Supongo que no soy la primera que se ha preguntado cómo han engañado a Kate Winslet, Naomi Watts, Hugh Jackman o Halle Berry entre muchos otros (joder… Emma Stone!! Gerard Butler!!! Uma Thurman!!!! Richard Gere!!!! No digo que sean Lawrence Olivier, pero esta gente da para más, ¿no?) para perpetrar tamaño horror fílmico (poderoso caballero es Don Dinero…). Y seguro que si la hubiera visto en calidad de «prensa» tendría que sacar mi lado más corporativo-profesional y trataría de ver el lado positivo utilizando eufemismos como «irreverencia refrescante» e incluso «oda a lo políticamente incorrecto» (o no, porque esto no hay por donde cogerlo y no veo forma de poder hablar de ello desde una cierta distancia).
Pero por suerte puedo dejarme llevar por la sinceridad más absoluta, rebajarme al nivel de la película y exclamar con todas mis fuerzas: BASURA INFECTA Y NAUSEABUNDA QUE BUCEA EN SUS PROPIAS HECES CON LA BOCA ABIERTA. Toma frase promocional: si es que el Marketing es lo mío…
Jo, lo de los guionistas de Hollywood es taaaaaaaaaaaaan patético que lo próximo que van a utilizar para inspirarse es el prospecto del Frenadol: «una apasionante historia de amor y mocos…» Para esta comedieta se basan en el famoso libro que nos compramos todas las mujeres en cuanto nos quedamos embarazadas (ahí lo tengo yo en mi «biblioteca», que no sabía si colocarlo en la sección de «Ciencias aplicadas» o en la de «Terror Gótico», así que si alguien lo necesita, me lo quito de encima con sumo gusto…) y que no es más que un FAQ de 600 páginas sobre el tema de la preñez (y sí, aunque no os lo creáis, hay cosas que no vienen, hijosdeputa…!!!!!).
Ya me imaginaba que la peli sería un mierdón severo, pero mira, un domingo después de comer, con toda la sangre en el estómago y un dolor de garganta que amenazaba trancazo tampoco estábamos para Dreyer así que… Lo que pasa es que es mu chuuuuuuuuuuuuuuuuuga, tío… Está llena de topicazos y lugarazos comunazos: las mujeres son unas histéricas delirantes, o unas obsesas enfermas del control, o unas sensibleras flipadas o inestables perdidas que no saben lo que quieren. Y, vale que igual yo cumplo todas las anteriores, pero me niego a pensar que las demás sean así…
Esta es la cara que tienen dos gilipollas antes de follar sin condón como si fueran Superman y Wonderwoman y la biología no fuera con ellos…
Las situaciones tienen poca gracia en general y están resueltas de manera absolutamente convencional y mil veces vista. Lo único que me hizo algo de gracia es la padilla de tíos padres que salen y especialmente algunos comentarios de Chris Rock y lo mal que cuida a sus hijos (bueno, con eso reconozco que hasta sufrí un poco…).
Cameron Díaz, que está hiper mazada de más, nos vuelve a deleitar con una interpretación paródica en la línea de otros bodrios infumables como «La cosa más dulce» o «Bad Teacher», no sé a qué aspira esta chica… Elizabeth Banks está para darle de bofetadas de lo pasada de rosca y Anna Kendrick, que creo que tiene muchísimo talento, parece que esté todo el rato pensando «¿qué coño hago yo aquí?». Al final resulta que la que está más comedida es J Lo (que la verdad es que está guapísima…), así que os lo digo todo…
«No entiendo cómo me han encasillado en el papel de rubia californiania vigoréxica y no me ofrecen papeles en obras de Henry James…»
Y hablando del tema de la maternidad: 10 Cosas que tienes que saber si piensas quedarte embarazada y que poca gente te dice (y menos el puto libro ese):
1. Todas las mujeres del mundo te intentarán contar su embarazo y, lo que es peor, su parto («…y dices tú de estrías?»). Huye, incluso de mí, porque yo estuve 18 horas dilatando y se me pasaron los efectos de la epidural y…
2. Todo el mundo va a opinar sobre tu embarazo y sobre tu bebé. Que les den a todos: «Nosotras parimos, nosotras decidimos». El padre sólo es un señor que pasaba por allí. Por mucho que te intente ayudar no pinta nada en la función excepto una vez que la criatura ha pasado por el canal del parto, claro…
3. El embarazo es, probablemente, una de las experiencias más extremas por las que atravesará tu cuerpo jamás. Todos los órganos se descolocan y eso no puede ser sano… Y el ultimo trimestre te sentirás tan como Moby Dick que no te extrañará nada que unos marineros malolientes de ron te ataquen con arpones. Se duerme de pena, se hinchan las piernas y hasta roncas! Te verás tan monstruosa que probablemente no te querrás mirar en los espejos. Menos mal que las hormonas ayudan bastante: a mí personalmente me la pelaba todo y jamás he estado de mejor humor ni me he reído con más ganas (ni me he tirado los pedos más horribles… ;p). Además mola bastante que te traten como una especie de receptáculo sagrado, el Santo Grial de la familia (en cuanto nace el bebé nadie te vuelve a hacer ni caso… :()
4. Parir duele que te cagas. Coge tu peor dolor de ovarios y multiplícalo por infinito y ni siquiera te acercarás. Así que no tengas miedo de pedir la epidural, nadie espera que sufras como en la Edad Media ni que des a luz sin emitir un sonido porque sino tu hijo no será un guerrero. Chorradas. Pide drogas.
