No puedo con la vida!

Ah… pero si yo tenía un blog!! Es que se pasan los días sin tiempo para escribir nada. Tengo la sensación de ser el Conejo Blanco: siempre corriendo y, sin embargo, llegando tarde a todo. Deadlines y más deadlines presionando por todas partes: me agobian las fechas de entrega de los pricings, el calendario de mi Outlook lleno de citas pendientes, la hora de entrada al cole (no es moco de pavo, que si te cierran las puertas te tienes que ir a Secretaría y enfrentarte al escarnio público…) y hasta la condenada fecha de caducidad de los yogures… Con deciros que la mayor parte de este post se ha pergeñado a caballo entre los launch de mi clase de Body Pump (es que se ve que con el ejercicio la sangre fluye mejor y me inspiro) y el rato en el que me arreglaba el pelo con el seca-manos del gimnasio (es lo más rápido y ya veis que no me queda más remedio que ser práctica).

Ya he cumplido 5 meses en mi no-tan-nuevo trabajo y no tengo muy claro si me convendría hacer balance, pero en fin:

• Horas trabajadas: Sopotocientas mil chorricientas cuarenta y muchas. De momento sólo me sale rentable porque con el poco tiempo que tengo libre tampoco gasto.
• Reuniones completadas: Entre clientes, proveedores, colaboradores y colegas tengo ya una colección de unas 80 tarjetas. En serio: ¿toda esa gente existía ya de antes o los ha creado mi arquitecto para esta fase de mi vida? Si es así, los podía haber diseñado más guapos…
• Viajes de negocios: Ya van cuatro, tres de ellos fuera de España. El último fue a Wiesbaden (Alemania). Interesante volver allí y darme cuenta de que con mis conocimientos del idioma nativo todavía puedo conseguirme un medio de transporte, llegar al lugar deseado, disfrutar de una buena cena (sorprendente para lo que es la comida habitual en Tedesconia) y volver al hotel sana y salva.

El viaje también sirvió para descubrir que con mi jefa (llamémosla Ali) he hecho un buen fichaje: mola esto de tener una compinche para meterse en las situaciones más absurdas, como equivocarse de sala de reunión y colarse en otra llena de alemanes de pura cepa mirándonos como si no hubieran visto dos mujeres en su vida o estar cachondeándose vilmente del guiri más feo que habíamos visto en toda nuestra vida a dos metros de él (que conste que él se había comportado de forma bastante grosera con nosotras previamente, que normalmente no somos tan mezquinas…) para descubrir a los 5 minutos que el tío habla castellano mejor que vosotros y yo. Lo que nos hemos reído.

Esta es la pinta que tiene mi jefa cuando está pensando la estrategia para captar una cuenta…

• Otras cifras importantes: marrones solucionados (5, bueno, eso sólo contando los gordos…), revisiones de cuenta (15), cuentas en riesgo (ups! alguna que otra…), eventos de proveedores (3), catas de vino nocturnas en viñedos alumbrados únicamente por las antorchas que portábamos como si fuéramos aldeanos a la caza y captura del monstruo de Frankenstein (1), noches de hotel gratis conseguidas (4: dos en Pirineos y otras dos en Bilbao: manda güevos).

Además de trabajar más que un negro en Nueva Orleans, resulta que tengo la vida social más agitada de mi historia (pues ya me jode porque con 20 años me quedaba un montón de fines de semana en casa sin salir leyendo novelas de Helen Fielding; y eso lo explica todo!). En las últimas semanas no he parado entre quedadas con primos (que conste que mi prima Isabella ha descubierto el pedazo de presupuesto que se deja Liria en Vaginesil… ;p), reuniones familiares de las de ponerse cerdo de comer o de las de pasear por Madrid sintiéndote fatal por no disfrutar más a menudo de nuestra preciosa pero estresantísima ciudad (o de las dos cosas a la vez), fiestas de Halloween (como sigo siendo una chica práctica reciclé el traje de china y con un maquillaje aterrador me convertí en la China Maligna 1), aniversarios de quedadas (con amigo invisible de por medio: es curioso que hasta cuando me adjudican un regalo ajeno acabe por tocarme una máquina de liar: siempre quise tener una aunque la verdad es que no me hace mucha falta…) y reencuentros blogueros (siempre es un placer tener a Perse y al Dr. digo… al Especialista Mike por la capital, a ver si a la próxima soy yo la que juego fuera de casa, que ahora no hay excusa…) o volver a ver a Angelillo, Desayuno con Diamantes o Ainara.

Otras razones para no bloguear son:

• El repentino enganche que nos hemos pillado con los Skylanders: Qué juegaco! Hay que reconocer que es como un monumento al consumismo, porque además de comprar el juego, si quieres disfrutarlo como es debido, te tienes que hacer con un montón de figuritas que, como no, son monísimas y dan ganas de tenerlas todas.

“¡Si le!” XDD

• Las novelas de Sophie Kinsella que me recomendó Perse. Sí nena, tienes toda la razón: ese es el rollito. Ya te contaré, pero ya me he terminado “La reina de la casa” y ahora estoy con “Loca por las compras” (aunque como ya había visto “Confesiones de una compradora compulsiva”, pues como que ya sé más o menos de qué va…).
• Alguna que otra peli que veo, normalmente por fascículos. Lo que pasa es que luego escribir un comentario me da una pereza atroz. Se me hace que llevo con un post sobre “La boda de mi mejor amiga” desde 1986, y eso que la peli me gustó! Se ve que me fluyen más la musas (esas perracas) cuando critico bodrios. Igual debería especializarme. Va a ser que no es buena idea porque Terrence Malick ya no saca otra peli hasta dentro de cinco años por lo menos… ;p
• Que tengo que dormir aunque sea unas horas al día.