Las ventajas de ser un marginado (The Perks of Being a Wallflower, Stephen Chbosky, 2012)

Inevitable sentirse el target de esta encantadora película si la acción se desarrolla en 1991 (sutil ambientación de un mundo ya lejano en el que los móviles e Internet todavía no habían transformado nuestra forma de relacionarnos y aún se le demostraba a las personas lo mucho que nos importaban grabándoles una cinta de «Varios», como en «High Fidelity» se explicaba taaaaaaaaaaan bien) y los protagonistas son adolescentes iniciándose en todo aquello que de placentero y horripilante tiene la vida adulta.

El Instituto: también conocido como El Infierno en Vida

Si además estos jóvenes parecen sacados de una especie de nuevo «El guardián entre el centeno» que hubiera sido dialogado por Oscar Wilde y se dedican a subvertir sus clichés de «Chico ultratímido y torturado pero que acabará siendo escritor», «Gay cínico e irreverente pero definitivamente buena persona» y «Chica perdida que siempre escoge a los chicos inapropiados a pesar de (o quizá por) su sorprendentemente rica vida interior» para convertirlos en seres de carne y hueso con los que identificarse, mientras están giving themselves to absolute pleasure representando «The Rocky Horror Picture Show» o abriendo las puertas de la percepción a través de drogas psicoactivas y se sienten infinitos con música de Bowie de fondo, la gozada para mí está servida…

Stephen Chbosky dirige la adaptación de su propia novela epistolar con bastante solvencia y sensibilidad, bordeando siempre el tópico en esta historia iniciática (incluyendo el profesor de literatura enrollado) pero sin caer en él y creando una atmósfera nostálgica en la que apetece perderse. Ayudan las interpretaciones de Logan Lerman (muy convincente como Charlie, este chico al que parece que persigue la tragedia pero que «ve las cosas y las entiende»), Emma Watson (con recreaciones como esta que hace de Sam no va a tener ningún problema en sacudirse el legado de Hermione…) y, especialmente, Ezra Miller (el personaje de Patrick hace crecer la película cada vez que aparece).

Comprobando que Wingardium Leviosa también puede servir para controlar erecciones…

Para aderezarlo todo, una banda sonora con mucha clase con temazos de New Order o los Smith entre otros. El cuadro final es un drama muy divertido (ains, las paradojas, el caldo de cultivo en el que suceden las cosas que me interesan…) en el que se descubren algunas verdades («nos conformamos con el amor que creemos merecer») y que os recomiendo para pasar dos horas muy agradables y reflexionar sobre lo que significa crecer y sobre esa intangible necesidad de «ser uno mismo».

La banda sonora de la peli for your ears only

Musical Friday: «Sugar Man» (Rodriguez)

Hasta ayer no sabía que existía este artista, ni sabía de su extraña carrera, ni había escuchado (al menos conscientemente) esta canción en mi vida. ¡Que alguien me ayude a sacármela de la cabeza, por amor de Dios!!!!

«Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.» (Albert Einstein)

Bestias del sur salvaje (Beasts of the Southern Wild, Benh Zeitlin, 2012)

Me han llamado la atención estas palabras del director de «Bestias del sur salvaje», el jovencísimo y sin duda talentoso Benh Zeitlin: «Quiero llenar mi vida y mis películas de personas aventureras, valientes y con buen corazón. No importa si es un caos y todo se descontrola porque lo pasas con personas a las que quieres y, al final, la película acaba siendo aventurera, valiente y con buen corazón, lo que me parece más importante que un movimiento de cámara impecable.» Y qué suerte tenemos los demás de que existan artistas que piensen así, capaces de arriesgarse a hacer películas como esta, tan fuera de lo común, tan originales, honestas, MÁGICAS.

