Nocturna: Programación fuera de competición II (Secciones Premier y Classics y Clausura)

Premiere

Último post de repaso a lo que será el Nocturna… El que vaya, ¡que avise!
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Nocturna: Programación fuera de competición I (Inauguración y Panorama)

Panorama Nocturna

Películas que se podrán ver en el festival, fuera de las secciones competitivas.

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Nocturna: Programación de Nocturna Madness

Madness

Sección competitiva cuyas películas destacan por su violencia y/o humor negro convirtiendo la sala en una auténtica fiesta.

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Nocturna: Programación de Nocturna Dark Visions

Dark Visions

Sección Competitiva dedicada a las propuestas más innovadoras y transgresoras del género fantástico.

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Nocturna: Programación de la Sección Nocturna Oficial Fantástico

Empezamos la programación de la sección oficial con la sección Nocturna Oficial Fantástico.

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Nocturna, Madrid International Fantastic Film Festival (03-09 Junio 2013): Programación del Pre Nocturna (01-02 Junio 2013)

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Todo pinta a que entre el 3 y el 9 de Junio estaremos en el Nocturna, ya que me han confirmado la acreditación que había solicitado… Desde aquí aprovecho para hacer un llamamiento a todos los frikis para que vayan en masa y que el Festival sea un éxito. Por favor, los que huelan a bayeta, abstenerse.

Como no soy muy experta en cine fantástico, ya me puedo pegar una buena empollada [sin chistes, por favor] para hacer un buen papel. En cualquier caso, tened en cuenta que soy una petarda en un mundo ajeno y no os ofendáis los expertos si digo alguna barbaridad (correcciones, comentarios y recomendaciones serán bienvenidos. Si sus vais a cagar en lo que son mis ancestros, no os molestéis…).

Pero la cosa comienza antes (como diría mi amigo Malick), porque ya el 1 y 2 de junio se podrá disfrutar de ocho películas en la sala Artistic Metropol en el Pre Nocturna.

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Uf, qué mal estás de lo tuyo, alma de cántaro… (Top Personajes Torturados del cine contemporáneo reciente)

Ayer mientras veía “Shame” (estupenda película, por cierto, de colores fríos e interpretaciones intensas) caí en la cuenta de que algunas de las películas más exitosas y controvertidas de lo que llevamos de esta segunda década del siglo XXI (o de las que más me han llamado la atención a mí, que es otra forma de verlo) están protagonizadas por personajes con serios traumas emocionales, de adaptación o comportamiento (vamos, taraos perdíos). Gente que está realmente hecha polvo y no sé yo si no será un signo del momento tan agradable que compartimos… (lo digo por la cantidad de carne de diván que se ve también por la calle y no estoy mirando a nadie, mucho menos a mí misma que soy una persona perfectamente equilibrada!)

Esto no es que sea nuevo precisamente, tenemos una larga historia llena esquizofrénicos, paranoicos, psicópatas, alcohólicos o drogadictos, así que estos nuevos outsiders vienen a unirse a esa bonita pandilla de Norman Bates, Ben Sandersons (“Leaving las Vegas”), Alex Forrests (“Fatal Attraction”), Tyler Durdens (“Fight Club”), Patrick Batesmans (“American Psycho”) o Rentons & Co. (“Trainspotting”). Menudo fiestón nos íbamos a dar con todos estos juntos en el mismo psiquiátrico…

He escogido cuatro personajes femeninos y cuatro masculinos pero no ha sido por paridad sino por casualidad… [OJO, QUE EL POST ES UN PURO SPOILER!!!!]

8. Brandon Sullivan (“Shame”, Steve McQueen, 2011)

Michael Fassbender (y su ciruelo al viento) interpreta a un hombre que padece una severa adicción al sexo que le lleva a practicarlo (sólo o en compañía de otros) de manera compulsiva pero sin disfrute alguno. El pobre, como diría Caótico, “se tira to lo que está en oferta”, y eso amigos, no es nada bueno. Más que nada porque no son formas de llenar el vacío existencial, y que conste que yo no lo juzgo (vamos, no juzgo a ninguno de estos personajes, que estamos todos a un par de malas decisiones de acabar en el hoyo…)

Fassbender

“No penséis mal que aquí sólo estoy echando un meo!”

