La comedia romántica: una falsa tesis doctoral (Vol. 1)

Boy and girl gazing at moon

Si resulta que el falso documental (o mockumentary, para los listillos…) ya es un género en sí mismo, ¿por qué no voy a poder yo escribir aquí la tesis doctoral que hubiera redactado de haber estudiado cine?

[Para ser sinceros, seguro que me habría currado un tocho horripilante sobre la incidencia del neorrealismo italiano y la nouvelle vague francesa en el nacimiento del cine independiente americano, porque yo a los veintipocos todavía no me había aceptado a mí misma y basaba los cimientos de mi personalidad en una intelectualidad mal entendida (eso o es que era una Fumelia sin remedio, no sé…) así que necesitaba reafirmarme hablando de cosas que nadie entendía (o a nadie le importaban).

Roberto e Ingrid

“Madre mía, con la pinta tarugo que tengo y me he ligado a la sueca. Lo malo es que estoy condenado a hacerme el intelectual de por vida, con lo que me gustaría a mí hacer una buena peli de Jaimito…”

Pero ahora ya soy más normal (quien dice “normal” dice que me la trae al pairo lo que la humanidad, ya sea individualmente o en su conjunto, opinen sobre mí y mis circunstancias) y no me ha costado ni un duro en terapia, ahora eso sí, si los amigos cobraran, conmigo tendrían un chollo: aprovecho para dar las gracias, así en plan prefacio, a todos aquellos que me han aguantado la chapa.]

Siendo sincera conmigo misma, y como ya he comentado por aquí en diversas ocasiones, así como en los bares y terrazas que frecuento, uno de mis géneros cinematográficos favoritos es la comedia romántica. Y ese va a ser el tema de disertación ligero de este verano (soy consciente de que todavía tengo pendientes ciertas entradas, pero es que la femme fatale es para el invierno, así que…), lo que me servirá de excusa para ver y repasar películas de esas de las que uno no sale precisamente con ganas de hacer análisis sino más bien de otras cosas más propias de la estación calenturienta, lo que, por otra parte, no me diréis que no está la mar de bien…

Así pues, lo que toca es definir el objeto de estudio. ¿A qué llamamos “comedia romántica”? Es obvio que se trata de un doble subgénero: por un lado, de la comedia o pelis también llamadas vulgarmente “de risa” y por otro, de las películas románticas o “de amor” (vamos, de perogrullo…).

Pero se caracteriza principalmente porque los protagonistas (en la inmensa mayoría de las veces un hombre y una mujer) se conocen y, a pesar la química brutal y del tonteo espantoso, por circunstancias propias o ajenas la cosa no termina de cuajar. Después de diversos tira y afloja se separan para acabar reencontrándose al final porque en el fondo así debía ser, en aras del amor y de los happy endings (no, no me olvido de que también hay algunas comedias románticas que no acaban bien, o lo que es lo mismo, cuyos protagonistas no acaban juntos comiendo perdices, pero son rara avis y ya las mencionaré cuando se me ponga en las narices, que estoy muy macarra hoy…).

Doris y Rock

“Espero que no me tomes por una guarrilla, pero que estaba yo pensando que si nos dejamos de tonterías y pasamos directamente al follisqueo intensivo igual nos cargamos el género, pero oye, eso que se llevan nuestros cuerpos, que los guionistas son unos desaprensivos…”

En teoría todos lo tenemos clarísimo, pero luego nos encontraremos con algunos films fronterizos, así que seguramente habrá polémica, por ejemplo: “Mejor… Imposible”, ¿es una comedia romántica o es una comedia en la que los protagonistas se enamoran? Que Jack Nicholson esté ya más arcaico que el Maniac Mansion no es lo que me hace dudar, porque en “Cuando menos te lo esperas” está incluso más viejo y sin embargo no me cabe duda de que estamos ante una comedia romántica geriátrica. Creo que la primera no lo es porque el tema central del argumento no es la relación amorosa sino que ésta es sólo uno de los aspectos del film.

De todas formas ya voy adelantando que hablaré de lo que se me ponga en la peineta, como siempre, así que si me nace decir que “Star Wars” es una peli romántica, pues ya me conocéis, pero si queréis el libro de reclamaciones, para eso están los comentarios…

Y dicho esto, comenzamos…

La Femme Fatale en el Cine (IV)

Pequeños míos:

Creo (la certeza es un don que brilla por su ausencia últimamente, así que…) que ésta será la penúltima entrega de esta gloriosa recopilación sobre mujeres fatales y malas, malas, más malas que el veneno. Parece ser que con ella he destapado algún rincón del subconsciente de más de uno (y de alguna otra, ains, cómo estamos de lesbianas últimamente, hijasmías…) así que ahora me toca cumplir y, como vuestros deseos son órdenes, intentar no dejarme ninguna de vuestras perversiones inconfesables.

