Indiscreta (Stanley Donen, 1958)
18 septiembre, 2011 3 comentarios
Cary Grant e Ingrid Bergman hicieron dos películas juntos. La primera no hace falta que os diga que es “Encadenados” (“Notorious”, 1946), una de las obras maestras del cine de todos los tiempos en general y de Alfred Hitchcock en particular. Y es justo que por ella pasara a la historia esta pareja.
Esta otra película realizada doce años después por el director y coreógrafo Stanley Donen no ha trascendido demasiado, aunque es una de las pelis favoritas de Grant. Quizá porque la rodó con su amiga Ingrid, quizá porque disfrutó mucho haciéndola y eso, en algunas escenas, se nota.
“Buenas, soy el hombre de tu vida”. “Sssstupendo, y yo con el Oil of Ulai all over my face, ¡destino, te burlas de mí!”
Adaptación de una obra teatral, lo que lastra desde el principio su puesta en escena, “Indiscreet” no es una gran película. No me extraña que sea poco conocida. Yo he llegado a ella por mi investigación sobre la comedia romántica: algo que pretendía ser un entretenimiento veraniego que me diera pie a unos cuantos post y que se está convirtiendo en una de las tareas más apasionantes de mis últimos tiempos. No sé si algún día me sentiré capacitada para escribir públicamente sobre el tema, me quedan aún muchas pelis que ver, pero por el camino estoy disfrutando muchísimo…
La historia comienza en Londres cuando una famosa actriz teatral inglesa (supongo…), Anna Kalman, que todavía no ha encontrado al hombre de su vida, conoce a Philip Adams, un señor estupendo, economista y americano al que la OTAN (y su cuñado) están tratando de convencer para entrar en la organización. Desde el primer momento es notorio que ha saltado la chispa entre ellos y, como Anna no está ya para perder el tiempo, le deja las cosas bastante claritas al yanqui, que, en un alarde de sinceridad sin par, el confiesa que está casado, aunque en trámites de divorcio.
“No arrimes tanto, mozo, que en el pueblo me conocen…”
La película está, en ese sentido, muy condicionada por su época y es demasiado coyuntural. Pero aunque me gustaría pensar que ese argumento ya no tendría sentido en este momento, no sé hasta qué punto sería así… Los protagonistas continúan su romance (algo soso aunque con algunos momentos destacables como la forma en que se relata su amor a distancia, sin que olvidemos que estos temas de pantalla partida fueron, un año más tarde con “Confidencias a medianoche”, el leit motiv de un romance entre la virginal Doris Day y La Señora, Rock Hudson) a pesar de todo, y los acontecimientos empiezan a sucederse sin demasiada emoción aunque con una tendencia que parece abocada al melodrama lacrimógeno (las alusiones a “Romeo y Julieta” o “La Dama de las Camelias” ya me hacían prever lo peor…).
“Venga tonta, ¿conectamos el Skype o qué? Si te va a gustar…” “No, no, que luego me grabas y me cuelgas en Youtube…”
Sin embargo el último tercio del film se inicia con una revelación inesperada que hace que el tono de la película vire de nuevo hacia la comedia. No os cuento nada pero nuestra pobre Anna se pilla un cabreo monumental con su amado y a partir de ahí la cosa mejora horrores. De hecho, os diré que la película tiene una secuencia que ha pasado a mi Top de favoritas de la historia del cine: momento actoral glorioso en el que la Bergman demuestra porque es quien es y mi querido Archibald da un auténtico recital de comedia física, de elegancia y de gracia sin igual. Para mí, dos de los mejores actores de la historia del cine. No os perdáis este momentazo, yo me he reído a carcajadas (claro que sin ver el resto de la película igual no os hace tanta gracia….).
“¡Mira y aprende, Natalie Portman!”
Uffff, otra antigua… joer, amiga, que difícil me lo estás poniendo! jajajaja Tú tranquila, que nos hacemos famosas seguro… 🙂
XDDD vivo un poco anclada en el pasado últimamente… pero ya te anuncio que he empezado a escribir, ya te contaré si algún día tengo un rato libre entre el trabajo, la casa, la niña, etc. besos!
xDDDD hombre, espero que me avises para no quedarme atrás básicamente jajajaja besitos!