¿Hacemos una porno? (Kevin Smith, 2008)

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Hubo un tiempo, en la segunda mitad de los ‘90, en que Kevin Smith era uno de mis directores favoritos y me enorgullecía de haber seguido su estupenda evolución desde la insuperable (pero, en cierto sentido, inmadura) “Clerks” hasta la brillante “Chasing Amy” (sin lugar a dudas una de las mejores comedias románticas que se han hecho nunca), pasando por la divertidísima, gamberra y friki “Mallrats”.

Manda huevos…

Pero luego vino el declive cuando en “Dogma” las ideas parecían agotadas y la repetición comenzaba a campar a sus anchas por ese universo que ya no era original, sino que más bien empezaba a oler a rancio. Para colmo de males cometí el estúpido error de ver “Jay y Bob el Silencioso contraatacan” en el cine y eso es más de lo que mi corazón (y mi hígado) pudo soportar… (y eso a pesar del cariño que le tenía a los dos personajes protagonistas).

Lo de “Una chica de Jersey” no tiene nombre y prefiero fingir que nunca se rodó, así que para mí su siguiente peli fue “Clerks II”: otro ejemplo de que su particular mundillo de empleados con ínfulas frikis y llenos de frustraciones a los que les pasan cosas hilarantes en su cotidianeidad, tema que maneja y domina como nadie, se estaba quedando cada vez más y más pequeño y daba la terrible impresión de que Smith tenía miedo a salir de su New Jersey natal y no se atrevía a salir de ese entorno en el que se siente tan cómodo (tanto literal como figuradamente).

Mira, este corto tampoco lo había visto…

Tanto me había alejado de su filmografía que la peli que hoy os comento la desconocía por completo y pensaba que su siguiente obra era “Vaya par de polis” (horrible título en español para lo que me parece una buddy movie tontorrona), que tampoco he visto porque cuando supe de ella me pareció que este director, otrora promesa del cine independiente, ya no podía caer más bajo.

Smith tiene pendiente de estreno en España “Red State”, una peli de terror que parece que no ha terminado de convencer ni a los amantes del género ni a sus fans acérrimos, ya que se sale bastante de su tónica general. Supongo que le daré una oportunidad porque a mí me parece que por lo menos tiene el mérito de arriesgarse por una vez a hacer algo diferente… Además, está ya trabajando en su siguiente peli, “Hit Somebody”, una historia sobre hockey que se estrenaría en dos partes. Ya veremos…

En “¿Hacemos una porno?” Zack (Seth Rogen, un tío que se debe de estar forrando porque últimamente está en todas partes) y Miri (Elizabeth Banks) son dos amigos-desde-el-instituto y compañeros de piso cerca de la treintena que están en la ruina (además que ser un par de perdedores de cuidado) y a los que se les ocurre la feliz idea de rodar una peli porno con la que salir de la bancarrota. Como punto de partida para una comedia romántica no me digáis que no es original…

Star Whores

No sé vosotros pero yo esta versión de “Star Whores” sí que la vería…

El problema es que casi nada de lo demás resulta muy original. Tenemos todo aquello que ya conocemos del sobado universo Smith: protagonistas empleados en una cafetería (o similar) y la utilización de esta como escenario de la acción, los interminables parloteos de sus personajes (unas veces con más fortuna que otras), los omnipresentes tacos, la escatología, las referencias frikis y particularmente a Star Wars, algunos de sus actores fetiche (en este caso Jason Mewes y Jeff Anderson –Jay y Randal respectivamente-), etc.

El resultado, sin embargo, no es malo del todo: Es una comedia romántica gamberra en la línea de “Algo pasa con Mary” (aunque menos disparatada) o las últimas de Judd Apatow, tan de moda ahora, que se deja ver y que llega a ser realmente divertida en algunos momentos (en otros puede alcanzar altas cotas de plastez e incluso ser francamente desagradable en ocasiones) aunque el guión dista mucho de la redondez de “Chasing Amy” (desde mi punto de vista una de las pioneras en ese sub-género), sobre todo en la parte final en la que los acontecimientos se suceden de manera precipitada y horripilantemente convencional.