Oye ¿por qué al releer este párrafo me parece que o: a) está escrito para que lo pronuncie Sam Elliot; o: b) lo he escrito bajo los efectos de enormes cantidades de Jack Daniels? Ah, ya sé, es porque mientras lo escribía estaba escuchando “Black Mud” de The Black Keys, mi último flechazo musical. Mirad, si dais al play y volvéis a leer el párrafo anterior notaréis ese cambio de tono que os decía… No lo haréis, es por eso que no triunfará el Experimental Blogging… (cuando queráis me podéis dar en la cabeza con el ladrillo que venía de regalo con este post, eh?)

No os olvidéis de que a partir de aquí os puede apuñalar un spoiler a traición.

Lola Lola en “El Ángel Azul” (“Der Blaue Engel”, Josef von Sternberg, 1930)

Qué la hace fatal: Tener la cara (y los muslos) de Marlene Dietrich ya fataliza bastante de por sí, pero esta cabaretera de extraordinario nombre (Lola es per se un gran nombre, pero dos veces ya raya lo divino; Monidala Monidala no queda igual, de hecho, resulta ligeramente oligofrénico) no estaba satisfecha con ello y, para demostrar lo tóxica que puede llegar a ser, se casa con el Profesor Rath (Emmil Jannings), obsesionado con ella. Lo arruina, lo humilla y finalmente lo abandona.

Cómo acaba: Pues tan ricamente. El Profesor no, él acaba muriendo miserablemente, pero ella sigue su vida sin inmutarse, que para eso es “Die fesche Lola” (la “salada” Lola).

Lola Lola “¿Tú ves esta pose enseñando cachamen con ligueros y sombrero de copa, Compañera Fea y Bigotuda? Pues esto no lo van a superar en 100 años, y si no, al tiempo…”

Dolores Haze (Lolita) en “Lolita” (Stanley Kubrick –uy mirad que cosa graciosilla he encontrado sobre sus pelis-, 1962)

Qué la hace fatal: Otra con nombre estupendo (Monidalita ya sí que suena a boba sin remedio…) que consiguió además que pasase a la historia como el apelativo genérico para estas adolescentes sexys y un poco frescas que gustan tanto a los hombres, sobre todo a partir de cierto rijoso momento de sus vidas (bueno, o por lo menos a partir de ese momento no se cortan en decirlo…). Aunque el personaje original de Nabokov tenía 12 años, en la peli lo subieron a 14 y Sue Lyon tenía 16 (así que os podéis relajar, que no sois tan pervertidos XDD).

Lo que la hace fatal es seducir a James Mason (interpretando al novelista Humbert Humbert, otro con nombre doble pero este no queda tan guay) y volverle loco de remate de celos y lujuria. Se casa con su madre para estar cerca de ella y casi la mata. Al final acaba liquidando al tipo con el que Lolita se escapa y acaba siendo condenado a muerte (la pena de muerte me parece atroz, pero hay que reconocer que como final para una peli es bastante impactante…) pero muere antes de trombosis coronaria, irónicamente.

Cómo acaba: Embarazada de un tercero pero con 13.000 dólares en el bolsillo que le da su “padrastro” Humbert (bis), que quizá la ayuden a esquivar un destino de white trash como una casa…

Lolita “Mira que es aburrida la adolescencia en los ‘60 sin móvil, Tuenti ni una mísera Nuevo Vale…”

Matty Walker (a.k.a. Mary Ann Simpson) en “Fuego en el Cuerpo” (“Body Heat”, Lawrence Kasdan, 1981)

Qué la hace fatal: Kathleen Turner es la Mantis Definitiva en este thriller altamente erótico (madre mía, esto es un calentón y los demás somos putos aficionados…) en el que seduce al abogado Ned Racine (un William Hurt con unos biceps más que aceptables ;p) para que asesine a su rico esposo y la ayude con ciertos problemas con el testamento.

Cómo acaba: Al final se sale con la suya y deja al tonto de Ned con un palmo de narices y cargando con la culpa mientras a ella la dan por muerta y se escapa con todo el pastizal a algún lugar exótico, lo que siempre soñó desde que era la “vamp” del instituto.

Matty Walker“No deberías llevar esa ropa.” “¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda.» “Entonces no deberías llevar ese cuerpo”. El mejor cumplido de la historia de la humanidad.

La Femme Fatale en el cine (III)

Otra tanda de mujercísimas mientras nos vamos acercando al final de la serie.

Alerta: Spoilers a tope!

