Lady Gaga ha sacado el video de “Born This Way”

No esperéis un video mío mientras lo comento, que una ya tiene una edad…; ni un análisis en profundidad, que no tengo ganas, pero os dejo unos adjetivos con mis impresiones así, a vuela pluma (hay que jorobarse lo pedante que puedo llegar a ser…)

Ochentil, feo, bizarro, barroco, un poco asquerosito, pretencioso casi todo el rato, impresionante a veces, sucio, grotesco, lo del capital H-I-M siempre me ha encantado, kriptoniano, las coreografías un poco de Fama A Bailar, no?, y esta chica tiene que estar siempre en bragas??, mira no, se ha puesto un traje y mola, el tema de los pómulos da grima, oye; anda, mira qué culito; no tan pervertido como cabría esperar, ains…, y al final… se convierte en Madonna! No sé cómo tomármelo.

La canción me gusta, me parece muy apetecible para bailarla. El video lo veo más en la línea feísta y un poco aburrida de “Alejandro” que otras cosas suyas sublimes como “Paparazzi”; y aunque tiene algo de la bizarrez de “Bad Romance”, no está a la altura. Me esperaba bastante más.

What are you gonna do? Otra cosa más decepcionante, debimos preveerlo…

La Femme Fatale en el cine (III)

Otra tanda de mujercísimas mientras nos vamos acercando al final de la serie.

Alerta: Spoilers a tope!

Rose Loomis en Niágara (“Niagara”, Henry Hathaway, 1953)

Qué la hace fatal: Pues os va a sonar a déjà vu, pero esta mujer con el impresionante cuerpo, la magnética cara y la sensualísima voz de Norma Jeane planea el asesinato de su marido (Joseph Cotten) neurasténico y celoso (que digo yo, ¿no era más fácil dejarle? Porque éste no tiene restaurante, ni es rico ni nada que se pudiera sacar de él, -a no ser que no me enterara yo bien, que la he vuelto a ver hace poco y el DVD no tenía subtítulos en castellano y tuve que ponerlos en inglés para sordos o como se diga de forma políticamente correcta: lo que tiene comprar pelis en países extranjeros…- Es que ya es matar por matar…). Y celoso con razón, porque Rose tiene un amante, un chulo cascadas, que ha sido agraciado con el dudoso honor de ser el encargado de dar matarile al esposo.

Cómo acaba: Fatalmente. El plan de asesinato fracasa cuando el marido se carga al amante. Entonces le entra un sed de venganza que no cesa hasta acabar estrangulando a Rose en una siniestra torre para, finalmente, terminar muriendo (bueno, se supone…) al caer por la espeluznante cascada del título al intentar huir en un barco.

Norma

Esta mirada de soslayo con boca entreabierta está siendo analizada por científicos de la UCLA Prostate University como potencial causante de eyaculación espontánea.

BTW: Niagara Falls me parece un lugar espantoso para pasar una luna de miel, un Congreso de vendedores rapaces o el puente de la Constitución. Todo el día con unos chubasqueros amarillos horrorosos y botas de agua que ya se han puesto antes la mitad de la población occidental del planeta y la cara siempre mojada (para los que lleváis gafas debe de ser el acabose). Yo soy de secano.

Jessica Rabbit en “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (“Who Framed Roger Rabbit”, Robert Zemeckis, 1988)

Qué la hace fatal: Que la han dibujado así (y tener la voz de Kathleen Turner). Porque la verdad es que a este “dibu” de infarto, a pesar de su comportamiento extremadamente sexy y tentador y de ser sospechosa de asesinato, lo único que se le puede reprochar es haber estado jugando a “patty-cake» con el magnate Marvin Acme (y si la infidelidad hiciera “fatal”, yo no acabaría esta serie en los días de mi vida…).

Cómo acaba: Pues justo así, volviendo a casa con su maridito a seguir su vida de pareja asimétrica. Un happy ending, por fin!

Jessica Rabbit

Ver esto y sentirse un critter es todo uno. Pero tampoco la envidio porque para tener esa cintura habría que llevar los riñones en el bolso…

Gilda (Mundson Farrell) en “Gilda” (Charles Vidor, 1946)

Qué la hace fatal: Pues en realidad a esta mujer, indisolublemente unida a la melena pelirroja de Rita Hayworth, le pasa como a Jessica: que es todo fachada pero luego es una mujer decente que sólo ha cometido el pecado de enamorarse de Johnny Farrell (Glen Ford) al que puedo definir utilizando una canción de la Más Grande: “Es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y presumido, falso enano rencoroso que no tiene corazón. Lleno de celos sin razones ni motivos, como el viento, impetuoso, pocas veces cariñoso, inseguro de sí mismo, soportable como amigo, insufrible como amor.” Ofú, qué a gusto se queda una…

El caso es que el “enano rencoroso” siempre ha pensado que ella le fue infiel, así que mantienen una relación de amor-odio cuando vuelven a encontrarse siendo Gilda la nueva esposa del jefe de él.