Además tiene una hermana que tampoco está muy fina (pobre Carey Mulligan, a sus personajes les toca bailar siempre con la más fea…) así que la cosa parece que viene de familia…

Cómo acaba la cosa: El chico tiene una noche catártica (una especie de “Leaving Manhattan” orgiástico) tras darse cuenta de que está condenado al sexo vacío (aunque como experiencia vacía sea de las mejores que existen, como diría Allen). Se admiten apuestas sobre si acaba curado o si está perdido sin remedio.

7. Mavis Gary (“Young Adult”, Jason Reitman, 2011)

Esta treintañera pergeñada por Diablo Cody y que tiene las sublimes trazas de Charlize Theron, no sólo es una egocéntrica que vive en su glorioso pasado de capitana de las animadoras sino que es una borrachuza que se engaña a sí misma de forma bastante patética y que también acaba recurriendo al sexo triste para reafirmarse. Vamos, toda una joya.

Diría que, aunque pelín exagerada, a esta nos parecemos casi todos los de mi generación en diferentes grados de gravedad…

Cómo acaba la cosa: A pesar de hacer el más espantoso de los ridículos, de ser rechazada públicamente y de montar la escena del siglo y acabar siendo el “sexo por compasión” del loser de su clase (que le da una lección de humanidad previamente, claro) la tía no aprende absolutamente nada!!!. Al contrario, sale de ello viéndose a sí misma con una triunfadora. Animalito.

Charlize

Los pantys color carne y los rellenos de silicona: nuestro secreto mejor guardado.

6. Justine (“Melancholia”, Lars von Trier, 2011)

Si la novia se acuesta con un tío que no es su marido en la noche de bodas, se caga en la cara de su jefe (metafóricamente, claro) y le pone la peras al cuarto a su madre, va a ser que, o se le ha pelao un cable o sabe algo que los demás no sabemos…

Pero hija, aunque seas Kristen Dunst y se vaya a acabar el mundo, lávate ese pelo, por Dios, que das mucho asquito!!! Si ya sabemos que no tendrás ganas de na, pero que no te pille el Apocalipsis con esas pintas de yonqui, hombre, con lo mona que eres…

Kristen

“Me toca el cambio de aceite, pero ya pa qué?”

Cómo acaba la cosa: Con muerte y destrucción por doquier, aunque eso sí, la chica se recompone al final, eso hay que reconocérselo.

5. Robert Ledgard (“La piel que habito”, Pedro Almodóvar, 2011)

Anchonio Banderas es un cirujano que está como una paraguaya, porque la verdad es que al pobre (y a su familia) le han pasado unas cosas espantosas y el cerebro le ha hecho “click”: si juntas la sed de venganza con el dolor por haber perdido a su gran amor, con una habilidad para las manualidades fuera de toda duda, te sale este tío.

Como el doctor de “Los ojos sin rostro” (peliculón del que ha sacado Pedrete, sin cortarse ni una cala, medio argumento de su peli y que os recomiendo absolutamente: la he visto hace como un mes y todavía me obsesiona), está empeñado en reconstruir a una mujer. Lo que pasa es que Ledgard parte de una materia prima un pelín diferente…

Banderas

“Desde que los Reyes me han echao el Quimicefa me lo paso pirata!”

Cómo acaba la cosa: Su “criatura” se lo acaba cargando después de hacerle creer que van a ser felices para siempre como nueva pareja moderna, desprejuiciada y nada esquizoide. Si no lo hubiera matado Vera lo habría hecho el registrador de Pradillo al intentar sacarse el Libro de Familia, porque lo suyo no hay por donde cogerlo…

4. Sabina Spielrein (“A Dangerous Method, David Cronenberg, 2011)

Esta joven rusa (encarnada de forma arriesgada por Kiera Knightley) también está algo pallá: lo suyo es otro trauma sexual reprimido que aflora en la forma del maltrato y lo que le pone berraca son los numeritos de dominación clásicos. Vamos, que ésta en la Reeperbahn de Hamburgo se lo habría pasado pipa!

