Lobezno El viejo Logan

Lobezno el Viejo Logan

En lo que a comic se refiere, el género de superhéroes no es mi tipo, pero está claro que Lobezno es del tipo universal (con o sin la cara de Hugh Jackman) y no hay quien se resista a adentrarse en sus aventuras, siempre tan políticamente incorrectas, y en su carácter tan peculiar: entre chulesco y tierno (irresistible, ¿no?).

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Aunque cuando yo conocí a la Patrulla-X en los años ‘90 gracias a esta serie que recordaréis (sí, ya era algo mayorcita para dibujitos… o no…) mi favorito era Gámbito (que siempre me pregunté porqué no se llamaba Órdago si lo suyo eran los naipes) que era un gamba y un bacilón, Lobezno ya apuntaba maneras y mucho más cuando supe toda su historia (menudo culebrón) gracias a una compañera de la Facultad friki donde las hubiera que me informó con detalle de su apasionante y misterioso pasado y del rollito-triángulo-amoroso con Jane Grey y el pesado y pluscuamperfecto de Scott (vamos, Cíclope).

Después ya vinieron las pelis de Brian Singer que me parecen de lo mejor que se ha hecho en este género.

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Pero la serie Lobezno El viejo Logan me ha dejado totalmente con la boca abierta. Creada por Mark Millard (uno de los guionistas claves en la evolución del mutante de Marvel) y dibujada por Steve McNiven, nos sitúa en un futuro apocalíptico (pero ¿los hay de otra clase?) 50 años después de que los villanos hayan logrado apoderarse del planeta y la mayoría de los superhéroes hayan sido masacrados durante una guerra devastadora.

A caballo entre “Sin Perdón” y “Mad Max”, la historia es una road movie sangrienta y truculenta que comienza con un Lobezno torturado por el pasado y retirado de cualquier actividad heroica, que ha abandonado la violencia y sus garras y que sólo responde al nombre de Logan. Circunstancias de primer orden le obligarán a acompañar a Ojo de Halcón en una misión que les llevará a lo ancho de lo que en su día fueran los Estados Unidos, y que ahora es una tierra árida y peligrosa que se reparte en los territorios que los distintos villanos dominan a su antojo.

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A lo largo de esta amarga aventura, nos encontraremos con muchos de los personajes de la legendaria editorial (qué bien me ha venido tener en casa la Enciclopedia Marvel, porque una no experta como yo a veces se pierde…) y con otros nuevos surgidos de la retorcida mente de Millard y que me han parecido endiabladamente potentes (no os cuento porque os spoilearía, pero sí os puedo adelantar que las nuevas generaciones dan mucho juego…).

A través de unas ilustraciones portentosas que reflejan toda la fuerza y la violencia de la historia descubriremos este mundo en el que los malos son más malvados que nunca y los buenos… también. Especialmente memorable es la narración de los hechos que hicieron a Lobezno rechazar ¿para siempre? sus garras y en general, el poder disfrutar de toda la iconografía clásica de Marvel de una manera desgarradora.

Cuando el comic de superhéroes se muestra totalmente adulto, realmente le deja a uno con la desagradable sensación de que, los superpoderes son una maldición.

Ranking “No te tocaría ni con un puntero láser”

Mira, podía elegir entre comentar otra serie inglesa (buenísima, eso sí, de momento os vais a quedar con las ganas de conocerla ;p), currarme otra playlist melancólica y mítico-vital o vomitar otra de mis paranoias pseudoliterarias. Pero me da todo tanta pereza que ni me molesto. Hoy vamos a probar algo nuevo (bueno, nuevo porque yo no lo he hecho nunca, que no voy yo de pionera precisamente…)

Aquí os presento una lista de señores supuestamente estupendos pero que a mi (y seguramente a much@s de vosotr@s) me dan un asquito tremendo por unas razones u otras que intentaré explicar pero sin matarme, que el tema no es precisamente sesudo hoy…

Espero no herir vuestra sensibilidad y ofender a vuestro buen gusto. Os recuerdo que desde aquí ejerzo mi libertad de expresión y que el hecho de que a mí no me guste algo/alguien no significa que sea necesariamente una fucking shit. Pero si de todas formas después de leer esto necesitáis ofenderme profundamente, sólo os pido que al menos lo hagáis con gracia, que aunque no lo parezca estoy muy sensible.

Gracias.

Daniel Craig


Más frío que el hielo

Sí, ya sé que este va a levantar ampollas… Pero es que a mí esos ojos gélidos me dan escalofríos y esos músculos me parecen de lo mas recauchutado.

Como alternativa saludable propongo a Vin Diesel, que también está to ciclao pero que me parece que tiene una mirada cálida y humana (vamos, no digáis que en sus pelis no os parece super humano… ;p).

Adrien Brody


El hermano lelo de Rossy de Palma

Pero ¿qué invento es esto? Bueno, las cosas claras: hay tíos feos y tíos feos de cojones. Adivinad a qué categoría pertenece este sieso…

Pero claro, llegan los cracks del Márketing y nos venden el rollo del feo-atractivo y ale, todas a babear (aunque la que más picó el anzuelo fue la Pataky, la pobre, que se tiró unos añitos desayunándose con tamaño engendro).

¿Y como actor? Pues siempre tiene la misma cara: la de un cayo Malayo.

Leonardo di Caprio


Un agostao

Conste que como intérprete cada vez me gusta más. Me parece que con su trabajo ha conseguido muy brillantemente pasar de niño prodigio a gran actor y que tiene mucho olfato para escoger los proyectos en los que se involucra.

Ahora bien, como hombre, tengo la sensación de que se ha agostao y que se está haciendo viejuno sin haber llegado a madurar. Algo parecido a lo que le ocurre a Michael J. Fox o Jason Bateman.

Yo también tengo cuerpo de Góngora últimamente…


Hugo Silva


Chulete piscinas

Este es que ya me toca la moral porque encima el tío, con esa pinta de chulo piscinas que gasta, tiene el morramen de colarse en mis sueños eróticos. No sé a quién tengo que reclamar por el error de casting, porque a este tío juro que no lo he puesto yo en mi subconsciente. Que a lo mejor lo traía configurado ya de serie, vale, pero que no, que a mí el me gusta de verdad es el Duque, que es mucho más fino, donde va a parar…

Tom Cruise


El Sr. de la Cienciología

Reconozco que de pequeña me gustaba este muchacho eterno que un día se llamó Thomas Cruise Mapother IV (¿os lo podéis creer?), pero ahora estoy cada vez más convencida de que el tío es un extraterrestre (o por lo menos no tengo muy claro si es animal, vegetal o mineral).

Si además de sus rarezas (y reacciones espasmódicas de puro sobreactuadas) y de alimentarse de placentas, tenemos en cuenta que el Sr. de la Cienciología ha estado dentro (supuestamente, yo tendría que haberlo visto para creerlo) de otras replicantes como la Kidman (que hace tiempo que no es ella sino que es una sosias procedente de una vaina) o mi gran amiga Pe (ale, esparciendo la semilla del pedante de Bardem), pues es que ya no hay por donde cogerlo.

Ah, y me olvidaba de decir lo evidente: que Mapother IV cada día es más plasta como actor. Una joyita.