La red social (David Fincher, 2010)

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Como he debido de ser la última persona del planeta en ver esta película (estoy tan segura como de que todos vosotros tenéis un perfil en Facebook), me voy a tomar la licencia de comentarla sin tener en cuenta los posibles spoileos, así que advertidos quedáis…
La peli narra la fundación e inicial desarrollo de la archiconocida red social en 2003 en Harvard y, en paralelo, la evolución de las dos demandas a las que se enfrentó Mark Zuckerberg interpuestas una por su ex mejor amigo y co-fundador de Facebook, Eduardo Saverin, y otra por los hermanos Winklevoss.
A pesar de que estaba bastante segura de que la película merecía la pena (no sólo David Fincher suele ser un sinónimo de calidad sino que además me constaban las críticas positivas –y las nominaciones y premios varios, claro…-, aunque siempre prefiero no leer cosas que me condicionen), me daba bastante pereza verla. Supongo que en el fondo temía lo inevitable: que después de hacerlo me entraría un impulso irrefrenable de cerrar para siempre mi face porque parece mentira que seamos tan gilipollas de seguir enriqueciendo al tarado éste (eso sin saber realmente los niveles de certeza que alcanza la película; y añado que también ha enturbiado el bonito recuerdo que tenía de la época de Napster, aunque no puedo dejar de estar de acuerdo con el odioso personaje Sean Parker en que, efectivamente, cambio la industria musical para siempre). Pero hacer eso sería casi como decir hace diez años: “yo no pienso tener móvil”. Lo podías hacer, y quedabas muy dignamente. El problema es que no te enterabas de nada de lo que hacían o iban a hacer tus amigos y eso te desconectaba por completo y te convertía en un paria social tipo Zuckerberg y, francamente, es preferible la muerte!
explorer
Mauro Entrialgo sí que sabe…
Como he dicho, dejando a un lado la certeza histórica de los hechos narrados, lo que yo voy a comentar es la película, y como tal, me parece que es film sobresaliente, que mantiene en todo momento el interés y la intriga y que está muy bien hecho en todos los sentidos. Encuentro que está directamente emparentado con una de mis películas favoritas, “JFK”. Desde luego no soy una fan fatale de Oliver Stone (a este se le va la olla pero bien) pero la historia sobre la investigación y juicio por conspiración para asesinar al presidente propiciado por el fiscal de Nueva Orleans Jim Garrison es uno de los mejores ejemplos de que el cine puede ser un gran cronista de la sociedad contemporánea (eso y que siempre me emociono con el alegato final de Kevin Costner XDD) y Fincher entra de pleno en esa categoría. También me parece que se mantiene en esa línea Pakula que ya empezó con “Zodiac»: creo que rememora esas pelis de los 70’ muy comprometidas política o socialmente y que siempre he encontrado demasiado adultas para mí (menos mal que soy una licenciada en Derecho de casi cuarenta años… ;p).
Mark
Pero qué hostia tienes, Marcos, hijo…
Especialmente destacaría el guión de Aaron Sorkin (adaptación de la novela “The Accidental Billionaires” de Ben Mezrich) que además hace un cameo como ejecutivo de publicidad . No debe de ser nada fácil hacer una peli sobre algo tan intangible como Facebook y me parece que la estructura y su montaje de acciones en paralelo es un acierto. La historia engancha muchísimo pero además de eso, al terminar uno tiene la sensación de haber presenciado mucho más que un drama judicial muy entretenido: es una película que habla de temas como la amistad y sus límites, la soledad que provoca la genialidad y por tanto, la incapacidad para relacionarse y la aislación resultante (como metáfora de la era de internet en la que estamos inmersos), la ambición y el modelo empresarial imperante…
Winklevoss
Los hermanos Winklevoss, que eran unos… remeros!
Destacables son, sin duda, las interpretaciones: Jesse Eisenberg es uno de los actores del momento y como Zuckerberg, está realmente abofeteable (en el buen sentido): su personaje resulta muy antipático y aún así es imposible no sentir cierta compasión por su patetismo (a pesar de los miles de millones que atesore, es una de las paradojas del film); Justin Timberlake es, cada vez más claramente, algo más que una cara bonita (y un six pack memorable); y Andrew Garfield ha sido un descubrimiento para mí (creo que es el próximo Spiderman, no me parece mala elección…).
Tampoco sabía (o lo había olvidado) que la banda sonora es de Trent Reznor (y Atticus Ross, pero francamente, éste no sé quien es) y aún así me pareció fantástica: es sutil, es inquietante, es ultramoderna (y a la vez vintage y muy nostálgica), cautivadora y estimulante. Sí, ya sé que no son más que palabras que no dicen nada, pero escuchadla de nuevo (en esta lista están todos los temas) y decidme vosotros lo que pensáis:
Pero lo que realmente me ha encantado de la película es el papel interpretado por Rooney Mara, sus apariciones y lo que representa. Tiene apenas tres escenas pero son claves, siempre a mi modo de ver, para entender al personaje principal y sus motivaciones. La película empieza a bocajarro con la escena de la conversación con esta chica, Erica Albright, con la que sale. El diálogo deja de manifiesto lo difícil que le va a resultar a Mark (y hablo del personaje de la peli, no del magnate del que poco sé además de que tiene una cara de bobo que no se lame) relacionarse con los demás y especialmente con las mujeres porque es incapaz de relajarse ni un instante de esa insoportable actitud de: “mira mundo, lo listo que soy”.
Hacia la mitad de la película, cuando Mark ya se está convirtiendo en una estrella, Erica le vuelve a poner en su sitio y para el chico esto es demoledor. No importa lo listo que seas o el éxito que tengas, pero en realidad sólo eres lo que tú te sientas y en esta escena sigue sintiéndose el mismo loser que siempre fue, por más que una gruppie se la acabe de chupar en los baños de un local de moda… Es un momento que creo que como espectadora, llegué a paladear.
Y esto nos lleva a la escena final: la conversación de Mark con la abogada cuando ya ha quedado claro que no podría ir a juicio porque un jurado popular le aplastaría y que debe negociar con sus demandantes. El ídolo de barro ya está totalmente desenmascarado pero queda un último regalo para el espectador: Mark Zuckerberg, el genio, el creador del último juguetito de esta sociedad vacía y triste de incomunicación aguda pero sobrada de canales, no es más que un mísero y patético stalker (bueno, y quien no lo es hoy día??) que sigue obsesionado por una chica que le desprecia a pesar de sus logros (ese “I’m CEO, bitch!” de sus complacientes tarjetas de visita, ¿a quién va dirigido en realidad? ¿A Erica? ¿A sus amigos/enemigos? ¿A todos nosotros?). Esa escena es para mí un momento Welles total (mucho tiene la peli también de “Ciudadano Kane”, claro que sí…): Zuckerberg ante su propio y particular Rosebud pulsando F5 ante la pantalla de su portátil. Un escena para la eternidad. Un clásico.
The Social Network
“Perdona que te lo diga en tu cara misma, pero corres un severo riesgo de morirte de listo”.