El timón holandés

No, si al final resultará que lo del “timón holandés” va a ser algo romántico que te cagas… ;p

Aunque hay algo por lo que la peli merece la pena verse: Tracy Lords haciendo pompas de jabón con cierta parte de su anatomía…

Gigli (Martin Brest, 2003)

Gigli

Parental Advisory

Warning: Este post contiene un montón de lenguaje obsceno y mal sonante. Lo siento, he tratado de evitarlo pero me temo que no ha sido posible ya que esta peli es una PUTA MIERDA…

Y es que si se trata de ver comedias románticas malas, vamos a ahorrarnos el via crucis y lleguemos directamente a la peor: es tan mala que la he tenido que ver tres veces; y no porque no no me lo creyera, sino porque me aburría tanto y era tal el sinsentido y la vergüenza ajena, que me evadía y perdía el hilo (de los cojones…)

Pertenece, como he leído por ahí y me ha encantado, a la categoría de “mira a quien me follo”, es decir, pelis que hacen parejitas de Hollywood para presumir de su amor y de lo buenos que están y que los demás gilipollas del planeta nos muramos de envidia pensando en cómo se lo montan. En este caso el cara de culo de Ben Affleck y la culo de cara de Jennifer Lopez, que, no contentos con perpetrar esta patética chufa (considerada la peor película de 2003 y también la peor comedia romántica de la historia según una encuesta que se hizo el día de San Valentín, menos mal que pilló a la gente con el espíritu amoroso activado, que sino los linchan…), al año siguiente compartieron cartel también en “Una chica de Jersey” de Kevin Smith (otro que tengo en mi lista negra de directores que últimamente no hacen nada que sirva junto con Tim Burton y los hermanos Cohen).

Pa matarlos

Dios el día del juicio final: “No sé como castigaros después de esto, francamente, así que, por de pronto, a J-Lo no dejará de crecerle el pandero y a Cara de Culo, la cabeza. Por toda la eternidad… Amén. ¡El siguiente! Joder, es Kevin Smith por ese truño de “Jay y Bob”. Me piro a comer…”

Un cotilleo: a pesar de haber roto hace cantidad de años se llevan muy bien y parece ser que Ben está ayudando mucho a Jenny superar su ruptura con el grimoso Anthony. No sé que tal le sentará eso a Jennifer Garner (¿es que este patán no sabe echarse novias con otro nombre???) pero hay rumores de reconciliación. A mí me da igual, mientras no se les ocurra hacer otra película juntos…

Él es el Gigli del título, un mafiosillo de tres al cuarto con pinta chulo-putas (vamos, como suele vestir Affleck en sus pelis, que no sé porque tiene este tío esa querencia por las chaquetas de cuero de padre de los noventa y los chándal de jubileta tunero) al que le han encargado un trabajito secuestrando a un retrasado mental (no sé cómo se dice esto en plan políticamente correcto pero conformaros con que no haya dicho “un tonto la polla”…), interpretado burdamente por Justin Bartha. Ella es otra mafiosa, una tía muy misteriosa y como imbuida de una sabiduría cósmica (apuesto a que ponía esto en las notas del guión…) con la que tendrá que compartir el encargo, lesbiana para más señas. Pero no lesbiana lesbiana, no. Lesbiana de esas que “necesitan un buen pollazo” (también en las notas del guión, por lo que se ve…).

El polvo vestido (sí, es por El almuerzo desnudo...)

“Me van los chichis pero ya se sabe que las lesbianas somos unas descerebradas y no sabemos lo que hacemos…”

Para rematar la faena tenemos a Christopher Walken y Al Pacino, llevando a cabo, sin lugar a dudas, las peores interpretaciones de sus carreras: pasados de rosca y caricaturizados (por sí mismos, que no parezca que le echo la culpa al director…). En el caso de Walken, todavía no sé que coño pinta su papel en toda esta historia (¡y la he pseudo-visto tres veces!).

Si no es que lo diga yo… Juzgar vosotros mismos si esto es de recibo. (Y no os perdáis el video siguiente, que es lo que me gustaría hacerle a mí a Pacino).

Además de que la historia es una soplapollez como un camión cisterna lleno de orín, los diálogos dan risa, pero de la mala. Todos se dedican a soltar unas parrafadas supuestamente profundas pero tope ridículas, por no hablar de que pretende sentar cátedra sobre temas de sexo y después tiene la escena de cama más insípida jamás vista y la actriz/cantante/bailarina/productora/diseñadora parece que tiene el batín ese pegado al cuerpo con Loctite…

Es penosa. Pero yo os diría que la vierais porque una cosa tan cutre y tan mal hecha no hay que perdérsela! Os dejo la crítica de un tío llamado Luke Lewis que me ha hecho bastante más gracia que la peli en sí…

Exposados (Andy Tennant, 2010)

Exposados

No sé si esta sobredosis de comedia romántica no me estará convirtiendo en una cínica recalcitrante, como si tanta noñez y mensajes de “el amor verdadero puede con cualquier adversidad” me estuvieran vacunando, o si simplemente se llega a un momento en la vida en que las experiencias te hacen perder la fe para siempre…

Sea como sea, y después de este momento íntimo entre vosotros y yo, os diré que esta película tampoco ha encendido la llama de la esperanza nueva y eterna en lo que a Hollywood se refiere: no hay manera humana de ver una comedia nueva, original, con chispa. Ya no se hacen comedias como las de antes, algo que trascienda la pura comedia y el mero romance, algo como “Las tres noches de Eva” o “Mi desconfiada esposa”…

La Jenni

“Sí, tengo más de 40 años, pero cada vez que envidiéis mi cintura o mis piernas, os ruego recordéis que no me he comido una buena hamburguesa con queso desde 1991.”

