About Elly (Darbareye Elly) (Asghar Farhadi, 2009)

A propósito de Elly

No os voy a recomendar esta película por la misma razón que no os recomendaría que os sentaseis en la vía del tren a esperar a que el AVE de las 14:30 os hiciera fosfatina: pues porque os quiero (“…and the audience loves me, and I love them, and they love me for loving them, and I love them for loving me, and we loooove each other. And that’s cause none of us got enough love in our childhoods!”… ).

Ains, qué libertad artística da el saber que esto no lo va a leer ni mi padre… ahora ya entiendo cómo es que a Van Gogh le dio por pintar una silla, pensaría: “total, para quien lo va a ver, como si pinto un retrete…”) analicemos la situación: peli iraní de hace dos años. Sí, el último trabajo de su director se acaba de llevar el Oscar a la mejor película extranjera, o de habla no inglesa o como le llamen a eso (me importa un carajo doble lo que opinen los académicos de Hollywood, pero en este caso no puedo por menos que alabarles el gusto a esos cabroncetes: qué final! Estaba yo como para pensar en la pasta…los hay materialistas… ;p) pero uno sólo vale lo que valga lo último que hizo así que esto ya sólo sirve para envolver el pescado, o algo así, bueno, vosotros me entendéis (vosotros ¿quién? las voces de tu cabeza serán porque aquí no hay nadie… Lo de dormir menos los fines de semana que en jornada laboral nos está trastornando, no te lo dejes que esto va a más y se acaba uno comprando una Uzi en las rebajas y masacrando sin ton ni son y no es plan).

Lo curioso del caso es que la peli que yo quería ver en origen era esta. Pero es cierto que la notoriedad de la otra se me cruzó en el camino y, en fin… Igual dentro de dos años os comento la peli, eh? Yo sin prisas que el blog es mío… Joder, parezco Malick, mira unos dinosaurios por aquí quedarán bonito… aunque yo casi soy más de unos claveles, un nazareno, un poquito de oro…

Este es un blog de serie Z, qué esperabais?

Total, que me pongo a ver la peli, y la cosa va de varias parejas jóvenes, algunas con niños, que se van a pasar un fin de semana a una casa en la costa. Hay un muchacho majísimo (que en la otra peli hace de puto talibán y le odias nada más verlo, pero aquí es que te lo comías) que vive en Alemania pero que ha venido a pasar unos días a Irán y como se acaba de divorciar, pues se quiere volver a casar (y aquí empiezan las diferencias culturales irreconciliables) y una de las amigas, alcahueta donde las haya, se ha traído a la maestra de su hija (la tal Elly del título) para que se conozcan. Todo muy entretenido y alegre, con unos iranís que parecen talmente italianos (o gitanos patrios), con un rollito comedia romántica de lo más encantador y ya me estaba yo relajando y pensando, “anda mira, si va a estar bonita y todo”.

A propósito de Elly 2

Cantemos, bailemos y qué bien lo pasemos…!

Pero desde luego esta gente no tiene corazón… Lo que parecía una peli amable y agradable se convierte en un thriller psicológico más angustioso que vivir en el cuarto de los contadores y a partir de cierto momento, es un no parar de incertidumbre y malos rollos.

Tiene además una tercera parte en la que lo que prima es la disyuntiva moral, pero que yo creo que nos resulta demasiado ajena a los occidentales y que le resta fuerza al desenlace. Pero que desde luego, da mucho que pensar sobre la situación de la mujer en el mundo islámico y dan muchas ganas de atarse una cinta alrededor de la frente y, Uzi en ristre, darse un garbeo por esos mundo de Alá a poner las cosas muy en su sitio.

A propósito de Elly 3

“Sí, ya sé que he fastidiado el finde no trayéndome el Sing Star, pero no me miréis así, hombre…”

De nuevo son destacables la interpretaciones y el realismo que alcanza todo lo que vemos y la puesta en escena algo teatral que hace más claustrofóbico el conjunto.

Recomendable para gentes recias que se vean capaces de capear el temporal, porque la peli, digámoslo sin paños calientes, es jodida. Pero de collons.

That Jazz! (Si lo que os apetece es una experiencia de goce para los sentidos, ponerse Chicago no suele fallar).