5. Toda esa mierda del parto sin dolor y la respiración no sirven de nada. El único consejo bueno que que me dio la matrona fue el de los masajes con aceite de rosa mosqueta en la zona perineal: la ausencia de episotomía fue el mejor regalo (según dicen, los puntos son una ruina infernal!!!), pero oye, que igual a ti te apetece que te rajen en canal en salva sea la parte…
6. Lo de la lactancia es otro dolor de huevos y odiarás al padre de la criatura cada cuatro horas mientras tú te levantas para amamantar y él se queda en la camita tan agusto. Hazlo sólo si de verdad quieres hacerlo (y no porque creas que debes hacerlo) porque todo el amor de una madre no remedia la sensación de vaca lechera que se tiene ordeñándose el pecho (otrora conocido como sexy zona erógena) con un saca-leches a las cuatro de la mañana y con los pezones más agrietados que la piel de La Cosa.
7. Si piensas que el parto fue jodido, verás lo que viene después… El primer mes de vida de tu hijo será el más espantoso de la tuya (y de la del padre, de eso no se libran…). Espantoso nivel «matadme ya y dejad esta tortura que ningún genocidio la merece, mucho menos traer un hijo al mundo». La buena noticia es que a partir del primer mes la cosa mejora hasta hacerse soportarle. Ahora, eso sí, olvídate de dormir tranquila para el resto de tu vida…
8. A no ser que tengas veinte años o veinte millones de euros y un cocinero y un preparador personal, tu cuerpo jamás volverá a ser lo que era. Intenta no engordar mucho, en serio te lo digo, porque la grasa que se acumula durante el embarazo se adhiere como un simbionte celulítico a tu cuerpo y jamás te vuelve a abandonar… Lo de las estrías es una lotería pero yo no tengo ninguna en la tripa (del resto mejor no hablamos…) y me puse cantidades industriales de Nivea en mi enorme barrigón…
9. La verdad es que es de mucha utilidad que el padre se involucre. Déjale hacerlo y no le vigiles porque no le pone los pañales al crío como lo haces tú ni te agobies si vistiéndole le pone cosas que no pegan ni con cola. Es un tío. Hasta hace poco los hombres no se enteraban ni del nombre de sus hijos hasta que volvían del servicio militar . Relájate y disfrutad del siglo XXI y no quieras hacerlo todo porque te agotarás inútilmente… Ah, y eso incluye el rollo de preocuparse por la limpieza: que le vayan dando a que la casa esté limpia cuando llevas días sin dormir más de cuatro horas seguidas…!!
10. En conclusión: si quieres vivir feliz, olvídate de tener hijos. Pero si de verdad quieres SER FELIZ, no se te ocurra perdértelo!!! No hay nada que te proporcione un sentimiento de plenitud mayor, siempre y cuando superes el sueño… ;p La verdad es que muchas veces cuando achucho a mi hija pienso que debe de ser una putada no tener una cosita tan suave y tierna cerca…
Jo, pues a pelis coñazo como ésta, a qué voy a tener miedo?? Si es que me lo ponéis a huevo…
[Al Hombre Tecnológico le da vergüenza que escriba este post, porque así se sabrá públicamente para nuestro escarnio, que hemos visionado semejante truño al amparo de la nocturnidad y alevosía veraniega con ventilador de fondo. Que conste en acta que si estaba a nuestra disposición, no fue precisamente por mi habilidad para la obtención de copias fraudulentas de contenido cultural audiovisual, que soy una inútil integral (joer, casi escribo un soneto…), así que, blanco y en botella… jijijiijij Qué mala, pero qué mala soy…!]
Total, que la cosa empieza (después de la Intro boba y como de cuento de rigor en la que ya nos enteramos de que los protagonistas están muy unidos desde canis) con que a la Amanda Seyfried ésta, también conocida como “Cacho Carne con Ojos”, aka “¿Por qué no seguiste haciendo anuncios y nos dejaste en puto paz?? (Oh wait, si esto es un anuncio de hora y pico…)” el lobo le ha matado a su hermana. Como a la niñata ésta le han puesto la voz de doblaje de Bella (estos truños no se pueden ver en VOS, sería como cagarse en los Renoir…), se ve que se ha contagiado la apatía, y en vez de desolada, la muchacha pone todo el rato cara de que le hayan cateado el examen de francés.