Cómo acaba: Dando a Munson por muerto, se casan, pero Johnny sigue en sus trece hasta que un amigo común le hace ver que Gilda es irreprochable. El marido no estaba muerto (que estaba de parranda), e intenta matarles pero al final se libran de él y se van del país. Siempre pensaré que Gilda es mucho arroz pa’ tan poco pollo…

Como en su día ya puse el famoso “Put the Blame on Mame” (con bofetada incluida…-léase con indignación-), os pongo este otro número en el que se ve cacha y six pack.

Ya aviso que a Rita la tendremos en otro papel en el que sí que es Femme Fatale al uso, pero eso será otro día…

And the Oscar goes to… SHIT!

Oscar by Alex Eylar

Mirad, es que el tema de los premios cada vez me parece más aleatorio y más ridículo: el Nobel de la Paz a Obama, la Medalla de las Bellas Artes a Francisco Rivera, el Premio Ondas a Jorge Javier Vázquez… vamos, si es que al final voy a tener que decir que el Oscar de Penélope sí fue merecido, por lo menos hay que reconocer que es actriz, así que se lo han dado por algo que hace… (oye, que si a mí me quieren dar el Pulitzer por mis (mierdas de) tuits, que no se corten….)

Cualquier galardón en general, y más los Oscar en particular, que se conceden por miembros de alguna organización (mafiosa), no puede ser nunca justo. Intervienen muchos factores como los intereses creados (no nos olvidemos que la promoción es vital en estos casos), el empeño en enmendar errores del pasado (qué manía de no pensar única y exclusivamente en los trabajos que se valoran ese año…) y hasta, me atrevería a decir, los politiqueos y las reciprocidades (como en cualquier patio de vecindad).

Cagadas tenemos todos en mente (y sino no os preocupéis que ya las he sacado yo de “la Wikipedia, qué hermosa eres”):

  • obras maestras como “Ciudadano Kane”, que con ocho candidaturas sólo ganara la de mejor guión original;
  • que no lo hayan conseguido nunca tanto algunos de los mejores directores (Alfred Hitchcock, Ridley Scott, Stankey Kubrick, Orson Welles o Quentin Tarantino entre mis favoritos) como actores (que la cansina de Sandra Bullock, con mis respetos, tenga un Oscar y no lo tuvieran jamás Deborah Kerr o Barbara Stanwyck es que me repatea el alma) y que después lo arreglen con un Oscar honorífico, que yo soy Paul Newman y me lo dan como se lo dieron en 1985 (para luego dárselo de verdad por “El color del dinero” el año siguiente) y les digo que se lo metan por to el Teatro Kodak ;

Marisa Tomei Oscar

Sí, ya sé que lo de Marisa Tomei es una leyenda urbana, pero el pedo que llevaba Jack Pallance es totalmente de verdad…

  • lo de Titanic, que es una horrendidad (muy cara, eso sí) igualando a “Eva al desnudo” en nominaciones (pero ¿en qué mundo vivimos? por amor de Dios…) y a “Ben-Hur” en premios (lo mismo digo, es que hemos perdido el norte y el buen gusto…);
  • las nominaciones de Meryl Streep, que yo la adoro, pero 16 candidaturas ¿no son muchas ya? Y que a esta señora le quedan unos añitos todavía, ¿eh?
  • que lo ganen siempre los que engordan, adelgazan (como si esto fuera el premio de Corporación Dermoestética) o hacen de tupis o tullidos. O, si son actrices bellísimas, por salir feas, anda que…

Y así podríamos seguir ad nauseam, pero para que… Total, que ya hace unos años que paso olímpicamente de lo que diga la Academia y basta que en el trailer de una peli me suelten eso tan vacío de: “Del ganador de un Oscar de la Academia…” (que es que a ver, señores, que uno haya ganado un puto Oscar no significa que sus siguientes trabajos –ni el premiado, si me apuras- sea una garantía de nada) para que yo desconfíe y vea la peli ya con saña y con inquina hacia el susodicho.

Así que me la sopla quien gane (aunque no podré evitar alegrarme por la Portman y Colin Firth), estoy ya muy hartita de Bardem y toda su intelectualidad actoral, y hasta los mengues de la ceremonia. Eso sí, comentar los modelitos, habrá que comentarlos: que no decaiga la mala baba.

