No habrá paz para los malvados (Enrique Urbizu, 2011)
25 febrero, 2012 4 comentarios
No sé si habrá paz para los malvados (yo sigo confiando en algún ajuste de cuentas tarde o temprano en forma de San Martín…), ahora, lo que sí que no hay es un Dios que siga esta trama. Jesús, qué vericuetos! Se me entienda: estoy muy a favor de que se confíe en la inteligencia del espectador, pero es que en este caso hay que ser criminólogo para entender este “Torrente” (ya lo dijo el propio Segura en los Goya) meets “JFK”…
También puede ser que a mí, particularmente, el género policíaco no sea algo que me vuelva loca, y a lo mejor por ello no esté acostumbrada a seguir el hilo de tales pesquisas e indicios que, al desenredar la madeja, van conduciendo a un infierno de Dante de nombres, personajes y situaciones cada vez más horrendas. Porque, las cosas como son, al contemplar el puzle que nos ofrece la doble investigación (la de Trinidad y la de la juez Chacón), incluso aunque en el camino se nos quede alguna pieza (me encantaría verla otra vez para atar todos los cabos pero, francamente, no me apetece…), muy bonico el cuadro no es.
Era un hombre y ahora es poli…
El inspector de policía Santos Trinidad es un borracho acabado tanto en su faceta de agente de la ley como en la de ser humano (aunque las razones por las que este otrora ejemplar pro-hombre ha caído en el pozo no nos sean por completo reveladas, ciertas pistas nos dejan traslucir algún drama familiar injusto) y apenas en los primeros planos y con muy pocas palabras ya sabemos la clase de hombre violento y al margen de todo en que se ha convertido (en gran parte radica en esto el éxito de la construcción del personaje de Coronado, que sólo con una presencia física imponente y una caracterización acertadísima tiene el 80% del trabajo hecho). Una de esas noches de borrachera acaba cargándose a tres personas pero le queda un cabo suelto en forma de testigo que tendrá que eliminar, y ahí empieza esa bajada a los infiernos que acabará destapando algo mucho más gordo.
Con los escenarios del Madrid menos glamuroso que existe, el de los vertederos, los bajos fondos, las tascas cutres, las estaciones de cercanías y los prostíbulos, Urbizu nos lleva de la mano (aunque insisto, en ocasiones nos suelte y acabemos algo pedidos) de paseo por lo más granado del mal encarnado que tenemos en esta jodidamente sucia sociedad: ese mundo B de corrupción y podredumbre que no queremos ver pero que ahí está, latiendo y en ocasiones gestando males mayores si cabe. En ese sentido el retrato es certero (y los diez minutos finales dignos de pasar a la historia de este género del que yo no soy fan, pero que estoy convencida de que allá donde esté, Peckinpah habrá disfrutado como un enano…).
¿Sabes estas pelis cuando ya no sabes si vas con los malos o con los buenos? Pues eso…
Aún así (y estando muy a favor del Goya para Coronado, que consigue crear uno de esos monstruos que no nos gustaría nada tener cerca pero que, inevitablemente, se nos meten en el bolsillo y nos ponen a su favor porque en esta historia poco maniquea, mayormente porque no quedan buenos –o casi-, Trinidad acaba siendo el menos malo de los malos), no sé si no la hemos cagado cabreando a Almodóvar (que yo no tenía voto pero sí voz y fui la primera en alegrarme de la cara de cabreo del Manchego al que se le siguen hinchando las pelotas cada vez que no se lleva “el cabezón”), y sólo el tiempo nos dirá si “La piel que habito” no era mejor película que esta. Lo cruel del caso es que seguramente la mejor película española de 2011 ni siquiera haya estado nominada…
una peli genial! y gran ganadora en los últimos goya!¡un abrazo! http://self-dressed.blogspot.com
No me llama…..
A mí me gustó, pero no me volvió loco. Y que conste que la vi muchos meses antes de los Goyas.
A mi me pareció un soberano coñazo.