Rose Loomis en Niágara (“Niagara”, Henry Hathaway, 1953)

Qué la hace fatal: Pues os va a sonar a déjà vu, pero esta mujer con el impresionante cuerpo, la magnética cara y la sensualísima voz de Norma Jeane planea el asesinato de su marido (Joseph Cotten) neurasténico y celoso (que digo yo, ¿no era más fácil dejarle? Porque éste no tiene restaurante, ni es rico ni nada que se pudiera sacar de él, -a no ser que no me enterara yo bien, que la he vuelto a ver hace poco y el DVD no tenía subtítulos en castellano y tuve que ponerlos en inglés para sordos o como se diga de forma políticamente correcta: lo que tiene comprar pelis en países extranjeros…- Es que ya es matar por matar…). Y celoso con razón, porque Rose tiene un amante, un chulo cascadas, que ha sido agraciado con el dudoso honor de ser el encargado de dar matarile al esposo.

Cómo acaba: Fatalmente. El plan de asesinato fracasa cuando el marido se carga al amante. Entonces le entra un sed de venganza que no cesa hasta acabar estrangulando a Rose en una siniestra torre para, finalmente, terminar muriendo (bueno, se supone…) al caer por la espeluznante cascada del título al intentar huir en un barco.

Norma

Esta mirada de soslayo con boca entreabierta está siendo analizada por científicos de la UCLA Prostate University como potencial causante de eyaculación espontánea.

BTW: Niagara Falls me parece un lugar espantoso para pasar una luna de miel, un Congreso de vendedores rapaces o el puente de la Constitución. Todo el día con unos chubasqueros amarillos horrorosos y botas de agua que ya se han puesto antes la mitad de la población occidental del planeta y la cara siempre mojada (para los que lleváis gafas debe de ser el acabose). Yo soy de secano.

Jessica Rabbit en “¿Quién engañó a Roger Rabbit?” (“Who Framed Roger Rabbit”, Robert Zemeckis, 1988)

Qué la hace fatal: Que la han dibujado así (y tener la voz de Kathleen Turner). Porque la verdad es que a este “dibu” de infarto, a pesar de su comportamiento extremadamente sexy y tentador y de ser sospechosa de asesinato, lo único que se le puede reprochar es haber estado jugando a “patty-cake» con el magnate Marvin Acme (y si la infidelidad hiciera “fatal”, yo no acabaría esta serie en los días de mi vida…).

Cómo acaba: Pues justo así, volviendo a casa con su maridito a seguir su vida de pareja asimétrica. Un happy ending, por fin!

Jessica Rabbit

Ver esto y sentirse un critter es todo uno. Pero tampoco la envidio porque para tener esa cintura habría que llevar los riñones en el bolso…

Gilda (Mundson Farrell) en “Gilda” (Charles Vidor, 1946)

Qué la hace fatal: Pues en realidad a esta mujer, indisolublemente unida a la melena pelirroja de Rita Hayworth, le pasa como a Jessica: que es todo fachada pero luego es una mujer decente que sólo ha cometido el pecado de enamorarse de Johnny Farrell (Glen Ford) al que puedo definir utilizando una canción de la Más Grande: “Es un gran necio, un estúpido engreído, egoísta y caprichoso, un payaso vanidoso, inconsciente y presumido, falso enano rencoroso que no tiene corazón. Lleno de celos sin razones ni motivos, como el viento, impetuoso, pocas veces cariñoso, inseguro de sí mismo, soportable como amigo, insufrible como amor.” Ofú, qué a gusto se queda una…

El caso es que el “enano rencoroso” siempre ha pensado que ella le fue infiel, así que mantienen una relación de amor-odio cuando vuelven a encontrarse siendo Gilda la nueva esposa del jefe de él.

Cómo acaba: Dando a Munson por muerto, se casan, pero Johnny sigue en sus trece hasta que un amigo común le hace ver que Gilda es irreprochable. El marido no estaba muerto (que estaba de parranda), e intenta matarles pero al final se libran de él y se van del país. Siempre pensaré que Gilda es mucho arroz pa’ tan poco pollo…

Como en su día ya puse el famoso “Put the Blame on Mame” (con bofetada incluida…-léase con indignación-), os pongo este otro número en el que se ve cacha y six pack.

Ya aviso que a Rita la tendremos en otro papel en el que sí que es Femme Fatale al uso, pero eso será otro día…

And the Oscar goes to… SHIT!

Oscar by Alex Eylar

Mirad, es que el tema de los premios cada vez me parece más aleatorio y más ridículo: el Nobel de la Paz a Obama, la Medalla de las Bellas Artes a Francisco Rivera, el Premio Ondas a Jorge Javier Vázquez… vamos, si es que al final voy a tener que decir que el Oscar de Penélope sí fue merecido, por lo menos hay que reconocer que es actriz, así que se lo han dado por algo que hace… (oye, que si a mí me quieren dar el Pulitzer por mis (mierdas de) tuits, que no se corten….)