Y después de esta perorata amargada y llena de topicazos, no os perdáis el trailer de la ganadora de este año, y de todos lo años (de hecho es lo único bueno de este post…)

Clever and funny closing sentence you will remember for ever.

The Ultimate Spanish Petarda Collection XI

Si bien tengo que decir que no escucho yo ritmos latinos habitualmente, me encantaría saber bailarlos comme il faut. En realidad yo lo bailo todo y, aunque no tengo técnica, ya tengo mucho ganado por saber dejarme llevar, que hay mujeres que se ponen rígidas y no entienden las señales de su pareja y aquello se convierte en una montonera de pies y brazos que da pena verlo… (bueno, eso y tener ritmo y caderas, que también ayudan ;p)

Os decía que no escucho este tipo de música, pero sí que hay unas pocas canciones que me gustan. Pero mucho. Allá van. (Luego no digáis que no os abro mi corazón y mis vergüenzas…)

La vida es un carnaval (Celia Cruz)

El video es cutre con ganas, pero la canción revive a un muerto. Que la podía haber dejado para el final, sí. Que si no empiezo con ella, no empiezo, también. Así que…

Da gusto ver a esta cubana que en 1960 dejó su isla a medio revolucionar por un contrato en México, y que no se imaginaba que no volvería a pisarla jamás… Bueno, bueno, no nos pongamos melancólicos que a Celia no le gustaría: ¡Azúcar!

[Sonia Lunera me ha hecho darme cuenta por FB de lo poco caribeño que me ha quedado, así que, como ella misma ha dicho: Asssssuuuuuuucarrrrrr!!!]

Lo que pasó pasó (Daddy Yankee)

Esto, bien mirado, es como bajar desde los cielos hasta el infierno de los pobres. Pero mira, si tenéis que saber la verdad, que sea de golpe: le encuentro su puntazo a este reggaeton. Sólo a éste, eso sí, pero cuando ponen este tema en alguna boda o sarao involuntario (a mí no me pillan a posta en uno de estos horrores de Latin King, claro) se me va el trasero solo y acabamos en serio riesgo de escoliosis. Yo no tengo todas las respuestas, no me preguntéis…

A partir del minuto 3 el tema se vuelve del todo hip-hop y, cuidadito, que es una pasada… («prefiero ser dueño de un peso que esclavo de dos»)

Abriendo puertas (Gloria Estefan)

Será hortera o no, pero oye que lo de ir “abriendo puertas” y “cerrando heridas” me gusta. Me anima y en determinados momentos es mejor hacer como que los Radiohead nunca han existido porque no es cuestión de envejecer antes de tiempo…

Valió la pena (Marc Anthony)

Por lo general paso kilos del culo estrecho este. Pero hay que reconocer que en pareja con JLo puede parecer que es hasta guapo (las tías es lo que tenemos, que le podemos encontrar el atractivo a un sujeto en función de quien se lo está tirando –no digáis que no, perracas, que nos conocemos…-).

Qué hiciste (Jennifer López)

La Jenni se nos pone en plan Jackie Brown en este videaco que hay que ver, sus buenos dineros les habrá costado…

Me encanta el punteo inicial! Y una vez pasada la estrofa moñeril, tiene un estribillo bestial al que el fuego le queda perfecto. O a lo mejor soy yo que estoy fatal, no sé…

Bueno, y la pronunciación de las eñes ¿qué, mona? Cómo se nota que en los teclados de los Estates no hay…

Pedro Navaja (Rubén Blades)

Bueno, y mi favorita de todos los tiempos… Canción asociada a la infancia porque en clase de Dramatización nos hicieron representarla. Sí, ya sé que suena peor que si en Carnaval nos hubieran hecho vestirnos de Fulanas & Vicarios, pero es lo que tiene ir a colegios progres, que tenemos infancias felices y traumas, los justos!

Os dejo para que la disfrutéis que yo tengo muchas cosas que hacer hoy (y si es en universos paralelos, ni os cuento…) Pero no os olvidéis que “al que nace pa’ martillo, del cielo le caen los clavos”.

