tienen una relación para poder acceder a un pisito muy majo que sólo se alquila a parejas de profesionales (estos también son unos profesionales, pero de lo patético…).

El resto del elenco lo forman Marsha, la casera con pinta de haber tenido una juventud muy pasada de ácido y con una forma de hablar que me recuerda a Riff Raff de RHPS, madre de una adolescente con la que se pelea a muerte; Mike, el inenarrable mejor amigo de Tim que es un militar frustrado y un flipado de las armas y de todo lo castrense, además de un tarugo tarado carne de psiquiatra; Brian, el vecino artista conceptual, por decir algo, porque no sé cómo describir a este híbrido entre Norman Bates y Jackson Pollock; y Twist, la mejor amiga de Daisy, cuya mejor descripción viene de una frase de Tim: “sweet, but stupid, or an evil genius”…

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Las situaciones habituales en la vida de unos jóvenes que se acercan irremediablemente a los 30, tales como la búsqueda de su sitio en un mercado laboral hostil, especialmente cuando se tienen ciertas inquietudes; las relaciones romántico-sexuales (esto es lo que antes se llamaba “amor”, pero parece que en los últimos tiempos esta palabra suena a #ranciofacts twitterianos) : ese jardín en el que uno quisiera no haberse metido cuando se da cuenta de que se está convirtiendo en un pantano; o la amistad y las dificultades para sobrellevarla cuando a veces se parece bastante a una enfermedad congénita… Vamos, los temas de siempre, pero contados de una forma divertida y carente de complejos y aderezada con su correspondiente frikismo generacional.

Hay algo en la serie que te hace pensar que es un proyecto muy personal, real como la vida misma y que te hace identificarte con ella. No en vano está escrita por la pareja de actores protagonistas y dirigida por Edward Right, que se encargó también de “Shaun of the Dead”, “Hot Fuzz” y “Scott Pilgrim vs. the World”, que ya os comenté aquí.

Si se cruza en vuestro camino dadle una oportunidad y no os defraudará…

Lesbian Vampire Killers

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¿Qué puede hacer una gélida mañana de martes una nini de treintaytantos con un resfriado mortífero? Pues buscar la peli más mala que tenga para echar el rato y después tener una excusa para sacar a pasear sapos y culebras…

El caso es que el títulito de marras prometía bastante (en el doblaje se ha quedado como “Vampiras –supongo que “vampiresas” les estropeaba la sincronización labial…- lesbianas asesinas”) y además había echado un vistazo por Internet y había visto comentarios que me hacían pensar que era objeto de cierto culto, así que no me he podido resistir.

Pues en buena la hora, porque esto no es que sea malo, es que entra en la categoría de rotunda fucking shit!!

Plantel al completo

El cásting al completo: os habéis cubierto de gloria…

Resulta que hay un pueblecito de Inglaterra donde en una época pretérita habitaba una vampiresa lésbica mala malísima, una tal Carmilla [pues sí, no tenía ni idea de quién era esta Carmilla, pero un amigo de esos que no te dejan que hagas el ridículo -y al que se lo agradezco infinito- ya me lo ha hecho notar, así que, para los ingnorantes como yo, que sepáis que es el personaje de un cuento gótico de Sheridan Le Fanu de 1872 y que su historia es una de las primeras de vampiros que se han escrito], que, como os podéis imaginar, sembraba la comarca de pánico y tijeritas. Pero un valiente se atreve a acabar con ella y, antes de fenecer, la arpía le maldice a él y a toda su estirpe y promete volver cuando la sangre de un descendiente de su asesino se mezcle con la de una virgen (¿ah, pero quedan de eso?).

Ya en la actualidad conocemos al protagonista (un pringaete al que su novia mangonea de mala manera) y a su colega (el contrapunto ¿cómico? en forma de típico salido memo y cobarde) que, tras uno de los abandonos reincidentes de su chica, deciden irse de vacaciones y acaban en el pueblo de Carmilla, donde resulta que todas las mujeres se convierten en lesbianas y vampiras (me rindo, oye…) al cumplir los 18 años de edad.

Pues nada, que con todo esto se podía haber hecho una película divertida y mínimamente sexy, vamos digo yo, si por lo menos se hubieran molestado en contratar a los guionistas de Beny Hill que queden vivos. Pero qué va… han preferido que la peli sea tolerada, por lo que veo.