Aquí con lo que nos encontramos es con una cierta química entre Gerard Butler y Jennifer Aniston (aunque tampoco sé yo si es química o el cariño que le tengo a la Siempre Rachel y al efecto que tiene sobre mí esa media sonrisa embriagadora con la que el escocés adorna (y cómo) esa cara de bestia parda y que insinúa su capacidad para levantar a una mujer y echarle un polvo épico contra la tapia de un callejón oscuro…) y con un pastiche de cosas sacadas de (o al menos yo las vi por primera vez en) “Los 39 escalones” de Hitchcock (sólo que allí los protagonistas estaba esposados literalmente el uno al otro y había más tensión sexual en un fotograma que en toda la filmografía de Tennant -aunque tengo que decir que este director especializado en comedia romántica tiene algún título que está entre mis favoritos como “Sólo los tontos se enamoran” con el Siempre Chandler, o “Hitch”, que es ligeramente original…- ) o en la ochentera “Dos pájaros a tiro”, en las que se mezclaba la comedia romántica con el thriller y había interesantes cantidades de acción para mantener a los protagonistas en peligro constante, que ya se sabe que es la cosa que pone más cachonda del mundo a la gente…

Beso, atrevimiento o verdad

“¿No hueles a gas? ¡Pero no pares hombre, que creo que estoy a punto…!”

Lo que me escama es que me parece que en el fondo no se trata más que de otra remarriage comedy (si algún día consigo terminar el tercer post de mi tesis sobre la comedia romántica os hablaré de este asunto) y me pregunto si no estaremos viviendo otra era de represión y nos intentan lobotomizar de nuevo con aquello de que “el divorcio es malo” o si ese género ya tiene su propia entidad independientemente de la coyuntura social.

El resultado, sin embargo (me refiero a pesar de los interesantes referentes), es que se ha desaprovechado tanto a los actores como las situaciones que se podrían haber creado. La parte thriller es aburrida y no tiene interés. La parte cómica carece de gracia y en cuanto al romance, es bastante plano, con escenas previsibles y falta mucha electricidad. Resumiendo: es un “sí, pero no”.

27 Vestidos (Anne Fletcher, 2008)

27 vestidos

¿27 Vestidos? 27 collejas le daba yo a la tía esta, así, una detrás de otra y en to’l colodrillo…


Que empiece una peli y el punto de partida te parezca más improbable que uno conmigo comulgando, a día de hoy, con las cosas que hemos visto (no sé, viejos que se bañan en una piscina con crisálidas de aliens y se revitalizan -joer, que eso sí que es un spa guapo y no las chufas que nos venden…-, por poner un ejemplo a bote pronto ), es que tiene delito…

Y es que resulta, para el que no lo sepa, que la protagonista (una tal Jane, encarnada por la últimamente ubicua Katherine Heigl) es una pirada de las bodas que está asistiendo como dama de honor a dos de dichos acontecimientos a la vez (Jesús, María y José, la burra y el buey, si que te inviten a una boda ya me parece un mal rollo inhumano -claro, te invitan a que te pagues la cena -y algo más con lo que poder irse a Cancún- en el hortera-restaurante que los novios escogen para degustar un menú sintético compuesto de un déjà vu de entrante, con una carne -por llamarlo de alguna manera- y un pescado -pero ¿qué absurdez proteica es ésta?- de plato principal, para terminar con un postre a base de la típica tarta nupcial reseca e insípida que, eso sí, baja del techo mientras se escucha la predecible «I will always love you» versión «mi pobre Whitney Houston»), una por el rito hindú y otra más tradicional (hablábamos de la Heigl, por si os habéis perdido, que no me extrañaría…) pero ambas igualmente aborrecibles e intercambiables.

27DKS-011    A closet full of bridesmaid dresses takes center stage on the set of 27 DRESSES.

El armario de la vergüenza…

Si ese estúpido frenesí por el tema «bodorrio» no explica per se el porqué nadie ha llevado al altar a la moza de marras, explicaros que la muy ilusa está enamorada en secreto de su jefe (Edward Burns, un señor que prometía mucho en los 90 pero que hay que ver en lo poco que se ha quedado…) que, no sólo no se entera, sino que mantiene con ella una relación de lo más fraterna. Y hablando de fraternidades, pronto conoceremos a su hermanita menor (la de la pánfila), una fresca y caradura de tomo y lomo a la que se le pone entre ceja y ceja casarse con el amor platónico de nuestra pequeña y collejeable Jane.

