La comedia romántica: Orígenes (Vol. 2)

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Dios me libre de ponerme en plan erudito, y mucho menos con este tema, que de lo que se trata precisamente es de hacernos el verano más pasable; pero todo tiene un principio, y el de las comedias románticas lo podemos encontrar plasmado en la literatura de Shakespeare (aunque ya desde la Edad Media se venía hablando del “amor cortés”, pero en términos más idealizados…) en obras como “Mucho ruido y pocas nueces” o “La fierecilla domada” (ambas versionadas en cine hasta la saciedad, of course, porque el teatro es sin duda el padre del séptimo arte…), en las que se promueve el clásico paradigma de la relación amor-odio: esas parejas protagonistas que aparentemente se caen antipatiquísimas aunque por dentro están deseando arrancarse la ropa aunque sea a bocaos.

Liz y Richard Más que “La Fierecilla Domada” yo la llamaría “La Fiera Corrupia”, pero es que estos dos no eran ni medio normales…

En el Imperio no nos quedábamos atrás durante el Barroco (a.k.a. Siglo de Oro), y gente como Lope de Vega (“El perro del hortelano” es un pozo de sabiduría amorosa) o Calderón de la Barca (“No hay burlas con el amor” está, a pesar de las particularidades obvias, de plena actualidad hoy día) se curraban unas comedias de enredos amorosos que eran las delicias de la cristiandad.

Ahora ya no nos va el verso, somos más pragmáticos:

Quinn Harris: If it makes you feel any better you’re not my type.
Robin Monroe: Oh good, why?
Quinn Harris: Why?
Robin Monroe: Yeah, you know, I’m making conversation. Why?
Quinn Harris: You talk too much. You’re opinionated. You’re stubborn, sarcastic, and stuck up! Your ass is too narrow and your tits are too small.
Robin Monroe: Hey, you wanna know why you’re not my type?
Quinn Harris: Nope.

“Six days and seven nights”, Ivan Reitman (1998)

Si el Bardo es el padre del romanticismo, la madre no puede ser otra que Jane Austen. En contra de lo que creen muchos, sus novelas no son cursis ni remilgadas (bueno, no vayáis por allí buscando sexo desenfrenado porque la inglesa era hija de su época y además, para eso ya están las noveluchas de Danielle Steel que, yo no he leído ninguna, pero tengo entendido que producen unas lubricidades de no te menees) sino que hay una gran carga de crítica social y feminismo, así como un humorismo muy marcado del que son herederas las Helen Fildings (“El diario de Briget Jones” no es sino una versión actualizada de “Orgullo y Prejuicio”) y las Marian Keyes (los “hombres de verdad” de “Rachel se va de viaje” -novela hilarante y a la vez muy cruda y que recomiendo para leer en la playita mientras uno se tuesta vuelta y vuelta- están basados en la integra caballerosidad de los Darcy y los Knightley de turno, pero con pantalón de cuero marca-paquete) de hoy día (salvando las distancias porque en la época de Regencia no existía el DIU y oye, eso se nota…).

[Se me están yendo los paréntesis de las manos, lo asumo…]

Darcy

Momento mítico de la historia de la televisión: Firth-Darcy en plan Mr. Camisa Mojada, saliendo directamente de la reprimida mente de una pobre solterona más virgen que la Paloma.

Otro que ha aportado su granito de arena en la creación de este género que hace que las mujeres del mundo occidental arrastren a sus resignados novios/maridos/amantes/lo-que-surja a los cines los domingos (y que algunos tíos hasta vaya solitos sin que nadie les obligue…), es Oscar Wilde. Obras como “La importancia de llamarse Ernesto” o “Un marido ideal” refuerzan las convenciones de un género que se estaba fraguando poco a poco y haciéndose fuerte en el imaginario colectivo: personajes femeninos carismáticos, nada sumisos y muy contestatarios, personajes masculinos atractivos que combinan cierta caballerosidad (y no me refiero a esa chorrada de abrir puertas, sino a una actitud vital basada en la honestidad, y que tiene más que ver con la utilización que del término se hacía en la Edad Media, los de CdHyF sabrán sin duda a qué me refiero…) con una socarronería descarada, diálogos chispeantes llenos de mordacidad, sexualidad soterrada (pero muy presente), divertidos enredos y malentendidos que mantienen alejada a la pareja hasta el final, etc.

Ya en celuloide sonoro (el género de la comedia romántica en versión muda no tenía mucho sentido, ya que como he dicho, se suele basar en la lucha dialéctica entre la pareja protagonista y se alimenta de las réplicas y cortes que el uno y la otra se propinan, cual bofetadas), los americanos se sacaron de la manga su enésimo invento revolucionario: la screw ball comedy. Pero dejadme que os lo cuente otro día…

“I hate the way you talk to me, and the way you cut your hair. I hate the way you drive my car. I hate it when you stare. I hate your big dumb combat boots, and the way you read my mind. I hate you so much it makes me sick; it even makes me rhyme. I hate it, I hate the way you’re always right. I hate it when you lie. I hate it when you make me laugh, even worse when you make me cry. I hate it when you’re not around, and the fact that you didn’t call. But mostly I hate the way I don’t hate you. Not even close, not even a little bit, not even at all.”

“10 things I hate about you”, Gil Junger (1999)

Ah, me olvidaba… Este es el video que prueba dos cosas: que “Star Wars” es una comedia romántica y que en una galaxia muy muy lejana es imposible morrearse sin que aparezca un pesado a molestar.

2 Responses to La comedia romántica: Orígenes (Vol. 2)

  1. Perse says:

    Jajajaja pues a mi me gusta, sigue así que puedes hacernos el verano muy entretenido!Totalmente de acuerdo sobre "Rachel se vá de viaje", la primera (y para mi la mejor) novela de Keyes y sus "hombres de verdad" ( que geniales eran! ), una novela muy recomendable! Allí la parte de comedia era muy importante, pero también tenía su parte romántica, aparte de una gran apología por la farlopa xDDDDDLo de Darcy y la escena de la camiseta mojada me ha matado, por que debo ser la única que no ha visto esa dichosa escena y al parecer es puro azote rúbrico por que en eso están de acuerdo todas las mujeres del mundo…."El amor apesta" (Love stinks). Es muy graciosa, ya verás 😉 La semana que viene hablamos de lo uno y lo otro xD

  2. Angelillo says:

    ¡Menudo ensayo!Tengo pendiente terminar Orgullo y Prejuicio, pero es que leer en el móvil no es precisamente gratificante. Lo empecé en una época que no tenía otra cosa que hacer, y ahora tengo demasiadas cosas que hacer. Pero al menos sé quién es Darcy y las solterillas que la madre quiere colocar a toda costa con los recién llegados en los bailes (¿Te imaginas ahora una madre llevando a la hija a la discoteca para que busque un buen novio?).

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