Rango (Gore Verbinsky, 2011)

Poster

No me acordaba ya de lo que se disfruta una buena peli en el cine (no es el tema de la pantalla grande porque con el proyector esto lo tienes –aunque alguna vez sola en el salón, a oscuras y mirando a la pared me he sentido Hugh Hefner…-) sino que en casa se pierde ese encanto que tiene compartir la experiencia con otro montón de seres humanos.

De entrada decir que “Rango”, por necesidades familiares la he visto doblada (mi niña es lista, pero no tanto como para leer subtítulos con tres años, que hasta los genios tienen su curva de aprendizaje…). Es de agradecer que dicho doblaje se haya llevado a cabo por profesionales y no por graciosillos patrios, pero aún así está claro que tiene más gracia escuchar a Johnny Depp que al doblador oficial de Johnny Depp…

Gótico americano

Y dicho esto, un consejo si me lo permitís: no os llevéis críos a ver “Rango”. A los tres minutos de proyección ya me estaba diciendo la mía (bueno, susurrando, que la tengo bien educada): “Mami, ¿cuando nos vamos?” De hecho, cada vez que había algún gag no se oían más que risas adultas y todos los niños (incluso aquellos de diez años o más) salían de la sala con cara de “jo, menudo timo nos ha colado papi”. Es que “Rango” es una película de animación, pero totalmente adulta. Es un western serio, aunque no “demasiado” violento.

Protagonizada por un camaleón doméstico con ínfulas actorales y alguna que otra duda existencial que, por accidente, se queda tirado en el desierto de Mojave, la película pronto se adentra en territorios tan áridos como las “localizaciones” en las que tiene lugar. No me malinterpretéis, esa aridez no implica falta de diversión, sino que me refiero a la complejidad y profundidad de su trama, así como a la propia necesidad de los personajes y la motivación que mueve el argumento: el agua. Os recomiendo hacer acopio de bebida porque sino pasaréis sed.

Coro

Incluso el ritmo de la película tiene mucho más que ver con films clásicos del género como “Hasta que llegó su hora” (“C’era una volta il west”) que con otras animaciones que conocemos, ya sean estas de Pixar, Dreamworks o, mucho menos, Disney. Y mencionar a Sergio Leone es, desde luego, obligatorio porque en “Rango” hay multitud de referencias a su cine. Yo no soy para nada aficionada a las películas del Oeste, pero una infancia, adolescencia y juventud con un solo televisor en casa y un Master of the Remote apasionado del spaghetti western me obligó a ver unas cuantas (o unos cuantos cientos de ellas), así que no me resultó difícil captar algunas de estas referencias (seguro que se me escaparon otras muchas, claro) más o menos obvias a personajes clásicos de Easwood o van Cleef, a tópicos del género y a situaciones habituales en este tipo de cine. Que conste que también encontramos referencias a “Star Wars” o “The Lord of the Rings”, que siempre es algo muy socorrido para que los frikis se sientan como en casa… ;p

El Ojo Mágico

Si “descifrar” estereogramas 3D fuera deporte olímpico yo sería la Comaneci: no tengo rival divergiendo la mirada. ¡Os desafío! Qué demonios, ¡os desafío dos veces!

En “Rango” se alternan, a mi modo de ver de manera acertada, los momentos de ritmo pausado que comento (y que sirven para trasmitir esa cierta trascendencia que tiene el argumento) con escenas de acción trepidante muy bien elaboradas y que insuflan las dosis necesarias de aventura y emoción. El humor, inteligente y adulto, viene dado principalmente por la buena caracterización de personajes, especialmente en el caso de los secundarios. Pero uno de los aspectos que más me sorprendieron fue la calculada dosificación en la aparición de los diferentes “villanos” a los que el protagonista tiene que enfrentarse.

Ahora bien, la principal razón por la que creo que nadie debería perderse esta película es por la espectacular animación. A nivel artístico, tiene un diseño con un nivel de detalle que roza lo enfermizo y los concept de personajes son de lo mejor que he visto nunca. En cuanto a la técnica, es directamente para quitarse el sombrero: las texturas alcanzan niveles brutales, la iluminación es tan realista que a veces llegas a dudar de que lo que estás viendo no sea más que una ilusión creada a base de ceros y unos. Digamos que con “Rango” he entendido por fin aquello de que en “Las Meninas” Velázquez pintó el aire.

Cabalgando

Una gran película por tanto (ya hablemos de animación o no) que puede resultar algo pesada a los impacientes, pero que se convertirá en imprescindible para los amantes del western. La guinda: los preciosistas títulos de crédito con musicón tarantiniano. Saldréis del cine cantando «Rangooo Rango-oo»…