Por otra parte, ésta entabla relación sin saberlo (ya sabéis, la típica confusión de identidades que no puede faltar en una comedia de este tipo…) con un periodista (a ver: ¿a quién se le ha ocurrido emparejar a la Heigl, que es una jaca jerezana, con este pony chiquilicuátrico del Marsden? Que no sabía yo quien era hasta que dice no sé qué de unas gafas y ya me di cuenta de que es Scott, también conocido como el pesao de Cíclope, hay que ver cómo engañan los trajes de neopreno esos con relleno de los X-Men, cagüentó…) encargado de cubrir la sección de sociedad (vamos, que es de la BBC) del periódico: un cínico que se carcajea del matrimonio pero que acaba encontrando interesante el asunto de la ONG que parece que ha creado nuestra protagonista: Damas de Honor Sin Fronteras (ni Pudor).

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«Eres una giganta con los pies como un canguro, pero me gustas…»

Dicho todo lo cual, pensaréis que la peli es un mierdón. Pues no os diré yo que no, pero la verdad es que me entretuvo bastante y que hay alguna que otra escena divertida (en especial me gustó el papel de la mejor amiga de la prota, aunque es un prototipo del que ya hablaremos…). En cualquier caso es un vehículo de lucimiento para la Heigl, ya que parece que alguien en Hollywood se le puso en las pelotas hacer de esta chica una estrella y por empeño que no quede…!

No es por dar envidia…

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…pero acabo de recibir mi súper baraja de póker de Star Wars ¡y es una auténtica pasada!!!

Me ha tocado en el sorteo que organizó mi querida Perse en su fantástico blog Angel de Alas Negras (gracias guapa, me encanta tener este recuerdo tuyo) y la verdad es que es una de las contadísimas ocasiones en mi vida en que me ha tocado algo. Yo quiero pensar que son cosas del karma, que aprieta pero no ahoga…

Yo no juego al póker, pero la baraja es de todas todas, un nice have. Cada uno de sus 55 naipes está ilustrado con un póster promocional de alguna las pelis de la saga de Lucas y son de diferentes países. Algunos son realmente originales y otros directamente más frikis que la madre que los parió. Os enseño los que me parecen más curiosos.

Las de la segunda trilogía (o es la primera?) tienen una pinta moderna y la verdad es que están muy curradas. Muchas no las conocía:

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“Ven con papá…”

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“Los amantes de Tatooine: tonta ella y él, tontín.”

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“Manda huevos, ahora toda la puñetera vida con el tricornio de cuerpo entero este…”

Las antiguas tienen su gracia, sobre todo algunas diseñadas por dibujantes de diferentes países en esos felices ochenta…

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Esta es americana y está coloreada con rotuladores Carioca (por lo menos…)

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Los italianos son aún peores. No sé por qué Luke parece Flash Gordon…

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Los polacos se llevan la palma: mirad la cara de bobo que le han hecho al pobre Luke! Y Leaia parece su propia abuela…

Pero mis favoritas son estas dos:

Ohrai

Esta porque me parece super currada…

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… y esta por simpática!

La cruda realidad, Robert Luketic (2009)

La cruda realidad poster

Después de aquello de Killers (creo que todavía tengo secuelas, lo digo en serio…) imaginaos mis reticencias hacia esta peli anterior de Robert Luketic con esta chiquita tan mona (que es un eufemismo envidioso para “tía buena que te cagas”), la Heigl (yo es que como no he visto Anatomía de Grey no le tengo cariño, qué le vamos a hacer…). Pero recordé que a mi queridísima Uma le gustaba y decidí que tenía que darle una oportunidad.

Por desgracia, en el comienzo de esta cinta todo se estaba desarrollando por los mismos derroteros: mujer joven y atractiva de brillante carrera (productora televisiva en este caso) y que, sin embargo, parece subnormal cuando se relaciona con los hombres y no para de comportarse como si, en el fondo, lo que quisiera fuese morir sola y rodeada de apestosos gatos. Vamos, que estaba yo al borde de la limpieza de cutis.

Heigl

“Mamá, mamá, me han vuelto a dar el papel de Pava Total!!! La verdad es que lo bordo…

Pero de pronto, ¿qué ven mis ojos? Mmmm… [Léase con voz cantarina de zorrilla de alterne] Gerard Butler en todo su esplendor de macho Alfa… Y ¿qué me creo? Si encima es un cabestro, un energúmeno machistoide y deslenguado que utiliza a las mujeres y se burla del amor y el romanticismo… La cosa promete!

