Cuadros que me fascinan

Pues sí, amigos, me interesa la pintura. No es que sea una experta en absoluto, pero disfruto mucho mirando algunos cuadros, sobre todos aquellos con los que sé qué puñetas estoy viendo, y algunos hasta me provocan ciertas emociones. Os cuento…

“El retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa” (Jan van Eyck, 1434)

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Esta famosísima pintura gótica flamenca (también conocida como “Jamiroquai se casa de penalti”) me parece increíble y me asombra profundamente por la minuciosidad y el realismo que alcanza. No os perdáis el perrillo, no porque sea muy mono sino porque su pelaje constituye una auténtica proeza técnica.

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Mi detalle favorito es el espejo en el que vemos a la pareja de espaldas y dos personajes más y en torno a él se muestran 10 de las 14 estaciones del Vía Crucis!!!

Todavía hay controversia sobre si se trata o no del momento del casamiento de este rico comerciante italiano. Lo que sí está claro es que su esposa no estaba encinta ya que jamás llegaron a tener descendencia. Lo que pasaba es que se pretendía resaltar el vientre, que se consideraba en la época una de las partes más bellas del cuerpo (no, si ahora también, pero el de Brad Pitt…).

Si lo queréis contemplar al natural deberéis ir a la National Gallery de Londres, visita obligatoria aunque la noche antes hayáis estado en el Ministry of Sound, golfos!

“El Jardín de las Delicias” (El Bosco, 1480-1490)

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En realidad todo lo que pintaba Hieronymus Bosch era un auténtico micropuntazo. Esta, su más famosa obra, es un tríptico y lo que veis, su parte central.

Me sigue pareciendo alucinante como, con una supuesta intención moralizante, el holandés le pudo colar este “sin Dios” (que representa un falso paraíso en el que el hombre ya ha sucumbido al pecado) a Felipe II, con lo beata que era…

Me podría pasar horas contemplando a estas extrañas figuras entregadas a todo tipo de perversiones.

Bosch

No os perdáis al onanista submarino inverso mientras en la burbuja mágica un señor intenta seducir a una beldad a golpe de aliento de Fisherman’s Friend (totalmente inevitable, lo juro…).

Para un análisis exhaustivo no tendréis más remedio que pasaros por el Museo del Prado de Madrid.

“Jean de Dinteville y Georges de Selve” (Hans Holbein el Joven, 1533)

Los embajadores

Este cuadro, más conocido como “Los Embajadores”, y que no es quizá tan popular, es una auténtica pasada. Los que no lo hayáis visto antes pensaréis: “Pues dos señores muy abrigados con un montón de trastos”.

Lo que nos interesa es la extraña forma que hay en la parte inferior (denominada “el hueso de sepia». Si os situáis en el borde de vuestro monitor, con la mirada en perpendicular a la pantalla podréis ver de qué se trata…

FYI: El fenómeno se llama anamorfosis, y lo podréis disfrutar también en la National Gallery.

“Gabrielle d’Estrées con su hermana, la duquesa de Villars en el baño” (se atribuye a Jean Cousin el Joven, pero lo que se sabe con seguridad es que pertenece a la Escuela de Fontainebleau, 1594)

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Aunque a primera vista parece de lo más lésbico a la par que incestuoso (¿quién da más?), en realidad parece ser que el agarramiento pezonil simboliza el embarazo de su hermana.

A mí lo que más me inquieta no es ni la desnudez ni el gesto en sí, sino la cara de siesas que tienen las dos hermanas, que parece que se acaban de escapar de sus respectivas vainas…

Para ver en persona esas caras de pasmo tendréis que pasar por la taquilla del Museo del Louvre de París, la France.

“Venus y Marte” (Sandro Boticelli, 1483)

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El florentino del Quattrocento tiene quizá como obras más representativas “El nacimiento de Venus” o “La primavera”, pero a mí la que me gusta es ésta que representa el triunfo del amor (Venus), es decir, el grado más elevado de la evolución humana, derrotando la fuerza del guerrero (Marte). ¿No es total?

A mí me parece el paradigma de la sensualidad. Además, qué me gusta un pequeño sátiro…

También lo podréis ver en la maravillosa pinacoteca de Trafalgar Square, donde además curiosamente no os cobrarán entrada, sino que simplemente tendréis que dar el donativo que consideréis apropiado.

Bis morgen.