La conciencia social me hace llagas

El sábado durante la manifestación de protesta por el ignominioso ERE de Telemadrid, la insigne Mila y yo (Monidala, hija de Harvey) tomamos una decisión: queremos que nos extirpen la conciencia social. Para empezar, esta temporada no se lleva, pero es que además, ¡qué felices y despreocupadas viviríamos entonces sin que nos incomodara más que aquello que nos afectase directamente…!

Para los que no tengáis muy claro lo que está haciendo el gobierno regional de la Comunidad de Madrid con la televisión pública que se paga con nuestros impuestos

¿Qué le cuesta a los gobiernos, ya que están tomando las decisiones de espaldas a la población y en contubernio con sus bolsillos, practicar unas cuantas lobotomías a diestro y siniestro (bueno, en este caso más bien a todos los siniestros, rojos y ácratas que estamos sufriendo lo indecible con esta situación) para que así las pobres gentes de este país se puedan aborregar convenientemente y puedan ser felices aunque eso suponga un retroceso en nuestros derechos hasta la pre Revolución Industrial? ¡Cuán terso estaría nuestro cutis de ideólogas de polígono sin las cuitas que nos afligen… !

Unas cuantas sesiones de terapia inversa como en «La naranja mecánica», mostrándonos non-stop imágenes de decadente lucha obrera (esa gentuza insolidaria a la que no se le ocurre otra cosa que ir a la huelga para luchar por lo que ellos llaman «sus derechos»… cuando en realidad deberían estar agradecidos de que se les permita seguir viviendo con lo feos y mal vestidos que van por lo general…), y de un plumazo podríamos pasar nuestro voto de un extremo a otro del espectro electoral sin traumas.

Según parece, este tipo de tratamientos se vienen efectuando de manera más o menos subliminal desde tiempos inmemoriales… Cómo sino se explica el caso de sujetos sin retraso mental aparente que han votado a partidos socialistas en algún momento de su vida (y no me refiero a híbridos mainstream para  admiradoras eternas del felipismo) para acabar incrustando en la urna una papeleta con la dichosa gaviotilla… Estos respetables especímenes constituyen una raza de superhombres y supermujeres que dominan el mundo actual: son los Sin Ideología. Nadie se adapta mejor a las circunstancias para sobrevivir. A mí me provocan la envidia más insana a la par que una pena por momentos teñida de desprecio (pero sólo cuando no logro controlar mis ancestrales impulsos con las democráticas riendas de lo políticamente correcto, no os vayáis a pensar…).

Sin ideología y sin conciencia social seríamos más felices y quién sabe si no podríamos incluso medrar en la política. Aunque para eso hay un par de cosas más de la que nos deberíamos desprender: los escrúpulos y la vergüenza. Y yo de eso último, a juzgar por lo roja (y venga la burra al trigo) que me pongo cuando me veo en este video, tengo demasiada…

Mira Luismi, no sé cuándo, cómo ni dónde, pero… ¡mi venganza será TERRIBLE!!!!

Si alguien, por lo tanto, sabe dónde podemos acudir para que nos conviertan en dos zombies desnortadas de esas que repiten como loros «Son todos iguales» o «Para que voy a votar a la izquierda si no van a ganar», que haga el favor de informarnos a la mayor brevedad que nos urge dejar de sufrir y de ir a manifestaciones, firmar peticiones y compartir indignantes descubrimientos sobre la desfachatez de los que nos (des)gobiernan en las redes sociales. ¡Nosotras lo que queremos ser es tronistas! Ahora eso sí, siempre que nos garanticen que no van a dejar de gustarnos Eduard Fernández y Sergi López en beneficio de Mario Casas y similares… ¡Hasta ahí podíamos llegar!