¡Cómo está el patio!
13 marzo, 2011 14 comentarios
Foto: Shovelling Hijo (vía Flickr)
[Con la racha que llevo de jugar a la ruleta rusa de la vida, apuesto a que esto me cuesta lectores y hasta algún insulto, pero… qué demonios, hoy me siento punky!]
Hoy andan los usuarios tuiterinos alterados a vueltas con este reportaje de El País titulado Twitterrevolución en el que se habla largo (demasiado largo, ¿es que no os dais cuenta de que somos todos adictos a la inmediatez y ya no nos interesa nada que requiera una concentración superior a 20 segundos desde que nos comunicamos con 140 caracteres?? ;p) y tendido sobre la red social de los Guays del Momento (muchos son ex pringados que disfrutan del anonimato que les permite este sitio en el que no se ven las marcas de acné y si al leer esto te ofendes, pues ya sabes…).
Así que uno de los hashtags más utilizados es [imaginaos que aquí hay un símbolo de “almohadilla” que yo no sé ponerla en Windows Writer]elpationoeseso y la gente no para de despotricar sobre el articulito de marras. No sé que tanto les molesta de él, la verdad es que yo hace como un año que estoy en esa jaula de grillos (con distintos niveles de intensidad y participación, claro, porque al principio cuesta bastante enterarse de qué va la vaina y hay que dedicarle mucho tiempo para que la cosa empiece a tener gracia…) y me parece que el artículo se ajusta bastante a lo que hay.
Me da la sensación de que algunos tienen un concepto de Twitter que casa más con la definición convencional de secta subversiva que con otra cosa y se lo toman todo demasiado en serio…
Independientemente de para lo que se haya diseñado el artefacto éste (que supongo yo que para hacer dinero, que es para lo que cualquier empresa del mundo dedica esfuerzo y presupuesto), cada uno que lo utilice para lo que le venga en gana, vamos digo yo, como el que se compra una bici y le quita el sillín: los geeks del “¿llevas un iPhone en el bolsillo o es que te alegras de verme?” para que sepamos en todo momento qué hacen y dónde están, como si nos importara…(que creo que más les vale no engañar a sus parejas porque les ahorran el detective); los Communty Managers (y wannabes) para sermonear y linkear cosas aburridísimas del palo de “pero qué metido estoy en el mundillo”; las empresas para incrementar su intensidad comercial por todos los medios: es el buitreo del futuro; los famosos para ser pesaos, que yo no hay día que no unfollowee a alguno que no para de querer dar envidia con su “wonderful way of life”; los gurús, pues para sentar cátedra si son serios y para diseñar the best joke de la década (ya ves tú, de 20 a 40 minutos va a durar como mucho) si van de graciosos; los hay que lo usan para conocer gente, que es como se llama ahora a intentar ligar; y así hasta el infinito porque habrá tantas razones para utilizar Twitter como usuarios tenga la red.
A mí personalmente me sirve de desahogo porque es muy fácil expurgar demonios en 140 caracteres y casi siempre hay alguien que se identifica contigo y hasta te ofrece su apoyo sin conocerte, con lo que no te juzgan como lo harían tus íntimos que conocen el background de tu despotrique y que te podrían poner las peras al cuarto por el morro que le echas.
Por otra parte, para conseguir nuevos lectores para el blog, y oye, que ayer tuve la orgásmica alegría de descubrir que los Standstill habían tuiteado mi crónica de su espectáculo con el subidón de ego y visitas que ello representa, así que, si me tengo que tatuar Amor de Twitter en una nalga, para luego es tarde.
Pero aún así, no nos tomemos a nosotros mismos tan en serio que si un día chapan esa web, todos los profundos y extremadamente ingeniosos pensamientos que compartimos allí se irán por el wáter para siempre (sí, ya sé que los hay previsores y los exportan, ains, pronto nos encontraremos libros publicados con los tuits más faveados de la historia. Pues menudo coñazo.)
Me voy, que tengo hora en el estudio de tattoos.