“Jo Cari, la profe me tiene manía y encima el lobo mata a mi sister…. Llevo un semestre fatal…”
Viven en un pueblo cuarto y mitad de “El bosque” de Shylmantnyighmalan (rama lama ding dong… coño, cómo se llame, que es muy tarde y la Wikipedia está cerrada!) y otro poco de “El jinete sin cabeza”. De esta última coge tantas cosas que parece la muleta en la que está apoyada toda la película. Vamos, sólo falta que en algún momento la cámara enfoque por error fuera de campo y aparezcan Tim Burton y Helena Bonham Carter sentados haciendo calceta mientras disfrutan del rodaje, con esa pinta de tarados que tienen los dos, qué hostia les daba…
Caperu tiene dos buenos mozos a sus pies: el leñador (que tiene pinta de futbolista de primera división) y el herrero (que también). Su padre es el que hace de padre de Bella en los Crepúsculos, que está un poco encasillado ya el hombre como progenitor de muchachas acosadas por monstruos del Averno, y la madre es una señora que se ha tragado a Virginia Madsen (va a ser que es el lobo…). La abuelita es Julie Christie, una pena que se tenga que ver haciendo estos truños la maravillosa Lara de “DoctorZhivago” (película a la que ésta sólo se parece en que sale nieve, por lo demás, no son ni de la misma especie…). Luego sale el niño de “Único testigo” en el papel de agorero y plasta.
Pero el remate del tomate de este casting es la aparición estelar de Gary Oldman en una de esas interpretaciones ultra sobreactuadas (con deciros que el tío que le dobla se tuvo que poner tres gramos de speed para poder seguirle el ritmo…) con la que intercala otras memorables este actor que está entrando por méritos propios en ese club hasta ahora frecuentado por Pacino, De Niro y Christorpher Walken. Está tan ridículo que dan ganas de meterle en el elefante de chapa ese y prenderle fuego (o mejor no, que así todavía gritaría más el condenao!).
“Estoy en un descanso, pero yo no me salgo del papel, que soy un pofesional…”
La película es muy ridícula toda y pesada y cansina como ella sola. Esta diseñada para jovenzuelos pre púberes en edad de descubrir el onanismo, por lo que no falta alguna escenita de sexo de anuncio de colonias de esas de mucho refriegue (lo que viene siendo el heavy petting de toa la vida) pero sin consumar, muy Mormón todo…
Una pérdida de tiempo con efectos digitales de los que cantan por soleares (el lobo da risa y esta más flaco y escuchimizao que los huargos de JDT. Un asco. Ale. A dormir!
Una aborrecible pandillita de cuatro anoréxicas y tres mozalbetes tonificados + un hobbit, con sus trajes brillantosos, se reúnen en una casa para celebrar la boda de una de las parejas. En la noche previa al enlace aflorarán las dudas y los asuntos pendientes entre ellos de la forma más sosa y predecible (¿es que en todas las pelis de bodas alguien se tiene que cargar el vestido de novia??).
“Are you fucking kidding me??”
Como ya imaginaréis, no me ha gustado nada (pero nada) esta comedia romántica cuya peor baza es lo mal que caen sus personajes. Insoportables sobrios, detestables colocados y avergonzantes ebrios, te entran muchas ganas de que la peli fuera un crossover con algo de Haneke y aparezcan dos tíos con palos de golf y se líen a golpes con estos insulsos elementos. Aunque lo peor de esta cuadrilla escapada de un anuncio de Tommy Hilfiger es que encima se ponen en plan románico-profundo y hasta recitan poemas (Oh, capitán, mi capitán!).
Ofú, qué empalague…!
Si la Paquin ya me dio mucha vergüenza ajena en los dos capítulos que fui capaz de soportar de “True Blood”, ahora ya es que me da pena y asco. Súmale a Katie Holmes, que no sé por qué se sigue empeñando esta chica en ser actriz, con lo mona que quedaría de perfumera de El Corte Inglés (esta vez además es la productora ejecutiva, lo que en mi pueblo se llama “comprarse un papel”, y después claro, dice el New York Post que hace “the finest work of her career”, que no es que sea decir mucho, pero para mí que estaba mucho mejor haciendo de muerta en “The Gift”).
“Pues esto se lo enseño yo a Tom, y nada oye, cómo el que oye llover…”
Como película no merece la pena hablar mucho más de ella. Es tediosa y está desprovista de tensión argumental y lo mejor que tiene es una banda sonora molona para envolver el aburrimiento. Aquí os la dejo.
Este invierno me regalaron entradas para el preestreno de esta peli, pero me puse enferma y al final no pudimos ir. Me había quedado con las ganas y decidí no leer nada sobre ella porque definitivamente quería verla en cuanto pudiera, no sé, me intrigaba y me apetecía mucho… Ahora me doy cuenta de que el destino estaba tratando de decirme algo: LÍBRATE DE ESTE TRUÑO!!!! Hay que escuchar los mensajes que trata de lanzarnos el Universo porque es que sino vamos de cagada en cagada…
Habrá spoilers pero si no la habéis visto tampoco creo que debáis, pero bueno, vosotros sabréis…
Y la idea de partida sigue pareciéndome que no está nada mal: el rollito de que tenemos un tiempo limitado y que éste se haya convertido en la moneda de curso legal me parece muy buena metáfora de la sociedad urbana actual en la que no paramos un segundo a disfrutar de la vida porque queremos morder mucho más de lo que podemos tragar y al final se nos hace bola y tal.
“Corre Cari, que después de Pilates todavía tenemos que ir a una conferencia sobre el cambio climático y como no lleguemos a casa antes de que se me quemen las lentejas, las vecinas me van a poner de guarra perdida en el Facebook!”
