It’s all about love (Thomas Vinterberg, 2003)

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Año 2.021. El cambio climático y la despersonalización y el individualismo imperante nos están dejando un mundo frío y oscuro en el que la gente literalmente se cae redonda al suelo por falta de amor sin que a nadie le importe, nieva en verano y las leyes de la física están perdiendo el sentido.

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Cuando los “muertos por dentro” empiezan a estar también muertos por fuera.

En medio de estas “perturbaciones cósmicas” conocemos a John (un permanentemente impasible Joaquin Phoenix) y Elena (polifacética Claire Danes), una pareja separada hace un año y medio y que está a punto de firmar los papeles de su divorcio. La inquietante relación de Elena, patinadora profesional con un gran éxito, con su “familia” laboral, una troupe realmente escalofriante (la peli nos deja en la retina algunas imágenes bastante brillantes de lo espeluznante de esta pandilla, en particular la “foto familiar” durante la última cena o el inquietante convoy de tres limusinas blancas con el que van a todas partes), y ciertos eventos que no se desvelan hasta el segundo rollo (y que emparentan esta película con “Black Swan”) hacen de esta historia un thriller psicológico que hará a los protagonistas darse a la fuga y replantearse su separación.

Ésta es una película oscura, de ambientes opresivos y claustrofóbicos con tintes existencialistas, en ocasiones demasiado lenta en su desarrollo y que tarda en arrancar. Con momentos muy desasosegantes, especialmente gracias a su banda sonora, no termina de encontrar su tono (o más bien el hielo sobre el que se desliza se quiebra en ocasiones haciendoles caer en las gélidas y profundas aguas de una cierta pretenciosidad), quizá por la frialdad de todo su planteamiento, puesta en escena e interpretaciones. Aunque no en vano la protagonista es patinadora sobre hielo…

A destacar la presencia de Sean Penn en un muy extraño papel, en lo que yo creo que es el Coro de esta futurista tragedia griega (algo desaprovechado también, en la línea a lo que os dije al hablar de «El árbol de la vida»). No considero un spoiler deciros que en el futuro apocalíptico de “It’s all about love” se podrá curar el miedo a volar (al menos en avión), pero no estoy yo muy convencida de que no sea peor el remedio que la enfermedad.

Sean Penn

“…Y con esto supero el saldo de puntos de George Clooney en Up in the Air!”

¿Hacemos una porno? (Kevin Smith, 2008)

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Hubo un tiempo, en la segunda mitad de los ‘90, en que Kevin Smith era uno de mis directores favoritos y me enorgullecía de haber seguido su estupenda evolución desde la insuperable (pero, en cierto sentido, inmadura) “Clerks” hasta la brillante “Chasing Amy” (sin lugar a dudas una de las mejores comedias románticas que se han hecho nunca), pasando por la divertidísima, gamberra y friki “Mallrats”.

Manda huevos…

Pero luego vino el declive cuando en “Dogma” las ideas parecían agotadas y la repetición comenzaba a campar a sus anchas por ese universo que ya no era original, sino que más bien empezaba a oler a rancio. Para colmo de males cometí el estúpido error de ver “Jay y Bob el Silencioso contraatacan” en el cine y eso es más de lo que mi corazón (y mi hígado) pudo soportar… (y eso a pesar del cariño que le tenía a los dos personajes protagonistas).

Lo de “Una chica de Jersey” no tiene nombre y prefiero fingir que nunca se rodó, así que para mí su siguiente peli fue “Clerks II”: otro ejemplo de que su particular mundillo de empleados con ínfulas frikis y llenos de frustraciones a los que les pasan cosas hilarantes en su cotidianeidad, tema que maneja y domina como nadie, se estaba quedando cada vez más y más pequeño y daba la terrible impresión de que Smith tenía miedo a salir de su New Jersey natal y no se atrevía a salir de ese entorno en el que se siente tan cómodo (tanto literal como figuradamente).

Mira, este corto tampoco lo había visto…

Tanto me había alejado de su filmografía que la peli que hoy os comento la desconocía por completo y pensaba que su siguiente obra era “Vaya par de polis” (horrible título en español para lo que me parece una buddy movie tontorrona), que tampoco he visto porque cuando supe de ella me pareció que este director, otrora promesa del cine independiente, ya no podía caer más bajo.