La Femme Fatale en el cine (II)

Mae West

“El sexo es como el bridge: si no tienes una buena pareja, más te vale tener una buena mano.” Si no la menciono en lista es porque Mae West se sale de la tabla. Ella era fatale inside, por encima de cualquier papel que interpretara.
Continuamos con las mujeres más fatales de la historia del cine y ojo, que no sólo de años ‘40 y ‘50 se alimenta este sociedad secreta a la que, eso sí, sólo las más destructoras féminas tienen acceso.
Antes de empezar, contaros algo que olvidé en la anterior entrega: también existe el hombre fatal. Aunque no es habitual, queridas amigas (y amigos gays), si alguna vez se cruza en vuestras vidas un Heathcliff [los que no hayáis leído todavía “Wuthering Heights” (“Cumbres Borrascosas”) no tenéis perdón de Dios, anda que ya os vale, ¿eh? No os quito el carnet del Club, pero considerad éste el primer straight], lo único que se me ocurre que podéis hacer es huir, huir sin mirar atrás, antes de que os devore con su arrolladora fuerza atormentada y aniquilante.
Heathcliff in the storm
“A mí es que, cuando hay tormenta en el páramo, me gusta meterme debajo de un árbol. Soy así de chulo…»
Reitero la advertencia de spoilers a cascoporro.
 
Cora Smith en “El cartero siempre llama dos veces” (“The Postman Always Rings Twice”, Tay Garnett, 1946)
 
Aunque muchos recordaréis mejor la versión que hizo en 1981 Bob Rafelson con Nicholson y Lange (sí, sí, la de la mesa de la cocina…), a mí la que me gusta es ésta con Lana Turner (con su aparición deslumbrante) y John Garfield.
Qué la hace fatal: Hombre, si asesinar a tu marido en complicidad con tu amante para quedarte su restaurante no es fatal, que venga Dios y lo vea…
Cómo acaba: Pues siguiendo la moralidad imperante, bastante mal. Aunque se libra en un juicio, termina muriendo en un accidente de coche. Ironías de la vida, su amante acaba siendo acusado de su muerte y él y sus pulmones disfrutando de la cámara de gas.
La frase: “A mí no me gusta mi apariencia, pero nunca encontré un hombre desde los 14 años que no quisiera convencerme de lo contrario.”
Esto me ha recordado la aguda reflexión que Sonia proponía en su comentario de la anterior entrega: ¿La mujer fatal nace o se hace? Yo ya contesté que, en mi opinión, se hace. Por lo general son mujeres con una pasado de abusos o, cuando menos, su experiencia con los hombres no ha sido nada positiva. Condicionadas por su físico, han aprendido a utilizar en su favor el efecto que provocan en cuantos varones se cruzan en sus vidas.

Turner y Garfield

“En cuanto nos libremos de mi marido, lo siguiente que hago es comprarme una Thermomix. Me han dicho que sale un gazpacho buenísimo.”
Madeleine Elster en “Vértigo” (“Vertigo”, Alfred Hitchcock, 1958)
 
Qué la hace fatal: Judy Barton (Kim Novak) es una muchacha sencilla que se presta por dinero a hacerse pasar por la esposa poseída de un asesino que ha tramado un elaborado plan para eliminarla, utilizando para ello sus encantos para seducir al detective con acrofobia Scottie Ferguson (James Stewart).
[Que conste que la pobre Judy es una víctima, pero en la primera parte de la película, en su caracterización como Madeleine, paradigma de la mujer enigmática por excelencia, es una auténtica mujer fatal.]
Cómo acaba: Tras engañar a Scottie y, por ende, a las autoridades, se enamora del detective que ve en ella a la difunta Madeleine. Cuando éste la descubre, en la catarsis del momento acaba teniendo el mismo final que la difunta a la que encarnaba, precipitándose desde el campanario de la Misión de San Juan Bautista. El pobre Scottie se cura de la acrofobia, pero sólo años de terapia le recuperarán de su necrofilia.
Vertigo
Nena, cuando tu hombre está enamorado de un fantasma, nada de lo que hagas te ayudará a recuperarlo de forma tan eficaz como morirte.
Catherine Tramell en “Instinto Básico” (“Basic Instinct”, Paul Verhoeven, 1992)
 
Qué la hace fatal: A mí me gusta mucho más esta película si pienso que el picahielos de la escena final es la prueba de que la astuta escritora se ha cargado (o inducido a otros con su fatalidad para cargarse, que para el caso es lo mismo) a 11 personas según mis cuentas… Para todo ello, y como no podía ser menos, Catherine Tramell (Sharon Stone) no sólo seduce al detective Nick Curran (Michael Douglas), no, eso sería demasiado fácil… La tía se pasa por la piedra a media peli (vamos, que a los/las que no se cepilla de una manera se los/las cepilla de otra, o de las dos).
No he visto la segunda parte, pero me da que debe de ser como “Matrix Reloaded” (de “Revolution” ni hablemos…), algo que nunca debió hacerse…
Cómo acaba: Como en los ‘90 la moralidad había cambiado bastante, la Femme Fatale consigue librarse de todo y la dejamos en la cama con Nick, proporcionándonos uno de los finales abiertos más famosos de la historia del cine.
Sharon Stone
“¿A qué adivino lo que estáis pensando? ;p”

Deseadme suerte…

Mi abuelo Mónico era un tipo extraordinario. Como era ATS, durante la guerra del ‘36 fue Teniente Sanitario (en el bando republicano, faltaría más…), y así me facilitó el poder gritar con orgullo aquello de “somos los nietos de los que perdieron la Guerra Civil”. Sólo por eso ya se habría ganado mi favoritismo entre todos mis ascendientes.

