Di que sí (Juan Calvo, 2004)
2 diciembre, 2011 7 comentarios
Poner dinero para filmar (rodar, grabar, que a saber en qué formato se habrá realizado esto) truños ignominiosos como este sí que debería estar perseguido por la Ley Sinde, porque esto es atentar contra la cultura con todas las letras. Y contra el buen gusto. Y contra la humanidad si me apuras (por el retroceso que supone a la evolución homínida). A la Corte Penal Internacional llevaba yo (pero a empujones a golpe de taser, claro) al tal Juan Calvo, a los productores, al elenco en pleno y a Telecinco porque aunque no estuvieran en el ajo, que lo están, se lo merecen también por tantas otras razones. Si encima nos ponemos a pensar que lo más probable es que este intento de astracanada (se han quedado tan abajo en el ránking que desde donde están se le ven los wevos a Esteso) habrá recibido dinero público (o sea, vuestro y mío) en forma de subvención, pues es como para levantarse en armas…
Podemos suponer que esta mierda en bote se engendró para mayor gloria de la todavía-por-comprobar vis cómica de Santi Millán y de las turgentes cachas de esta actriz del método Porque-Yo-Lo-Valgo (¿soy la única que cuando dice “mi pelo mediterráneo se encrespa” en realidad entiende “mi chocho moreno”? Nevermind…). Intentaban hacer una comedia romántica de corte clásico, que bebiera en las fuentes de Blake Edwards (los títulos de crédito, que son lo mejor de la peli, lo dicen todo), de la screwball comedy (una protagonista femenina extrovertida, acelerada y muy romántica que tiene su contrapunto en un partenaire conservador, tímido y algo pazguato que además no cree en el amor: si es que es de libro…) y de otras comedias románticas sofisticadas (hasta hay una referencia expresa a lo que creo que es “Sortilegio de amor” con Kim Novak y James Steward, que no he visto pero que utilizaré para quitarme el mal sabor de boca que me ha dejado la cosa esta). El problema es que no basta con buenas intenciones.
“Mía la Paz Vega… A ver si se cree esta que cuando llegue a mis años va a seguir gastando ese tipito… “Cinturita de avispa” me llamaban a mí en el pueblo y mírame ahora! Ains…”
Para empezar, el guión (dentro de que tampoco es que sea de un original que asusta) está sin desarrollar con lo principal en una película de este tipo que son unos diálogos con ritmo y chispa, sobre todo entre los protagonistas. En lugar de eso se ve que los han debido de copiar de la etiqueta trasera de un champú porque no he visto en mi vida cosa más aburrida. Todo acaba siendo más ñoño y predecible que en un capítulo de “Ana y los siete”. Con deciros que lo único que me hizo gracia es que ganen en un concurso una estancia en Marina D’Or (tu ciudad de vacaciones y este año la de la familia Pickwick…).
Las interpretaciones son pésimas: Paz Vega en su peor registro televisivo y con to’ su acento; Santi Millán que parece que está haciendo una obra de teatro en el instituto; Santiago Segura da vergüenza ajena… Es que ni Chus Lampreave (que no sé qué le han hecho que sale clavadita a Pilar Rahola) ni Luis Cuenca están bien, y mira que les debió costar a los pobres actuar mal… Para colmo me incluyen a la muerta-viviente Ornela Muti (Diocito, a santo de qué???) y a Constantino Romero con peluquín. Ah sí, que me olvidaba de Pepe Viyuela, que a mí me cae muy bien en “Aida” pero que aquí está fatal. Joder, es que vaya palmarés!
“Santiago, macho, recuérdame lo que nos pagan por esto porque estoy al borde del colapso nervioso…”
Resumiendo: Un rollazo totalmente fallido que si lo llegan a ver los de la Columbia antes de que seleccionaran a Paz Vega para “Spanglish” iba a haber hecho pelis en Hollywood su chocho moreno.