Playlist: 10 razones para no perderse el BBK Live 2013

Mi sueño de madurez es convertirme en Alexis Morell Carrington Colby Dexter Rowan: sexy, calculadora y muy muy rica. Pero como lo de beber champán en una bañera llena de espuma no es lo mío, yo luciría palmito por los festivales de música y cine de todo el mundo, transportada bajo palio por cuatro chulazos, que ríete tú de los del Express Yourself (sí, sí, vosotros haced flexiones que buena falta os van a hacer…).

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Musical (& pleasant) Friday: adelanto de «Dentro de la luz» (Standstill)

La actualidad musical me supera: yo no puedo vivir en un mundo en el que se le puede decir a alguien «eres más falso que Pitbull featuring Get Lucky«. Más que nada por las ilusiones frustradas que se había hecho ese lado mío que está siempre en modo «ya tú sssssssssabeh»…).

Total, que nos tendremos que dar al lado oscuro, y esta vez con razón, o con tres razones como tres soles para ser exactos: los tres temas que Standstill ofrecen  como  adelanto de «Dentro de la luz», su próximo álbum. A mí me han llegado algunas más (ventajas de ser mecenas, o crowfundista), pero sólo puedo compartir estas que ya son públicas.

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1, 2, 3… Standstill

Que mejor momento que ahora para disfrutar y comentar este documental que tras su re-proyección en el festival In-Edit de este año, después de que por votación popular fuera seleccionada para que se volviera a ver allí tres años después de su participación oficial.

Un proyecto personal de la gente de Yolafilmo: José Manuel Rodríguez (Jm Rod para los amigos, y mola estar entre ellos! ;p), Juan Peralta y Clara Saiz, el docu narra, con la excusa del espectáculo que la banda de Enric Montefusco presentó para su álbum «Vivalaguerra» (ni siquiera tengo palabras para describir este disco, lo tenéis que escuchar si no lo habéis hecho ya: pero no sólo con las orejas, también con el cerebro, criaturas…), aspectos muy íntimos de la historia del grupo y nos hace partícipes a los que no estuvimos en aquellos extraordinarios conciertos del ambiente tan especial y catártico que se vivió en ellos: alejado de la escenografía habitual, las actuaciones se llevaban a cabo en espacios mucho más pequeños y poco convencionales, con grupos reducidos de gente que, sentados en el suelo, rodeaban a la banda.

Da mucha envidia contemplar a esos fans (meta fans todos, porque no te pueden gustar Standstill y quedarte en lo epidérmico, todo en ellos es subcutáneo…) gozar de la proximidad de los músicos (si yo me sentí así en «Rooom», no sé qué habría sido de mí si hubiera estado en «1, 2, 3») y hablar de lo que esa experiencia supone, lo que ESA MÚSICA  supone en tanto en cuanto sus canciones son crónicas de una generación.

Se percibe la admiración y la gratitud de los autores hacia la banda por permitirles participar en su guerra y el placer que les produce poder contarle al mundo lo que estos catalanes hacen por el arte (lo suyo trasciende lo meramente musical). Por eso cada plano es una declaración de amor.

Mi impúdica falta de objetividad tanto en el fondo como en la forma me impide comentar la calidad de esta película; sólo diré que me parece un documento único y que consigue captar la esencia de lo que Standstill significan para muchos, entre los que me encuentro.

Lo que si puedo es proporcionaros algunos datos objetivos sobre su director, un tío que lleva en la realización más de diez años trabajando en programas de televisión de máxima audiencia y haciendo documentales musicales y que además es una de las personas que más saben  de música que conozco. Una sensibilidad que enriquece también con su faceta de Dj y que le trajo un gran reconocimiento en su día al ser el responsable de la alabada selección musical de Granjero busca esposa (o como convertir un reality de potencial caspa en el programa de referencia del gafapastismo patrio).

Enhorabuena. Sólo te deseo que tengas la suerte que tu talento merece. Con eso te sobra!

«1, 2, 3… Standstill» se podrá ver muy pronto en la plataforma de VOD de InEdit TV.

