Into the Wooaaaahhhhhh [bostezo gigante]
20 junio, 2015 Deja un comentario
¿Alguna vez habéis ido a trabajar de empalmada y con resaca y los minutos se os han hecho horas y habéis tenido la impresión de estar atrapados en un infierno de bostezos en vuestra lucha por mantener los ojos abiertos? Pues es exactamente lo que se siente viendo este musical en el que nada tiene sentido.
Ni el argumento (es, oficialmente, la clse de película que «no saben cómo terminar», hubiera sobrado con una hora para una crítica con ensañamiento, pero lo que es ensañamiento es alargar absurdamente algo hasta las dos horas cuando ya no le importa a nadie nada de lo que está pasando y, de querer algo, sólo quieres que llegue el Apocalípsis para tener una excusa para dejar la película sin terminar), ni el tono (que carece de consistencia y uno no sabe si las cosas que ve van en serio o es ironía o le dio una apoplejía al guionista y empezó a escribir escenas a boleo a ver si colaban -me la suda muy fuerte que esto sea un musical de Broadway maravillosísimo: como película es un truño memorable, ladrillo infumable y todo lo able que os podías imaginar-), ni las canciones (¿soy yo o en realidad es la misma única canción que se repite como una paranoia de ácido?) y ni la salva el volver a ver a Johnny Depp en la enésima y estomagante interpretación de extrafalario personaje con el que puede llevar su propia ropa de tarado excéntrico (pero ¿por qué no se casa de una vez con Helena Bonham-Carter y se mudan los dos a Loquilandia?????).
«Quita, quita… Nada de diseño de vestuario, Rob. Ya tiro yo de fondo de armario y verás que bien queda…»
Por Dios, que nadie cometa el error de torturar con esto a su progenie. No sólo es un tostonazo traumático sino que dos horas de subtítulos es mucho pedir a un crío por muy listo que sea, (mejor llevadles a ver «El alcalde de Zalamea» que les hará más ilusión). Por no hablar de que os van a hacer preguntas incómodas porque hay cosas que un cerebro pre-púber es incapaz de asimilar.
«Cari, vamos a ir acabando, que esta gente se querrá acostar…»
Muy mal, Rob Marshall. Fatal. Con «Nine» ya me decepcionaste. Yo que te veía como la gran esperanza blanca del musical tras «Chicago» y ¡va a resultar que eres un boicoteador dispuesto a cargarse el género! Dios, qué mal estoy de la conspiranoia…
En conclusión, que si tuviera que formular un deseo, sería este: «I wish…» olvidar este espantoso rollazo cuanto antes para no acabar odiando a Meryl Streep.