Si os atrevéis a navegar por ese salvaje sur descubriréis la fabulosa historia de estos obstinados supervivientes que luchan por permanecer allí a donde pertenecen a pesar de que todo se empeñe en desmoronarse y ya se haya decidido que el suyo es el primer hogar del fin del mundo. Conoceréis a Hushpuppy, la Reina de la Bañera, una heroína legendaria que en sus seis años de vida encierra toda la sabiduría, el orgullo y la dignidad del ser humano. Acompañaréis a Wink, su padre, por el arduo pero imprescindible camino que ha de seguir para dejar a su hija el más importante legado: enseñarle que la rendición no es una opción. ¡Hasta podréis vislumbrar un atisbo de los mitológicos uros!

«Beasty!»

Y quizá después también hayáis aprendido algo sobre vosotros mismos, sobre todos nosotros que somos esas pequeñas piezas que formamos el universo. Tan pequeños y aparentemente insignificantes pero tan valiosos a la vez…

Se me hace difícil tratar de racionalizar esta experiencia en términos cinematográficos, banalizarla como lo hacemos al analizar la métrica de un poema sublime, pero también es verdad que el equipo que la ha realizado merece que se enumeren sus méritos: la historia pergeñada por el propio Zeitln y Lucy Alibar, a partir de una obra de esta última, es una fábula insólita que nos transporta a un mundo surrealista maravilloso en el que la fealdad y el caos se convierten en el más hermoso de los parajes; ni que decir tiene que las interpretaciones de Dwight Henry (el dueño de una panadería que no había actuado en su vida) y de Quvenzhané Wallis (la niña que ha sorprendido al mundo y se ha convertido en la más joven en recibir una nominación al Oscar) son tan naturales y conmovedoras que se te meten dentro hasta el fondo mismo del corazón; y qué puedo decir de la banda sonora (en cuya composición también ha participado Benh Zeitlin)… si estáis escuchando ésta «Once There Was a Hushpuppy» no necesitáis saber nada más…

Natural born actors

Haceos un favor y corred (o remad) a los cines a disfrutar de esta delicada y desgarradora obra de arte. También os recomiendo el corto «Glory at Sea» de Benh Zeitlin, en el que ya había mucho de lo que se puede disfrutar en «Bestias».

La banda Picasso (Fernando Colomo, 2012)

BandaPicasso.cartel.bajaRECUADRO

Hoy se ha proyectado para la prensa en Madrid «La banda Picasso», la última película de Fernando Colomo, que se estrenará el próximo 25 de enero. En ella, y con la excusa del robo de la Gioconda en 1911 por el que se llegó a detener a Guillaume Apollinaire e investigar a Pablo Picasso, se cuenta cómo fueron los primeros años del pintor malagueño en París y su estrecha relación con algunos de los artistas que conformarían la vanguardia de la primera mitad del siglo XX tales como el propio Apollinaire, Manolo Hugué, Max Jacob, George Braque o  Gertrud Stein.

 «La banda Picasso» es una comedia amable muy del estilo del madrileño, aunque se aprecia un esfuerzo (y así nos comunicó el director su intención en rueda de prensa) por profundizar tanto en ese interesante momento histórico en el que confluyeron tan variopintas personalidades de la vida artística, como en la compleja personalidad de Picasso, un genio obsesionado con el arte como prioridad última y ello por encima de sus relaciones personales ya fueran estas de amor o amistad. Quizá la película es más exitosa en la primera pretensión que en la segunda, ya que si bien puede conseguir que se siga con cierto interés las andanzas de los entrañables personajes por el pintoresco París de principios de siglo, en mi opinión su descripción de nuestro pintor contemporáneo más universal queda algo desdibujada no resultando muy claras para el espectador sus motivaciones en el tramo final de la historia.

Fernando Colomo

Foto by Steppenwolf

Meritorias las interpretaciones de los personajes principales, especialmente las de Ignacio Mateos (realmente un sosias de Picasso) o Jordi Vilches (Hugué), que además deben hacer el esfuerzo de decir sus textos en francés, idioma original de la cinta. Aunque la composición más destacable es la que realiza el francés Pierre Bénézit del carismático Apollinaire, comiéndose a sus compañeros en las escenas en las que aparece.