Pero es que además era un hombre muy moderno para la época, emprendedor, y además, un poco golfo. Había dos frases que él siempre decía y que se me han quedado grabadas a fuego a modo de leit motiv en mi vida: una es “el que tiene vergüenza, ni come ni almuerza”, la otra “que me quiten lo bailao”.

Yo vergüenza, lo que se dice vergüenza, pues tampoco tengo mucha, creo que va a ser genético esto… [va en el pack con la legendaria “mala leche” de Los Mónicos, que es como llaman a mi familia en Torrijos (Toledo) y alrededores, lugar de procedencia de la mitad de mi linaje, por ser éste el nombre también de mi bisabuelo]. Y bailar, pues digamos que he bailao lo mío (y lo que me queda, que conste).

Antes de venirse con toda la familia a Madrid en 1960, mi abuelo tenía un cine (de hecho “el cine”) en el pueblo, en el que a veces se hacían también representaciones de teatro. En cierta ocasión estaban montando “El Enfermo Imaginario” de Molière, con tan mala suerte que el día de la función, el que iba a representar el papel principal dijo que no salía, que le daba mucha vergüenza (espero que a este tarugo lo dejaran sin comer un mes, es lo que habría hecho yo por tamaña deserción…) así que mi abuelo, que tenía mucha memoria además, se puso el pijama (que más bien eran unos calzoncillos de esos largos de antaño), agarró sus frases y salió a escena. Al parecer se pasó media obra dando el culo al respetable para escándalo de viejas y mozas casaderas de la comarca y algarabía del resto. Tuvo tanto éxito que tuvieron que repetir la función. Así era el abuelo.

En 1955 se rodó una película titulada «Duelo de pasiones» en el vecino pueblo de Rielves. Un drama de relleno de esos que se hacían para los programas dobles. La dirigió Javier Setó, al que no conoceréis, pero que tiene en su palmarés glorias del Séptimo Arte como “La saeta rubia”, “Pan amor y Andalucía” o “La abuelita Charleston”.

Duelo_de_pasiones

No me digáis que el póster no es una delicia… Yo me pregunto: ¿Para cuándo en Blue Ray?

Entre el elenco actoral están grandes figuras de la cinematografía patria como Arturo Férnandez, Manolo Gómez Bur o Laly Soldevila. El problema es que éstos debían de hacer de secundarios por estar empezando en esa época, porque a los protagonistas yo no los conozco de nada.

El caso es que el abuelo que, como ya más o menos os habréis hecho una idea, tenía más cara que espalda, acabó metido en la peli. Pero no os creáis que formó parte de la figuración como muchos otros paisanos de la zona, no. Él era un extra con frase (doblado posteriormente, eso sí). Hacía de un notario (mi abuelo tenía planta para eso y para más) que llegaba en coche al pueblo, digo yo que a dar fe (ya no me acuerdo).

La peli tuvo 2.455 espectadores. Un exitazo. Pero en mi pueblo cuando se estrenó no cabía un alfiler: todos fueron a verse en el cine. Tanta huella ha dejado, que el año pasado cerró el III Festival de Cine Histórico Comarcal que se celebra en Torrijos.

Resulta que por milagros de la historia, en 1992 pusieron esta peli en Telecinco (seguramente el que la programó muriera poco después en el garrote vil, porque por mucho que sea mi abuelo, la peli es un rollo pollo) durante un ciclo de pelis españolas (malas). Mi padre la grabó, todos vimos al abuelo, y tan felices. Pero hete aquí que un día van a echar la Vuelta Ciclista/peli de romanos infumable/o vete a saber qué, y nuestro querido Harvey va y la borra para grabar aquello encima. Un sacrilegio, una ignominia, un ultraje para la historia familiar. Vamos, como cagarse en el león rampante del escudo de alguien…

Como de momento esto es lo más cerca que vamos a estar del mundo del cine (hombre, tengo una prima que parece que apunta maneras de actriz y tiene trazas de corista, pero como no se aplique no la veo ni presentando el Teletienda), nos hemos propuesto recuperar esa reliquia ancestral sea como sea. Y como que me da que no va ser fácil tirar de Megaupload…

Así que la semana que viene me presentaré en la Filmoteca Nacional para solicitar una copia del documento gráfico que demuestra mis dos grados de separación con esta buena mujer:

Creo que me tendré que inventar que estoy haciendo un trabajo de investigación para escribir un libro muy erudito e interesantísimo, “El cine árido y mesetario en la época de Franco” se va a llamar (vamos, un best seller, con lo que saque no me va a dar ni para pagar los derechos del título a quien me lo inspiró).