Pechugona Nº 4

“Me han dado el papel de Pechugona Nº 5. Jo, yo quería el de Pechugona Nº 3 que tenía mucha más enjundia…”

El caso es que fracasa en todas sus posibilidades de desarrollo: por lo que se refiere a diversión, no es nada entretenida. Es una chorrada que hemos visto un millón de veces mucho mejor hecha. No me he reído ni una vez, y la única frase que medio me ha hecho gracia es: “Hasta las mujeres muertas prefieren follarse entre ellas a conmigo”. Y ya ni siquiera estoy segura de que la palabra “follarse” no la haya añadido mi mente calenturienta…

Como peli de género fantástico da auténtica pena: es un insulto para los vampiros, para las mujeres y para las lesbianas (y para todo aquel que tenga un mínimo de buen gusto); los sustos dan… no me sale la palabra… ¡es que no dan nada!; y los efectos especiales parece que los ha diseñado el taquillero del Gusano Loco de las fiestas de mi pueblo.

Y si ya entramos en el tema pseudoerótico… buf… ¡¡es que no excita ni esforzándose!! Pensaba poner que quizá si tienes 15 años y todavía no has visto una teta al natural, a lo mejor… pero no, porque yo con 13 años tenía fantasías mucho más elaboradas e inquietantes.

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“Espera, espera: algo que pone… Naaaaaaa es que te está subiendo la fiebre, falsa alarma…”

Lo único que tiene la peli es que salen miríadas de tías buenas que, por cierto, ya estamos hasta las amígdalas de que cuando quieran que una parezca “la lista” le pongan gafas: las tías con gafas reivindicamos (que ya no las lleve no significa que todavía no las sienta, debe de ser como un miembro amputado) nuestro derecho a ser completamente estúpidas, estemos buenas o no!!

Pues eso, que un mierdón. Si alguien ve algo en ella por la que merezca que se le rinda algo de culto, que me lo explique, que a lo mejor es que hoy no tengo el día…

La joven Jane Austen

Aunque el devenir de la famosa escritora pertenece a la historia, el que no quiera saber cómo acaba esta peli que no siga leyendo (pero que la vea, que está bonita…)
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No es ningún spoiler comentar que la novelista de ficción romántica más famosa de todos los tiempos no tuvo una vida amorosa lo que se dice feliz. Jamás se casó, lo que en determinadas épocas me temo que era una condena a morirse virgen, y en esta película que, aunque a mí me encanta, sólo me atrevo a recomendar a los amantes del amor (eso es de una peli de Truffaut, ¿no?) o del “cine sombrilla”, se recrea la supuesta relación interrupta que pudo haber mantenido con un tal Thomas Lefroy, que habría inspirado a la escritora el ya legendario personaje de Mr. Darcy.
Bueno, si además de tratar sobre Austen, le pones una historia de amor frustrado y la protagoniza James McAvoy, que para mí es irresistible a la par que inquietante (y me parece buen actor, me ha gustado también en “Expiación” o en “Wanted”, si bien es cierto que recuerda mucho a Eduard Norton, otra filia inconfesable…), pues yo me tengo que hacer follower a muerte…
Baile
Lo que venía siendo una rave en la época de regencia.
Yo no sé si la peli es mala, o cursi, o sentimental, pero a mí me emociona profundamente cada vez que la veo, y esta noche no ha sido menos. Se tratan tres temas que me resultan conmovedores per se. Uno de ellos es el tema de la escritura como oficio, en el que no ahondaré porque seguro que me llevo algún sermón y paso.
Por otra parte, la situación de la mujer en otras épocas: Austen vivió entre 1775 y 1817 (durante el llamado período de Regencia) y, en aquel entonces no se les permitía tener una profesión que les facilitara la independencia, tan sólo dinero (siempre y cuando fuera heredado), posición y decoro. La pérdida de alguna de estas tres cosas era una desgracia y terminaba con la destrucción absoluta. Mientras que los hombres, a priori parece que eran libres (lo que me gusta de esta película es que acaba por demostrar que no es el género el que hace libres, sino, en definitiva, el vil metal).
jane austen
“El Windows Writer me va a pedales.”
Y por último, la fatalidad de las circunstancias, que condiciona la vida de las personas y dificulta la realización del amor. Este es un clásico de ayer, de hoy y de siempre. Admitámoslo, el amor no lo puede todo a pesar de lo que digan las canciones… Terrible, pero ¿no tiene su encanto el hecho de que así pueda permanecer para siempre libre de la banalidad que imponen la rutina y la decepción? ¿Qué es más deprimente: preguntarse toda la vida qué pudo ser o despejar esa duda para descubrir que no merecía la pena?
momento cuelga tú
Momento “cuelga tú”.
En caso es que, si bien en el momento en que Jane decide abortar su pecaminosa huida con el efebo aguanto bien las lágrimas (mentira, es que esto lo tenía ya escrito de antes, he llorado como una perra), en la escena final en la que vemos a la autora ya ajada y solterona-sin-remedio volver a encontrarse con su único y gran amor, ese nudo se desata para convertirse en una avalancha de llanto estertóreo con sollozos e hipidos de primer orden.
Lo dicho: cursi y sentimental. Pero y lo a gusto que se queda una, ¿qué? Pues eso…