Menos mal que para entonces ya se había descubierto el psicoanálisis, porque si le llega a pasar un año antes se le habría quedado esta cara para siempre:

Keira Knightley

“A que ahora no tengo tanta cara de lista??”

Cómo acaba la cosa: Pues no sólo se recupera de su histeria (aunque lo del rollito maso no se le quita nunca, claro…) sino que se acaba haciendo psiquiatra también ella. Al final se la cargaron los nazis, que ya sabéis que son una gente destructiva donde la haya.

3. Dom Cobb (“Inception, Christopher Nolan, 2010)

Los personajes de Di Caprio están últimamente para sacarse un abono en Alonso Vega: lo de “Shutter Island”, para qué os lo voy a contar. Aquí desde muy pronto descubrimos que tiene el recuerdo de su mujer fallecida enquistado en el subconsciente (joder, las pelis son cada vez más retorcidas), y eso a veces le supone un problema para moverse por el mundo onírico en el que desarrolla su trabajo (de verdad, y yo me quejo del estrés…).

marion-cotillard-leonardo-dicaprio

“Ya sabes que estamos construyendo castillos en el aire, no?”

Cómo acaba la cosa: Cobb se debe desprender de ese vínculo con su mujer para poder seguir adelante y sobrevivir pero ¿lo consigue? Eso depende de vuestro tótem..

2. Driver (“Drive”, Nicolas Winding Refn, 2011)

Supongo que gran parte del encanto del personaje reside en el tremebundo grado de follabilidad de Ryan Gosling hecho de que no sepamos nada de su pasado ni de qué ha vivido que le ha llevado a convertirse en este animal irremediablemente violento. Pero el caso es que este tío duro pero a la vez demasiado vulnerable puede llegar a perder un pelín los papeles ante determinadas disyuntivas.

Gosling

“Aparta un momento chata, que le abro la cabeza a patadas a este pavo y seguimos con lo nuestro…”

Cómo acaba la cosa: Que esta historia hubiera tenido un final feliz habría sido tan irreal como que Di Caprio se hubiera salvado del hundimiento del Titanic… (además los finales felices son insoportablemente aburridos, son sólo para la gente mediocre del mundo real).

1. Nina (“Black Swan, Darren Aronofsky, 2010)

La pequeña Portman es mi favorita: demasiado Odette para ser Odile, su necesidad de exteriorizar ese reverso tenebroso que habita en ella acaba por convertirse en una esquizofrenia paranoide con desdoblamiento de personalidad. La obsesión por la perfección, la anorexia, el lesbianismo reprimido y una madre castradora tampoco ayudan…

Portman

Bajón y paranoia a la vez #concepto

Cómo acaba la cosa: “El lago de los cisnes” puede tener dos finales. Uno feliz en el que Odile y el príncipe acaban juntos y otro que está protagonizado por personajes cero mediocres y para nada del mundo real…

Phenomena Madrid: Un hombre lobo americano en Londres + The Thing

Phenomena Madrid

El miércoles me enteré por el Twitter de Fotogramas de la existencia de esta feliz iniciativa del cineasta Nacho Cerdá (en tiempos ya remotos vi su “Aftermath” en una sesión golfa de cortos y me quedé bastante conmocionada, claro que, éramos tan jóvenes…) que, además de en Barcelona donde ya lleva un tiempo revolucionando al frikerío, se está llevando a cabo también en otras ciudades como Madrid y Bilbao.

Consiste en la proyección en versión original de dos pelis ochentiles de esas a las que muchas veces llegamos ya en video. Además, se incluyen trailers de otras bizarradas de la época y anuncios añejos muy divertidos.

El caso es que los cinco primeros en responder una preguntita de nada (¿quién no sabe que “La Cosa” es un remake de “El enigma de otro mundo”?) regalaban dos entradas para la sesión del jueves 26 de abril en Madrid (cines Palafox), y me las llevé (es que de pequeña estudié mecanografía y escribo tope rápido que lo flipas, chaval!).

Programa doble

Allá que nos fuimos el Hombre Tecnológico (que ya había visto “The Thing” en el cine en su estreno y “El hombre lobo…” 57.834 veces) y yo (que había visto la de Landis a cachos y con mucho miedo, y la de Carpenter nunca) a ver cómo era aquello. Pues más de media hora antes de empezar ya había una cola importante para coger los mejores sitios. Nosotros como éramos invitados entramos sin cola en plan VIP, que es una cosa que no voy a negar que me encaaaaaaaaaaaaaaaantaaaaaaaaa!