Cualquier galardón en general, y más los Oscar en particular, que se conceden por miembros de alguna organización (mafiosa), no puede ser nunca justo. Intervienen muchos factores como los intereses creados (no nos olvidemos que la promoción es vital en estos casos), el empeño en enmendar errores del pasado (qué manía de no pensar única y exclusivamente en los trabajos que se valoran ese año…) y hasta, me atrevería a decir, los politiqueos y las reciprocidades (como en cualquier patio de vecindad).

Cagadas tenemos todos en mente (y sino no os preocupéis que ya las he sacado yo de “la Wikipedia, qué hermosa eres”):

  • obras maestras como “Ciudadano Kane”, que con ocho candidaturas sólo ganara la de mejor guión original;
  • que no lo hayan conseguido nunca tanto algunos de los mejores directores (Alfred Hitchcock, Ridley Scott, Stankey Kubrick, Orson Welles o Quentin Tarantino entre mis favoritos) como actores (que la cansina de Sandra Bullock, con mis respetos, tenga un Oscar y no lo tuvieran jamás Deborah Kerr o Barbara Stanwyck es que me repatea el alma) y que después lo arreglen con un Oscar honorífico, que yo soy Paul Newman y me lo dan como se lo dieron en 1985 (para luego dárselo de verdad por “El color del dinero” el año siguiente) y les digo que se lo metan por to el Teatro Kodak ;

Marisa Tomei Oscar

Sí, ya sé que lo de Marisa Tomei es una leyenda urbana, pero el pedo que llevaba Jack Pallance es totalmente de verdad…

  • lo de Titanic, que es una horrendidad (muy cara, eso sí) igualando a “Eva al desnudo” en nominaciones (pero ¿en qué mundo vivimos? por amor de Dios…) y a “Ben-Hur” en premios (lo mismo digo, es que hemos perdido el norte y el buen gusto…);
  • las nominaciones de Meryl Streep, que yo la adoro, pero 16 candidaturas ¿no son muchas ya? Y que a esta señora le quedan unos añitos todavía, ¿eh?
  • que lo ganen siempre los que engordan, adelgazan (como si esto fuera el premio de Corporación Dermoestética) o hacen de tupis o tullidos. O, si son actrices bellísimas, por salir feas, anda que…

Y así podríamos seguir ad nauseam, pero para que… Total, que ya hace unos años que paso olímpicamente de lo que diga la Academia y basta que en el trailer de una peli me suelten eso tan vacío de: “Del ganador de un Oscar de la Academia…” (que es que a ver, señores, que uno haya ganado un puto Oscar no significa que sus siguientes trabajos –ni el premiado, si me apuras- sea una garantía de nada) para que yo desconfíe y vea la peli ya con saña y con inquina hacia el susodicho.

Así que me la sopla quien gane (aunque no podré evitar alegrarme por la Portman y Colin Firth), estoy ya muy hartita de Bardem y toda su intelectualidad actoral, y hasta los mengues de la ceremonia. Eso sí, comentar los modelitos, habrá que comentarlos: que no decaiga la mala baba.

Y después de esta perorata amargada y llena de topicazos, no os perdáis el trailer de la ganadora de este año, y de todos lo años (de hecho es lo único bueno de este post…)

Clever and funny closing sentence you will remember for ever.

La Femme Fatale en el cine (II)

Mae West

“El sexo es como el bridge: si no tienes una buena pareja, más te vale tener una buena mano.” Si no la menciono en lista es porque Mae West se sale de la tabla. Ella era fatale inside, por encima de cualquier papel que interpretara.
Continuamos con las mujeres más fatales de la historia del cine y ojo, que no sólo de años ‘40 y ‘50 se alimenta este sociedad secreta a la que, eso sí, sólo las más destructoras féminas tienen acceso.
Antes de empezar, contaros algo que olvidé en la anterior entrega: también existe el hombre fatal. Aunque no es habitual, queridas amigas (y amigos gays), si alguna vez se cruza en vuestras vidas un Heathcliff [los que no hayáis leído todavía “Wuthering Heights” (“Cumbres Borrascosas”) no tenéis perdón de Dios, anda que ya os vale, ¿eh? No os quito el carnet del Club, pero considerad éste el primer straight], lo único que se me ocurre que podéis hacer es huir, huir sin mirar atrás, antes de que os devore con su arrolladora fuerza atormentada y aniquilante.
Heathcliff in the storm
“A mí es que, cuando hay tormenta en el páramo, me gusta meterme debajo de un árbol. Soy así de chulo…»
Reitero la advertencia de spoilers a cascoporro.
 