Smith tiene pendiente de estreno en España “Red State”, una peli de terror que parece que no ha terminado de convencer ni a los amantes del género ni a sus fans acérrimos, ya que se sale bastante de su tónica general. Supongo que le daré una oportunidad porque a mí me parece que por lo menos tiene el mérito de arriesgarse por una vez a hacer algo diferente… Además, está ya trabajando en su siguiente peli, “Hit Somebody”, una historia sobre hockey que se estrenaría en dos partes. Ya veremos…

En “¿Hacemos una porno?” Zack (Seth Rogen, un tío que se debe de estar forrando porque últimamente está en todas partes) y Miri (Elizabeth Banks) son dos amigos-desde-el-instituto y compañeros de piso cerca de la treintena que están en la ruina (además que ser un par de perdedores de cuidado) y a los que se les ocurre la feliz idea de rodar una peli porno con la que salir de la bancarrota. Como punto de partida para una comedia romántica no me digáis que no es original…

Star Whores

No sé vosotros pero yo esta versión de “Star Whores” sí que la vería…

El problema es que casi nada de lo demás resulta muy original. Tenemos todo aquello que ya conocemos del sobado universo Smith: protagonistas empleados en una cafetería (o similar) y la utilización de esta como escenario de la acción, los interminables parloteos de sus personajes (unas veces con más fortuna que otras), los omnipresentes tacos, la escatología, las referencias frikis y particularmente a Star Wars, algunos de sus actores fetiche (en este caso Jason Mewes y Jeff Anderson –Jay y Randal respectivamente-), etc.

El resultado, sin embargo, no es malo del todo: Es una comedia romántica gamberra en la línea de “Algo pasa con Mary” (aunque menos disparatada) o las últimas de Judd Apatow, tan de moda ahora, que se deja ver y que llega a ser realmente divertida en algunos momentos (en otros puede alcanzar altas cotas de plastez e incluso ser francamente desagradable en ocasiones) aunque el guión dista mucho de la redondez de “Chasing Amy” (desde mi punto de vista una de las pioneras en ese sub-género), sobre todo en la parte final en la que los acontecimientos se suceden de manera precipitada y horripilantemente convencional.

El timón holandés

No, si al final resultará que lo del “timón holandés” va a ser algo romántico que te cagas… ;p

Aunque hay algo por lo que la peli merece la pena verse: Tracy Lords haciendo pompas de jabón con cierta parte de su anatomía…

Corre, Lola, corre (Lola rennt, 1998)

Póster Original

Esta es una peli que hace mucho tiempo que quería ver y además había oído hablar de ella con entusiasmo a un amigo hace relativamente poco, pero no había surgido la oportunidad hasta ahora…

El caso es que no es una gran película, pero sí me parece imprescindible si te atrae cierto tipo de cine que a mí me encanta y “colecciono”: lo que Warren Buckland denomina (en este libro que me pienso leer en cuanto acabe “Juego de Tronos”, vamos en 2017 más o menos…) “películas puzzle”, y más concretamente películas en las que se juega con la temporalidad y con las posibilidades alternativas.

Corre Lola corre

Lola (Franka Potente) es una chica resuelta y decidida que recibe la llamada de Manni (Moritz Bleibtreu), su novio, un lelo metido en trapicheos de poca monta que, como el inútil que es, ha perdido en la U-Bahn 100.000 marcos (ay, que nostalgia más tonta, numismática y transportística …) de su jefe, un mafioso con pinta de sacarle a uno la piel a tiras primero y preguntarle después. Sólo tienen 20 minutos para encontrar esa cantidad de dinero, así que Lola se lanza a la carrera a intentar solucionar la papeleta a “su cari”, al que no se le ocurre otra salida que atracar un supermercado.

