No sé cómo decir esto sin que suene a «fuck, yeah!», pero ya es oficial: me han invitado a asistir a un encuentro entre críticos y blogueros que tendrá lugar el día 23 de octubre, dentro de las actividades de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, y de paso a disfrutar del festival durante cinco jugosos días. Pasad, pasad, que os vais a reír…
Tiene toda la pinta de que este año voy a pasar unos días en el Festival de Cine de Valladolid (ya veis, acabo de vivir uno de esos felices giros argumentales inesperados, pero que no es fruto de una casualidad random, sino que tiene su precedente en acontecimientos anteriores. Como en las pelis buenas, vamos…). Aunque no iré en calidad de espectadora ni de prensa acreditada (aquí va música de mucha intriga tipo así), sí que tendré oportunidad de ver algunas películas, por lo que toca analizar su programa para ver qué nos ofrecerá la Seminci.
Una cosa que hacemos los yonquis de la música (ayer mi dealer de reproducción legal me falló un par de horas y estuve a punto de hacer acopio de discografías como si fueran garbanzos en época de guerra), y de manera inevitable los que tratamos de reproducir canciones con instrumentos (yo es que a lo mío no lo puedo llamar tocar…), es ser muy conscientes de la estructura de los temas. Y de eso va la vaina de hoy.
Va ya para varios años que estoy buscando una canción de los ’90 que, al ser instrumental, no puedo localizar por la letra. Se la he tarareado a un montón de gente y hasta he probado con el SoundHound pero los resultados que me da son demenciales. Así que, de momento, y hasta que un día me tope con ella en algún lugar (con lo mucho que se oía en aquel entonces, no la he vuelto a escuchar en ningún sitio…), me paso los ratos muertos buceando entre las listas de música de entonces que hay en Spoti, con la esperanza de que algún día nos volvamos a encontrar ella y yo. Y no es que fuera mi canción, ni nada de eso, pero es que yo no puedo tolerar los cabos sueltos, por eso tantas y tantas veces necesito rellenar los huecos que quedaron para poder pasar página (o quemar los libros).
Por el camino encuentro recuerdos y canciones que tenía olvidadas. Como ésta, que me va al pelo para un día como hoy. Lo siento chicos, pero cada vez me siento más consciente de que todo es mentira, del fake absoluto, y de que no se puede creer realmente en nada más allá de la certeza que te ofrecen las sentadillas o la depilación láser. Y las canciones bonitas.
De todas formas, como es posible que alguien que lea esto conozca esa canción, aquí van los datos de que dispongo (no me voy a grabar tarareando la canción porque hoy no tengo el día):
Yo diría que la canción sonaba en la segunda mitad de los ’90. Para los del barrio, creo recordar que la ponían mucho en la época de «El Patio».
Es instrumental y es de inspiración hindú. Vamos, que lo que suena es una especie de sitar (o vete tú a saber…) pero con cierto toque electrónico. Supongo que es de aquella época en la que sonaban tanto Kula Shaker, Morcheeba, Cornershop y tal. (Íbamos de místicas, no te jode…)
Fue la sintonía de Siglo XXI en aquel entonces.
Si alguien sabe cuál es, pues que me lo diga si quiere y yo le invito a una cerveza. Mientras, sigo mi búsqueda.
PAREN LAS MÁQUINAS!!!! EDITO para contaros que a los cinco minutos de colgar esto, un amable tuitero me ha sugerido a Indian Vibes. Creo que voy a pasar el día entero escuchando esto… ;p
Según Virginia Woolf, una mujer que quisiera escribir ficción necesitaría dinero y una habitación propia. Esto no va a dar dinero, pero tiene que servir como habitación...