Además también hay una gran carga social al existir distintos usos horarios, si no lo entendí mal, en los que el tiempo parece transcurrir a un ritmo distinto dependiendo de la clase social que los habita. Además la inflación aumenta diariamente con lo que es realmente complicado para la gente “pobre en tiempo” subsistir y mal viven al día o directamente “se extinguen» al acabarse su tiempo sin que a nadie parezca importarle este injusto sistema (os suena??). Mientras tanto, los “ricos en tiempo”, unos pocos privilegiados, son inmortales ya que todo el mundo deja de envejecer a los 25 años y por lo tanto deja de existir la muerte natural.
Tener que rivalizar con tu madre es la pesadilla de cualquier chica, pero que encima tu abuela se ponga tu ropa ya es para morirse!!!
De todas formas nadie es muy feliz: los pobres van siempre más aceleraos que Lindsay Lohan en Colombia y los ricos están demasiado preocupados por una muerte fortuita y apenas se atreven a hacer nada que suponga un mínimo riesgo de accidente, ni salen de casa sin 80 guardaespaldas.
“Aunque siga teniendo el aspecto de un veinteañero y vivamos en un futuro-indeterminado/mundo-paralelo/no-nos-ha-quedado-muy-claro, me gusta vestir como un viejuno yupi de los ochenta, que es lo que lo está petando…”
Ahora bien, todo lo demás en la película es un auténtico despropósito: el guión está menos currado que los ceniceros de arcilla que hacíamos en el cole, por ejemplo, la “extinción” de la madre del prota, además de que se ve venir desde Saturno, es de un inverosímil indignante, que uno se pregunta ¿pero cómo ha sobrevivido esa señora 25 años, por amor de Dios?
“Con lo lista que yo era cuando trabajaba con House, cagüentó…”
Los personajes son tan planos que parecen salva slips. Todos son estereotipos baratos, pero ya el que se ha llevado la palma es el “minutario” jefe cuyas motivaciones para ser tan cansino y pertinaz hasta la mismísima muerte no las sabe ni Niccol (y no me refiero al pato de Mari Carmen).
“Jo Andrew, es que la gente se ríe de mí por la calle y me preguntan que dónde está Trinity…”
Las interpretaciones son de vómito. El mejor de toda la peli es Justin Timberlake porque la Amada Seyfried es un cacho carne con ojos y tiene las facultades interpretativas del bacilo de Koch. Todos parecen maniquíes sin expresión que no quieren gesticular para que no se les corra el maquillaje.
Vamos, un horror todo con un montón de disparos y persecuciones poco emocionantes y el mensaje pseudo anti-sistema de fondo subrayado hasta el insulto. Me extraña poco, porque aunque Niccol sea el autor de “Gattaca” (que es otra distopía pero mucho más interesante y mejor realizada) o sea el responsable del guión de “El show de Truman”, también perpetró “S1m0ne”, que es un horror con Pacino (para mí, el sinónimo del cianuro) en el que, para más inri, vemos como el protagonista [SUPER SPOILER IN PROCESS] se carga el sofisticado software con el que han creado a una actriz virtual tan realista que ha engañado a todo el planeta con el virus contenido en un disquete de 5 1/4. Y la peli es de 2002!!!
“¿Qué pasa? Soy un gran amante de la tecnología obsoleta y sigo pensando que donde esté un Spectrum, que se quite todo…”
Existen películas bellas, oníricas, profundas. Películas cuyo ritmo pausado está justificado por la importancia de su mensaje, por la verdad que nos transmiten y por captar y proyectar sentimientos humanos, verdades universales, certezas vitales.
Por suerte para el cine y para los que nos gusta estremecernos a través de las historias en imágenes, hay directores arriesgados, con principios, con cosas que contar y con ganas de hacernos sentir vivos a través de su arte. Porque este invento para el que los Lumière no veían futuro es, desde mi punto de vista y el de muchos otros, la auténtica y más valiosa aportación del siglo XX (aquel en el que se desarrolló plenamente) a la historia del arte.
Además, hay actores y actrices llenos de generosidad y talento que se despojan de la red de protección y se nos muestran desnudos como un lienzo blanco para, a través de interpretaciones portentosas, reconvertirse en personajes y vivir las vidas de otros y sufrirlas como propias.
“Llevar papel higiénico enganchado al salir del baño, versión von Trier”.
Y luego están los TOSTONAZOS MONUMENTALES como este traje del emperador de celuloide que von Trier nos ha colado como un poema visual poderoso y telúrico (joder, como esto se ponga de moda me voy a tener que dar a la heroína mientras rezo por el advenimiento de los nuevos Mankievicz, Wyler, Lean…). La única sensación que me ha quedado al terminar este bochornoso timo (una vez superado el sueño insuperable que me ha hecho perder la consciencia varias veces durante el visionado) es la de un profundo ascazo y una nostalgia por aquellos momentos pasados en los que el danés del tocomocho me hipnotizó (“Europa”, 1991), me sobrecogió (“Rompiendo las olas”, 1996), despertó en mí la esperanza de que un nuevo musical era posible (aunque fuera éste un contrato en el que vendíamos nuestra alma) (“Bailando en la oscuridad”, 2000), y, por último, me llevó al límite de la confianza en el ser humano (“Dogville”, 2003).