Lo curioso de la peli es que esos 20 minutos en los que Lola corre por las calles de Berlín y se desvive por encontrar una alternativa se repite en tres ocasiones con diferencias en función de pequeños cambios que hacen que se modifique ese final. Visto hoy no nos parece tan original, pero en 1998 este recurso en el cine no estaba tan explotado…

Lola rennt

Estaría emparentada por tanto con otra película de ese mismo año, “Dos vidas en un instante” en la que veíamos a Gwyneth Paltrow (qué maja ella con su acento de Talavera…) viviendo dos posibles alternativas en universos paralelos (que dependían de que llegara a coger cierto convoy del metro o no). Peli ésta que tiene curiosamente un referente muy anterior en un film español de Edgar Neville (uno de nuestros directores más interesantes de todos los tiempos y al que recomiendo de todo corazón) de 1945 titulada “La vida en un hilo” y que tiene exactamente la misma temática (pero infinitamente con más gracia, claro).

También tiene mucho que ver con el film de 2004 “El efecto mariposa” (basada obviamente en la teoría del mismo nombre consistente en que cualquier pequeña variación en una circunstancia puede acabar generando un efecto impredecible pero de grandes magnitudes: vamos una cosa que la piensas bien y te aterra…) en la que el pobre Ashton Kutcher tenía la capacidad de cambiar ciertos hechos del pasado que modificarían así los del presente. Como también le ocurría a Guy Pearce en “La máquina del tiempo” de 2002, se encontraba con la terrible frustración de, a pesar de todo, no poder evitar ciertos acontecimientos nefastos.

Los cronocrímenes

Otro ejemplo en este sentido serían los interesantísimos y perturbadores “Cronocrímenes” que perpetró Vigalondo en 2007.(Parece que el único “viajero temporal” que consigue cambiar las cosas es Marty McFly…)

Los referentes más recientes en este sentido estarían en la televisión y en series como “Lost”, “Héroes” o “Misfits”, aunque la diferencia entre todos los casos expuestos con posterioridad y las dos películas de 1998 (y la de Neville como pionera) es que en estos casos no se encuentra en el propio argumento la explicación al fenómeno por el cual se permite al protagonista disponer de más de una oportunidad para tratar de lograr sus objetivos.

¿Es entonces posible o no cambiar el presente? ¿Es el destino inmutable y nosotros sus juguetes o, por el contrario, somos dueños de nuestro devenir y lo construimos con cada decisión? ¿Puede el batir de las alas de una mariposa provocar un Tsunami al otro lado del mundo? ¿Acabaré algún día este post antes de volverme loca de remate atrapada entre tantas paradojas?

Ranking “No te tocaría ni con un puntero láser”

Mira, podía elegir entre comentar otra serie inglesa (buenísima, eso sí, de momento os vais a quedar con las ganas de conocerla ;p), currarme otra playlist melancólica y mítico-vital o vomitar otra de mis paranoias pseudoliterarias. Pero me da todo tanta pereza que ni me molesto. Hoy vamos a probar algo nuevo (bueno, nuevo porque yo no lo he hecho nunca, que no voy yo de pionera precisamente…)

Aquí os presento una lista de señores supuestamente estupendos pero que a mi (y seguramente a much@s de vosotr@s) me dan un asquito tremendo por unas razones u otras que intentaré explicar pero sin matarme, que el tema no es precisamente sesudo hoy…

Espero no herir vuestra sensibilidad y ofender a vuestro buen gusto. Os recuerdo que desde aquí ejerzo mi libertad de expresión y que el hecho de que a mí no me guste algo/alguien no significa que sea necesariamente una fucking shit. Pero si de todas formas después de leer esto necesitáis ofenderme profundamente, sólo os pido que al menos lo hagáis con gracia, que aunque no lo parezca estoy muy sensible.

Gracias.

Daniel Craig


Más frío que el hielo

Sí, ya sé que este va a levantar ampollas… Pero es que a mí esos ojos gélidos me dan escalofríos y esos músculos me parecen de lo mas recauchutado.

Como alternativa saludable propongo a Vin Diesel, que también está to ciclao pero que me parece que tiene una mirada cálida y humana (vamos, no digáis que en sus pelis no os parece super humano… ;p).

Adrien Brody


El hermano lelo de Rossy de Palma

Pero ¿qué invento es esto? Bueno, las cosas claras: hay tíos feos y tíos feos de cojones. Adivinad a qué categoría pertenece este sieso…

Pero claro, llegan los cracks del Márketing y nos venden el rollo del feo-atractivo y ale, todas a babear (aunque la que más picó el anzuelo fue la Pataky, la pobre, que se tiró unos añitos desayunándose con tamaño engendro).