Synecdoche, New York (2008, Charlie Kaufman)

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Mira Charlie, ya sabes que no soy especialmente objetiva cuando hablo de ti. He predicado tu palabra sin descanso desde “Being John Malkovich” (obviando deliberadamente, por supuesto, esa gilipollez de “Human Nature”, no sé en qué estarías pensando…); perdí mi copia de “Adaptation” por prestarla, tal era el afán por que todos conocieran a la nueva Meryl que tú escribiste y como redefiniste el concepto de giro argumental; en 2004 me cambiaste la vida, literalmente, y no me verás exigirte que me devuelvas el presente alternativo que me hubiera correspondido de no haber visto en aquel preciso momento “Eternal Sunshine of the Spotless Mind”…

Pero ahora, francamente, no sé que decirte. Quizá el momento lo es todo, es posible que haber elegido este día para ver tu película haya sido un error: demasiadas capas protectoras me mantienen en modo bulletproof soul (y cuando digo esto no puedo evitar pensar en Sade haciendo jogging por las calles de Londres con la africana gracilidad de una gacela), y menos mal, porque la historia de este director teatral obsesionado por crear una massive play y con su propia (y tan carente de significado como cualquier otra) existencia es lo más amargo y deprimente que se ha filmado.

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Probablemente ahí radique su mérito, en eso y en, a pesar de todo, contener un sentido del humor patéticamente brutal (carcajadas que salen del rincón más oscuro de la autocompasión). Has creado una puta pesadilla abstracta e interminable y esto lo digo como un cumplido, ni que decir tiene.

Hipocondría, soledad, indecisión, amor frustrado, anticlimax, la futilidad del psicoanálisis, la paternidad como estigma, el teatro dentro del teatro: vida y muerte… hasta la catarsis en alemán…todo está en ella. La elipsis a través de la que se narra el paso del tiempo se adueña de una historia realmente disfuncional (los demás a su lado somos girl scouts vendiendo galletitas…) para contar la parte por el todo.

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Pero no me ha conmovido. Ni una sólo vez he sentido que una carga de emoción insuperable inundaba mi alma y hacía estremecer mi corazón atenazando mi garganta hasta salir por mis ojos en forma de lágrimas. A lo mejor lo habías diseñado así, pero me queda la sensación de que toda esa intelectualidad anula gran parte de la humanidad de esta historia ante la que he permanecido impasible, en la que no me he sumergido plenamente.

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Si esto fuera una crítica convencional, tocaría hablar del reparto (y mira que tenemos a lo más granado, al núcleo duro de lo que se podría considerar el talento actual hollywoodiense, actores de verdad, no estrellas) o de los méritos técnicos del peli (que los tiene sin duda), pero esto no es una crítica, esto es sólo algo entre tú y yo.

No estoy decepcionada. Es algo peor: estoy fría. Seguiré predicando tu palabra, pero tendré que incluir la advertencia at your own risk.

En el diván con Madonna: Do you believe in love? Cause I got something to say about it…

[Lo de siempre: no me hago responsable de los cabreos que os agarréis cuando leáis esto y bla bla bla…No, en serio, esto va a doler…]
Criaturitas celestiales

