Sherlock

Sherlock

Últimamente estoy muy inglesa y tal (…and such). Debe de ser que del catarrazo interminable que he pasado se me ha quedado algo de la flema Británica (sí, es un chiste francamente asqueroso, pero peor es el final de “Pink Flamingos», si no recuerdo mal, que acaba con Divine zampándose la famosa caca de perro aquella, y a John Waters no le decís nada…).

Digresiones absurdas aparte (hoy estoy un poco bestia y terriblemente dispersa, seguro que me sabréis perdonar…), os voy a contar lo que me está pareciendo esta serie británica (pues menudo día les ha ido a tocar…).

Para empezar, ¿qué cosa es esta de llamar al detective privado (o detective asesor) más famoso de todos los tiempos por su nombre de pila, como si fuera un mozo de cuadra? Llamadme antigua, pero como decía La Faraona, “las cosas conforme son”… Y Holmes, siempre ha sido Holmes.

Fuera aparte de esto, la serie producida para la BBC es de una gran calidad (en todos los aspectos: por ejemplo son un gustazo su fotografía, su diseño de producción o su banda sonora) . Actualizan el personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle y sus peripecias en un formato un poco especial: son tres capítulos por temporada de 90 minutos de duración cada uno, lo que hace que debiéramos abordarlos casi como una película en sí mismos, ya que de lo contrario se te hacen largos y te puedes dispersar (yo desde luego hoy me disperso hasta con un haiku, pero bueno…).

Sonrisita

“Mira que sonrisita se me pone cuando caigo en la cuenta del meollo de la cuestión. Elemental…”

Estoy viendo la primera temporada y tengo que decir que el primer episodio, “A Study in Pink”, me parece absolutamente brillante. En él conocemos (y se conocen entre sí) a los personajes principales: Holmes está interpretado por Beneditc Cumberbatch, un actor con una cara inquietante y que la verdad, me gusta bastante como interpreta al sociópata más perspicaz de la literatura; y Watson por Martin Freeman, que directamente me encanta: está contenido, irónico, misterioso de puro desconcierto, sutilmente tierno… y me pone mogollón (vamos, que me declaro fan total y fatal, con ese trastorno obsesivo compulsivo que me caracteriza…). Además la trama del capítulo es muy ingeniosa y morbosa y está muy bien desarrollada y dosificada la información para mantener la intriga.

Watson

Al Doctor Watson lo adoptaba yo…

Aquí también se sientan las bases de la relación entre los dos personajes principales y sus respectivas idiosincrasias, con sus pullitas hacia la homosexualidad latente, los traumas del uno y el autismo del otro, etc. No me gusta nada que todo sea tan políticamente correcto (y no me refiero a que no podamos disfrutar de una escena de ducha compartida en Baker Street, que tampoco estaría mal…) y que se hayan eliminado ciertos aspectos del detective que a mi siempre me han encantado, porque de alguna manera le hacen más humanos.

Holmes y Watson

“No, no somos maricas, pero gracias por preguntar…”

Aparecen también otros personajes clásicos del entorno del detective como la Sra. Hudson (Una Stubbs), el Inspector Lestrade (interpretado por Rupert Graves, un señor que me recuerda a Mourihno, fíjate tú…), y ya se va intuyendo la presencia de Moriarty, y otras cosas que no cuento para no desvelar nada.

El segundo episodio, “The Blind Banker”, también está muy bien, aunque reconozco que me empecé a resentir por su duración y lo tuve que ver en dos tandas, lo que le quitó algo de emoción. En el tercero, “The Great Game”, directamente me quedé dormida y lo tengo que retomar porque creo que lo merece (además creo que se pone muy interesante de cara a la espera de la segunda temporada…).

En definitiva es un serie muy recomendable, pero hay que tener la precaución de cambiar el chip porque no es de las que te puedes tragar varios episodios de una sentada.

Ah, me olvidaba, no hay que comparar con la peli del Dios del Sexo, digo, Guy Ritchie, porque son dos mundos totalmente diferentes. Pero vamos, que ahora que caigo, a Jude Law tampoco lo echaba yo a puntapiés de mi cama (jo, como estamos…)