Tras la presentación de Cerdá, comienza la proyección con la sintonía del famoso y superañorado Movierecord que los frikis y gafapastas corean con entusiasmo.

Nos partimos de risa con anuncios de Colón del año la polka y con los tronchantes trailes (no son estos que he puesto aquí exactamente) de grandes títulos como “Made in China”, “Exorcismo” (“un tema latente que preocupa al mundo de hoy”, “Carne para Frankenstein” (“cine en relieve”) o “El hombre perseguido por un OVNI». Hacía tiempo que no veía aplaudir en un cine!

En cuanto a las pelis, “Un hombre lobo americano en Londres” es muy divertida, los efectos son graciosos y es realmente entretenida. Conocía muchas de las principales escenas pero me ha sorprendido mucho la escena de Picadilly en la que se lía super-parda.

Un hombre lobo...

Momento “te cagas por la pata abajo”…

De “La Cosa” apenas había visto nada (oye, es que cuando se estrenó era “para mayores” y a mí me dan mucho miedo las pelis estas…) y me ha gustado bastante. Sobre todo porque Kurt Russell está cañón, pero también porque salen monstruosidades realmente repugnantes y eso siempre tiene su aquel.

kurt-russell

“Estoy hecho un Sandokán!”

Además también disfrutamos de esta banda sonora inquietante y minimalista de Morricone

Tiene muchas cosas que Carpenter utilizó después en “Fantasmas de Marte”, que es peli de culto para nosotros los pickwickianos: Nos encanta (es que es tan camp… ^ ^), es un homenaje a “Río Bravo” de Hawks y además salen Natasha Henstridge y Jason Statham por lo que hay “entretenimiento” para todos. Las interpretaciones son buenísimas de puro malas, vamos, es que lo tiene todo!

El caso es que salimos encantados de la sesión así que intentaré estar atenta por si se repite. Estaría muy gracioso que fuéramos unos cuantos en panda así cómo cuando fuimos a ver “Cortocircuito” los del cole y de primeras nos pusieron “Ocho millones de maneras de morir”. Yo no había escuchado la palabra “joder” tantas veces en mis 13 años de vida. Fue total.

Razones objetivas (y otras no tanto) por las que afirmar que “El árbol de la vida” de Malick es una de las pelis más pretenciosas de la historia

El árbol de la vida poster

Ya sabéis que Terrence Malick es un director de culto. Con sólo seis películas en su filmografía ya ha conseguido los más prestigiosos galardones y su cine tiene una reputación de obra de autor profunda y hermética. Pero vamos, que a mí no me la da. Sus historias no me parecen nunca tan profundas como las pinta y su formas me resultan espesas y retorcidas. Total, que desde mi punto de vista es un tío que aburre a las ovejas y epata a los snobs (y lo digo como Oveja Snob que soy, claro).

Con su nueva obra ya se lleva la palma, y nunca mejor dicho teniendo en cuenta que en Cannes triunfó por todo lo alto. No obstante, creo firmemente (y muchos están de acuerdo por lo que parece, así que hay gran división de opiniones) que está película no sólo es pretenciosa y grandilocuente sino que se trata de un ejercicio masturbatorio en toda regla para orgasmo de sus fans y de todos aquellos que van al cine a comprobar lo listos que son y a regodearse en su extremada sensibilidad (y que conste que sé de lo que hablo porque yo soy una de ellas, aunque no comulgue con el rollo del Texano).

Mi amiga Perse dice en su post sobre esta peli: “Ni voy a entrar a decir si es pretenciosa o no, por que esto solo es mi opinión”. Pues yo sí que lo digo. La peli es pretenciosa a más no poder. Y la pretenciosidad (aunque sea sublime, como en este caso) es un hecho objetivo y es nuestra percepción sobre ella la que es subjetiva y por lo tanto, opinable. Estas son las razones con las que argumento mi premisa.

