
Aun a riesgo de resultar hipstérica tengo que decir que, vistas «Primer» (2004) y «Upstream Color» (2013), me parece indudable que con Shane Carruth estamos ante un autor (en el más baziniano sentido del término) que tiene mucho que aportar al cine actual que pretende trascender el mero entretenimiento y la rentabilidad, y ello desde una visión personalísima que le lleva no sólo a dirigir, sino también a escribir, producir, interpretar e incluso componer la música de sus películas.
Su cine es necesario 100%, se esté o no de acuerdo con sus premisas y nos resulte o no inextricable. Es el relevo necesario para los Lynch, Cronenberg o Malick (el que hacía buenas películas, digo… ;p), como lo es el de Carax o Reygadas. Porque con sus películas, que nos ofrecen más preguntas que respuestas, ellos le aplican un desfibrilador a este arte que, a menudo, parece al borde del encefalograma plano.
El cine ha muerto: larga vida al cine.
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