Jodaeiye Nader az Simin (Asghar Farhadi, 2011)

Nader and Simin

En un momento en el que Irán está en el punto de mira con Ahmadineyad fanfarroneando (¿o no?) sobre su poderío nuclear y poniendo negro a Obama un día sí y otro también, una película iraní está de, como diría un Pequeño Colibrí, “rabiante actualidad”: “Nader y Simin, una separación” acumula ya 44 premios en certámenes en oriente y occidente, entre ellos el Oso de Oro de Berlín y el Globo de Oro a mejor película en lengua extranjera (hace unos días “La piel que habito” le arrebató el BAFTA), y otras 20 nominaciones pendientes, entre ellas las de dos Oscar (mejor película de habla no inglesa y mejor guión original del propio Farhadi).

A pesar de estar permanentemente en los telediarios (la guerra que mantuvieron con Irak en los ‘80 era la guarnición con la que comíamos todos los días), yo apenas sabía nada de esta enorme nación hasta hace unos años cuando leí “Persépolis”, la novela autobio(gráfica) de Marjane Satrapi que os recomiendo vivamente si no la conocéis. Allí me enteré de que los iranís no son árabes, aunque hayan abrazado al Islam, sino persas, y que este pueblo luchó para derrocar el régimen dictatorial del Sha para acabar cayendo en manos de los fundamentalistas que, como bien sabemos, son unos señores casi siempre con bigote o barba que parecen muy enfadados, que creen que todo es pecado y que están tan aterrorizados por la enorme capacidad de las mujeres que las anulan y ocultan bajo velos de diferente intensidad de barbarie según la región.

Persépolis

No nos engañemos: ser rebelde es más fácil en unos sitios que en otros…

La historia de esta película tiene mucho que ver con la realidad actual persa puesto que comienza con la demanda de divorcio en Teherán de una pareja de clase media debida a que ella, Simin (Leila Hatami), quiere que emigren mientras que su marido, Nader (Peyman Moaadi), no tiene intención de dejar Irán y abandonar a su padre (Ali-Asghar Shahbazi), enfermo de Alzheimer. El problema es que ambos son padres de una niña de 11 años (Termeh, interpretada por Sarina Farhadi, la hija del director) y ninguno está dispuesto a renunciar a ella.

Cuando Simin abandona el hogar familiar, Naser tiene que contratar a una mujer, Razieh (Sareh Bayat), para que cuide de su padre mientras trabaja. Pero Razieh, que está embarazada y tiene una niña de 4 años (Somayeh, Kimia Hosseini), le oculta a su extremista y perturbado marido Houjat (Shahab Hosseini) que tiene este empleo por considerarse inapropiado que una mujer esté a solas con un hombre que no es de su familia.

Separación

El mundo de los mayores es un misterio…

Me he esforzado en poner el nombre de todos los actores principales a modo de homenaje porque sus interpretaciones son tan auténticas (incluidas las dos niñas), que se podría pensar que SON los personajes que interpretan.

La película es pura verdad y, a pesar (o gracias a) ser tan localista, es de esas historias universales que retratan al ser humano y sus múltiples facetas. Todos los personajes se encuentran en medio de terribles dilemas morales y lo que está bien o mal parece cada vez menos claro en un mundo lleno de radicalismos donde la integridad está en serio riesgo de desaparecer.

Con un manejo del tiempo muy moderno en las transiciones (y un uso de la elipsis algo desconcertante, todo hay que decirlo) pero típicamente iraní en esas secuencias muy largas con cámara fija, o heredero del realismo social europeo siguiendo a los personajes cámara al hombro, la acción avanza inexorablemente y todas las escenas están llenas de significado. Además, su puesta en escena potencia toda esa ambigüedad moral en la que se encuentran los personajes. Especialmente cuando se desarrolla en el piso de la pareja, un lugar lleno de puertas de cristal que se abren y se cierran, que unas veces son transparentes mostrando la realidad tal y como es, otras translúcidas y deforman a los personajes que las atraviesan, y en algunos casos son directamente opacas y no nos dejan ver lo que ocurre al otro lado, nos censuran.

Una película imprescindible para todos aquellos a los que interese el buen cine en el que se narran historias en apariencia sencillas, pero que suelen ser las más grandes y auténticas.