Gerard

“El Hombre Deseado ahora trae como complemento dos guarrillas para ponerlas a planchar o lo que se te ocurra.”

La verdad es que he acabado divirtiéndome mucho con ese tío tirándonos a las tías a la cara lo absurdas y predecibles que somos y lo sumamente equivocadas que podemos llegar a estar con respecto a las relaciones. Me he reído mucho con las verdades absolutas acerca de los hombres que se subrayan en la peli y creo que los chicos que vean la peli estarán de acuerdo en que no se les puede definir con más claridad y sencillez (y certeza). Me ha gustado el estilo de esta “guerra de sexos” y su utilización del lenguaje soez: qué le voy a hacer, debo de ser muy primaria, pero me divierte escuchar determinadas palabras en una peli americana convencional, aunque soy muy consciente de que la subversión termina ahí.

No nos olvidemos de que se trata de una comedia romántica y tiene sus convenciones (os las voy a intentar desgranar con detalle en mis próximos posts, pero todos las conocemos en realidad…) y con todas las que hemos visto ya podemos predecir lo que irá pasado hasta llegar el inevitable final. Pero no por ello deja de ser divertida la forma como lo han contado esta vez ni los personajes dejan de ser entrañables o simpáticos. Y estos los son (aunque los pobres bailan los dos fatal…).

Un, dos, cha-cha-cha...

Es que si además de guapos, altos, estrellas de cine y millonarios bailaran bien ya sería una ofensa para el común de los mortales…

Incluso la Heigl empieza a caerme mejor. Y después de haberme tragado hoy “27 Vestidos” en canal, os diré que ya la cuento entre mis mejores amigas… ^_^ Dios mío, este proyecto puede llegar a ser peligroso!!!!


¿Queréis saber la cruda realidad? ¿La descarnada, sin adornos (bueno, puede que algunos, que este blog vive a base de retórica…) ni falacias, dura y pura realidad??

La realidad es que casi todas las mujeres que conozco son atractivas, listas, están preparadas y son muy divertidas. Son profesionales muy capaces que realizan trabajos sofisticados y sobreviven en esta jauría humana postmoderna con una desenvoltura que sorprende. Pagan sus facturas y se proporcionan sus propios orgasmos. Lo mismo viajan solas, que cocinan y algunas, incluso, son capaces de instalarse unos códecs cuando es preciso …

Pero prácticamente todas son unas obsesas del control, unas neuróticas inseguras y absurdamente condicionadas por el montón de patrañas con las que se han criado. Por lo que respecta a los hombres, todavía creen en los príncipes azules, en los Mr. Right y las almas gemelas. Y es curioso, porque la mayoría son intensamente agnósticas, lo que quiere decir que no creen en Dios pero tienen una fe ciega en los cuentos de hadas… Curioso, cuando menos.

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“Oye, no es la primera vez que me enfrento a uno como tú en un ascensor así que….¡qué corra el aire!!”

Son fácilmente manipulables en lo que respecta a su ideal amoroso y francamente patéticas en sus relaciones idealizando con facilidad la mas mínima chorrada intrascendente porque todavía aspiran a disfrutar de ese concepto etéreo (e inexistente) denominado “el novio perfecto” (también conocido en el pasado como “marido ideal”). Y eso se traduce en la pretensión gilipollesca de tratar de convertir a los hombres de su vida en una versión plastificada de lo que eran. Se juzgan duramente a sí mismas por lo que tienen, y no por lo que son, y se frustran permanentemente porque es inevitable cuando sueñan lo imposible.

Los hombres, por otra parte, son simples. Ah sí, y les asustan las relaciones…. ellos son más de felaciones!

Amor y otras drogas, Edward Zwick (2010)

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Pero qué poquito me ha interesado el romance de estos dos en esta historia sobre una pareja, a priori imposible, en el contexto de la guerra de las farmacéuticas a finales del siglo pasado…

Y el caso es que la cosa no empieza mal del todo: Jamie Randall (un Jake Gyllenhaal que no me ha atraído nunca como hombre con esa cara de bueno rollo permanente –antes me tiraría a su hermana Maggie, que me da el triple de morbo- pero que hay que reconocer que se ha currado un cuerpecito de impresión, y muy bien que ha hecho habida cuenta de que se pasa media peli en bolas…) es un ligón y médico frustrado proveniente de una familia de histéricos que empieza a ganarse la vida como visitador médico (dentro de la profesión comercial, es un paso previo a ser representante de Satanás para vender multipropiedad en el Averno).