Es cierto que, entre unas cosas y otras, también nos salió con gilipolleces como el Dogma (por cierto, que de la dogmática “Celebración” de Vinterberg, y de todo lo que ha recordado de Bergman- ha sacado la primera mitad de esta película, así que además de estafa, sumémosle el semi-plagio) , que no se las creía ni él, y con alguna que otra mamarrachada que ya olía a vacile (Los idiotas, 1998). Pero en el fondo siempre había creído en su talento. Ahora estoy convencida de que lo tiene: como ilusionista moderno, es decir, gurú del Marketing.
Hostia, los Otros!
Ya he llegado a mi límite de tolerancia con el absurdo de ensalzar aquello que no se entiende y de mitificar envoltorios preciosistas pero faltos de contenido, de ideas, de pasión y, lo que es peor de todo, de alma.
Por lo que se refiere a las interpretaciones, debí de estar viendo otra película a juzgar por los comentarios elogiosos y premios tanto a Kristen Dunst (ya con la “Maria Antonieta” de la niña Coppola me sumiste en el sopor y me hiciste más corto un vuelo transoceánico con tu narcótica presencia: gracias), de la que sólo se salvan hoyuelos y mamellas, como a Charlotte Gainsbourg (señora que está todo el rato con ese aura de “soy el drama en persona” y a la que no soporto), de la que no sólo no me ha afectado su desesperación sino que le habría estampado el planetita en toda la cara yo misma con mis propias manos. Sólo habría podido ser peor todo de haber aceptado Penélope Cruz el papel de Justine. Eso sí que es un Apocalipsis (fin de la historia!) como Dios manda…
En pocas palabras, larga vida a Ford!
Lo mejor: el título, el prólogo y el último plano. Ah, sí, y el agradecimiento final a P. Cruz.
Lo peor: Las dos horas restantes, por aburrida y plasta (incluyendo la epiléptica cámara, la solemne utilización de la música de Wagner y las ganas de invadir Polonia). Desde ahora, las siestas gloriosas de pijama y orinal se llamarán Melancolías, en honor a von Trier.
Poner dinero para filmar (rodar, grabar, que a saber en qué formato se habrá realizado esto) truños ignominiosos como este sí que debería estar perseguido por la Ley Sinde, porque esto es atentar contra la cultura con todas las letras. Y contra el buen gusto. Y contra la humanidad si me apuras (por el retroceso que supone a la evolución homínida). A la Corte Penal Internacional llevaba yo (pero a empujones a golpe de taser, claro) al tal Juan Calvo, a los productores, al elenco en pleno y a Telecinco porque aunque no estuvieran en el ajo, que lo están, se lo merecen también por tantas otras razones. Si encima nos ponemos a pensar que lo más probable es que este intento de astracanada (se han quedado tan abajo en el ránking que desde donde están se le ven los wevos a Esteso) habrá recibido dinero público (o sea, vuestro y mío) en forma de subvención, pues es como para levantarse en armas…
Podemos suponer que esta mierda en bote se engendró para mayor gloria de la todavía-por-comprobar vis cómica de Santi Millán y de las turgentes cachas de esta actriz del método Porque-Yo-Lo-Valgo (¿soy la única que cuando dice “mi pelo mediterráneo se encrespa” en realidad entiende “mi chocho moreno”? Nevermind…). Intentaban hacer una comedia romántica de corte clásico, que bebiera en las fuentes de Blake Edwards (los títulos de crédito, que son lo mejor de la peli, lo dicen todo), de la screwball comedy (una protagonista femenina extrovertida, acelerada y muy romántica que tiene su contrapunto en un partenaire conservador, tímido y algo pazguato que además no cree en el amor: si es que es de libro…) y de otras comedias románticas sofisticadas (hasta hay una referencia expresa a lo que creo que es “Sortilegio de amor” con Kim Novak y James Steward, que no he visto pero que utilizaré para quitarme el mal sabor de boca que me ha dejado la cosa esta). El problema es que no basta con buenas intenciones.
“Mía la Paz Vega… A ver si se cree esta que cuando llegue a mis años va a seguir gastando ese tipito… “Cinturita de avispa” me llamaban a mí en el pueblo y mírame ahora! Ains…”
Para empezar, el guión (dentro de que tampoco es que sea de un original que asusta) está sin desarrollar con lo principal en una película de este tipo que son unos diálogos con ritmo y chispa, sobre todo entre los protagonistas. En lugar de eso se ve que los han debido de copiar de la etiqueta trasera de un champú porque no he visto en mi vida cosa más aburrida. Todo acaba siendo más ñoño y predecible que en un capítulo de “Ana y los siete”. Con deciros que lo único que me hizo gracia es que ganen en un concurso una estancia en Marina D’Or (tu ciudad de vacaciones y este año la de la familia Pickwick…).
Las interpretaciones son pésimas: Paz Vega en su peor registro televisivo y con to’ su acento; Santi Millán que parece que está haciendo una obra de teatro en el instituto; Santiago Segura da vergüenza ajena… Es que ni Chus Lampreave (que no sé qué le han hecho que sale clavadita a Pilar Rahola) ni Luis Cuenca están bien, y mira que les debió costar a los pobres actuar mal… Para colmo me incluyen a la muerta-viviente Ornela Muti (Diocito, a santo de qué???) y a Constantino Romero con peluquín. Ah sí, que me olvidaba de Pepe Viyuela, que a mí me cae muy bien en “Aida” pero que aquí está fatal. Joder, es que vaya palmarés!