Cora Smith en “El cartero siempre llama dos veces” (“The Postman Always Rings Twice”, Tay Garnett, 1946)
 
Aunque muchos recordaréis mejor la versión que hizo en 1981 Bob Rafelson con Nicholson y Lange (sí, sí, la de la mesa de la cocina…), a mí la que me gusta es ésta con Lana Turner (con su aparición deslumbrante) y John Garfield.
Qué la hace fatal: Hombre, si asesinar a tu marido en complicidad con tu amante para quedarte su restaurante no es fatal, que venga Dios y lo vea…
Cómo acaba: Pues siguiendo la moralidad imperante, bastante mal. Aunque se libra en un juicio, termina muriendo en un accidente de coche. Ironías de la vida, su amante acaba siendo acusado de su muerte y él y sus pulmones disfrutando de la cámara de gas.
La frase: “A mí no me gusta mi apariencia, pero nunca encontré un hombre desde los 14 años que no quisiera convencerme de lo contrario.”
Esto me ha recordado la aguda reflexión que Sonia proponía en su comentario de la anterior entrega: ¿La mujer fatal nace o se hace? Yo ya contesté que, en mi opinión, se hace. Por lo general son mujeres con una pasado de abusos o, cuando menos, su experiencia con los hombres no ha sido nada positiva. Condicionadas por su físico, han aprendido a utilizar en su favor el efecto que provocan en cuantos varones se cruzan en sus vidas.

Turner y Garfield

“En cuanto nos libremos de mi marido, lo siguiente que hago es comprarme una Thermomix. Me han dicho que sale un gazpacho buenísimo.”
Madeleine Elster en “Vértigo” (“Vertigo”, Alfred Hitchcock, 1958)
 
Qué la hace fatal: Judy Barton (Kim Novak) es una muchacha sencilla que se presta por dinero a hacerse pasar por la esposa poseída de un asesino que ha tramado un elaborado plan para eliminarla, utilizando para ello sus encantos para seducir al detective con acrofobia Scottie Ferguson (James Stewart).
[Que conste que la pobre Judy es una víctima, pero en la primera parte de la película, en su caracterización como Madeleine, paradigma de la mujer enigmática por excelencia, es una auténtica mujer fatal.]
Cómo acaba: Tras engañar a Scottie y, por ende, a las autoridades, se enamora del detective que ve en ella a la difunta Madeleine. Cuando éste la descubre, en la catarsis del momento acaba teniendo el mismo final que la difunta a la que encarnaba, precipitándose desde el campanario de la Misión de San Juan Bautista. El pobre Scottie se cura de la acrofobia, pero sólo años de terapia le recuperarán de su necrofilia.
Vertigo
Nena, cuando tu hombre está enamorado de un fantasma, nada de lo que hagas te ayudará a recuperarlo de forma tan eficaz como morirte.
Catherine Tramell en “Instinto Básico” (“Basic Instinct”, Paul Verhoeven, 1992)
 
Qué la hace fatal: A mí me gusta mucho más esta película si pienso que el picahielos de la escena final es la prueba de que la astuta escritora se ha cargado (o inducido a otros con su fatalidad para cargarse, que para el caso es lo mismo) a 11 personas según mis cuentas… Para todo ello, y como no podía ser menos, Catherine Tramell (Sharon Stone) no sólo seduce al detective Nick Curran (Michael Douglas), no, eso sería demasiado fácil… La tía se pasa por la piedra a media peli (vamos, que a los/las que no se cepilla de una manera se los/las cepilla de otra, o de las dos).
No he visto la segunda parte, pero me da que debe de ser como “Matrix Reloaded” (de “Revolution” ni hablemos…), algo que nunca debió hacerse…
Cómo acaba: Como en los ‘90 la moralidad había cambiado bastante, la Femme Fatale consigue librarse de todo y la dejamos en la cama con Nick, proporcionándonos uno de los finales abiertos más famosos de la historia del cine.
Sharon Stone
“¿A qué adivino lo que estáis pensando? ;p”

La Femme Fatale en el cine (I)

marlene

A mí me hubiera gustado ser una mujer fatal y arrastrar a los hombres a la perdición. Lo que pasa es que lo más que he conseguido es ser fatal como mujer y tener a alguno que otro hombre algo perdido y que acabara arrastrándose hasta el sofá para jugar a la Play. Pero no desisto, que todavía me quedan algunos años de lozanía…

La Femme Fatale es una señora siempre estupenda, las más de las veces rubia, que para conseguir sus objetivos utiliza a hombres a los que idiotiza con sus encantos sexuales, en la mayoría de los casos haciéndoles cometer toda clase de actos innobles.

Incluso antes de verlas encarnadas en el cine, este tipo de “lobas” ha existido y se nos ha advertido de la forma más machista de sus peligros, desde que el mundo es mundo: el hombre heterosexual, no nos vamos a engañar, es fácilmente idiotizable cuando hay unas faldas de por medio (no os vayáis ahora a poner dignos y a ofenderos, forma parte de vuestra, vamos a llamarlo, “esencia viril”), pero luego es más sencillo culpar a la inductora, ains…. No os olvidéis de Dalila, la Estilista de los Hijos de Israel, o la propia Cleopatra, que traía a César y Marco Antonio por la calle de la amargura.