Y una cosa más… si queréis colaborar en la financiación del nuevo espectáculo de Standstill, hay un proyecto de Crowdfunding comprando su nuevo disco por adelantado (saldrá en primavera) o con cualquier tipo de aportación libre que queráis hacer. A mí personalmente me han dado tanto que ni me lo he pensado y oye, que me siento una mecenas del arte y todo! ;p

¿Y cuál es mi excusa para no haberlo visto hasta ahora, a pesar de que uno de sus responsables  sea amigo desde los tiempos en los que el futuro todavía era algo lejano y prometedor? En mi defensa sólo puedo decir que Standstill entran en mi vida en determinados momentos (desde luego totalmente ajenos a mi control), para que me agarre a su música como a una tabla de perdición cuando la única opción viable es dejar de mantenerse a flote y hundirse lenta pero inexorablemente en la profundidad de oscuras y frías aguas hasta sentir que los pulmones van a estallar y tocar fondo. A partir de ahí siempre es más fácil coger impulso y salir propulsado a una superficie nueva desde la que respirar y comerse el mundo. Quiera o no quiera la suerte:  que ya sale el sol…

«A través de tu risa, la vida me pide perdón…»

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Standstill (1)

Pues sí, estoy standstillizada… (que no es una forma pija de decir que se me está poniendo un cuerpazo, que también, que la otra noche mientras corría cual gacela Gran Vía abajo, tras haberme encomendado a Mother Monster para no matarme con los tacones entre los turistas, me vi reflejada en un escaparate melena al viento, toda de negro con mallas, botas altas imposibles y una chupa muy macarra que me he pillado en el Bershka –por Dios, cuando empiece a parecer la Obregón pegadme un tiro…- y pensé: mira, Catwoman!)

El caso es que el miércoles entré oficialmente a formar parte de la secta de los tíos barbudos y por todo lo alto. [Está claro que el hombre de esta temporada viene hirsuto, ya sea en Chueca o en territorios gafapastiles…] Tras mi sprint nocturno y alevoso en los 1.500 metros petardos, llegué al Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes a tiempo de encontrarme con JmRod (a la sazón cronista de la banda a golpe de cámara, pero que anoche estaba allí en calidad de fan) y Luar (todos a cuadrarse que hablamos de la autoridad!) y comentar la gran expectación por el momento, antes de que empezara el espectáculo.

Cuando por fin se apagan las luces, el grupo aparece en el escenario en el que ya estaban esperando los instrumentos y las tres pantallas listas para la proyección. Enric nos da la bienvenida a “su casa” y las gracias por estar allí y espera que pasemos todos una noche tan agradable como las dos precedentes (o más) antes de sentarse al teclado.

Stanstill Rooom

Así se ve “Rooom” desde el punto de vista del documentalista y realizador JmRod…

Empieza la primera parte: “Algunos recuerdos significativos de B.” (Totalmente de acuerdo con JmRod en que es la más abstracta) Y ¿quién es B.? Os preguntaréis… Pues B. es Bonaparte, el protagonista de esta historia (un perro, el propio Enric Montefusco –compositor y alma de la banda- o cualquiera de nosotros: porque ya sabéis que cuanto más particular y local es la historia que se cuenta más universal se vuelve).

“Todos de pié (Prefacio)” nos habla de la muerte de su padre y de cómo convertimos algo tan definitivamente trascendental y significativo en un cliché con nuestra torpeza y nuestras convenciones rancias y sin sentido. Para entonces yo ya estoy llorando, y ya no pararé hasta que acabe la primera parte (no os imagináis lo que ganan en emoción su voz y todos los sonidos que envuelven su música al escuchados en directo…), porque los que hemos sentido el cataclismo que implica una llamada en mitad de la noche que supone un antes y un después en la vida (propia o de la gente que nos importa) tenemos un botón que se activa solo al recordarlo y nos reiniciamos con facilidad para volver a ese momento de angustia, vacío, pérdida e impotencia.