¿Y como actor? Pues siempre tiene la misma cara: la de un cayo Malayo.

Leonardo di Caprio


Un agostao

Conste que como intérprete cada vez me gusta más. Me parece que con su trabajo ha conseguido muy brillantemente pasar de niño prodigio a gran actor y que tiene mucho olfato para escoger los proyectos en los que se involucra.

Ahora bien, como hombre, tengo la sensación de que se ha agostao y que se está haciendo viejuno sin haber llegado a madurar. Algo parecido a lo que le ocurre a Michael J. Fox o Jason Bateman.

Yo también tengo cuerpo de Góngora últimamente…


Hugo Silva


Chulete piscinas

Este es que ya me toca la moral porque encima el tío, con esa pinta de chulo piscinas que gasta, tiene el morramen de colarse en mis sueños eróticos. No sé a quién tengo que reclamar por el error de casting, porque a este tío juro que no lo he puesto yo en mi subconsciente. Que a lo mejor lo traía configurado ya de serie, vale, pero que no, que a mí el me gusta de verdad es el Duque, que es mucho más fino, donde va a parar…

Tom Cruise


El Sr. de la Cienciología

Reconozco que de pequeña me gustaba este muchacho eterno que un día se llamó Thomas Cruise Mapother IV (¿os lo podéis creer?), pero ahora estoy cada vez más convencida de que el tío es un extraterrestre (o por lo menos no tengo muy claro si es animal, vegetal o mineral).

Si además de sus rarezas (y reacciones espasmódicas de puro sobreactuadas) y de alimentarse de placentas, tenemos en cuenta que el Sr. de la Cienciología ha estado dentro (supuestamente, yo tendría que haberlo visto para creerlo) de otras replicantes como la Kidman (que hace tiempo que no es ella sino que es una sosias procedente de una vaina) o mi gran amiga Pe (ale, esparciendo la semilla del pedante de Bardem), pues es que ya no hay por donde cogerlo.

Ah, y me olvidaba de decir lo evidente: que Mapother IV cada día es más plasta como actor. Una joyita.

Cuadros que me fascinan

Pues sí, amigos, me interesa la pintura. No es que sea una experta en absoluto, pero disfruto mucho mirando algunos cuadros, sobre todos aquellos con los que sé qué puñetas estoy viendo, y algunos hasta me provocan ciertas emociones. Os cuento…

“El retrato de Giovanni Arnolfini y su esposa” (Jan van Eyck, 1434)

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Esta famosísima pintura gótica flamenca (también conocida como “Jamiroquai se casa de penalti”) me parece increíble y me asombra profundamente por la minuciosidad y el realismo que alcanza. No os perdáis el perrillo, no porque sea muy mono sino porque su pelaje constituye una auténtica proeza técnica.

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Mi detalle favorito es el espejo en el que vemos a la pareja de espaldas y dos personajes más y en torno a él se muestran 10 de las 14 estaciones del Vía Crucis!!!

Todavía hay controversia sobre si se trata o no del momento del casamiento de este rico comerciante italiano. Lo que sí está claro es que su esposa no estaba encinta ya que jamás llegaron a tener descendencia. Lo que pasaba es que se pretendía resaltar el vientre, que se consideraba en la época una de las partes más bellas del cuerpo (no, si ahora también, pero el de Brad Pitt…).

Si lo queréis contemplar al natural deberéis ir a la National Gallery de Londres, visita obligatoria aunque la noche antes hayáis estado en el Ministry of Sound, golfos!

“El Jardín de las Delicias” (El Bosco, 1480-1490)

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En realidad todo lo que pintaba Hieronymus Bosch era un auténtico micropuntazo. Esta, su más famosa obra, es un tríptico y lo que veis, su parte central.

Me sigue pareciendo alucinante como, con una supuesta intención moralizante, el holandés le pudo colar este “sin Dios” (que representa un falso paraíso en el que el hombre ya ha sucumbido al pecado) a Felipe II, con lo beata que era…

Me podría pasar horas contemplando a estas extrañas figuras entregadas a todo tipo de perversiones.