Lo dicho, deseadme suerte.

La Femme Fatale en el cine (I)

marlene

A mí me hubiera gustado ser una mujer fatal y arrastrar a los hombres a la perdición. Lo que pasa es que lo más que he conseguido es ser fatal como mujer y tener a alguno que otro hombre algo perdido y que acabara arrastrándose hasta el sofá para jugar a la Play. Pero no desisto, que todavía me quedan algunos años de lozanía…

La Femme Fatale es una señora siempre estupenda, las más de las veces rubia, que para conseguir sus objetivos utiliza a hombres a los que idiotiza con sus encantos sexuales, en la mayoría de los casos haciéndoles cometer toda clase de actos innobles.

Incluso antes de verlas encarnadas en el cine, este tipo de “lobas” ha existido y se nos ha advertido de la forma más machista de sus peligros, desde que el mundo es mundo: el hombre heterosexual, no nos vamos a engañar, es fácilmente idiotizable cuando hay unas faldas de por medio (no os vayáis ahora a poner dignos y a ofenderos, forma parte de vuestra, vamos a llamarlo, “esencia viril”), pero luego es más sencillo culpar a la inductora, ains…. No os olvidéis de Dalila, la Estilista de los Hijos de Israel, o la propia Cleopatra, que traía a César y Marco Antonio por la calle de la amargura.

Otro icono fatal sería la famosa Mata Hari, una bailarina exótica condenada sin pruebas concluyentes y ejecutada, acusada de ser una agente doble para Alemania durante la Gran Guerra.

Mata Hari

“¿Una ramera? ¡Sí! Pero una traidora, ¡jamás!” Tú di que sí, Mata Hari, que desde que estoy viendo que tienes tripilla, me he hecho fan total.

En la película de 1915 “A Fool There Was” se acuña por primera vez el término “vamp” (obviamente, diminutivo de vampiresa) para referirse a este prototipo de mujer. En este caso con la cara de la actriz Theda Bara.

Pero fue en las décadas de los ‘40 y ‘50 y en el marco del cine negro, con sus claroscuros y sus historias truculentas llenas de humo, donde la mujer fatal adquirió los distintivos que todos reconocemos hoy día. El mítico historietista Will Eisner en su serie “The Spirit” también contribuyó a la creación de ese icono (recordadme que un día de estos le dediquemos a este neoyorkino un post-homenaje de los gordos por su gran contribución al “arte secuencial”).

The Spirit

“No te hagas ilusiones, chato, esto no es nada sexual… Me envía Will a torturarte por dejar a Frank Miller destrozar su obra.”

Como ya habréis adivinado, voy a recopilar algunas de mis arpías favoritas desde aquella época hasta la actualidad. Obviamente habrá spoilers, aunque se trata de películas clásicas que ya habréis (o deberíais haber) visto.

Brigid O’Shaughnessy en “El Halcón Maltés” («The Maltese Falcon», John Huston, 1941)

Qué la hace fatal: Esta mujer encarnada por Mary Astor está obsesionada por apoderarse de una estatuilla supuestamente muy valiosa, y para ello, no duda en hacerse la buenecita para seducir al detective Sam Spade (con la cara y la voz de Humphrey Bogart), en liquidar a un tío y pretender cargarle el mochuelo a su cómplice.

Cómo termina: Pues el “mirlo blanco” que creía tener en Spade le sale rana, y en una escalofriante escena final (brutal el plano del ascensor) la entrega a la policía, a pesar de estar enamorado de ella hasta las trancas, para que sea pasto de la horca.

Mary Astor

“Ahora es cuando pongo cara de monja atormentada y el bobo esté se queda prendadito”

Y ahora que ya os tengo engachados, os dejo hasta la próxima entrega (vamos, lo que viene siendo un post interruptus). XD La mujer fatal es lo que tiene, que se hace desear…

The Ultimate Spanish Petarda Collection X

Hay días buenos, hay días malos, y luego está hoy… Era propicio para dejarse llevar por la negrura más amarga pero, en lugar de eso vamos a ver si arreglamos el día con unos temas petardos que me motiven a echarme unas risas, y de paso torturaros con cositas de esas que mejor no querríais volver a ver en vuestra vida. Se siente (que además hay que bajar el listón de las entradas que sino os acostumbráis a lo fino y después no hay quien se ponga petarda…)

