De Eurovisión y otras petardeces
15 mayo, 2011 4 comentarios
Ayer estaba la tarde petarda (hacer el cambio de ropa de invierno a verano es un ritual que incluye música dance y bailoteo, pero si además te quedan como un guante las faldas de 2004, es decir, pre-fecundación, la cosa merece un festival…), aunque no imaginaba yo que la velada iría in crescendo de esa manera. Porque si la lluvia cancela un plan de patinar por el Retiro (yo no, que le tengo mucha estima a mis huesos; aunque no descarto nada, porque Victoria se ha pedido unos patines rosas para su cumple y yo creo que me voy a apuntar, como madre solidaria que soy), Susan y yo lo cambiamos por otro de tomar café en su loft, y lo que surja. Y siempre surge algo, porque yo no he estado en mi vida en su lugar donde la creatividad mané de tal manera, que aquello parece Abbey Road…
Es hablar de patinaje y ya me veo en una Roller Disco de los ‘70. Otra cosa no tendré, pero imaginación…
El caso es que nos divertimos de lo lindo improvisando sketches (la gente igual se cree que esto sólo lo hacemos cuando tenemos público, pero la verdad es que cuando estamos solas es cuando interpretamos nuestros números más brillantes) y llegamos a la conclusión de que si no somos famosas, es porque no queremos, pero como un día nos pongamos en serio, lo petamos. Como nos encanta aunar esa esencia proletaria de la que hacemos gala a la menor ocasión, ya sea con nuestra petardez intrínseca, ya sea con cierto frikismo más basado en la culturetalidad que en otra cosa (es que yo antes muerta y enterrada en la cripta de Invernalia que reconocerme como friki, eso ya lo sabéis…), hemos creado un espacio (es que somos taaaaaaaaan televisivas, nos tendremos que montar nuestro propio programa porque está claro que no podemos esperar eternamente a que nos descubran) que titularemos “Las Que Tienen Que Servir feat. Star Wars” (o al revés, no está muy claro).
Tras una cena “de barrio” en un mesón de los de toda la vida (mira, lo exótico está muy bien para hacerse la moderna-snob, pero donde estén las alitas de pollo y la oreja a la plancha que se quite todo) volvemos a casa a tiempo de ver la actuación de España en Eurovisión (es una pena no haberlo visto entero porque os habría podido torturar con una entrada gloriosa, el año que viene no os libran ni los Siete Dioses) y con los resúmenes nos hacemos una idea de por dónde van los tiros. A destacar: que la que más nos ha gustado es la serbia de ojos de Goldie Hawn con look sesentero, que los niños irlandeses están para que los linchen, que la húngara es caballuna y cara pasillo a más no poder y que la ucraniana no se decidía entre vestir de corto o de largo y decidió ponérselo todo (nosotras la crítica constructiva se la dejamos a Uribarri y a Íñigo).
Como se entere Brandon Flowers de que le has robado sus plumas te va a arañar la cara, maja…
Total, que justo cuando iban a empezar las votaciones decidimos hacer un zapping, cuando, cual fue nuestra sorpresa, nos encontramos con el programa revelación de la temporada, qué digo temporada, de la década!!! El docu-reality “Alaska & Mario” que emite la MTV española desde el miércoles 11 de mayo y que tuvimos la suerte de visionar en redifusión. Luego le dedico un post como merece, porque esto me está quedando ya demasiado largo, pero sólo avanzar que es divertido, entrañable y me encanta que haya gente tan generosa como para abrirnos su intimidad de esta manera. Si os gustaba “Los Osbourne”, no os lo podéis perder.
El caso es que nos quedamos sin saber quien había ganado Eurovisión (ni puta falta que nos hacía en ese momento). Esta mañana me he enterado de que fue Azerbaiyán, con una canción muy moñas interpretada por una sosias de Marta Sánchez que a nosotros no nos gustaba nada. Que Lucía Pérez, representante de España por la gracia de Dios, quedó antepenúltima (y menos mal que hay países que pueden votar aunque no lleguen a la final, como es el caso de Portugal, porque sino…). A mi la canción me parecía simpática (dentro de lo que cabe, claro; pero igual mi opinión no cuenta porque mi simpatía se basa en el hecho de habérsela oído cantar a mi hija, y ese es un espectáculo memorable…) aunque le hubiera quitado la gaita coñazo esa de fondo; el vestuario de la moza era de lo mejor del Festival, y ella estaba muy mona y pizpireta. Ahora, la coreografía de Lola González, la directora de la academia de «Fama: A Bailar» y borde oficial de la televisión comercial, era ridícula y patética a partes iguales y más bien parecía obra de Joey.
¿Es Lucía Pérez la hermana pequeña de Yolanda Ramos?
Al finalizar la gala, emitieron un programa con imágenes de la historia del Festival que fue la delicia de dos petardas como nosotras y pudimos rememorar grandes momentos de la canción, pero me los voy a reservar para una entradita de Petardas Collection. Todos menos éste que se lo dedico a Susan como agradecimiento por una noche fantástica.
Pues mira lo bien que os lo pasasteis al final! XD Yo no vi la gala a pesar de que mi madre se pasó todo el día recordándomelo, eso de ver gente cantando nunca me ha gustado mucho aunque cuando vivía con mis padres era todo un acontecimiento (a pesar de ser conscientes del tongo que rodea el asunto). 🙂
Ayer estuve punto de hacer una entrada sobre Alaska y Mario porque lo vi el otro día y me encanto. Me voy a pedir a Mario Vaquerizo para Navidades.De Urovision ni flowers, demasiada caspa pa mi
Es verdad, BELLE, antes (especialmente cuando sólo había dos canales, no sé si tú te acordarás :p) era todo un acontecimiento… Pues nos lo pasamos genial! Fue un planazo!! XDD El tongo forma parte del todo, por cierto…Jo, SONIA, pues hazla, este puede ser nuestro Juego de Tronos!!! XDD Urovisión no es caspa, es confeti blanco… XDDD
Yo vi sólo las votaciones, por el guayomini, pero ya no hay guayomini, así no, no así no.