SEMINCI, 60 Semana Internacional de Cine de Autor (24-31 Octubre 2015): Películas destacadas

La Seminci homenajea en esta edición a Francis Ford Coppola, premio Princesa de Asturias de este año (que ha recogido hoy mismo en Oviedo). Mañana se podrá disfrutar en Valladolid de un maratón titulado «Coppola y alrededores» que consta de  «Finian’s Rainbow» (El valle del arcoíris) y «The Rain People» (Llueve sobre mi corazón), ambas dirigidas por Coppola, y «THX 1138», de George Lucas, y «Hammett» (El hombre de Chinatown), de Wim Wenders, producidas por Coppola a través Zoetrope Studios.

Tanto Carlos Saura como Isabel Coixet presentarán en el festival sus últimas películas, dentro de la sección oficial pero fuera de concurso.

Saura estrenará «Zonda, folclore argentino», otra aproximación a un estilo musical como ya hiciera con «Flamenco» o «Tango», y con la participación de algunos de los grupos y músicos más destacados de ese país hispanoamericano.

Isabel Coixet hará lo propio en la Clausura con «Nadie quiere la noche», con Juliette Binoche encarnando a Josephine Beary, la protagonista de una expedición al Polo Norte en 1908, cuando ésta fue en busca de su esposo, el explorador Robert Peary (más vale que el capullo lo mereciera…).

También fuera de concurso se presenta «Incidencias», la tercera película de José Corbacho y Juan Cruz, una comedia negra en la que Lola Dueñas, Ernesto Alterio, Aida Folch, Imanol Arias y Rossy de Palma entre otros, será un grupo de pasajeros del AVE tendrán que pasar la Nochevieja en mitad de la meseta castellana por un corte de luz.

En competición, Pére Vilá presentará «L’Artèria invisible», con Alex Brendemühl y Nora Navas interpretando a una pareja que retoma el contacto con un chico al que tuvieron en acogida y al que hacía tiempo que no veían.

Nora Navas hace doblete en competición al protagonizar también «La adopción», de Daniela Fejerman, un drama sobre otra pareja que viaja hasta un país del Este para cumplir su sueño de ser padres.

Pero la joya de la corona será la película inaugural: «Dheepan», la ganadora de la Palma de Oro en Cannes este año, dirigida por Jacques Audiard, el director de «De óxido y hueso», que en esta ocasión narra una historia de un ex soldado que al ver próxima la derrota de su bando en la guerra civil de Sri Lanka, decide huir llevando consigo a dos extrañas (una mujer joven y una niña) con la esperanza de que le faciliten conseguir el asilo en Europa.

Un tema de máxima actualidad, por tanto, en este momento en que vivimos, para vergüenza de eso que llamamos humanidad, la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.

La Seminci strikes back!

seminci

Después de la sobredosis de maricas contra zombies de Sitges, del que no os he contado gran cosa porque sinceramente, no tengo tiempo, pero donde he disfrutado (la palabra es gozado, pero es que se usa taaaaaaaaaaaan poco este término fuera del contexto sexual, que da como corte) como una enana del regreso a ese pueblo de mi adolescencia donde descubrí la concupiscencia y los gofres belgas: once pelis de todo tipo y condición (por si al final no hablo de ella, no os perdáis «Le tout nouveau testament», que es maravillosa), risas, buenas conversaciones y cervezas (no necesariamente en ese orden) con mi socio y room mate, Guardia Oscura, y hasta un bañito nudista en mi Mediterráneo de mi alma, en uno de esos momentos de comunión con la naturaleza que son casi espirituales (sin ser yo nada de eso). ¿Qué más se puede pedir?

Pues como soy una tía afortunada donde las haya, que además después te inviten a la Seminci para volver a disfrutar de Pucela, de sus preciosas calles y sus acogedores teatros, del buen vino y la buena comida de una oferta gastronómica impresionante, de la buena gente con cosas interesantes que contar y que además las cuentan con el mejor acento castellano que hayáis escuchado (el leísmo ocasional se les perdona si ellos me perdonan a mí mis ejques) y, como no, del mejor cine. Las cosas como son: yo soy más del cine de autor intimista que se podrá ver en Valladolid a partir del viernes que del cine ¿fantástico? de Sitges.

