Perdona si te llamo amor (Federico Moccia, 2008)
1 diciembre, 2011 10 comentarios
¿Perdona si te llamo amor? No, no, perdona tú si te vomito en los zapatos… Porque este nivel de azúcar en sangre mi metabolismo no lo tolera. De hecho creo que tragarme esta chorrada cursi (pero cursi de pelotas) e infantiloide, me ha dañado el páncreas de forma irreversible.
Diréis que no hablo yo, que son las hormonas de mi síndrome premenstrual. Quizá tengáis razón: reconozco que estoy reteniendo más líquidos que la Presa de Asuán y claro, eso no ayuda. Pero en este preciso instante me siento justo como el personaje de Edward Norton en “El Club de la Lucha”: me apetece destruir algo hermoso.
Para los que no lo sepáis (espero que no todo el universo conocido de treintañer@s en crisis haya sucumbido a los encantos de este escritor-director-guionista-torturador italiano y sus historias supuestamente conectadas con la más absoluta contemporaneidad), esta peliculilla está basada en la novela homónima escrita por el mismísimo director (este tío es la Barbra Streisand calva italiana) y narra una historia de amor [absurda] entre un ejecutivo de publicidad de 37 años recién abandonado por su pareja y una chica de 17 supermadura y extrainsoportable. Bueno, en la sinopsis no pondrá eso, pondrá algo como (pone, de hecho lo estoy copiando): “Niki, con toda su alegría inocente y su extraordinaria sabiduría”. Puaghhhhhhhh! [Sí, eso ha sido una arcada. Ahora es que tenemos presupuesto hasta para efectos especiales].
La nauseabunda parejita en su momento Celine Dion.
Para empezar, la niñata ésta es un soberano coñazo comenzando por su pinta de híbrida entre Mari Cielo Pajares y Ashley Judd en el anuario del instituto y terminando por esa pretendida espontaneidad que me ha resultado aborrecible. ¿Por qué en las pelis y series para la muchachada pretenden colarnos que las crías hablan como si tuvieran cuarenta años, follan como si tuvieran cuarenta años, pero siguen manteniendo esa inocencia cautivadora que embriaga a los incipientes cuarentones con los que tenemos que lidiar las mujeres de verdad? Sí, eso ha sido bilis. Es lo que suele salir después de vomitar todo lo que uno tiene en el estómago. Culpad al tal Moccia.
¿Y él? Es que no hay quien se crea a este tipo que parece que se ha escapado de un anuncio de loción para después del afeitado que está a las puertas de la depresión clínica porque le ha dejado la típica arpía de película (me gustaría saber lo que ha tenido que aguantar la tipa ésta para convertirse en lo que es hoy…, pero no, esa historia no se cuenta ¡viva el maniqueísmo!) y empieza como el que no quiere la cosa una relación con una menor de edad. No es que lo encuentre inmoral, es que lo veo más ciencia ficción que si se hubiera montado una orgía con una pandillita de moradores de las arenas transexuales.
Y ya la guinda del pastel ha sido presenciar, con una vergüenza ajena insuperable, la escena de cama más relamida (y no porque hubiera sexo oral, ¿eh?), artificial, repipi, mojabragas de niñatas y meapilas que se ha rodado en el cine jamás. Os la pongo aquí porque no doy crédito.
Esto es lo que yo llamaría un buen purgante. Hasta la próxima, que creo que voy a arrojar!