“Santiago, macho, recuérdame lo que nos pagan por esto porque estoy al borde del colapso nervioso…”
Resumiendo: Un rollazo totalmente fallido que si lo llegan a ver los de la Columbia antes de que seleccionaran a Paz Vega para “Spanglish” iba a haber hecho pelis en Hollywood su chocho moreno.
¿Perdona si te llamo amor? No, no, perdona tú si te vomito en los zapatos… Porque este nivel de azúcar en sangre mi metabolismo no lo tolera. De hecho creo que tragarme esta chorrada cursi (pero cursi de pelotas) e infantiloide, me ha dañado el páncreas de forma irreversible.
Diréis que no hablo yo, que son las hormonas de mi síndrome premenstrual. Quizá tengáis razón: reconozco que estoy reteniendo más líquidos que la Presa de Asuán y claro, eso no ayuda. Pero en este preciso instante me siento justo como el personaje de Edward Norton en “El Club de la Lucha”: me apetece destruir algo hermoso.
Para los que no lo sepáis (espero que no todo el universo conocido de treintañer@s en crisis haya sucumbido a los encantos de este escritor-director-guionista-torturador italiano y sus historias supuestamente conectadas con la más absoluta contemporaneidad), esta peliculilla está basada en la novela homónima escrita por el mismísimo director (este tío es la Barbra Streisand calva italiana) y narra una historia de amor [absurda] entre un ejecutivo de publicidad de 37 años recién abandonado por su pareja y una chica de 17 supermadura y extrainsoportable. Bueno, en la sinopsis no pondrá eso, pondrá algo como (pone, de hecho lo estoy copiando): “Niki, con toda su alegría inocente y su extraordinaria sabiduría”. Puaghhhhhhhh! [Sí, eso ha sido una arcada. Ahora es que tenemos presupuesto hasta para efectos especiales].
La nauseabunda parejita en su momento Celine Dion.
Para empezar, la niñata ésta es un soberano coñazo comenzando por su pinta de híbrida entre Mari Cielo Pajares y Ashley Judd en el anuario del instituto y terminando por esa pretendida espontaneidad que me ha resultado aborrecible. ¿Por qué en las pelis y series para la muchachada pretenden colarnos que las crías hablan como si tuvieran cuarenta años, follan como si tuvieran cuarenta años, pero siguen manteniendo esa inocencia cautivadora que embriaga a los incipientes cuarentones con los que tenemos que lidiar las mujeres de verdad? Sí, eso ha sido bilis. Es lo que suele salir después de vomitar todo lo que uno tiene en el estómago. Culpad al tal Moccia.
¿Y él? Es que no hay quien se crea a este tipo que parece que se ha escapado de un anuncio de loción para después del afeitado que está a las puertas de la depresión clínica porque le ha dejado la típica arpía de película (me gustaría saber lo que ha tenido que aguantar la tipa ésta para convertirse en lo que es hoy…, pero no, esa historia no se cuenta ¡viva el maniqueísmo!) y empieza como el que no quiere la cosa una relación con una menor de edad. No es que lo encuentre inmoral, es que lo veo más ciencia ficción que si se hubiera montado una orgía con una pandillita de moradores de las arenas transexuales.
Y ya la guinda del pastel ha sido presenciar, con una vergüenza ajena insuperable, la escena de cama más relamida (y no porque hubiera sexo oral, ¿eh?), artificial, repipi, mojabragas de niñatas y meapilas que se ha rodado en el cine jamás. Os la pongo aquí porque no doy crédito.
Esto es lo que yo llamaría un buen purgante. Hasta la próxima, que creo que voy a arrojar!
Ya sabéis que Terrence Malick es un director de culto. Con sólo seis películas en su filmografía ya ha conseguido los más prestigiosos galardones y su cine tiene una reputación de obra de autor profunda y hermética. Pero vamos, que a mí no me la da. Sus historias no me parecen nunca tan profundas como las pinta y su formas me resultan espesas y retorcidas. Total, que desde mi punto de vista es un tío que aburre a las ovejas y epata a los snobs (y lo digo como Oveja Snob que soy, claro).
Con su nueva obra ya se lleva la palma, y nunca mejor dicho teniendo en cuenta que en Cannes triunfó por todo lo alto. No obstante, creo firmemente (y muchos están de acuerdo por lo que parece, así que hay gran división de opiniones) que está película no sólo es pretenciosa y grandilocuente sino que se trata de un ejercicio masturbatorio en toda regla para orgasmo de sus fans y de todos aquellos que van al cine a comprobar lo listos que son y a regodearse en su extremada sensibilidad (y que conste que sé de lo que hablo porque yo soy una de ellas, aunque no comulgue con el rollo del Texano).
Mi amiga Perse dice en su post sobre esta peli: “Ni voy a entrar a decir si es pretenciosa o no, por que esto solo es mi opinión”. Pues yo sí que lo digo. La peli es pretenciosa a más no poder. Y la pretenciosidad (aunque sea sublime, como en este caso) es un hecho objetivo y es nuestra percepción sobre ella la que es subjetiva y por lo tanto, opinable. Estas son las razones con las que argumento mi premisa.