Touch Me, Sara Montiel

Yo ya sé que en los ‘70, entre el salidismo oficial del destape y las drogas alucinógenas, estabais todos reguleros de la cabeza (no hay más que ver cómo estamos los nacidos en esa época, que somos dignos hijos de nuestro tiempo), pero Antonia, no me jodas…

La de Campo de Criptana (ya hablaremos otro día de ella con más tiempo) rebozándose por la hierba-croma con esa cara de vicio no tiene precio. La verdad es que empezando tan fuerte esto va a decaer rápidamente…

Nymphomania, Amanda Lear

Esto se merece un OMFG, pero puestos en pie. ¿Os querréis creer que sus orígenes son inciertos? Según la Wiki, podría haber nacido en Hong-Kong y tampoco hay seguridad acerca de si es o no transexual (para mí que sí, pero no es que sea yo una experta…).

Animada por Bowie, esta modelo se pasó a la canción, pero sobre todo fue famosa en aquellos años por su amistad con Dalí. La cancioncita os la he puesto porque parece que hoy va la cosa de hembras en celo (que conste que no ha sido premeditado, pero a veces el blog toma vida propia y yo, pues me dejo llevar…) y lo de “Nymphomania, sólo quiero amor” me parece que merece un lugar en el Olimpo de… de lo que sea!

Vamp, Norma Duval

¿Por qué siempre que he oído alguna canción de esta petarda he tenido la sensación de que se la está inventando sobre la marcha? Si no fuera porque hace un playback como una casa lo firmaría, porque es que ni pegan, ni tienen ritmo, ni sentido ni nada…

“Vamp”, dice la tía… lo que te “vamp” es a linchar como te pillen por cantar tan rematadamente mal!

XD Me acabo de dar cuenta de que esto os va a provocar unas pesadillas de narices…

Desátame, Mónica Naranjo

Me he dicho: “Anda guapa, ponte algo de una que cante bien, que vas a perder credibilidad”. Además que esta canción, ahí donde la oís, trata un tema muy controvertido que apenas se ha tocado en los debates de esta nuestra posmoderna sociedad: señoras y señores, también existen los tíos “calienta”.

Aquí la Naranjo está francamente hasta el toto de un maromo que no se decide, y la pobre está a punto de darse al rollo bollo por pura desesperación. Increíble, pero cierto.

Inolvidable el “voy llorando en un taxi, no importa la dirección”. Nosotras esa frase la usamos mucho, ¿verdad Susan?

Ven y ven, Olga Ramos

Y para acabar, unos cuplés muy picarescos por cortesía de La Reina y su sempiterna y centenaria pianista.

No se puede ser más graciosa y tener más arte. La Mae West española. Cualquier otra cosa que yo pueda decir, no está a la altura.

NBA All-Star Game: Ya no es lo que era

Me he enterado hoy de que estamos en el All-Star weekend. Hace una barbaridad de años que dejó de interesarme el tema del basket y, cuando he mirado las alineaciones de los equipos que se disputarán esta noche el trofeo en Los Ángeles, apenas me sonaban nombres más allá de Lebron James por la conferencia Este y Kobe Bryant y Gasol por la Oeste, así que los aficionados al baloncesto no esperéis que os haga una predicción sobre el ganador basándome en un análisis de la temporada que está haciendo este año cada cual y sus promedios.

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«¿Ves qué pinta de malotes? Pues verás cuando nos arranquemos con el Tango del Pabellón: Pop! Six! Squish! Uh-uh Cicero Lipschitz!”

Pero sí me ha recordado esa época de mi vida en la que me quedaba muchos viernes con mi hermano a dormirme en el sofá mientras él veía “Cerca de las Estrellas”, más que nada para tener algo que comentar después con los compañeros de la Escuela de Baloncesto: sí, aunque parezca difícil de creer, estuve varios años aprendiendo fundamentos de este deporte para el que, como os podéis imaginar por mi físico privilegiado, no estaba muy dotada (aunque os advierto que mejor no me retéis a una carrera porque soy muy rápida…)

Como recordaréis, en aquel entonces todo se decidía siempre entre Lakers y Celtics (y más tarde Pistons, hasta que los Bulls de Jordan lo acapararon todo durante unos años…). A mí me encantaba el equipo angelino y hasta estuve coladita por Magic Jonhson durante un tiempo y fantaseaba con casarme con él, vivir en L.A. e invitar a cenar a Charles Barkley (habría tenido más sentido Isiah Thomas, pero yo me decía que a mi mansión californiana invitaría a quien yo quisiera…).