En una de las mejores escenas de la película, conoce a Maggie Murdock (encarnada con mucha frescura por Anne Hathaway y sus respectivas y “deliciosas” mamellas), una joven enferma de Párkinson con la que entabla una relación, en principio sexual (y venga la burra al trigo con pensarse la gente que se puede folletear sin consecuencias, ains, bendita inocencia…) pero que se acaba complicando.

Anne y su teta

“¿Ves esta? Pues tengo dos. Porque no soy ningún monstruo…”

Todo es bastante entretenido al principio, cuando la pareja se deja llevar por una lujuria de lo más espontánea y nosotros disfrutamos de escenas subiditas de tono y de los cuerpos turgentes de estos dos mozalbetes, aderezados por algunos diálogos bastante interesantes entre estos prototipos de “listilla” y “chulito cabrón”. El problema es que en cuanto la cosa se pone “seria” a mi me entraron ganas de hacerme una limpieza de cutis, y eso es muy mala señal…

La peli, para mi gusto, no termina de encontrar su tono: ¿es comedia? Pues a veces se pasa de slapstick con ese Gyllenhaal correteando en cueros con un cojín en la entrepierna… ¿Es drama? También. Y la verdad es que por momentos se pone moñoide y lacrimógeno de palo.

Por otra parte tenemos la crítica contra las farmacéuticas (me gustaría saber qué opina Pfizer de la peli, aunque supongo que habrán tenido que ceder los derechos de imagen de la marca y hasta da que pensar que no les importe y crean que la publicidad les beneficia…) y contra el sistema sanitario en general y los médicos egoístas e interesados por otro, que se pasan el juramento hipocrático por donde se pasan la esponja en cuanto alguien les pone un orgiástico Congreso a tiro.

Jake y Anne

“Pero qué cómodos y qué fresquitos estamos, oye…”

Resumiendo, que me parece prescindible a pesar de que las interpretaciones de los protagonistas no son malas. Ahora, eso sí, al hermano del protagonista me lo cargaba con mis propias manos sino fuera porque, en el fondo, es el que tiene las mejores líneas de la peli…

Otro “momento Bridget Jones” patrocinado por Monidala Ree D. Cool: Ahora con más vergüenza ajena!!

Queridísimos amigos y desconocidos de Internet:

Hoy la desgracia ha cernido sus alas negras sobre mí y he padecido en mis carnes uno de los horrores más temidos por cualquier mujer que se precie de serlo. No, no se trata de que no haya sido capaz de encontrar un bolso que hiciera juego con mi último y definitivo par de sandalias, así que hacedme el favor, que el asunto es serio.

Volviendo del baño, una compañera (en adelante, Mi Salvadora) me ha alertado de que me estaba paseando por todita la oficina con mi elegante y vaporosa falda veraniega levantada y enganchada con la ropa interior y por lo tanto, luciendo con garbo una de las partes de mi anatomía que sólo podemos calificar como “íntima”, uséase, el cu-cu.

A culo libre

El primer pensamiento que me ha venido a la mente has sido para rememorar ese momento mañanero frente al cajón de la lencería y para maldecir mi suerte por no haber escogido una prenda con más tela.

El segundo pensamiento se ha concentrado en el control de daños: Dos factores me ha salvado milagrosamente del escarnio público: uno, que tengo un culito muy mono. Las cosas como son, si se tenía que ver algo, que fuera eso… Aunque ni que decir tiene que ya no podré seguir yendo por la vida fingiendo que no tengo celulitis…

Dos, que mis compañeros estaban todos tan concentrados en su trabajo y tan ajenos a mi impúdica demostración que creo que nadie me ha visto además de Mi Salvadora. No obstante, por la extraña sonrisa que me ha dedicado el tío de finanzas cuando me ha dado la nómina, sospecho que ha debido de disfrutar de una buena panorámica de mi cacha derecha. Hubiera sido de esperar el haber encontrado un pequeño extra en el salario mensual a modo de propina, pero no ha sido así. Otra vez será.

Os preguntaréis por qué os cuento esto, cuando el sentido común dicta que en situaciones de esta índole lo mejor es callarse cual meretriz y hacer como que no ha ocurrido (se dice que por menos de esto las Geishas se hacen el harakiri…). Si después de más de un año de blog y con lo que os he narrado hoy todavía no sabéis que soy una exhibicionista emocional (y de las otras) pues es que no me conocéis en absoluto.

Además, qué coño, que así nos reímos todos!