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No os perdáis al onanista submarino inverso mientras en la burbuja mágica un señor intenta seducir a una beldad a golpe de aliento de Fisherman’s Friend (totalmente inevitable, lo juro…).

Para un análisis exhaustivo no tendréis más remedio que pasaros por el Museo del Prado de Madrid.

“Jean de Dinteville y Georges de Selve” (Hans Holbein el Joven, 1533)

Los embajadores

Este cuadro, más conocido como “Los Embajadores”, y que no es quizá tan popular, es una auténtica pasada. Los que no lo hayáis visto antes pensaréis: “Pues dos señores muy abrigados con un montón de trastos”.

Lo que nos interesa es la extraña forma que hay en la parte inferior (denominada “el hueso de sepia». Si os situáis en el borde de vuestro monitor, con la mirada en perpendicular a la pantalla podréis ver de qué se trata…

FYI: El fenómeno se llama anamorfosis, y lo podréis disfrutar también en la National Gallery.

“Gabrielle d’Estrées con su hermana, la duquesa de Villars en el baño” (se atribuye a Jean Cousin el Joven, pero lo que se sabe con seguridad es que pertenece a la Escuela de Fontainebleau, 1594)

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Aunque a primera vista parece de lo más lésbico a la par que incestuoso (¿quién da más?), en realidad parece ser que el agarramiento pezonil simboliza el embarazo de su hermana.

A mí lo que más me inquieta no es ni la desnudez ni el gesto en sí, sino la cara de siesas que tienen las dos hermanas, que parece que se acaban de escapar de sus respectivas vainas…

Para ver en persona esas caras de pasmo tendréis que pasar por la taquilla del Museo del Louvre de París, la France.

“Venus y Marte” (Sandro Boticelli, 1483)

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El florentino del Quattrocento tiene quizá como obras más representativas “El nacimiento de Venus” o “La primavera”, pero a mí la que me gusta es ésta que representa el triunfo del amor (Venus), es decir, el grado más elevado de la evolución humana, derrotando la fuerza del guerrero (Marte). ¿No es total?

A mí me parece el paradigma de la sensualidad. Además, qué me gusta un pequeño sátiro…

También lo podréis ver en la maravillosa pinacoteca de Trafalgar Square, donde además curiosamente no os cobrarán entrada, sino que simplemente tendréis que dar el donativo que consideréis apropiado.

Bis morgen.

Mi Sesión de Cierre “Remember Style” (Vol. 2)

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Seguimos para Bingo con más temazos de aquellos que bailasteis como perracas en antros de pecado y en mañanas en las que el sol ya acechaba tras los muros negros…
18. Walk Away (The Game)
Esta banda parece ser que era francesa y sólo lanzaron dos sencillos. Este es de 1989.
17. Terra Titanic (Peter Schilling)
Este sí que es alemán, y este tema está contenido en su álbum de 1984, “120 Grad”.
16. Hymn (Ultravox)
Esta banda inglesa pasó por diferentes estilos a lo largo de su carrera. Este himno lo firmaron en 1982.
15. Strange (Megabeat)
De estos valencianos pioneros de la música electrónica con su propio sello he puesto dos, y eso que podría haber puesto muchas más (a ver quién no se acuerda de aquél “Es imposible, no puede ser”…)
14. Baby’s on Fire (The Creepers)
Este grupo de Manchester comenzó su carrera bajo ese nombre(antes habían estado dando tumbos) en 1986 con esta versión “bestia” del temazo de Brian Eno.
13. Painted Moon (The Silencers)
Estos eran escoceses y este su primer single, pero no pudieron evitar las comparaciones con Simple Minds y U2. Y sin embargo son objeto de culto para un buen número de fans. Con canciones como esta no me extraña…
12. Do you really want me back (Broken English)
Esta canción de la banda de Steve Elson era típica de momento happy y exaltación de la amistad. Ains, quien pillara un momento de esos justo ahora mismo…
11. Run with you (Midnight)
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No he encontrado gran cosa sobre este grupo, sólo sé que la canción es de 1987, pero ¿no es maravillosa?
10. Head Hunter (Front 242)
Con estos míticos belgas referentes absolutos de la música electrónica y su sonido industrial y salvaje os dejo. La próxima será la última entrega y por tanto el núcleo duro de temazos, y os advierto que os harán bailar, saltar y probablemente, llorar.