Otro icono fatal sería la famosa Mata Hari, una bailarina exótica condenada sin pruebas concluyentes y ejecutada, acusada de ser una agente doble para Alemania durante la Gran Guerra.

Mata Hari

“¿Una ramera? ¡Sí! Pero una traidora, ¡jamás!” Tú di que sí, Mata Hari, que desde que estoy viendo que tienes tripilla, me he hecho fan total.

En la película de 1915 “A Fool There Was” se acuña por primera vez el término “vamp” (obviamente, diminutivo de vampiresa) para referirse a este prototipo de mujer. En este caso con la cara de la actriz Theda Bara.

Pero fue en las décadas de los ‘40 y ‘50 y en el marco del cine negro, con sus claroscuros y sus historias truculentas llenas de humo, donde la mujer fatal adquirió los distintivos que todos reconocemos hoy día. El mítico historietista Will Eisner en su serie “The Spirit” también contribuyó a la creación de ese icono (recordadme que un día de estos le dediquemos a este neoyorkino un post-homenaje de los gordos por su gran contribución al “arte secuencial”).

The Spirit

“No te hagas ilusiones, chato, esto no es nada sexual… Me envía Will a torturarte por dejar a Frank Miller destrozar su obra.”

Como ya habréis adivinado, voy a recopilar algunas de mis arpías favoritas desde aquella época hasta la actualidad. Obviamente habrá spoilers, aunque se trata de películas clásicas que ya habréis (o deberíais haber) visto.

Brigid O’Shaughnessy en “El Halcón Maltés” («The Maltese Falcon», John Huston, 1941)

Qué la hace fatal: Esta mujer encarnada por Mary Astor está obsesionada por apoderarse de una estatuilla supuestamente muy valiosa, y para ello, no duda en hacerse la buenecita para seducir al detective Sam Spade (con la cara y la voz de Humphrey Bogart), en liquidar a un tío y pretender cargarle el mochuelo a su cómplice.

Cómo termina: Pues el “mirlo blanco” que creía tener en Spade le sale rana, y en una escalofriante escena final (brutal el plano del ascensor) la entrega a la policía, a pesar de estar enamorado de ella hasta las trancas, para que sea pasto de la horca.

Mary Astor

“Ahora es cuando pongo cara de monja atormentada y el bobo esté se queda prendadito”

Y ahora que ya os tengo engachados, os dejo hasta la próxima entrega (vamos, lo que viene siendo un post interruptus). XD La mujer fatal es lo que tiene, que se hace desear…

Tres películas “Murtaugh”