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Aquí, posando cual comparsa: Los Ninios de los Ángeles, en el Teatro Falla

Todo esto fue bastante antes de que se supiera lo que le había pasado al pobre por ser un Follarín de los Bosques a Pelo (y de dejar a su esposa como Cornuda Universal: Shame on you, Earvin, shame on you…!).

Johnson & Isiah

“Muy amigos y to lo que tú quieras, pero te voy a meter un puro por lo de los tres chiítas que te vas a cagar…”

Pero ser de los Lakers era como ser del Real Madrid: demasiado fácil. Así que yo, que soy del Al’leti por un extraño impulso que me lleva a identificarme con aquellos que pocas veces consiguen lo que quieren (vamos, que Beck cuando escribió su “Loser estaba pensando en mí más que en él mismo…), me hice de los Hawks (y por ende, fan de Dominique Wilkins). Y así acabé hermanada con la bonita ciudad sureña que se quemaba en “Lo que el viento se llevó”, y no me hizo poca ilusión tener que hacer escala allí cuando viajé a San Francisco, aunque sólo pude verla al aterrizar y conocer su aeropuerto, claro (“So why don’t you kill me…?”).

Imaginaos la tensión durante los concursos de mates, siendo mi hermano tan del Madrid como de Jordan…

Lo que venía a contaros antes de que se me fuera la olla a Camboya es que, a día de hoy, la NBA a perdido mucho glamour. Igual soy yo, pero ya no hay gente tan carismática como entonces: Julius Earving, Larry Bird, Abdul Jabar, los mismísimos Magic Johnson o Jordan, o el equipo de los chugos Pistons al completo… Y eso se nota.

Pero yo sé la verdadera razón por la que la NBA (y el baloncesto en general) ya no me motivan: las equipaciones modernas.

comparativa

Vamos, que con el cambio de pantorrilla por muslo hemos ido muy a peor.

Veinte años no es nada…

Pues sí, dearests, esta es la conclusión a que hemos llegado después de dos gloriosas quedadas de ex compañeros de clase. Y resulta que consideramos probado que no hemos cambiado, al menos en lo esencial…

Durante todos estos años la vida nos ha llevado por caminos muy diferentes, hemos tenido experiencias que nos han hecho madurar (estudios, trabajos, viajes, relaciones, paternidades, etc.) e incluso algunos quedaron en el camino: un par de brindis obligados por aquellos que siempre nos harán recordar lo afortunados que somos los demás por estar aquí para contarlo…

Pero la cuestión es esa: que nadie cambia. Que todo aquello que ya éramos entonces, cuando nuestra inocencia estaba intacta, sigue siendo válido. En todo caso, aquello que nos diferenciaba, lo que marcaba nuestra personalidad, se ha incrementado con la edad y con esa pátina que deja el tiempo: el irónico se convierte, por momentos, en sarcástico; el atrevido, en intrépido (y qué liberador es asomarse aunque sea un momento a esa dimensión…) ; la “buena chica”, en la madre de todos (pedazo de MILF, eso sí…); el tímido, en un tipo que sólo habla cuando realmente tiene algo que decir, pero conviene estar al tanto para no perderse “sus perlas”; la decidida en asertiva, muy segura de sí misma y con las cositas muy claras; el deportista, reciclado en treintañero deportista (eso creo que es tan meritorio que no necesita más comentario); la show girl, en mí…

Y seguimos manteniendo los roles que teníamos entonces, ni que decir tiene, así que la manera en la que nos relacionamos ya está aprendida y asimilada desde siempre: quizá por eso fue tan fácil romper el hielo, porque se trataba apenas de una ligera capa de escarcha que se retira de un soplo y que ni siquiera gotea.

Todos volvimos a casa con esa sensación: aunque no sean mi familia, esta es la gente con la que me he criado, con la que he pasado durante muchos años de mi vida (quizá los más importantes por ser la época de mayor aprendizaje y formación del carácter) más tiempo que con mis padres y hermanos. Nos han inculcado los mismos principios, nuestros cimientos están hechos del mismo material. ¿Cómo no nos va a resultar fácil encontrar puntos de entendimiento? ¿Cómo no nos vamos a reír hasta que los años desaparezcan y volvamos todos a ser críos de nuevo?

Revelador es también el darse cuenta de que, después de tantos años, tu BFF sigue siendo tu BFF: que seguís entendiéndoos sin explicaciones y compartiendo sin pudor hasta los más recónditos rincones del alma.

Chicos, gracias por hacerme pasar tan buenos momentos. Los de entonces y los de ahora.

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La Patrulla-X original. De izquierda a derecha: Tormenta, Pícara, Cíclope, Bestia, Lobezno y Fénix. Photo by Gámbito.

El Profesor Xavier estaría tan orgulloso…