Elenco La Banda Picasso

Foto by Steppenwolf

En términos de ambientación, queda la impresión de que todavía jugamos en otra división en ciertas producciones, y eso que la película está nominada en la categoría de mejor diseño de vestuario, así como en la de mejor canción original por «L’as tu vue?».

De toda la película me quedo con dos reflexiones: una que plantea el personaje de Hugué y que viene a decir que las personas sólo alcanzan su verdadera magnitud a partir de que se enfrentan a una situación que las sobrepasa y hace aflorar su verdadera condición, con la que no puedo estar más de acuerdo; y otra que se atribuye a Nietzsche que diría algo así como que el arte es lo único que permite al hombre escapar del drama del darwinismo. Si eliminamos el arte y la cultura de la ecuación humana, me temo que no somos más que maquinaria condicionada por las hormonas a seguir sus no siempre nobles instintos de reproducción y supervivencia… Es por ello que siempre, y aún más en momentos de crisis económica e ideológica como los que vivimos es más importante que nunca que fomentemos la cultura si no queremos dejarnos vencer por la decadencia que nos rodea.

Y con este último pensamiento, me despido con una floreada reverencia…

Coriolanus (Ralph Fiennes, 2011)

Con bastante retraso con respecto a su presentación en la sección oficial del Festival de Berlín de 2011, el próximo día 25 de enero se estrenará en nuestro país simultáneamente en cines y en diversas plataformas de VOD así como en DVD «Corolianus», que ha supuesto el debut del actor Ralph Fiennes en la dirección.

La elección del tema de Fiennes para su opera prima es, desde luego, arriesgada: una tragedia shakespeariana, no precisamente de las más populares ni accesibles, basada en la vida de un legendario general de la Roma antigua que cae en desgracia y es desterrado, trasladada a una violenta actualidad pero conservando el texto del Bardo en el inglés de la época y con la dificultad que conlleva para el público actual la comprensión del lenguaje poético.

Se ha decantado por una puesta en escena que alterna el estilo directo y  espontáneo de la cámara al hombro eminentemente periodística (aunque algo mareante) durante las escenas de acción bélica o de mayor tensión con otro mucho más estático en los largos diálogos o monólogos.

Pero sin duda la mejor baza de la película, (además del texto de Shakespeare, por supuesto), es la interpretativa. Fiennes inunda todo con su sobrecogedora presencia y compone a un Cayo Marcio adusto y brutal como requería el papel de un hombre de guerra con el valor suficiente como para realizar una incursión el sólo en territorio enemigo pero que no está dotado del don de la oratoria. Una carencia que le incapacita para la política, donde parece que cuenta más el cómo se dicen las cosas que los méritos reales alcanzados. Ese es uno de los puntos que enlazan, no sólo la obra de Shakespeare, sino la historia de la humanidad desde la Antigüedad hasta hoy: la esclavitud que cada vez más nos encadena a la apariencia (que hoy le llamemos Marketing es lo de menos) por encima de la realidad.

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Coriolano, el terror del #15M…

Destacable también es la interpretación de Vanessa Redgrave como Volumnia, una madre dura y ambiciosa que parece tallada en mármol.  El reparto cuenta además con la últimamente ubicua Jessica Chastain como Virgilia (la abnegada esposa del héroe) y Gerard Butler como Aufidio (Némesis de Coriolano) que es el que quizá menos me ha convencido, aunque en su favor se podría alegar que su papel está bastante descafeinado.

«Coriolanus» constituye por tanto un meritorio intento de traer a Shakespeare a la actualidad que, a pesar de ello, a mi modo de ver queda lastrado por la pretensión de permanecer fiel al complejo texto del de Avon.