Inception
[Contiene spoilers de “Inception” (“Origen”)]
Hace ya un siglo que un amigo listillo (y muy querido a pesar de todo) me vaciló por soltar un “soy demasiado vieja para [sustituir por alguna absurda frikada]” y me ilustró explicándome que eso es un “Murtaugh”.
Sí, yo hice lo mismo y en Google me salió que es el nombre del personaje de Danny Glover en “Arma Letal”, que ya sabéis que estaba a punto de retirarse y cuya frase recurrente es «I’m gettin’ too old for this shit” («Me estoy haciendo demasiado viejo para esta mierda»).
El caso es que últimamente pienso mucho en ello, y especialmente en la madrugada del sábado, recorriendo la Gran Vía en la gélida y concurrida noche madrileña y tratando de encontrar un taxi libre tras una noche memorable en el TABATA (garito de culto petardo) con Herr Brühl y Vince.
Pero es que además últimamente he visto tres películas que sé que me hubieran flipado hace 10 años (en la época en que tras ver “Pulp Fiction”, “Matrix”, “Seven” o “Toy Story” sentía que era una persona diferente) y que sin embargo no han terminado de llenarme del todo, y me pregunto si para mí ya ha pasado la época en la que las cosas me fascinaban y me inspiraban, o si esto también pasará…
kick-assLo de “Kick-Ass” lo encuentro normal: es que creo que definitivamente yo no era el target para una peli sobre un chaval que decide ser un superhéroe porque a nadie se le ha ocurrido antes y se lleva más palos de los que se pueden soportar. No digo que no haya cosas (moderadamente) divertidas o que Hit Girl no sea un pedazo de hallazgo, pero me dejó fría.
En “Scott Pilgrim vs. The World” sí pude por lo menos reconocer que su estética a caballo entre el cómic y el videojuego es muy interesante y estoy segura que en otro momento de mi vida habría apreciado mucho la banda sonora (y en un momento todavía anterior, sin duda los estilismos capilares de Ramona Flowers me habrían servido de catalizador para la incesante búsqueda de una identidad que no estaba nada clara…). Pero aún así, ni pizca de entusiasmo. Como si dentro de mí algo se hubiera roto.
scott pilgrim
Pero lo que es del todo inadmisible es lo de “Inception”. La gran película del año, de la que todo el mundo habla y yo ahí en estado de semicatatonia tratando de averiguar donde había visto ya todo aquello…
Y es que supongo que la inocencia empezó a desvanecerse el día que Morfeo me puso una píldora roja en la mano para hacerme despertar a la realidad más alienante que pudiera imaginar, o puede que antes, cuando descubrí que los Ocultos se dedicaban a cambiar nuestras vidas cada noche, convirtiendo toda preocupación y anhelo en un sinsentido. Aunque eso probablemente lo había olvidado…
Ya había aprendido a desconfiar de mi propia mente, porque, hubo una época en la que no podía recordar nada después de unos cinco minutos, así que decidí confiar sólo en aquello que hubiera escrito para mí misma, aunque eso supusiera caer en mis propia trampas.
Y tengo el brumoso recuerdo de haber creído que vivía, cuando en realidad toda mi vida era producto de mi imaginación y seguía delante de aquella extraña e hipnótica esfera.
Confiar en los recuerdos a largo plazo hace ya mucho tiempo que no es una opción: desde que Lacuna Inc. se encarga, por un módico precio, de eliminar de tu mente todo aquello que te resulte traumático (aunque ya os digo que si se trata de olvidar un amor, no os molestéis, la experiencia me dice que seguimos enamorándonos de las mismas personas una y otra vez…) o la Rose Corporation realiza con éxito implantes de memoria, ya ni siquiera puedo estar segura de mi humanidad…
eternal-sunshine
Pero si hasta una vez me introduje, ¡por el amor de Dios!, en la mente de un actor famoso y pude ver la vida desde su punto de vista (y hasta pude disfrutar de una experiencia lésbica en modo Master of Puppets…)
Quizá sí era la primera vez que me convertía en un recuerdo atrapado en un limbo eterno en la terrible soledad del subconsciente de alguien que una vez me amó, y reconozco que la experiencia sí fue devastadora…
Pero no lo suficiente como para hacerme cambiar, para influirme más allá de la redacción de este post… ¿O quizá sí? Quizá una pequeña idea germinó en mi cerebro sin que apenas yo lo notara y a estas horas se habrá convertido ya, sin yo saberlo, en una certeza que jamás podré modificar sobre mi misma y sobre el mundo que me rodea…
Naaaaaa, «I’m gettin’ too old for this shit”.

Kung Fu Movie: Segunda sesión colectiva


Domingo 11 de Julio (un día que ha pasado a la historia para todos los españoles), 10:00 a.m.

Pronóstico meteorológico: sol y calor intensivo.
Llegamos a Madrid porque venimos desde La Puebla de Montalbán (Toledo) expresamente para el rod
aje.

Nervios: muchos. Muffy (a.k.a. Joserr
a) tiene el papel con más texto de la sesión.

Después de aplicarle al Profeta unas ojeras artificiales (a juego con las naturales que traemos por el madrugón) y comprobar que como Drag Queen las iba a pasar putas porque no hay manera de que deje de pestañear cuando le pinto la raya del ojo, yo no tengo más remedio que irme a Urgencias.

12:05 p.m. dos horas y como 20 páginas de «El lobo estepario» después (ah sí, lo del oído no era nada, pero por si acaso…) consigo llegar a la localización. Con un sol de justicia, el parking de las piscinas está de bote en bote, pero encuentro un sitio y llego al set.

La cosa está en marcha y el Profeta dando caña («a este ¿dónde le has encontrao? ¿en el pasaje del terror?»). Les veo a todos muy centrados y aguantando el calor (si el Profeta no se mueve con los terciopelos, a ver quien es el guapo que se queja…).

Los extras: son pocos pero con su entusiasmo parecen el triple (eso y que van rotando en función de la escena: lo del raccord es secundario…). Impagable el chino con cubo en la cabeza.

Y llegamos a una escena de acción: ¡Tom Po, Tom Po, Tom Po! El vestuario del Toño es de traca matraca (bueno, por lo menos está fresquito) y la puesta en escena, fenómena (los que estamos fuera de cuadro intentamos aguantar la risa para que los actores se concentren, pero no es fácil, no es nada fácil, amigos…).


Se acaba la batería a falta de los últimos 3 ó 4 planos, así que habrá que volver. Vamos a tener que organizar una colecta para pillar otra batería porque si no….

Después, lo típico, la gente organizándose para la final de la Copa del Mundo, pero eso ya forma parte de la historia…

Lo peor: el calor y no poder acabar la escena.

Lo mejor: Que la gente se lo está tomando en serio y la visita del Norris!