La comedia romántica: Orígenes (Vol. 2)

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Dios me libre de ponerme en plan erudito, y mucho menos con este tema, que de lo que se trata precisamente es de hacernos el verano más pasable; pero todo tiene un principio, y el de las comedias románticas lo podemos encontrar plasmado en la literatura de Shakespeare (aunque ya desde la Edad Media se venía hablando del “amor cortés”, pero en términos más idealizados…) en obras como “Mucho ruido y pocas nueces” o “La fierecilla domada” (ambas versionadas en cine hasta la saciedad, of course, porque el teatro es sin duda el padre del séptimo arte…), en las que se promueve el clásico paradigma de la relación amor-odio: esas parejas protagonistas que aparentemente se caen antipatiquísimas aunque por dentro están deseando arrancarse la ropa aunque sea a bocaos.

Liz y Richard Más que “La Fierecilla Domada” yo la llamaría “La Fiera Corrupia”, pero es que estos dos no eran ni medio normales…

En el Imperio no nos quedábamos atrás durante el Barroco (a.k.a. Siglo de Oro), y gente como Lope de Vega (“El perro del hortelano” es un pozo de sabiduría amorosa) o Calderón de la Barca (“No hay burlas con el amor” está, a pesar de las particularidades obvias, de plena actualidad hoy día) se curraban unas comedias de enredos amorosos que eran las delicias de la cristiandad.

Ahora ya no nos va el verso, somos más pragmáticos:

Quinn Harris: If it makes you feel any better you’re not my type.
Robin Monroe: Oh good, why?
Quinn Harris: Why?
Robin Monroe: Yeah, you know, I’m making conversation. Why?
Quinn Harris: You talk too much. You’re opinionated. You’re stubborn, sarcastic, and stuck up! Your ass is too narrow and your tits are too small.
Robin Monroe: Hey, you wanna know why you’re not my type?
Quinn Harris: Nope.

“Six days and seven nights”, Ivan Reitman (1998)

Si el Bardo es el padre del romanticismo, la madre no puede ser otra que Jane Austen. En contra de lo que creen muchos, sus novelas no son cursis ni remilgadas (bueno, no vayáis por allí buscando sexo desenfrenado porque la inglesa era hija de su época y además, para eso ya están las noveluchas de Danielle Steel que, yo no he leído ninguna, pero tengo entendido que producen unas lubricidades de no te menees) sino que hay una gran carga de crítica social y feminismo, así como un humorismo muy marcado del que son herederas las Helen Fildings (“El diario de Briget Jones” no es sino una versión actualizada de “Orgullo y Prejuicio”) y las Marian Keyes (los “hombres de verdad” de “Rachel se va de viaje” -novela hilarante y a la vez muy cruda y que recomiendo para leer en la playita mientras uno se tuesta vuelta y vuelta- están basados en la integra caballerosidad de los Darcy y los Knightley de turno, pero con pantalón de cuero marca-paquete) de hoy día (salvando las distancias porque en la época de Regencia no existía el DIU y oye, eso se nota…).

[Se me están yendo los paréntesis de las manos, lo asumo…]

Darcy

Momento mítico de la historia de la televisión: Firth-Darcy en plan Mr. Camisa Mojada, saliendo directamente de la reprimida mente de una pobre solterona más virgen que la Paloma.

Otro que ha aportado su granito de arena en la creación de este género que hace que las mujeres del mundo occidental arrastren a sus resignados novios/maridos/amantes/lo-que-surja a los cines los domingos (y que algunos tíos hasta vaya solitos sin que nadie les obligue…), es Oscar Wilde. Obras como “La importancia de llamarse Ernesto” o “Un marido ideal” refuerzan las convenciones de un género que se estaba fraguando poco a poco y haciéndose fuerte en el imaginario colectivo: personajes femeninos carismáticos, nada sumisos y muy contestatarios, personajes masculinos atractivos que combinan cierta caballerosidad (y no me refiero a esa chorrada de abrir puertas, sino a una actitud vital basada en la honestidad, y que tiene más que ver con la utilización que del término se hacía en la Edad Media, los de CdHyF sabrán sin duda a qué me refiero…) con una socarronería descarada, diálogos chispeantes llenos de mordacidad, sexualidad soterrada (pero muy presente), divertidos enredos y malentendidos que mantienen alejada a la pareja hasta el final, etc.

Ya en celuloide sonoro (el género de la comedia romántica en versión muda no tenía mucho sentido, ya que como he dicho, se suele basar en la lucha dialéctica entre la pareja protagonista y se alimenta de las réplicas y cortes que el uno y la otra se propinan, cual bofetadas), los americanos se sacaron de la manga su enésimo invento revolucionario: la screw ball comedy. Pero dejadme que os lo cuente otro día…

“I hate the way you talk to me, and the way you cut your hair. I hate the way you drive my car. I hate it when you stare. I hate your big dumb combat boots, and the way you read my mind. I hate you so much it makes me sick; it even makes me rhyme. I hate it, I hate the way you’re always right. I hate it when you lie. I hate it when you make me laugh, even worse when you make me cry. I hate it when you’re not around, and the fact that you didn’t call. But mostly I hate the way I don’t hate you. Not even close, not even a little bit, not even at all.”