1. El título (y el tema, por extensión): ¿El árbol de la vida? Pero por el amor de Dios, ¿es que puede haber algo más pretencioso que querer, con una película, captar la esencia misma de la vida? Ya en su día cuando me enteré de cómo había denominado Malick a su nueva peli empecé a resoplar, y no he parado hasta hoy. De hecho, cada vez que pienso o digo “El árbol de la vida”, lo acompaño de un resoplido con los ojos entornados a lo Belén Esteban y de un movimiento de negación con la cabeza.

TITULO

“La iba a titular El sentido de la vida pero se me adelantaron los Monty Python, esos bastardos…”

[Por supuesto, considero que el cine puede captar la esencia misma de la vida, pero el hecho de plantearlo de manera tan expresa como lo hace Malick, como si al comprar una entrada para ver su película nos hubiéramos armado con la piedra filosofal, es una prueba de pretenciosidad mayúscula.]

2. El guión y la historia: Lo de empezar con una cita bíblica de Job es una provocación en toda regla teniendo en cuenta que nos esperan dos horas y pico de imágenes inconexas de un preciosismo vacuo y de silencios recargados. Terrence, si es que me lo pones a huevo…

Nos cuenta la historia de una familia desde el punto de vista del hijo mayor, comenzando con la muerte de su hermano cuando éste cuenta sólo 19 años de edad. Y entonces es como cuando estás contando una anécdota y dices: “Espera, espera… Voy a empezar desde el principio”. Sólo que Malick lo hace literalmente y se remonta A LA CREACIÓN DEL UNIVERSO!!! Yo creo que lo único que hubiera superado a esto en pretensión es poner una entrevista de Dios. Aunque no descartéis que aparezcan sus comentarios en la versión en Blue Ray… Todo esto convierte la película en una enorme sinécdoque al intentar contarnos, sin ningún disimulo, la parte por el todo.

Abstracción

“Esto no se sabe qué es, pero si lo miras fijamente se te queda impregnada en la retina una idea de infinitud de lo más trascendente”.

Después de un rato interminable de imágenes (espectaculares, eso sí) a lo “National Geographic meets IMAX”, llegamos al origen y evolución de esta familia formada por un padre autoritario y violento de esos de “haz lo que yo digo y no lo que yo hago” (Brad Pitt), una madre comprensiva, paciente y cariñosa (Jessica Chastain) y sus tres hijos varones.

No os creáis que porque no me haya gustado la película no he captado la metáfora: el padre simboliza a ese Dios implacable y cruel de la tradición judía del Antiguo Testamento y la madre es la Diosa Naturaleza, siempre justa y amorosa, el Dios cristiano que nos vendieron reformadito en el Nuevo Testamento.

Y es que a este Malick me parece que le pasa como a Almodóvar, que los curas lo debieron de dejar hecho polvo porque nos encontramos por todas partes, y de manera asfixiante, esa idea de la culpa tan judeo-cristiana que, a los que no hemos sufrido una educación religiosa, nos da hasta algo de risa. Y el hecho de sentirse culpable de existir no le da derecho a soltarnos un sermón de dos horas que parece una Atalaya filmada o un examen de la Universidad Pontificia.

3. La puesta en escena: Esto es lo más pretencioso de todo. Planos rupturistas que se pasan el rácord por el Arco del Triunfo (y hasta por la Victoria de Samotracia), un montaje absolutamente exasperante y una voz en off de las que cabrean (media peli me he pasado con los ojos en blanco, no digo más…), todo ello unido a las imágenes ultra poéticas (que yo compararía con un Góngora pero en HD, y habiendo yo sido siempre mucho más de Quevedo, pues ya me diréis…) acompañadas de música clásica nos envían un mensaje claro (o al menos a mí es el que me ha llegado): soy el Picasso del cine.

Y es que es cierto que esto no es una película, en realidad, es cine abstracto y/o surrealista. Recuerda mucho al Buñuel&Dalí de “Un perro andaluz” mezclado con los peores defectos (vaaaaaaaale, y alguna de sus virtudes…) de “2001: Una Odisea en el espacio” y sazonado con un poquito de la inquietante demencia onírica lynchiana para terminar de elaborar este indigesto pastel.