No es que os haya abandonado en este mundo hostil y cruel (ya sabéis que normalmente yo sólo dejo mi rancho ficticio de Connecticut para ir de compras por Rodeo Drive en L.A. o quedar con Susan en el Salón de Té Ruso de NYC para despellejar, digo comentar, las carreras de nuestros estimados compañeros de profesión…) sino que tenía la necesidad imperiosa de pasar la ITV de este mi cuerpo serrano, y ya no se recupera una tan fácil de las operaciones de estética como antes…
Estaba yo ordeñando vacas (no sabéis lo polivalente y apañá que soy, que lo mismo gano un Emmy que asisto el parto de un ternero) y, por una extraña asociación me he puesto yo a pensar en eso del amor. No mucho rato, que os he dicho mil veces que si pienso mucho se me estropean las mechas, pero he sacado algunas conclusiones intrascendentes y totalmente absurdas de esas que no le van a servir a nadie, pero como el alquiler de Blogger lo pago yo (que soy la solvente, porque la niña muchas trascendencias, pero ná de ná…), pues digo lo que quiero, aún a riesgo de seguir recibiendo críticas (yo, ya me conocéis, me crezco en la adversidad, que si no me he muerto con lo que se dijo de mí con «La isla de las cabezas cortadas» es que soy inmortal…)

No sé por qué los videos salen negros, pero si hacéis click sí que funcionan… y hablando de negros, necesito uno que me arregle los formatos, porque mi talento se está desperdiciando en estas menudencias…

Frozen

You’re frozen when your heart is not open…
Esta maravillosa canción con gozosos arreglos de William Orbit se la dedico, para empezar, a todos aquellos profesionales del «estar muertos por dentro» (que no sabéis como se está reproduciendo últimamente en mi entorno esta subespecie de patéticas criaturas) y también a los que no creen en la pasión o reniegan del amor por su caducidad: a la Ciccone le gustaría derretir vuestro corazón, pero yo lo que haría es partiros la cara, sin concesiones.
Algún día no muy lejano, cuando seáis viejos y olais a pasas como el Sr. Friediksen os acordaréis de esto y os pondréis muy muy tristes. No os preocupéis, no será tarde, podréis coger a la primera anciana venerable y desdentada que os encontréis en la residencia y demostrarle que todavía os queda un ápice de vida. Tened cuidado a ver si os la cargáis con toda esa pasión reconcentrada.
Express Yourself

Don’t go for second best, put your love to the test…
Este clásicazo de 1989 habla de un principio fundamental: en el amor nunca hay que conformarse con menos que ser the one and only. ¿Es que esto hay que explicarlo más? Todos merecemos ser venerados, adorados e idolatrados, eso sí, sin necesidad de que nos miren como princesas cuando eructamos (jo, el que se acuerde de qué peli es eso que me lo diga, que no me sale en Google…)
Y si no es posible, siempre estaréis mejor on your own, hasta que alguien se dé cuenta de lo que realmente valéis y os aprecie con todos vuestros vergonzosos defectos (porque apreciaros por vuestras fascinantes virtudes no tiene ningún mérito, queridos…)

She’s not me

I know I can do it better…!
Pero si alguien sigue empeñado en haceros creer que hay otra persona que vale más que vosotros, nunca lo créais: simplemente será un opinión. Vuestro valor intrínseco no depende de nadie externo a vosotros mismos, de lo que os quieran u os dejen de querer.
Hallad en vuestro interior el tesoro de vuestra inalienable unicidad y nunca dejéis que nadie os lo robe. Y así lo dice la palabra de Dios en el estribillo de este temazo ultrasónico del álbum Hard Candy que cada día que pasa me gusta un poco más:
She’s not me
She doesn’t have my name
She’ll never have what I have
It won’t be the same
Y el que no lo quiera, él se lo pierde!!
Me voy, que me canso de ser tan sabia y tengo que preparar un apple pie.