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Este artista madrileño autodidacta, ecléctico y multidisciplinar («todo eso ¿qué hostias es?» creo que nos diría él) nos está preparando una buena…

Hace ya varios años (desde el 2004, cómo pasa el tiempo…) que nos tiene acostumbrados a su talento musical expresado desde La Fusión, dúo de hip hop donde comparte con Norris las tareas de MC, creador de bases rítmicas y escritor de letras urbanas y sociales.
En temas como «Falso gobierno», «Justicia escrita», o «En las calles» son la voz de los que, como ellos, nos criamos en barrios obreros de la periferia madrileña (con su arquitectura feísta de los tiempos de la transición y su ropa tendida), pero nos negamos a que nos digan cual es nuestro sitio; y así lanzan sus dardos envenenados contra todos los estamentos de la sociedad capitalista, que con sus culos apoltronados y forrados de billetes nos siguen oprimiendo de forma más o menos sutil.

Valero también hace sus pinitos dentro del campo de la animación 3D y de una forma fresca y carente de complejos indaga desde su sello «Animaniac» en texturas y movimientos que cada vez van tomando un cariz más serio a medida que evoluciona su técnica.

Su creatividad no descansa nunca por lo que sigue experimentando con fotografía, videoclips o grabaciones de conciertos, pero donde nos dejó a todos con la boca abierta y pidiendo más fue con su incursión en el cortometraje. En 2009 presentó «Darkside», un thriller oscuro rodado en HD que bebe de las fuentes del Tarantino más bestia de «Reservoir Dogs», o el siniestrísimo Fynch de «Seven», pasado por la coctelera mezcladora temporal de «Memento».

El guionista, director y actor principal nos demuestra haber sacado partido a su cinefagia de multicines construyendo una muy meritoria opera prima llena de atmósferas plagadas de intriga y de planos muy cuidados, así como con dos o tres efectos realmente memorables.

Ahora se plantea su proyecto más ambicioso, un largo rodado al 90% en exteriores y un salto del suspense a la comedia que promete ser una auténtica revelación. Os seguiré informando si se me autoriza a ser la cronista de un rodaje que acaba de comenzar y que nos está deparando algunos de los momentos más divertidos que podamos recordar…

Mientras, y para abrir boca, os dejo con «Darkside» (para verlo en su formato original y a pantalla completa haced click de nuevo sobre el video una vez comenzado) y si queréis ver más, pasaos por Valeropro en Youtube.

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Pelis de culto personal y familiar (II)

«El club de los cinco (The Breakfast Club)», 1985

Escucha el temazo de Simple Minds para disfrutar del post en todo su esplendor.

Acabo de revisitar (los cinéfilos no volvemos a ver las películas sino que las revisitamos, somo así de pedantes…) esta peli de culto adolescente en este el año de su vigésimo quinto aniversario. No sé deciros si está pasada de moda o sigue vigente: a mí me sigue gustando y no puedo ser demasiado objetiva…


La historia tiene lugar durante un castigo y cuenta como cinco alumnos, a priori totalmente diferentes al pertenecer a 5 categorías de la variada fauna estudiantil (la popular, el empollón, el deportista, el gamberro y la inadaptada), acaban por darse cuenta que tienen los mismos problemas: básicamente sus padres. Es muy adolescente (y ley de vida) echarle la culpa de todo a tus padres, algo que se puede explotar hasta que se cumplen los 30, a partir de ahí, cada uno a cargar con su culpa).
Supongo que al verla por primera vez a la edad que se supone que tienen los protagonistas (que es mucho suponer) hace que te identifiques con estos personajes y te entusiasmes con sus peripecias tratando de revelarse contra la autoridad.

El Director Vernon como sosias del también sufrido Skinner.

La frase: «Todos somos unos depravados, lo que pasa es que algunos disimulamos mejor que otros».

El caso es que esta comedia en realidad intrascendente ha pasado a la historia y forma ya parte de la cultura pop (yo me enteré por un artículo de Mariló García- y aprovecho para recomendar fervientemente su blog http://yonomeaburro.blogspot.com/ -en la Cinemanía de Mayo, y he encontrado algunas cosillas más para ampliar el tema).

Ya en 1986, los cachondos de «La matanza de Texas 2» parodiaron el cartel:


Y hace un par de años, lo volvieron a hacer con otra peli:


El temita del «desayuno» daba pie a este tipo de bromas:

Este rapero también forjó su tierna pubertad a golpe de pelis teen en los ochenta:


Ni siquiera el mundo del comic se ha olvidado de la película:

Y los fans de la serie odian este anuncio, pero la versión de New Found Glory del tema de Simple Minds no está mal, ¿no?

Hasta he encontrado un jueguecillo en flash en plan aventura en el que manejas a Bender:

Otros ejemplos de que «The Breakfast Club» no está ni mucho menos olvidada:

Por Michael Rosenthal


Del Betablog de Brandrepublic

De la Galería de Etchasketchist

Por Jay Ryan

Por Madaboutmovies

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