La vida es domingo, canción sin fin
Noche de estrellas, y un rato en el jardín
Dije para mi.. allí
Y así me despedí

Con “Hombre Araña” seguimos recordando la infancia mientras la música nos va adentrando más y más en esa atmósfera íntima de confesiones y terapia colectiva. Seguimos con “La familia inventada”, con esos redobles tan solemnes y esa guitarra que se clava en el alma, combinados con imágenes setenteras que nos llenan de nostalgia…

¡Ay niña, que nos vaya bien!
¡Ay niña, que nos vaya bien!
Que Dios insiste.
Que Dios insiste
en probar con nosotros
y nuestra ilusión

En este punto, la emoción del público ya electriza el teatro y los aplausos se funden con los primeros sonidos de órgano de “Cosquillas No (Esta Niña Me Gusta)” y las risas de niño mientras en las pantallas empezamos un viaje para acabar volando con el mismísimo Astroboy. La banda está concentrada y tocan con energía frenética (aunque de forma mucho más acústica que en el original).

Enlazamos con “Vida Normal”, en uno de esos momentos de doble percusión que se repetirán en todo el show y que resultan espectaculares. En las pantallas, imágenes de tecnología obsoleta y publicidad añeja que acaba con la pirotecnia de “Observa los fuegos artificiales”, y la delicada y brevemente minimalista “Madre Ternura” (sin que falte la voz de Balbín presentándonos “La Clave” con esa sintonía tan inquietante, sí, esa que cuando la oíamos nos daba todo el bajón porque sabíamos que esa noche nos íbamos a perder el “Un, dos, tres”; aunque luego reconoceremos que algunas de las mejores películas que vimos en nuestra infancia son de aquellas noches de viernes…).

Termina la primera parte con “Adelante Bonaparte (I)” en todo su esplendor y con un Ricky Lavado pletórico y disfrutando de su batería como un enano. En serio, no he visto nunca a un músico tan feliz de hacer lo que hace…

Me voy a inventar un plan para escapar hacia adelante
Me voy a inventar un plan para escapar hacia adelante

Tras unos segundos de pausa dramática, entramos en la segunda parte (mi favorita): “Pasa de querer comerse el mundo a esconderse en una pequeña parcela”. Ya no hay lugar para la ternura de la infancia así que nos vamos despojando de la inocencia porque empieza la vida de verdad, esa de la que nos quisieron proteger y lo que consiguieron es que no estuviéramos preparados para ella…

Con Enric a la acústica y sus compañeros marcando el ritmo con palmas, arranca “Adelante Bonaparte (II)” para poco después meter la batería atronadora como un martillo neumático que contrasta con la dulzura de los coros. Para mí esta canción (las dos, en realidad) simboliza la necesidad de tener en la vida el coraje para hacer aquello que sea preciso para ser feliz, aunque cueste, aunque duela y le pese a quien le pese…

Aunque no lleguemos a ninguna parte
Sabes que esto es lo único importante

De nuevo las propias manos empiezan marcando el ritmo y, como en el original, el ukelele lleva el peso de “Cobarde Pecador”, mientras en las pantallas vemos unas imágenes tan siniestras como es la propia canción. Y siniestra porque trata sobre la inmovilidad que nos paraliza y nos coarta y nos impide ser aquello para lo que estamos llamados.

No me escuchas.
Y lo que es peor,
no te escuchas

Rooom (David Ruano)
Foto por David Ruano

Con “El Resplandor” vuelve la emoción profunda y no puede ser de otra manera con un temazo tan intenso y onírico y que empieza de esta forma tan demoledora:

Una vez al año
Algo me empuja a pensar en dejarlo todo
Otro desengaño más
Y me voy a lanzar al New Age
Y a tomar por culo

¿Habéis estado alguna vez en la casa de “El Resplandor” durmiendo con una hacha en el pecho? Pues yo sí. Y no es agradable. Se te quitan las ganas de volver a bajar la guardia…

Por cierto, para aquellos que en alguna ocasión sintáis que necesitáis cariño, respeto o atención, pasaos por la web de la banda y colaborad en su mapa sonoro. ¿Qué creíais, que os lo iba a ofrecer yo? No, no, como bien dice la canción “habrá que buscar en otro lugar”, aquí de momento no nos quedan hasta que nos llegue el próximo pedido…

“La hora del acuario” es otra canción minimalista y aparentemente dulce en su primera parte, pero que a mí me lleva a lugares demasiado nihilistas de vacío e irrealidad.