1. El título (y el tema, por extensión): ¿El árbol de la vida? Pero por el amor de Dios, ¿es que puede haber algo más pretencioso que querer, con una película, captar la esencia misma de la vida? Ya en su día cuando me enteré de cómo había denominado Malick a su nueva peli empecé a resoplar, y no he parado hasta hoy. De hecho, cada vez que pienso o digo “El árbol de la vida”, lo acompaño de un resoplido con los ojos entornados a lo Belén Esteban y de un movimiento de negación con la cabeza.
“La iba a titular El sentido de la vida pero se me adelantaron los Monty Python, esos bastardos…”
[Por supuesto, considero que el cine puede captar la esencia misma de la vida, pero el hecho de plantearlo de manera tan expresa como lo hace Malick, como si al comprar una entrada para ver su película nos hubiéramos armado con la piedra filosofal, es una prueba de pretenciosidad mayúscula.]
2. El guión y la historia: Lo de empezar con una cita bíblica de Job es una provocación en toda regla teniendo en cuenta que nos esperan dos horas y pico de imágenes inconexas de un preciosismo vacuo y de silencios recargados. Terrence, si es que me lo pones a huevo…
Nos cuenta la historia de una familia desde el punto de vista del hijo mayor, comenzando con la muerte de su hermano cuando éste cuenta sólo 19 años de edad. Y entonces es como cuando estás contando una anécdota y dices: “Espera, espera… Voy a empezar desde el principio”. Sólo que Malick lo hace literalmente y se remonta A LA CREACIÓN DEL UNIVERSO!!! Yo creo que lo único que hubiera superado a esto en pretensión es poner una entrevista de Dios. Aunque no descartéis que aparezcan sus comentarios en la versión en Blue Ray… Todo esto convierte la película en una enorme sinécdoque al intentar contarnos, sin ningún disimulo, la parte por el todo.
“Esto no se sabe qué es, pero si lo miras fijamente se te queda impregnada en la retina una idea de infinitud de lo más trascendente”.
Después de un rato interminable de imágenes (espectaculares, eso sí) a lo “National Geographic meets IMAX”, llegamos al origen y evolución de esta familia formada por un padre autoritario y violento de esos de “haz lo que yo digo y no lo que yo hago” (Brad Pitt), una madre comprensiva, paciente y cariñosa (Jessica Chastain) y sus tres hijos varones.
No os creáis que porque no me haya gustado la película no he captado la metáfora: el padre simboliza a ese Dios implacable y cruel de la tradición judía del Antiguo Testamento y la madre es la Diosa Naturaleza, siempre justa y amorosa, el Dios cristiano que nos vendieron reformadito en el Nuevo Testamento.
Y es que a este Malick me parece que le pasa como a Almodóvar, que los curas lo debieron de dejar hecho polvo porque nos encontramos por todas partes, y de manera asfixiante, esa idea de la culpa tan judeo-cristiana que, a los que no hemos sufrido una educación religiosa, nos da hasta algo de risa. Y el hecho de sentirse culpable de existir no le da derecho a soltarnos un sermón de dos horas que parece una Atalaya filmada o un examen de la Universidad Pontificia.
3. La puesta en escena: Esto es lo más pretencioso de todo. Planos rupturistas que se pasan el rácord por el Arco del Triunfo (y hasta por la Victoria de Samotracia), un montaje absolutamente exasperante y una voz en off de las que cabrean (media peli me he pasado con los ojos en blanco, no digo más…), todo ello unido a las imágenes ultra poéticas (que yo compararía con un Góngora pero en HD, y habiendo yo sido siempre mucho más de Quevedo, pues ya me diréis…) acompañadas de música clásica nos envían un mensaje claro (o al menos a mí es el que me ha llegado): soy el Picasso del cine.
Y es que es cierto que esto no es una película, en realidad, es cine abstracto y/o surrealista. Recuerda mucho al Buñuel&Dalí de “Un perro andaluz” mezclado con los peores defectos (vaaaaaaaale, y alguna de sus virtudes…) de “2001: Una Odisea en el espacio” y sazonado con un poquito de la inquietante demencia onírica lynchiana para terminar de elaborar este indigesto pastel.
Luego le ha metido unas cortinillas con unos planos de una llamita o fuego fatuo para separar las partes que, no sé porqué, me han hecho pensar en la cunita de “Intolerancia” de Griffith y, espero que sean imaginaciones mías, porque el asunto me ha sentado fatal…
4. Las interpretaciones: a Brad Pitt no sé quien le habrá engañado, pero últimamente le ha dado por querer convertirse en un nuevo Brando o algo así (pretensión, pretensión, pretensión) y en este trabajo concretamente (y como en la espantosa –con sus momentos- “Inglorious Basterds”) está fatal: sigue poniendo esa cara con la que ya me horrorizó en la peli de Tarantino. Jessica Chastain me ha gustado más, aunque es verdad que está como ida (tampoco me extraña, debía de estar flipándolo en el rodaje con todo aquello…).
