La piel que habito (Pedro Almodóvar, 2011)

La piel que habito

Por fin he podido ver la última Pedrada y tengo que decir que no me ha parecido tan mal como la pintan sus detractores (que principalmente la tachan de absolutamente ridícula) ni tan bien como la ponen su defensores (“oh, qué arriesgada vuelta de tuerca del Manchego universal y bla bla bla…”).

Es cierto que, como siempre, he intentado no leer mucho sobre ella (aunque admito que el trailer me fascinó desde el primer momento y andaba yo con mis cuitas por aquello de que al final qué iba a pasar como me gustara, yo que soy tan poco amiga de las más recientes almodovaradas (ya os he dicho por activa y por pasiva que sus últimos melodramas me parecieron inverosímiles y, lo que es peor, me dejaron indiferente) pero reconozco que cuando ¡Pedrooooooooo…!!!! se lanza de cabeza a la inverosimilitud propia de la ciencia ficción (es decir, de la que se compra porque sino ¿a qué hemos ido?) y prescinde de P. C. y su voz de grillo, la cosa coge un gustillo al Almodóvar bizarro de los primeros tiempos que a mí me engancha.

marisa_paredes

Teoría de la Conspiración Nº 321: En realidad, Marisa Paredes y Eusebio Poncela son la misma persona!!

Ahora bien. Originalidad: la justa. Riesgo: controlado. Derrapes: varios. A saber…

Esto no deja de ser otro “¡Átame!” (eso sí, ultramoderno y transgénico) al aroma de “El coleccionista” (W. Wyler), con una espuma de “El silencio de los corderos” (J. Demme), sobre reducción de “Frankenstein o el moderno Prometeo” (M. Shelley) y adornado con un crujiente de “Vértigo” (A. Hitchcock) y unos toquecitos de “La naranja mecánica” (S. Kubrick). Qué sí, Pedro, que ya nos ha quedado claro que eres un maestro del colagge cinéfilo…

Además, todo ello con la producción marca de la casa, vamos, sin novedad: los decorados de diseño alternados con la España rural, la música estupenda de Alberto Iglesias, la combinación de “chicas Almodóvar” de siempre (y aquí incluyo a Banderas, claro…) con novedades refrescantes (Elena Anaya no tiene nada que envidiarle a Victoria Abril, la que hubiera hecho este papel si esto se hubiera rodado a finales de los ochenta o principios de los noventa…), las referencias pedantes de turno (en este caso toca la escritora Alice Munro y la escultora Louis Bourgeois para que sepamos la de cosas que ha aprendido ésta desde que salió del pueblo…), el número musical racial y totalmente fuera de lugar, el cameo de tarugos familiares poniendo el toque cañí desfasado, la utilización de esos nombres simbólicos y pretenciosos (en este caso el de Vera Cruz ya ma mato) en alternancia con otros de la España de antaño (¿Fulgencio? no me jodas, Pedra…), las escenas de sexo tipo “que te follo!” (categoría almodovariana creada por Ali y que se dice acompañada del gesto de copular como un conejo concentrao) y otros efectismos para yanquis de esos con los que sabe que los deja empalmaos.

elena anaya

De los creadores de La Batamanta, ahora presentamos: La Fajamanta!

Vamos, que en realidad el mayor riesgo que ha corrido el de El Deseo es darle a Anchonio el protagónico (eso y prescindir del sentido del humor, aunque ya es algo recurrente en sus últimos films): es la primera vez en años que no está sobreactuado y caricaturesco. Y aunque en las primeras escenas me pareció algo engolado y artificial, a medida que avanzó el metraje me fue gustando más y creo que su interpretación es más que aceptable (lo siento pero a pesar de su impresionante físico que todavía conserva muy mucho de latin lover, como actor no alcanzará nunca la naturalidad innata de un Eduard Fernández que, sin ir más lejos, le da la réplica en algunas escenas poco explotadas a mi modo de ver).

Pero aunque la película y su trama rocambolesca mantienen la intriga (y eso a pesar de que el “must-keep-secret twist” que anuncian en The Daily Telegraph se ve venir desde el trailer) y resulta muy entretenida atrapando al espectador a la butaca (o a mí al sofá…), en más de una ocasión bordea un esperpento que acaba cayendo en lo grotesco y que resulta imperdonable: el personaje todo de Roberto Álamo es una cagada y no es que el disfraz me parezca lo peor de todo. Es la interpretación al absurdo y el acento brasileño de Simago lo que me han rechinado ad nauseam.

Y es que este es otro de los modus operandi (hostia, cuanto latinajo… Ahí! Que se note que soy de letras!) de Almodóvar: coger a un actor prometedor que en ese momento esté despuntando (hace poco pude ver el Estudio 1 de “Urtain” y me encantó la obra y la interpretación de Álamo, aunque tampoco sé si la imitación del guipuzcoano se acerca a la realidad puesto que apenas conozco al boxeador en el que se basa: yo era muy joven y me lo han contado, como dice Koldo!) y hacerle quedar como el culo, no sé si con el premeditado propósito de marica mala de cargarse su carrera: ya lo hizo con Rubén Ochandiano en “Los abrazos”, con Álex Casanovas en “Kika”, con Liberto Rabal en “Carne trémula” (aunque estos dos me da a mí que ya eran rematadamente malos antes de que el de Calzada de Calatrava les pusiera los ojos encima) o con el reparto al completo de “La mala educación”.

Banderas y Anaya

“No te muevas, cari, que creo que aquí se te ha saltado un punto”.

La segunda cosa que menos me ha gustado es la aparición de Concha Buika, (que es una señora que canta muy bien pero no nos tiene porqué gustar a todos porque sea negra y cante flamenco, vamos digo yo…). Como ya he dicho, estos números musicales están siempre cogidos por los pelos y ni aportan nada a la historia ni vienen a cuento. Chabela Vargas o el playback de Pe de la versión de Morente de “Volver” son otros ejemplos recientes que me han repateado el hígado.

Sé que parece que la peli no me ha gustado nada, pero no es verdad. Me ha gustado bastante para ser de Almodóvar y, de sus pelis post “Mujeres”, es la que prefiero después de “Todo sobre mi madre”. Eso ya es decir mucho.

Lo mejor de la peli, esta frase: “No me gustan las amenazas porque me acaban contagiando” (que igual ya estaba en el libro en que se basa, Dios sabrá…)

Lo peor: Seguir echando de menos un poquito de esto: