Lobezno El viejo Logan
17 febrero, 2011 Deja un comentario
En lo que a comic se refiere, el género de superhéroes no es mi tipo, pero está claro que Lobezno es del tipo universal (con o sin la cara de Hugh Jackman) y no hay quien se resista a adentrarse en sus aventuras, siempre tan políticamente incorrectas, y en su carácter tan peculiar: entre chulesco y tierno (irresistible, ¿no?).
Aunque cuando yo conocí a la Patrulla-X en los años ‘90 gracias a esta serie que recordaréis (sí, ya era algo mayorcita para dibujitos… o no…) mi favorito era Gámbito (que siempre me pregunté porqué no se llamaba Órdago si lo suyo eran los naipes) que era un gamba y un bacilón, Lobezno ya apuntaba maneras y mucho más cuando supe toda su historia (menudo culebrón) gracias a una compañera de la Facultad friki donde las hubiera que me informó con detalle de su apasionante y misterioso pasado y del rollito-triángulo-amoroso con Jane Grey y el pesado y pluscuamperfecto de Scott (vamos, Cíclope).
Después ya vinieron las pelis de Brian Singer que me parecen de lo mejor que se ha hecho en este género.
Pero la serie Lobezno El viejo Logan me ha dejado totalmente con la boca abierta. Creada por Mark Millard (uno de los guionistas claves en la evolución del mutante de Marvel) y dibujada por Steve McNiven, nos sitúa en un futuro apocalíptico (pero ¿los hay de otra clase?) 50 años después de que los villanos hayan logrado apoderarse del planeta y la mayoría de los superhéroes hayan sido masacrados durante una guerra devastadora.
A caballo entre “Sin Perdón” y “Mad Max”, la historia es una road movie sangrienta y truculenta que comienza con un Lobezno torturado por el pasado y retirado de cualquier actividad heroica, que ha abandonado la violencia y sus garras y que sólo responde al nombre de Logan. Circunstancias de primer orden le obligarán a acompañar a Ojo de Halcón en una misión que les llevará a lo ancho de lo que en su día fueran los Estados Unidos, y que ahora es una tierra árida y peligrosa que se reparte en los territorios que los distintos villanos dominan a su antojo.
A lo largo de esta amarga aventura, nos encontraremos con muchos de los personajes de la legendaria editorial (qué bien me ha venido tener en casa la Enciclopedia Marvel, porque una no experta como yo a veces se pierde…) y con otros nuevos surgidos de la retorcida mente de Millard y que me han parecido endiabladamente potentes (no os cuento porque os spoilearía, pero sí os puedo adelantar que las nuevas generaciones dan mucho juego…).
A través de unas ilustraciones portentosas que reflejan toda la fuerza y la violencia de la historia descubriremos este mundo en el que los malos son más malvados que nunca y los buenos… también. Especialmente memorable es la narración de los hechos que hicieron a Lobezno rechazar ¿para siempre? sus garras y en general, el poder disfrutar de toda la iconografía clásica de Marvel de una manera desgarradora.
Cuando el comic de superhéroes se muestra totalmente adulto, realmente le deja a uno con la desagradable sensación de que, los superpoderes son una maldición.