“10 things I hate about you”, Gil Junger (1999)

Ah, me olvidaba… Este es el video que prueba dos cosas: que “Star Wars” es una comedia romántica y que en una galaxia muy muy lejana es imposible morrearse sin que aparezca un pesado a molestar.

La comedia romántica: una falsa tesis doctoral (Vol. 1)

Boy and girl gazing at moon

Si resulta que el falso documental (o mockumentary, para los listillos…) ya es un género en sí mismo, ¿por qué no voy a poder yo escribir aquí la tesis doctoral que hubiera redactado de haber estudiado cine?

[Para ser sinceros, seguro que me habría currado un tocho horripilante sobre la incidencia del neorrealismo italiano y la nouvelle vague francesa en el nacimiento del cine independiente americano, porque yo a los veintipocos todavía no me había aceptado a mí misma y basaba los cimientos de mi personalidad en una intelectualidad mal entendida (eso o es que era una Fumelia sin remedio, no sé…) así que necesitaba reafirmarme hablando de cosas que nadie entendía (o a nadie le importaban).

Roberto e Ingrid

“Madre mía, con la pinta tarugo que tengo y me he ligado a la sueca. Lo malo es que estoy condenado a hacerme el intelectual de por vida, con lo que me gustaría a mí hacer una buena peli de Jaimito…”

Pero ahora ya soy más normal (quien dice “normal” dice que me la trae al pairo lo que la humanidad, ya sea individualmente o en su conjunto, opinen sobre mí y mis circunstancias) y no me ha costado ni un duro en terapia, ahora eso sí, si los amigos cobraran, conmigo tendrían un chollo: aprovecho para dar las gracias, así en plan prefacio, a todos aquellos que me han aguantado la chapa.]

Siendo sincera conmigo misma, y como ya he comentado por aquí en diversas ocasiones, así como en los bares y terrazas que frecuento, uno de mis géneros cinematográficos favoritos es la comedia romántica. Y ese va a ser el tema de disertación ligero de este verano (soy consciente de que todavía tengo pendientes ciertas entradas, pero es que la femme fatale es para el invierno, así que…), lo que me servirá de excusa para ver y repasar películas de esas de las que uno no sale precisamente con ganas de hacer análisis sino más bien de otras cosas más propias de la estación calenturienta, lo que, por otra parte, no me diréis que no está la mar de bien…

Así pues, lo que toca es definir el objeto de estudio. ¿A qué llamamos “comedia romántica”? Es obvio que se trata de un doble subgénero: por un lado, de la comedia o pelis también llamadas vulgarmente “de risa” y por otro, de las películas románticas o “de amor” (vamos, de perogrullo…).

Pero se caracteriza principalmente porque los protagonistas (en la inmensa mayoría de las veces un hombre y una mujer) se conocen y, a pesar la química brutal y del tonteo espantoso, por circunstancias propias o ajenas la cosa no termina de cuajar. Después de diversos tira y afloja se separan para acabar reencontrándose al final porque en el fondo así debía ser, en aras del amor y de los happy endings (no, no me olvido de que también hay algunas comedias románticas que no acaban bien, o lo que es lo mismo, cuyos protagonistas no acaban juntos comiendo perdices, pero son rara avis y ya las mencionaré cuando se me ponga en las narices, que estoy muy macarra hoy…).

Doris y Rock

“Espero que no me tomes por una guarrilla, pero que estaba yo pensando que si nos dejamos de tonterías y pasamos directamente al follisqueo intensivo igual nos cargamos el género, pero oye, eso que se llevan nuestros cuerpos, que los guionistas son unos desaprensivos…”

En teoría todos lo tenemos clarísimo, pero luego nos encontraremos con algunos films fronterizos, así que seguramente habrá polémica, por ejemplo: “Mejor… Imposible”, ¿es una comedia romántica o es una comedia en la que los protagonistas se enamoran? Que Jack Nicholson esté ya más arcaico que el Maniac Mansion no es lo que me hace dudar, porque en “Cuando menos te lo esperas” está incluso más viejo y sin embargo no me cabe duda de que estamos ante una comedia romántica geriátrica. Creo que la primera no lo es porque el tema central del argumento no es la relación amorosa sino que ésta es sólo uno de los aspectos del film.

De todas formas ya voy adelantando que hablaré de lo que se me ponga en la peineta, como siempre, así que si me nace decir que “Star Wars” es una peli romántica, pues ya me conocéis, pero si queréis el libro de reclamaciones, para eso están los comentarios…

Y dicho esto, comenzamos…