No entendía…

… el extraño mecanismo cerebral que la llevaba a despertarse todas las mañanas sobresaltada a las seis cero cero. Ni como, en esa extraña lucidez del momento, podía sentir que todo estaba en su sitio para un instante después, empezar la lucha diaria para evitar que esa sensación se fuera desvaneciendo haciendo borrosos todos los argumentos que la sustentaban, hasta dejar solo un poso inexplicable: justo como cuando tratas de recordar un sueño perfecto que acabas de tener pero tu cabeza lo está devolviendo poco a poco al subconsciente del que, quizá, nunca debió salir por estar revelando mucho más de lo previsto…
Pero era un claro síntoma del momento convulso que estaba viviendo. De, lo que había dado en llamar, el tener la vida en obras. Era raro pero, casi todos a su alrededor pensaban que el caos se había apoderado de todo. Casi podía sentir como los que la querían se ponían un casco al encontrarse con ella, como si los escombros de su aparente demolición pudieran herirles.
No sabían lo equivocados que estaban. No existía tal afán de demolición, no había errores que recomponer (claro que los había pero se aceptaban, formaban parte de su historia…) y sus arquitectos estaban trabajando en seguir construyendo sobre las bases de un pasado que no podía dejar de ser tenido en cuenta. Sin embargo, es difícil integrar un nuevo estilo sobre otro antiguo y siempre hay detalles, a veces importantes, que se quedan en el camino. Se resignaba a aceptar que todo esto sólo estaría claro cuando esta fase de la construcción quedara terminada.
Además, se sentía como si durante el levantamiento de ese pequeño edificio que, según los planos iniciales, debía ser un centro comercial, se hubieran descubierto las ruinas de una antigua pero modesta civilización: era imposible obviar este hecho y seguir como si nada pasara. Se imponía la necesidad de analizar, estudiar, catalogar esos restos.
Probablemente después de eso fuera un sacrilegio seguir pensando en términos de retorno de la inversión: La finalidad original estaba perdiendo su sentido y aquel edificio no sería nunca el lugar concurrido y económicamente ventajoso que se planeó sino que tenía la obligación moral de convertirlo en un pequeño refugio para aquello que debía perdurar, porque ya estaba allí incluso antes de tener conciencia de sí misma.
Alcanzado ese punto de no retorno, le resultaba más fácil aceptar que no iba a ser comprendida si descubría que sí estaba siendo escuchada. Valoraba a los pocos que se atrevían a asomarse a los nuevos planos y a pasearse por entre aquellas vitrinas en las que ya se mostraban algunos de esos, a veces, diminutos retazos de una vida anterior tan olvidada que pareciera que nunca había tenido lugar. Ella los enseñaba con el orgullo con el que una madre relata los avances de sus hijos, aunque en ocasiones le invadía un cierto pudor: no todo estaba en urnas transparentes, todavía se guardaba ciertas cosas que no estaba preparada para mostrar al mundo. No todavía.
Sin duda todo esto le había hecho sentir que su mundo no era inmutable, que las certezas de hoy podían ser grandes incógnitas al día siguiente. Que no volvería a dar nada por sentado ni a rechazar nada por imposible. Que tendría que estar alerta para no dejar escapar nuevas oportunidades… Pero por ahora, había que ponerse de nuevo manos a la obra, porque quedaba mucho por hacer, y eran las seis cero cero.
A los que siempre escuchan, y sobre todo a los amigos nihilistas y cínicos ficticios: vuestra lealtad sí es inmutable.

La dueña de este blog no se hace responsable de las atrocidades cometidas en su ausencia por esta otra terrorista del verbo. Desde donde se encuentra sólo puede advertir que el contenido de esta entrada puede herir sensibilidades y… relajarse y disfrutar!

Pequeñas florecillas:

¿Sentís como cada día se viola vuestra identidad en trabajos en los que os da la sensación de estar permanentemente instalando retretes en la segunda Estrella de la Muerte?

¿Vuestra vida amorosa es un via crucis que me río yo de la bajada a los infiernos de Dante Alighieri (vamos una epopeya alegórica escrita en tercetos encadenados en la Edad Media y encima en italiano, como para entender algo…)?

¿En esta vida loca estáis más incómodos que el polvo piscinero de Showgirls (que yo lo dejo aquí para el que no lo recuerde –definitivamente NSFW!!-, pero que no lo voy a visionar porque me pasa como con “El gran azul”, que aguanto la respiración y me planto al borde del desmayo)?

En resumidas cuentas ¿os sentís tan fuera de lugar como una jovencita pija judía de los 60’ llevando una sandía a la fiesta clandestina de empleados de Kellerman?

Para no iniciados (y admiradores de las caderas de Patrick) dejo la secuencia completa, que es un placer para los sentidos en esta mañana de frío invierno…

El caso es que ya no tenéis que sentiros así nunca más, porque no dejaré que nadie os arrincone…

Y para ello vamos a contar (como os adelanté en mi primer post) con la inconmensurable sabiduría de Mads (es como Guy Ritchie llamaba a Madonna en la intimidad… que así hablando de todo un poco, ¿soy yo sola o este tío tiene toda la pinta de ser un Follador Justiciero…?) que a lo largo de tres décadas nos ha estado perfilando el camino de la reafirmación personal, a la vez que nos mostraba la tortuosa senda de la moda pop (tanto en su vertiente musical como estilística).

Que conste que hoy día es bastante fácil descubrir que los temazos de la Ambición Rubia tienen respuesta para todo: tenemos una cosa divina que se llama Internet donde están colgadas todas las letras de las canciones que en el mundo han sido.