Black Swan, Darren Aronofsky (2010)

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¿No habéis sentido alguna vez un escalofrío al miraros a un espejo e intuir fugazmente que el reflejo que este os devolvía era el de la más oscura versión de vosotros mismos?
Claro, nos pasa a todos, eso sin necesidad de padecer un trastorno de personalidad disociativo…
“Black Swan” ha unido esto al sectario y extremo universo del ballet, un entorno donde sólo caben la más férrea disciplina, un estricto régimen alimenticio, la rivalidad más absoluta; un sitio donde el dolor extremo indica que lo estás haciendo bien. Una carrera en la que a los 30 estás acabado y ni aún entonces (y como diría la antítesis del clásico, mi idolatrada Briget Jones) te puedes sacar el palo que te metieron en el culo a los 4 años. Y, no lo olvidemos, un lugar lleno de espejos…
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Y en este territorio la pobre Nina (Natalie Portman), joven delicada y frágil (encarnación perfecta de Odette) y única hija de una madre soltera (Barbara Hershey) y sobreprotectora que proyecta en ella todas sus frustraciones, ha de enfrentarse principalmente a sí misma para poder desdoblarse en su reverso tenebroso y sensual y conseguir así ser, a la vez, el cisne negro (todo ello en una incesante y autodestructiva búsqueda de la perfección).
En su camino se cruzará, en la doble forma de obstáculo y ayuda, con Lily, el paradigma de Odile (Mila Kunis) y deberá lidiar con las exigencias del director de la compañía, el intimidante (¿no lo son todos los profesores de ballet? Todavía me pongo en primera posición cuando pienso en la mía…) Thomas Leroy (Vincent Cassel, al que admiro aunque sólo sea porque para ir a trabajar se tiene que separar de la Bellucci, y el tío va y lo hace…), que desde luego tiene mucho más de Rothbart que de Sigfrido.
Ah, y no nos olvidemos de Beth MacIntyre (me he alegrado de verte, Winona), un papel pequeño pero determinante, como reflejo ¿vivo? del “siempre hay otra más joven y guapa bajando detrás de ti la escalera”, frase que podía haber dicho la Bette Davis (o lo que es lo mismo, Margot Chaning) de “All about Eve”, pero que la dijo la Gena Gerson de “Showgirls” (si me equivoco me corriges, Susan, que es que es muy temprano…).
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Aronofsky ha creado una de sus pesadillas habituales en las que la forma se adapta al fondo y, muy a la manera de Polansky en “Repulsión”, nos obliga a sufrir los tormentos de la protagonista de una forma casi física introduciéndonos en un mundo de terror psicológico incómodo y terriblemente inquietante, aunque visualmente precioso. Y es esa belleza lo que la hace más perturbadora, casi hipnótica.
Gran parte de su encanto radica en la belleza exquisita de Portman, capturada por el director casi siempre en primer plano (no sé hasta que punto por las obvias necesidades técnicas, por las dramáticas o por el enamoramiento de Aronofsky por esa piel translúcida, esos rasgos perfectos y ese estilizado cuello de auténtica bailarina) y en una interpretación sorprendente, al estar acostumbrados a sus papeles de jovencita precoz y lenguaraz (aunque en “Closer” ya dio muestras de esa fragilidad que aquí se ha desbordado). El caso es que este es el papel en el que me ha parecido más niña y desamparada, estando como está cerca de la treintena.
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Tampoco desmerece la exótica belleza (ni la interpretación) de la ucraniana Mila Kunis (por cierto que me he quedado de piedra al descubrir que es la voz de Meg Griffin en “Family Guy”, así que a partir de ahora, en versión original…) que personaliza la sensualidad y la desinhibición más perversa (sólo por su pas de deux con la Portman ya merece todos mis respetos).
Con la excusa de que anoche la vi en versión original sin subtítulos, y por si me he perdido algo crucial en la historia, la volveré a ver en breve. En realidad sólo un ligero temor a quedar demasiado atrapada en su insana irrealidad evitó que volviera a dar al play al terminar los títulos de crédito.
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