Pero lo que Malick ha hecho con Sean Penn no tiene nombre. Bueno, sí lo tiene: gran putada. O sea, me coges a uno de los mejores ACTORES del momento, me lo pones trajeado por un pedregal y le haces decir cuatro frases con cara de haba en una secuencia que parece fusilada del momento LSD de “Easy Rider”; luego cuatro frases más en off y te quedas tan fresco. No me extraña que el ex de Madonna esté algo decepcionado con el resultado…
Como imagen del infierno existencial me parece algo obvia, pero claro, qué sé yo de cine (y menos aún de la vida)…
5. El final y el mensaje: EN ESTE CASO PUEDE HABER ALGUN SPOILER (aunque no será grave ya que la peli no termina de contar absolutamente nada…).
Con una secuencia que parece inspirada en los criticados finales de “Lost” o “The Lovely Bones”, en una playa a lo “Inception” (pero infinitamente menos emotivo que ésta última; de hecho a mí “El árbol de la vida” no sólo no me ha arrancado ninguna lágrima sino que ni siquiera ha estado cerca de conseguirlo), y con un concepto más cercano a un anuncio de seguros de vida (el Hombre Tecnológico dixit), el final es una delirante pantomima más vista que el TBO en la que vuelve a subrayar el mensaje explícito de la película: Que la vida es dura y bella a la vez (aunque sigamos sin entender porqué hay niños con infancias infelices y padres que sobreviven a sus hijos). Pero no creo que para descubrir eso, que todos sabemos, haya que perder dos horas de tu vida con un ejercicio artístico que, si bien tiene momentos hermosos y alguna escena interesante (que conste que me ha gustado muchísimo la del ahogamiento, por ejemplo; también me ha intrigado sobremanera ese momento en que una silla se mueve sola, si alguien lo entiende que me lo explique, por favor!!!), peca demasiado de querer ser trascendente y que me ha resultado mortalmente aburrida.
Aunque una cosa es cierta: después de esas más de dos horas apreciarás mucho más la vida y tu libertad.
No sé muy bien la razón por la que unas pelis me motivan a escribir y otras no: supongo que algunas por ser muy buenas, y otras por ser tan rematadamente malas que me puedo explayar con ellas y sacar todo lo malo que una lleva dentro (que es mucho, para qué nos vamos a engañar…).
Pero en este caso no estamos ni en un caso ni en el otro. Bueno, sí, la historia es una moñez totalmente desprovista de verdadero interés en la que la señora de Douglas y el señor éste que unas veces huele bien y otras va en bici, digo…, que unas veces me encanta y en otras le detesto, hacen lo que pueden (o no) con unos diálogos insulsos y plastíferos mientras transitan por unos territorios bastante poco “de la comedia romántica”. En realidad es una cansinada romántica, un nuevo género a tener en cuenta, mayormente porque no paran de crecerle ejemplos, válgame Dios.
“Prueba, que yo creo que está soso” (Sí, añade la bloguera, pero de cojones, no te digo más…)
Cate Amstrong (Zeta-Jones) es una chef workaholic slash muertecita por dentro slash más esaboría que la Merkel arrancándose por bulerías, en un restaurante fachon. Como la vida es asín, la muchacha se tendrá que hacer cargo de una sobrina de 9 años que vendrá (sí amigos, como ya os imaginaréis), a trastocar todo su mundo y cambiarla para siempre.
Luego está el chico este, Nick Palmer y a la sazón el nuevo sub-chef, que no para de meterle fichas a la cocinera desde el minuto menos diez (pero de corazón, ¿eh?. Porque claro, esas cosas pasan). Dos cosas sobre Aaron Eckhart además de lo que ya he dicho, a saber:
1. Este tío está que cruje. No, lo digo por si algun@ no se había percatado… Es que desde aquí también me gusta hacer labor social. Llamadme filántropa, si queréis…. ;p
2. En esta peli está mal no, peor y vuelta a empezar. Todo hay que decir, que el papel es tan mierdón que yo lo llamaría papel higiénico. Pero es que además creo que se ha debido de inspirar en el más repelente Pacino de “Esencia de Mujer”, peli abominable os pongáis como os pongáis.
3. ¿Pero qué coño de pelo es ese que lleva la criatura? Encargada de peluquería: shame on you (hijadebitch). Me parece de pecado coger a un tío macizorro (con hoyuelo barbillil incluido) y colocarle una melenita repugnante con unas mechas de lo que le sobró de teñir a Jeniffer Aniston. Una cagada.
[Al final han sido tres cosas: es que hago lo que me sale de la penca, you know…]
Si toda la peli se sostiene en el vacío más absoluto aunque pretenda reflejar el dramatismo de la vida misma, la historia de amor ya es que está cogida con pinzas invisibles (qué horror me dan las películas en las que las cosas se cuentan en lugar de mostrarse, es el anticine…) y es tan poco sugerente que lo único que da, es hambre.
“Chico, me dejas fría.” (¿Qué pasa? ¿Que no habíais oído un estúpido chiste de neveras??)
No perdáis el tiempo, que para eso ya estoy yo, que se ve que no tengo otra cosa que hacer que flagelarme con estos espantos cinematográficos. En este caso ni siquiera ha llegado a ser doloroso: solo mortalmente aburrido. Adiós.
P.D.: Parece ser que es un remake de una peli alemana titulada «Deliciosa Martha» que dicen que está muy bien. Ya os contaré…
Según Virginia Woolf, una mujer que quisiera escribir ficción necesitaría dinero y una habitación propia. Esto no va a dar dinero, pero tiene que servir como habitación...