Juego de Tronos (Game of Thrones S01E01)
19 abril, 2011 9 comentarios
Cine y otras adicciones crónicas
19 abril, 2011 9 comentarios
10 abril, 2011 17 comentarios
Pues sí, queridos sí, yo también me uno al famoso lema de los Stark (aunque ahora mismo me sienta más de la sangre del Dragón…), que, aunque suena a previsión meteorológica surrealista dadas las fechas en las que estamos, no tengo muy claro todavía si es premonición o amenaza…
Para los que no me entendáis, lo que pasa es que he sobrevivido a la lectura completa de “Juego de Tronos”, la primera novela de la saga de George R. R. Martin “Canción de Hielo y Fuego”, y no podía por menos que dedicarle un post, aunque estoy sacando el tiempo de escribirlo de mis horas de sueño en estos momentos de actividad frenética que estoy viviendo por culpa del IMSERSO y sus deliciosas vacaciones subvencionadas a la Manhattan de la Costa Blanca.
Ese oscuro objeto de deseo: El Trono de Hierro. Lo primero que haré cuando aposente mis turgentes nalgas en él será contratar un diseñador de interiores. ¿Es que en Westeros no habéis oído hablar de la ergonomía? Lo siguiente: imponer las patillas por decreto entre mis vasallos.
Hasta hace unos meses yo vivía ajena (y podríamos decir que hasta feliz) a la existencia de esta obra de fantasía épica de la que pronto verá la luz el quinto libro de un total de siete. “Me la presentaron” precisamente dos amigos blogueros muy fans (en Sonia Unleashed o en Guardia Oscura encontraréis TODO lo que se refiere a este tema, especialmente lo relacionado con la serie de TV que se estrena próximamente. De hecho, estoy segura de que tienen materiales promocionales que ni las lumbreras de Marketing de la HBO saben que existen. Sí, dan un poco de miedo, pero hay que ver qué a gusto me he sentido yo siempre entre la gente que lleva su entusiasmo a lo patológico…) a los que nunca se lo podré agradecer como merecen (más que nada porque casi estoy resignada a no volver a “oír su rugido” en persona; hay que ver los Lannister como son, antes muertas que sencillas… ¿y lo que les va un dorao, que parecen gitanos?), aunque seguro que ellos ya saben que les tengo presentes en mis oraciones…
A pesar de sus fervientes recomendaciones, yo me adentré en la novela con cierto escepticismo, como siempre hago cuando me asomo a estos universos potencialmente frikis: de Star Wars, y a pesar de haber visto las 6 películas, ya sabéis que sólo hay un momento que salvo de la quema del tedio y la grandilocuencia y es el famoso morreo en la Luna de Endor (llamadme romántica y melancólica, que yo sé que lo que soy en realidad es cursi y sentimental…); Star Treck me ha parecido siempre, sin ánimo de ofender, ¿eh?, una sandez con jerseys de colores y ni en esas tardes veraniegas de tierna juventud, de vagancia y reposiciones he sido yo capaz de ver ni un episodio, que me daban más pereza que “Jara y Sedal”. Aunque, como en la vida no se puede decir de este agua no beberé ni a esa convención trecki no iré vestida de teniente Uhura, no os toméis este comentario como un escupitajo al cielo, que no hay que tentar a la suerte…; con “El Señor de los Anillos”, la que más se puede parecer a lo que hoy os comento, tuve unos inicios fatales: “El Hobbit” me lo habré empezado a leer como trescientas veces pero siempre acabo de enanos hasta las narices y me rilo, y a punto estuve también varias veces de rendirme con “La Comunidad del Anillo” porque, francamente, no se puede ser tan pesado describiendo paisajes, coño, que una piedra es una piedra, lo mires como lo mires… Pero a partir de “Las Dos Torres” la cosa se empezó a poner emocionante y al final me tuve que rendir a la evidencia: es una historia maravillosa. Tampoco soy tan fan como para haber podido con “El Silmarillion” o manifestarme en la puerta de la casa de Peter Jackson exigiendo que rehaga la versión extendida para meter a Tom Bombadil, pero sí soy de las que consideran que el final de “El Retorno del Rey” no es, ni de lejos, demasiado largo y lloro a moco tendido cada vez que veo [OJO, SPOILER MORTÍFERO] al pobre Frodo despedirse de su amada Comarca para irse, Dios sabe donde, con los lánguidos y paliduchos elfos…
Daenerys de la Tormenta: “Si vuelvo la vista atrás, estoy perdida”. Pues nada, hija, tú siempre hacia delante y sobre todo, que no te toquen los huevos.
El escepticismo inicial me duró poco: “Juego de Tronos” es de esas historias que atrapan bastante pronto, a pesar de la dificultad que entraña la profusión de personajes. Aviso para navegantes: si os animáis a leerla, que sea en una edición que contenga glosario de personajes (que suelen ser todas, hasta la mía aunque yo me haya dado cuenta al acabar, que soy así de lerda…) porque los hay a miles y, para colmo, a varios de ellos se les llama por su nombre, por su diminutivo, por su apodo o por su cargo de manera indistinta y os podéis hacer un jari tremendo, sobre todo al principio cuando uno todavía no se ha hecho con ese “algo” que individualiza a cada personaje, no sé si me explico…
Lo que a mí me ha pasado (y creo que todos los que lo leen), y por lo que he tardado tantísimo en leerme este libro (es largo, pero ¿más de tres meses? No es propio de mí, desde luego…) es que uno se involucra tanto en las peripecias de los personajes que acaba tomándoselo todo de forma demasiado personal (y que R. R. Martin sea un sádico tampoco ayuda, nena…). El caso es que en cuanto te encariñas con los personajes y te identificas con su causa, pasan cosas que te cabrean y te sublevan (pero hasta límites insospechados) y ya no sabes qué pensar, y claro, yo ese descoloque permanente lo llevo fatal. En más de una ocasión he cogido mi e-book y lo he metido en el congelador al grito de “¡Ahí te quedas!” y han tenido que pasar a veces hasta semanas para volver a sumergirme, con mucho miedo, en la lectura de sus páginas.
Aquí Jon Nieve, aquí una admiradora, una esclava, una amiga, una sierva: le perdonaré cualquier cosa que haga en el futuro incierto que se nos avecina sin importarme lo más mínimo sus orígenes (que ya me voy yo oliendo la tostada…)
Es una historia llena de pasiones, ambición y ansia de poder, rencores y venganzas, la corrupción más abyecta vs. la inocencia más pura (y viceversa…), traiciones, intrigas, batallas sangrientas y amores truculentos. Y mucha, mucha muerte y destrucción. Dura y cruel como la vida misma. Todo ello escrito en un estilo sencillo pero emocionante, con escenas bestiales y diálogos brillantes llenos de frases para el recuerdo (yo las estoy recopilando, igual un día os las pongo por aquí…) Vamos, una joya que no os podéis perder.
Ya sé que todavía apesto a verano, que no sé nada y que estoy tan verde que meo hierba pero, aunque tenía planeado seguir con mi vida como si tal cosa al acabar “Juego de Tronos” (empeñada en terminarla a pesar de lo orgánica que se estaba volviendo su lectura sólo por el mero hecho de que no soporto dejar cosas a medias), me temo que “Choque de Reyes” es la próxima parada de mi destino. Confiaremos en que los Dioses nos sean favorables…