Pocas cosas hay que os pueda recomendar con más garantía de acierto que una visita a Valladolid en cualquier momento del año, y en particular en estos días de festival: me atrevo a decir que si lo probáis repetiréis. Si os animáis y estáis por allí ente el 28 y el 31, llamadme y nos tomamos algo.

Sitges 2015 – Love (Gaspar Noé, 2015): Je t’aime, moi non plus

La pretensión de Noé con «Love» es, ni más ni menos, señores y señoras, la de captar en el cine la esencia del sexo sentimental (el sexo con amor, pero dicho más pedantemente), cosa que jamás se ha conseguido (éste no ha visto «Dirty Dancing»…).

Esto se verbaliza tal cual os lo cuento en la propia película, por boca del protagonista, un aspirante a cineasta norteamericano, un gilipollas egoísta añado yo, del que casi lo único bueno que se puede decir es que tiene un buen rabo.

Prototipo del típico gilipollas que no sabe lo que tiene hasta que lo pierde en su momento «llorar en la ducha».

Como Noé además de pretencioso y narcisista (el director galo -que igual es normando, vaya ud. a saber- se autoreferencia varias veces en la peli  hasta se da un papel para poder unirse a la orgía), es muy de contar historias con la cronología alterada, que eso siempre epata mucho al personal (ya lo hizo con «Irreversible»), el típico chico-conoce-chica empieza por chico-vive-una-vida-de-mierda-desde-que-perdió-chica y de a ahí vamos un viaje invertido con doble tirabuzón y corridas en 3D hacia el origen de esta histeria (sic) de amor entre Murphy, el gilipollas ya mencionado, y un cliché de mujer francesa cinematográfica de toda la vida: bella, sexy y espontánea, pero a la vez pura carne de psicoterapia (se llama Electra, no os digo más), excesiva e histérica. Vamos, lo que viene siendo la puta loca francesa que todos conocemos de cientos de películas.

Ya desde su estreno en Cannes quedó claro que la pretensión de Noé no se había hecho realidad, pero lo que no me imaginaba es que una película con tanto sexo explícito iba a ser tan mortalmente aburrida (y eso que me lo debería de haber olido después de aquello de «9 Songs»).

Para empezar es larga, pero larga nivel pesadilla y tenemos que aguantar toda las variedades de polvo que os podais imaginar entre esos dos insufribles, pero tanto en la ejecución del sexo en sí como en la forma de rodarlo, de la forma menos imaginativa posible (polvo pasional, polvo tierno mirándose a los ojos, polvo en el pasadizo donde violaron a la otra, polvo cabreado o polvo con rabia, polvo aquí te pillo aquí te mato en lavabo de discoteca, polvo ahora vamos a hacer un trío con la vecina que es nuestra fantasía de toda la vida, polvo orgía en plan ya nos volvemos locas, etc.). No sé, no creo que hiciera falta y un poco de capacidad de síntesis hubiera sido muy de agradecer después de dos horas de película.

«¿A que no hay huevos a hacer un trío en modo estrellas de mar?»

En mi opinión, este melodrama pseudoerótico tampoco consigue que empaticemos con el protagonista y su agonía por haber perdido a la mujer amada (por gilipollas y por egoista, todo hay que decirlo). A mí lo único que me hizo algo de pupa en todo el metraje fue volver a ver cierto lugar muy concreto de la geografia parisina, a la sazón donde los dos tarados de marras se conocen y comienza su romance, para nuestro sufrimiento. Aunque obviamente de ese dolor no se le puede adjudicar el mérito a Noe, sino a otro gilipollas egoísta del que casi lo único bueno que se puede decir es que… ;p

Lo peor: 

A) Que no da para paja. Igual será que estoy en la cuarta glaciación, pero a mí me ha excitado entre poco y nada.

B) La utilización  abusiva de la música de Satie. Si en «Magical Girl» daba la pincelada que aportaba en un momento muy concreto una gran inquietud a la escena, aquí acaba agotando por su omnipresencia sin criterio aparente.

Lo mejor:

Que aunque por momentos os parecerá que no, al final se acaba.