Pero para los que teníamos el “Vogue” grabado de la radio en una TDK y teníamos que tirar de cascos, rewind y un cuaderno (y de nuestros rudimentarios conocimientos de inglés de colegios proletarios con nombres de mártires del franquismo) para descubrir los mensajes “ocultos”, era todo un logro y un orgullo pronunciar con total determinación cosas como:

Greta Garbo, and Monroe
Dietrich and DiMaggio
Marlon Brando, Jimmy Dean
On the cover of a magazine

El principal problema sobre el que se sustentan todos los demás suele ser una baja autoestima. Si hay mañanas en las que al mirarte al espejo, en lugar de ver a la maravillosa y única criatura que eres, sólo ves un horroroso mono-rata de Sumatra, ten cuidado porque se te puede ir la mano con la base de maquillaje, cuando lo que te tienes que retocar un poco es el alma antes de enfrentarte al mundo.

Y mentalizarte de que, pase lo que pase y digan lo que digan, you’re quicker than a ray of light… que no sé muy bien lo que significa, pero que no puede ser malo, ¿no? ;P

Que paséis un glorioso día hoy…

Geena’s corner

Geena Davis
Queridas amigas (que tengáis las gónadas externas o internas a mí me es indiferente…):
Nuestra pequeña Monidala se ha cogido unas vacaciones blogueras (algo me ha dicho la niña de una crisis de inspiración o no sé qué, que mira que le he dicho que tanta inspiración es mala, que luego va una y se hiperventila, pero ella ni caso…), por lo que no va a publicar entradas en una temporada y tampoco saldrán de sus teclas comentarios para vuestros blogs o vuestras gilifrikadas varias del Facebook (del Twitter ni hablemos, que eso es pecao).
Me ha pedido que os aclare que, por supuesto, seguirá leyendo con deleite todas y cada una de vuestras absurdas paranoias, digo… vuestras interesantísimas aportaciones a la cultura popular o al humor, pero me ha dejado a mí encargada del chiringo, así que si algo se ha de comentar, lo haré yo.
Teenager
Qué me gusta una regresión a la adolescencia, oye…
No esperéis sesudas reflexiones por mi parte, que yo no he sido nunca muy de pensar, no sea que luego me pase como a un tío de my dear dear Vince, que el pobre se murió de listo. Una muerte infame y desprovista de glamour. Vamos, una cosa horrorosa que no pega con nada…
No os extrañe si me burlo con sorna de vuestra idolatría por “Juego de Tronos” (yo es que soy más de “Santa Bárbara”, que queréis que os diga…), si no comparto esa irrefrenable necesidad de adoptar a un zombie (que no digo yo que no tenga su gracia, pero que mira que niños más monos se traen los Brangelina, que parecen de Benetton y ni se les caen los pellejos, ni nada…) o si resulta que disfruto con los videos bizarros de los que nos surte cierta loca divina, aunque sean para echar la bilis…
Tengo la intención de utilizar esta oportunidad para volcar mi profunda creatividad, pero claro, como soy de natural frívola y voluble, mi ritmo de posteo será más bien sincopado y exento de presiones. Estoy pensando en escribir una serie de entradas basadas en un nuevo y revolucionario método de autoayuda a través de las letras de las canciones de Madonna, pero no prometo nada que la disciplina no es mi fuerte.
Horror!
Como nueva Ama del Calabozo me ofrezco a daros los azotes que necesitéis. Si es que soy todo corazón…
Ahora que estoy viendo esto, yo lo customizaría un poco a mi estilo: unos claveles, un poquito de oro, una cerámica de Talavera, unas canciones de Mari Fé de Triana, vamos, lo que viene siendo una decoración kitsch-barroca para ponerse en situación… Lo que pasa es que como le toque algo a la niña, cuando vuelva me da una paliza que me deja más despeluchá que un loro matao a escobazos, así que me tendré que adaptar a lo que hay (cuanto daño ha hecho el feng shui al interiorismo moderno…).
Y sin más os dejo, que tengo que salir y mi cara requiere ya de mucho trabajo de chapa y pintura (ay, qué mal estoy llevando la menopausia…).
Vuestra siempre,
Geena
P.D. Susan, que le digas a la Paris y a la Linsey ¡que me he hecho bloguera! Aunque no sé pa qué, si estas no saben leer y seguro que se creen que es alguna peversión sexual y se me presentan por aquí sin bragas… Uy, no no, déjalo, a ver si me la lían parda (aunque habló de puta «La Tacones», pero bueno…).