El exótico Hotel Marigold (John Madden, 2011)

Es curioso como en nuestra sociedad, cuanto más longevos nos hacemos, mayor es el desprecio que sentimos por los ancianos. No sé, como si al fin y al cabo no fuéramos a llegar todos a la eufemísticamente llamada «Edad Dorada» (¿se llamará así porque se relajan los esfínteres? Perdonad, chiste fácil…), siempre claro, en el mejor de los casos… Pero es cierto que, como decía Serrat en aquella canción, «a los viejos se les aparta después de habernos servido bien».

Teniendo en cuenta que pronto serán mayoría absoluta (a lo mejor lo son ya, es que soy una ignorante en materia de pirámides demográficas, como en tantas otras cosas…), al menos en los países occidentales y especialmente en el nuestro, deberíamos hacerles un poco más de caso a ellos en lugar de seguir los inconscientes dictados de unos adolescentes que ni siquiera saben hablar, mucho menos leer, y no hablemos de escribir («ola ke ase», pues invocar a Lázaro Carreter para que te corra a hostias, hijo de puta!).

Bueno, y ahora que la Abuela Cebolleta ya ha soltado sapos y culebras (joder, menos mal que no me gustan ni el jerez, ni los gatos, ni el ganchillo…), hablemos de esta película: «El exótico Hotel Marigold» es una película bonita de reír y de llorar.

Monidala, el futuro está muy negro…

¿Qué pasa? ¿Por qué seguís leyendo? La reseña ya se ha terminado. ¿Es que no os parece suficiente? ¿Es que ahora todas las películas tienen que traspasar lo fílmico y convertirse en símbolos de vida y muerte? ¿Es que no se puede ver una puta película para pasar el rato, que te deje un buen sabor de boca, que te haga reflexionar sólo de manera superficial sobre aspectos de la vida y a otra cosa mariposa?

¿Es que ahora lo sentimental tiene que ser siempre sinónimo de puta mierda? Me cago hasta en los Hermanos Lumiére, a ver si ahora no vamos a poder echar una lagrimilla a costa de personajes inventados porque entonces todo será un pastel! Y menos mal que salen no uno ni dos, sino SIETE actores formidables que nos dejan ver sin tapujos la enorme dignidad de su decrepitud…

En fin, que les den por culo a los pretenciosos (no offense) pero si no saben valorar que una película ponga el acento en que nunca es tarde para cambiar y que no estamos acabados hasta que nos morimos, sabrán mucho de cine, pero de humanismo ni idea.

En fin otra vez, me voy a dormir que estoy pedo. Pero yo de mayor quiero ser Judi Dench.