Luego le ha metido unas cortinillas con unos planos de una llamita o fuego fatuo para separar las partes que, no sé porqué, me han hecho pensar en la cunita de “Intolerancia” de Griffith y, espero que sean imaginaciones mías, porque el asunto me ha sentado fatal…

4. Las interpretaciones: a Brad Pitt no sé quien le habrá engañado, pero últimamente le ha dado por querer convertirse en un nuevo Brando o algo así (pretensión, pretensión, pretensión) y en este trabajo concretamente (y como en la espantosa –con sus momentos- “Inglorious Basterds”) está fatal: sigue poniendo esa cara con la que ya me horrorizó en la peli de Tarantino. Jessica Chastain me ha gustado más, aunque es verdad que está como ida (tampoco me extraña, debía de estar flipándolo en el rodaje con todo aquello…).

Pero lo que Malick ha hecho con Sean Penn no tiene nombre. Bueno, sí lo tiene: gran putada. O sea, me coges a uno de los mejores ACTORES del momento, me lo pones trajeado por un pedregal y le haces decir cuatro frases con cara de haba en una secuencia que parece fusilada del momento LSD de “Easy Rider”; luego cuatro frases más en off y te quedas tan fresco. No me extraña que el ex de Madonna esté algo decepcionado con el resultado…

Sean Pean en el pedregal

Como imagen del infierno existencial me parece algo obvia, pero claro, qué sé yo de cine (y menos aún de la vida)…

5. El final y el mensaje: EN ESTE CASO PUEDE HABER ALGUN SPOILER (aunque no será grave ya que la peli no termina de contar absolutamente nada…).

Con una secuencia que parece inspirada en los criticados finales de “Lost” o “The Lovely Bones”, en una playa a lo “Inception” (pero infinitamente menos emotivo que ésta última; de hecho a mí “El árbol de la vida” no sólo no me ha arrancado ninguna lágrima sino que ni siquiera ha estado cerca de conseguirlo), y con un concepto más cercano a un anuncio de seguros de vida (el Hombre Tecnológico dixit), el final es una delirante pantomima más vista que el TBO en la que vuelve a subrayar el mensaje explícito de la película: Que la vida es dura y bella a la vez (aunque sigamos sin entender porqué hay niños con infancias infelices y padres que sobreviven a sus hijos). Pero no creo que para descubrir eso, que todos sabemos, haya que perder dos horas de tu vida con un ejercicio artístico que, si bien tiene momentos hermosos y alguna escena interesante (que conste que me ha gustado muchísimo la del ahogamiento, por ejemplo; también me ha intrigado sobremanera ese momento en que una silla se mueve sola, si alguien lo entiende que me lo explique, por favor!!!), peca demasiado de querer ser trascendente y que me ha resultado mortalmente aburrida.

Aunque una cosa es cierta: después de esas más de dos horas apreciarás mucho más la vida y tu libertad.

La comedia romántica: Orígenes (Vol. 2)

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Dios me libre de ponerme en plan erudito, y mucho menos con este tema, que de lo que se trata precisamente es de hacernos el verano más pasable; pero todo tiene un principio, y el de las comedias románticas lo podemos encontrar plasmado en la literatura de Shakespeare (aunque ya desde la Edad Media se venía hablando del “amor cortés”, pero en términos más idealizados…) en obras como “Mucho ruido y pocas nueces” o “La fierecilla domada” (ambas versionadas en cine hasta la saciedad, of course, porque el teatro es sin duda el padre del séptimo arte…), en las que se promueve el clásico paradigma de la relación amor-odio: esas parejas protagonistas que aparentemente se caen antipatiquísimas aunque por dentro están deseando arrancarse la ropa aunque sea a bocaos.

Liz y Richard Más que “La Fierecilla Domada” yo la llamaría “La Fiera Corrupia”, pero es que estos dos no eran ni medio normales…

En el Imperio no nos quedábamos atrás durante el Barroco (a.k.a. Siglo de Oro), y gente como Lope de Vega (“El perro del hortelano” es un pozo de sabiduría amorosa) o Calderón de la Barca (“No hay burlas con el amor” está, a pesar de las particularidades obvias, de plena actualidad hoy día) se curraban unas comedias de enredos amorosos que eran las delicias de la cristiandad.