Ok. Si nada es nada,
nada vamos a perder.
Y al mirar atrás,
todo será un sueño.

En la segunda parte, esa guitarra acústica potente y el oleaje hacen que su mensaje me resulte contradictorio y desasosegante, como si fuera el canto de una sirena cuya misión no es otra que hacer que nos estrellemos contra las rocas:

Venid aquí que aquí se está bien.

Y así llegamos a “Moriréis todos los jóvenes”, que marca el inicio de la apoteosis de esta segunda parte… La canción empieza con una gran melancolía para ir sufriendo una progresión constante hasta llegar al delirio (ganas de bailar y saltar y gritar ese “Vayan Pasando”…), mientras la letra disecciona los diferentes roles que vamos acumulando y superponiendo como capas hasta dificultarnos el conocimiento de nuestra propia y auténtica personalidad. Hasta que nuestro yo íntimo y verdadero queda tan diluido que ya no se escucha su voz.

El niño de mi dice hola
La madre de mi dice no te acerques
El joven de mi no sabe donde ir
El peatón de mi es una hormiguita
El señor de mi dice a trabajar
El motor de mi solo quiere bailar

Me sorprendió especialmente la versión que hacen en directo de “Sálveme Quien Pueda”, mucho más épica y apocalíptica, operística. Brutal.

Llegamos a la tercera parte: “El corazón de B. despierta”, en la que se trata el amor y su reverso, la pareja. (Esto parece contradictorio, pero si lo pensáis un poco he dado en el puto clavo…).

“Cuando ella toca el piano” es una declaración de amor. No convencional, claro, son Standstill… En las pantallas un fuego de hoguera, el símbolo de aquello que podríamos estar contemplando siempre sin cansarnos y, por primera vez, podemos ver la cara de Enric, así que, yo que soy muy lista y vosotros que no sois tontos ;p, deducimos que esta canción es muy importante para él.

Continuamos con “Ayer soñé contigo”, tema de arreglos dulces que transmite muy bien esa pureza del amor, del de verdad.

Y llegamos a otra de mis favoritas: “Hay que parar”, en la que los xilófonos del original pierden protagonismo en el directo en favor de las baterías sincopadas y con un punto marcial. Toda la letra es maravillosamente ambigua y explícita a la vez (me contradigo de nuevo, sí, y albergo multitudes, me duele la boca de decirlo…), imposible que no te llegue porque ¿quién puede decir que no lo ha intentado, pero no puede parar?

Esta historia empieza en un final feliz.
Esta historia no tenía que ocurrir.
Dime que no es así.

Nos ponemos serios con la llegada de “El Elefante” y su tuba de ritmo circense. “La vida es como un elefante que sólo sabe ir hacia delante”, y cuando una pareja ha acumulado unos años de convivencia suelen quedar muy pocas alternativas: o romper o tener un hijo. La mayoría se decanta por lo segundo: es lo que tiene la continuidad de la especie (y la extinción del individuo como tal, aviso para navegantes).

“El Caminet” nos hace de breve interludio para llegar al final con “Canción sin fin (Epílogo)”. Se cierra el círculo que comenzara con “Todos de píe”, pero esta vez, por suerte, es un canto alegre por la llegada de una nueva vida. (Y sí, también es emocionante porque también tengo ese botón que me traslada de inmediato a aquella tarde de agosto en la que vi por primera vez ese “algo que respira, algo que me mira”. El que no sienta nunca esa sensación será un individuo como tal, pero estará incompleto de alguna manera, aviso para navegantes).

Y mientras repiten una y otra vez el estribillo (si podemos llamarlo así ya que las canciones de “Adelante Bonaparte” no suelen tener una estructura clásica) vuelvo a tener la sensación que me ha acompañado en varios momentos durante el espectáculo de haberme colado en el local de ensayo de un grupo que disfruta con lo que hace, sin mayores pretensiones que el mero placer de tocar juntos. De hacer música. Les envidio profundamente.