Ahora ya no nos va el verso, somos más pragmáticos:

Quinn Harris: If it makes you feel any better you’re not my type.
Robin Monroe: Oh good, why?
Quinn Harris: Why?
Robin Monroe: Yeah, you know, I’m making conversation. Why?
Quinn Harris: You talk too much. You’re opinionated. You’re stubborn, sarcastic, and stuck up! Your ass is too narrow and your tits are too small.
Robin Monroe: Hey, you wanna know why you’re not my type?
Quinn Harris: Nope.

“Six days and seven nights”, Ivan Reitman (1998)

Si el Bardo es el padre del romanticismo, la madre no puede ser otra que Jane Austen. En contra de lo que creen muchos, sus novelas no son cursis ni remilgadas (bueno, no vayáis por allí buscando sexo desenfrenado porque la inglesa era hija de su época y además, para eso ya están las noveluchas de Danielle Steel que, yo no he leído ninguna, pero tengo entendido que producen unas lubricidades de no te menees) sino que hay una gran carga de crítica social y feminismo, así como un humorismo muy marcado del que son herederas las Helen Fildings (“El diario de Briget Jones” no es sino una versión actualizada de “Orgullo y Prejuicio”) y las Marian Keyes (los “hombres de verdad” de “Rachel se va de viaje” -novela hilarante y a la vez muy cruda y que recomiendo para leer en la playita mientras uno se tuesta vuelta y vuelta- están basados en la integra caballerosidad de los Darcy y los Knightley de turno, pero con pantalón de cuero marca-paquete) de hoy día (salvando las distancias porque en la época de Regencia no existía el DIU y oye, eso se nota…).

[Se me están yendo los paréntesis de las manos, lo asumo…]

Darcy

Momento mítico de la historia de la televisión: Firth-Darcy en plan Mr. Camisa Mojada, saliendo directamente de la reprimida mente de una pobre solterona más virgen que la Paloma.

Otro que ha aportado su granito de arena en la creación de este género que hace que las mujeres del mundo occidental arrastren a sus resignados novios/maridos/amantes/lo-que-surja a los cines los domingos (y que algunos tíos hasta vaya solitos sin que nadie les obligue…), es Oscar Wilde. Obras como “La importancia de llamarse Ernesto” o “Un marido ideal” refuerzan las convenciones de un género que se estaba fraguando poco a poco y haciéndose fuerte en el imaginario colectivo: personajes femeninos carismáticos, nada sumisos y muy contestatarios, personajes masculinos atractivos que combinan cierta caballerosidad (y no me refiero a esa chorrada de abrir puertas, sino a una actitud vital basada en la honestidad, y que tiene más que ver con la utilización que del término se hacía en la Edad Media, los de CdHyF sabrán sin duda a qué me refiero…) con una socarronería descarada, diálogos chispeantes llenos de mordacidad, sexualidad soterrada (pero muy presente), divertidos enredos y malentendidos que mantienen alejada a la pareja hasta el final, etc.

Ya en celuloide sonoro (el género de la comedia romántica en versión muda no tenía mucho sentido, ya que como he dicho, se suele basar en la lucha dialéctica entre la pareja protagonista y se alimenta de las réplicas y cortes que el uno y la otra se propinan, cual bofetadas), los americanos se sacaron de la manga su enésimo invento revolucionario: la screw ball comedy. Pero dejadme que os lo cuente otro día…

“I hate the way you talk to me, and the way you cut your hair. I hate the way you drive my car. I hate it when you stare. I hate your big dumb combat boots, and the way you read my mind. I hate you so much it makes me sick; it even makes me rhyme. I hate it, I hate the way you’re always right. I hate it when you lie. I hate it when you make me laugh, even worse when you make me cry. I hate it when you’re not around, and the fact that you didn’t call. But mostly I hate the way I don’t hate you. Not even close, not even a little bit, not even at all.”

“10 things I hate about you”, Gil Junger (1999)

Ah, me olvidaba… Este es el video que prueba dos cosas: que “Star Wars” es una comedia romántica y que en una galaxia muy muy lejana es imposible morrearse sin que aparezca un pesado a molestar.