La vida es domingo, canción sin fin
Noche de estrellas, y un rato en el jardín
Dije para mi.. allí
Y esa fue la bienvenida.

Cuando por fin termina, la ovación es clamorosa. Varios minutos de aplausos de píe para estos señores a los que ya les tengo mucho que agradecer. Ha sido un pedazo de experiencia que recomiendo a todos aquellos que estén dispuestos a abrir su alma y dejar que les inunde todo aquello que, por lo general, ocultamos. Aunque sea por un par de horas merecerá la pena.

Tengo unas ganas terribles de poder disfrutar de las imágenes que JmRod ha grabado durante estas sesiones tan especiales para poder rememorar como es debido todas las sensaciones y placeres sentidos.

Y ansío ver a Standstill en un concierto más convencional donde poder cantar, saltar, bailar y sentir (de otra manera), su música.

Ahora a por “Viva la Guerra” y “1, 2, 3… Standstill”. Ya me estoy frotando las manos.

Si os apetece leer mis impresiones de la primera escucha de Adelante Bonaparte, haced click aquí.

Adelante Bonaparte (Standstill)

adelantebonaparteportada

Se podría pensar que es imperdonable que no le haya prestado hasta ahora a Standstill la atención que merecen (sobre todo teniendo en cuenta que uno de mis colegas de más antiguo es fan acérrimo y el realizador del documental “1, 2, 3… Standstill”). Pero, como cada vez estoy más convencida de que las cosas son como son porque así deben ser y que lo que sucede, nos guste o no, es lo que conviene, entiendo que hasta ahora no estaba preparada, sino intelectualmente, a nivel emocional para aprehender (y nunca he sido más consciente de esa “h”) la intención en la obra de estos catalanes.

Desde los primeros compases de “Todos de píe (Prefacio)” es como si se hubiera abierto una espita que estaba atascada (y sabe Dios –y vosotros- que yo no soy de las que se guardan nada…) y se hubiera liberado un torrente imparable de emoción, lágrimas y carne de gallina que estremece. Y no parar de preguntarte por qué Enric Montefusco dice tus frases. Pero no esas frases que dices por decir, no. Tus frases importantes. Las que definen TU VIDA de AQUÍ y AHORA. Las que duelen y asustan.

Prácticamente no había escuchado nada de Standstill hasta esta mañana, así que soy una virgen conversa. Me consta que han sufrido una gran evolución desde el hardcore hasta este, no sé ni cómo llamarlo, ¿pop-rock conceptual? Qué gilipollez, la palabra pop suena ofensiva en este caso. Tiene más del clasicismo de René Aubry o la experimentación de Pink Floyd, a veces minimalista, otras teatralmente orquestado, pero siempre muy cinematográfico…

Standstill

Me niego a etiquetar alto tan puro, tan grandioso. Algo que trasciende la propia música (que es puro sentimiento y verdad en cada arpegio) o las letras (pullas hirientes, mantras reconfortantes, llamadas de auxilio, enigmas que se autoresuelven). Un triple álbum circular que empieza con una muerte y acaba con una nueva vida. Y todo lo que hay en medio es lo que somos. Ahora sé que no se pueden escuchar “temas” de Standstill. Se ha de escuchar cada álbum como un todo y de principio a fin, y éste especialmente.

Sorprende y reconforta escuchar algo tan revelador, inspirador, que ha empatizado contigo desde antes de conocerte. No tengo palabras. Menos mal.

Standstill van a presentar su espectáculo audiovisual “Rooom” en el Circulo de Bellas Artes de Madrid esta noche, mañana y pasado mañana. Yo el miércoles estaré allí y os contaré esa experiencia que ya intuyo intensamente catártica.

Aunque me parezca como mostraros la mano amputada del David de Miguel Ángel, no me resisto a dejaros este video con un maravilloso fragmento de esta obra compleja y profunda. Escuchadlo con cariño, hacedlo por mí…